viernes, 28 de diciembre de 2018

BELLEZA de HUBERT y KERACOET COMIC

Belleza de Kerascoet y Hubert comic fábula hadas
Astiberri, 2018.
162 páginas, 25 euros


LA MIRADA DE LOS OTROS


No deberían de dejar escapar esta extraña obra. Es una fábula para adultos servida con un dibujo casi infantil de engañosa apariencia, que revela crueles verdades sobre la naturaleza voraz del deseo.


Como todo buen cuento empieza con una enseñanza. Hedionda, una pescadera que está harta de ser maltratada por su fealdad, solicita a un hada que la vuelva hermosa. Su petición es concedida de manera paradójica: no adquiere belleza pero sí resulta increíblemente guapa a los ojos de los demás. Esto provoca una innumerable sucesión de problemas. El deseo es contagioso e incendiario. Pronto la desvalida protagonista debe abandonar su casa para refugiarse en los brazos de quien puede protegerla, su señor feudal.

Pero el guión no abandona las sendas clásicas así que Hedionda no se vuelve sabia con la misma rapidez con la que ha conseguido su peligroso atractivo. Muy al contrario, su nuevo poder dispara los peores aspectos de su personalidad. Se comporta de forma mezquina y arrogante y pronto el noble es poco para ella. Salta a la corte donde por un lado los problemas se multiplican y por el otro conocemos a nuevos personajes, entre quienes destaca la hermana del rey. Es la única que parece tener algo de sensatez entre un océano de imbéciles. Pero nadie le hace caso, no es bonita y no está interesada en los hombres.

Belleza de Kerascoet y Hubert comic fábula hadas
A pesar de toda la atención que despierta, Hedionda no es feliz. Tampoco quienes la rodean. El rey enferma de celos, cuando tiene un niño sospecha que no es suyo, inflamado por el deseo otro monarca le declara la guerra… En fin, que la hermosura acaba siendo un auténtico imán para un cúmulo de desgracias que se suceden a un ritmo trepidante. Curiosamente, una de las víctimas de ese amor no correspondido, el primer noble que acoge a Hedionda, recorre su propio camino de mejora y maduración, que acaba llevándole a establecer una relación con la intrépida y lista hermana del rey.

Pero salvo esta excepción el libro plantea una crítica radical hacia la belleza y la fascinación que provoca. Nada bueno puede salir de esa absoluta adoración que despierta un personaje vacío cuyo única (y aparente) virtud es su atractivo exterior. Pero el argumento no se detiene en reflexiones pedagógicas.

Notamos que esa guapura superficial es peligrosa y dañina mientras suceden un montón de cosas, sin descanso. Hay celos, asesinatos, guerras, nacimientos, envidias y risas. Y hasta se nos cuenta una historia sobre las hadas y sus trifulcas. La narración no ofrece un descanso al lector, que agradece la voluntad épica de un divertimento que sin perder su ligereza consigue construir todo un elenco de personajes muy convincente.



Sumen a esto un dibujo, firmado por una pareja de artistas, de lo más agradable. Su sencillez es engañosa. Sacan un excelente partido de la segunda tinta plana, como puede apreciarse sobre todo en algunos paisajes. Los personajes, que son muchos, se distinguen con facilidad. Resuelven con limpieza los constantes saltos de la fealdad real de Hedionda a la imagen que los demás tienen de ella. La ambientación es sólida y discreta, pasamos de los pueblos más miserables a magníficos palacios con naturalidad. En fin, todo es expresivo y bonito y no se puede pedir más de la parte gráfica.

No es un tebeo para niños. Es una parábola pensada para lectores adultos que puedan disfrutar con las reacciones y contradicciones que la maldición de la belleza provoca.




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viernes, 21 de diciembre de 2018

EL PRÍNCIPE Y LA MODISTA de JEN WANG

"El príncipe y la modista" de Jen Wang, comic editado por Sapristi
Sapristi, 2018.
284 páginas, 17,90 euros


PRÍNCIPE Y PRINCESA


Jen Wang, dibujante afincada en Los Angeles, firma un cuento con grafismo de película de Disney pero que esconde tras sus amables acabados uno de los guiones más brillantes que he leído en mucho tiempo.


Todo es sorprendente en esta novela gráfica. Empezando por el dibujo, que es tan encantador como expresivo. Las fuentes clásicas de las que bebe saltan a la vista, con citas no solo al mundo de la animación sino a los grafismos de ese fin de siglo en el que transcurre la acción. Pero al mismo tiempo se nota que han sido asimiladas e integradas en un estilo propio, personal y muy efectivo en el que destacan una perfecta línea de contorno y un color cálido y embriagador. Sumen a eso una narrativa arrolladora y una estructura de página abierta y cambiante.

Todo es luminoso y bonito, cada centímetro está resuelto con primor y dedicación, sin perder frescura y sin que nada en el delicioso dibujo estorbe a la narración. Pero si la parte gráfica no defrauda las expectativas creadas al hojear el volumen, las verdaderas sorpresas se encuentran en el terreno argumental.
La dulce carcasa esconde profundidades insospechadas, un cuento de hadas moderno, adulto y que pone en el centro de lo narrado la movediza identidad sexual de los protagonistas. Sumen a eso una segunda línea de interés de carácter aparentemente más tradicional: la historia del desclasamiento, del ascenso social de la modista del título. Pero incluso a eso Jen Wang sabe cómo darle la vuelta.


"El príncipe y la modista" de Jen Wang, comic editado por Sapristi
El título nos remite al clásico de la Monroe, “El príncipe y la corista”, aunque en realidad quizás tenga más que ver con “Príncipe y mendigo”. O con ninguno de los dos.

Como fuera, la autora desvela pronto sus intenciones. Se nos cuenta la historia de Frances, una modistilla a la que se brinda la oportunidad de salir del taller donde es explotada, para ir a crear modelos para un misterioso cliente. Ella cree que va a trabajar para una princesa cuando descubre que en realidad se trata de un príncipe.

A partir de esa primera sorpresa descubrimos que el relato no cede a la tentación de la farsa o de la reivindicación sexual. El protagonista no es exactamente un gay, tan solo le gusta travestirse de vez en cuando. Pero por supuesto eso resulta inaceptable para un miembro de la familia real. Si la figura del príncipe Sebastian está llena de matices, no todos divertidos, Wang se preocupa por no descuidar a su modista.
Nos mostrará no solo su crecimiento profesional y creativo, también sentimental y emocional. No se detiene solo en las tradicionales barreras de clase sino también en las aspiraciones creativas de Frances, que ella misma debe descubrir, y en la compleja psicología del príncipe, que es al tiempo hombre y mujer, lo que dificulta un posible acercamiento afectivo.

A pesar de su ambiente decimonónico, esta novela gráfica es rematadamente moderna. Como en el Moulin Rouge de Baz Luhrmann, el París de Lautrec y Riviere se emplea como telón de fondo de preocupaciones más actuales.

Frente a una sociedad donde los roles sexuales se remarcan hasta la saturación visual, la obra reflexiona sobre el papel de la ropa a la hora de definirnos, cómo nuestras elecciones determinan la mirada de los otros. Y cómo es posible jugar con esos roles, casi a voluntad. Es muy complicado el tono que se mantiene a lo largo de toda la narración, oscilando entre la comedia sentimental y el más puro drama. Hay que ser realmente bueno para manipular materiales tan delicados sin bajar el listón ni perder la atención del lector.

Es un verdadero festín que no deberían perderse.

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viernes, 14 de diciembre de 2018

TOM WOLFE - EL REINO DEL LENGUAJE - RIP

Tom Wolfe El periodismo canalla y otros artículos - RIP obras

EL TRAJE INVISIBLE DEL REY

Las noticias que llegaban sobre el último libro de Wolfe eran alarmantes. Que si negaba la Teoría de la evolución y abrazaba el creacionismo, que si se atrevía a criticar a Chomsky… 

Ahora que se ha traducido comprobamos la buena forma que el autor mantuvo hasta el fin de sus días.


Sus libros se presentaban con portadas de grafismos suaves en la onda de Milton Glaser, eran tan “pop” como sus temas: hippies, movimientos alternativos, surf, tuneo de coches, panteras negras...
Glosó las vidas de gurús y abanderados como Kesey, McLuhan o Hall. Siempre estuvo a la última. Sus libros sobre arte moderno o arquitectura contemporánea ofrecían la mirada del no especialista, lo que muchos pensaban pero nadie osaba poner por escrito. Él sí.

Tom Wolfe - Lo que hay que tener - Editorial anagrama  rip
Sus ensayos no brindaban excusas intelectuales para abandonarse al desenfreno juvenil y las actividades antisistema. Al contrario: nos golpeaba con sentido común poniéndonos en guardia contra la pedantería y la pretenciosidad. Admiraba a los que hacían algo, ya fuera reformar su coche o diseñar hoteles de lujo. Y despreciaba a los que se tiraban el rollo, a quienes pretendían imponer su voz, ocultando apenas su voluntad despótica.

El alegato siempre venía servido con humor. Podía denunciar los excesos de los Panteras Negras, pero lo hacía en el contexto de una cena de alta sociedad, con Preminger discutiendo con los musulmanes negros sus planes para aniquilar a los judíos. El Wolfe periodista era arrollador, sin término medio: a un lado los hacedores, los héroes que conforman nuestra realidad, al otro los farsantes, necios cargados de indignación moral.

La hoguera de las vanidades - Tom Wolfe - Editorial Anagrama - RIP escritorTodos estos asuntos saltaron con naturalidad a sus cuatro novelas. La primera contó con una adaptación al cine, “La hoguera de las vanidades”. Aunque al escritor no le interesó la película afirmó que solo el cine seguía intentando explicar el mundo que nos rodea.

Si la literatura había dejado de atraer a las masas era porque se había vuelto autocomplaciente, prescindiendo de la investigación y la ardua documentación necesarias para construir obras a la altura de Zola o Balzac. No era su caso. Su conocimiento profundo de los temas que abordaba le permitió dibujar escenarios trufados de intereses contrapuestos, con tribus que anidaban en barrios e instituciones, debatiéndose por afianzar su poder.

Sus libros están llenos de gente que triunfaba de una forma u otra (“¡Soy el máster del universo!”). Fuertes o listos o guapos o ricos o lo que sea. Luego podían caer y pasar las de Caín, pero sus descripciones de cómo los vencedores, los triunfadores, veían el mundo eran embriagadoras.

Al lado de esos pequeños césares se situaba todo el trapicheo y la corrupción de las calles, esos “bancos de favores”, esas mafias que se instalaban en la policía, los juzgados o el mundo del arte. No miraba los asuntos desde las alturas sino desde dentro, borracho de información y detalles. Como periodista, le costaba dar por terminadas sus historias. Sus novelas seguían y seguían y no parecían acabar jamás. Carecían de un final a la altura de lo narrado.

La misma sensación producía Todo un hombre”, su segunda novela. En ella destacaban dos pasajes de nuevo espléndidamente periodísticos: el del refrigerador y el de la cárcel, con su secuencia nocturna llena de gemidos y poluciones, tan sórdida como fascinante.

       

Tom Wolfe Charlotte Simmons - novela RIP
Sus problemas con los finales se mitigaron en Soy Charlotte Simmons”, ambientada en la universidad. Un alegato salvaje contra la corrección política y otras memeces académicas. Atención al recorrido vital de la virginal protagonista y al incierto héroe que acababa siendo su novio.

Con Wolfe las cosas nunca eran del todo como parecían. “Bloody Miami”, por último, era una lúcida descripción de las guerras raciales en Miami, con cubanos, afroamericanos y haitianos luchando por imponer sus puntos de vista frente al retroceso de los anglos. Por el camino aprovechaba para hablar de pornografía y disparar algunos tiros contra los expertos en arte moderno. Era un trabajo dinámico y divertido. Sus personajes no solo ambicionaban poder o dinero, también recompensas sexuales.

Siempre atento a la realidad, podía ver las señales sexuales que se encendían a su alrededor, cada vez con mayor descaro. Y así aparecían en sus novelas, entre onomatopeyas y letras de rap. Hasta se inventó una página web: withonehand.com.

Tom Wolfe El reino del lenguaje, edita Anagrama  obituario obras182 páginas, 17 euros
Anagrama, 2018.

Su ensayo “El reino del lenguaje, lo devolvió al centro de la polémica. Empezaba con la teoría de la evolución, criticando la voluntad de muchos científicos, incluyendo al propio Darwin, de convertirla en una Teoría del Todo. Afirmaba que si muchos fenómenos podían explicarse en el ámbito de la evolución, otros no.

Luego llegaba el turno de Chomsky, que consideraba el lenguaje como una manifestación más de la evolución. Para discutir este punto Wolfe se apoyaba en los descubrimientos de Daniel L. Everett, un lingüista que se había pasado años en la selva estudiando una oscura lengua, el pirahá. No desvelaré toda la historia, que es apasionante, pero los pasajes que como lector se disfrutan más son aquellos en los que se enumeran las andanzas del investigador en la selva amazónica, luchando con arañas, serpientes y los propios nativos, con su mujer al borde de la muerte por unas fiebres, frente a la cómoda vida de Chomsky. Uno está con los pies hundidos en el barro, el otro en las moquetas universitarias. Ya pueden suponer de parte de quién está el autor.

Lo que nos describe es un mundo académico dominado por una casta que no permite discrepancias y que hará todo lo posible por arruinar la carrera de Everett, llegando a acusarlo de “racismo”. La parte en que invitan a Chomsky a que viaje a la selva para comprobar cómo es en realidad una comuna anarquista es tronchante.

Se estará o no de acuerdo con sus conclusiones sobre el lenguaje y la mnemotécnica, pero no se puede dejar de disfrutar con su ironía y su capacidad para desvelar las mentiras de los poderosos. Muerto Wolfe, ¿quién gritará ahora “¡el rey está desnudo!”?

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viernes, 7 de diciembre de 2018

REY CARBÓN de MAX

Rey Carbón de Max, Ediciones La Cúpula
Ediciones La Cúpula, 2018.
160 páginas, 16,90 euros


¡SOY MINERO!


Nueva entrega de Max, en la línea de sus últimas obras. En este caso la excusa para sus devaneos gráficos es un viejo cuento griego sobre el origen de la pintura.


Me llama la atención que haya coincidido en su título con el elegido por un creador que se encuentra en sus antípodas. Mark Schultz llevaba años publicando recopilatorios con sus pulidos dibujos en Flesk bajo el prosaico rótulo de “Dibujos varios”. Cuando llegó al quinto volumen decidió cambiar y optó por “Carbón”.

Lo explicaba recordando que era el elemento que formaba parte de muchas de sus herramientas, tinta, lápiz, carboncillo… Si es negro, seguramente llevará carbón.

Carbon Mark Schultz - Flesk
Además, es el componente clave de la vida sobre la tierra, lo que lo mantiene todo unido ¡Y además es un nombre muy chulo! El material que Schultz agrupa en “Carbon” no podría ser más lejano al que encontramos en el “Rey Carbón” de Max. El primero es clásico y realista, el segundo poético y despojado.

Uno nos transporta a los mundos de la aventura y los grandes relatos, el otro a un desierto helado donde reina el ascetismo y el dibujo se conforma con ser, sin necesidad de contar. Curiosamente ambos fabrican esos universos tan enfrentados con materiales similares: el grafito, la tinta y sus huellas sobre el papel.

El cuento que Max emplea en el centro de su obra ha sido comentado y citado por numerosos autores, es una de las fábulas más populares sobre el inicio del arte. En una publicación denominada Comercial de la pintura el brillante Ángel González (el poeta no, el otro) le dedicaba un artículo titulado “A propósito de algunos cuentos sobre pintura entre los antiguos” (1984). En él pasaba revista no solo a la versión de la que parte Max sino a cuentos similares y hasta a atribuciones diversas de la misma historia.

El rey carbón de Max, Ediciones La Cúpula - comic
Se consideraba que aquella despedida entre los amantes era el origen no del dibujo sino de la cerámica. Y que lo que había hecho ella era modelar a su amor en lugar de trazar su retrato sobre la pared. González también citaba una de las interpretaciones más famosas de un cuento similar, el de las tres líneas a cargo de Gombrich. Como saben esa historia se consideraba una alusión a la destreza, al virtuosismo, hasta que el historiador del arte lo relacionó con los secretos de los pintores para crear la ilusión de volumen. Tendríamos la sombra, la zona de luz y la tercera línea sería el brillo, la parte cegadora. Luego González pasaba a reflexionar sobre el concepto y el trazo, la línea y el diseño y todos esos matices que suelen manejarse en el mundo del dibujo. Concluía con un apunte sobre la luz y la sombra aplicado a la moralidad. La línea correcta separaría lo bueno de lo malo. Zip!

Hay algo de todo eso en el “Rey Carbón”. Vuelve a aparecer la urraca que ha acompañado los últimos trabajos del dibujante, una especie de yeti blanco y narigudo y otro personaje negro. La línea se estiliza hasta la perfección en los contornos y se duplica con insistencia en tramas muy regulares. Hacia el final ya nada queda del argumento.

El autor se deja ir y los rallados invaden las planchas sin intención narrativa alguna, tan solo dibujos hablando con dibujos. Hay una transformación en la que se nos recuerda la importante presencia del carbón en las modernas revoluciones industriales, pero al fin y al cabo todo son trazos en la pared, parece decir Max. Creo que tras muchos años transitando los mundos del cómic y la ilustración el autor ha decidido que lo que le gusta es acumular dibujos. Si luego esos conjuntos de imágenes fascinantes acaban construyendo una narración coherente bien. Y si no, también.



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viernes, 30 de noviembre de 2018

STAN LEE, MUERTE DE UN VENDEDOR - RIP

Amazing fantastic incredible Stan Lee RIP

El pasado 12 de noviembre fallecía Stan Lee, una de las personalidades más populares de la industria del comic. También una de las más controvertidas.

Cuando se hablaba con creadores que lo habían tratado, las respuestas eran habitualmente extremas. O lo adoraban o lo detestaban. Como se sabe, antes de ser reconocido por aparecer unos segundos en todas las películas del Universo Marvel y en series como The Big Bang Theory, aquel señor tan simpático de gafas oscuras y bigotillo había dirigido una editorial. Allí creó a muchos de los superhéroes que ahora pueblan las salas de cine. A finales de los setenta se trasladó de Nueva York a Los Ángeles con la convicción de que sus personajes tenían un futuro prometedor en el mundo del celuloide.


Su biografía oficial plantea una extraña paradoja. Tras entrar como chico para todo en Marvel-Timely, Lee fue escalando puestos como guionista y acabó convertido en director editorial. El interés por los superhéroes, populares años atrás, se había desplazado hacia otros géneros, del terror a los crímenes o el western.

La industria todavía estaba intentando recuperarse del mazazo que había supuesto la instauración a mediados de los cincuenta del Comics Code. Lee y el equipo de creadores que participaban en la editorial experimentaron todas las fórmulas posibles, intentando dar con algo para recuperar a un público cada vez más enganchado a la televisión. Jack Kirby, que había creado al Capitán América con anterioridad, firmó con Lee el primer episodio de la serie que abriría las puertas a toda una nueva era: Los Cuatro Fantásticos.

Comic Stan Lee Comic DEP
Al principio no se diferenciaban mucho de otras historias de monstruos que habían facturado aquellos años. Pero los lectores lo convirtieron en un rotundo éxito. Sobre todo por algo que luego se convirtió en un tópico: la idea de “héroes con pies de barro”. Lee hizo de esa premisa su slogan. Los héroes de Marvel no serían aquellos semidioses de la competencia, con Superman a la cabeza. Al contrario, tendrían debilidades y contradicciones, permitiendo que los lectores se identificasen con ellos. Al menos en teoría.

Es en este punto donde los relatos dejan de coincidir. La tremenda popularidad que Lee consiguió obedece a su carisma personal, a la simpatía con que trataba a cualquiera que estuviera interesado en su obra. Casi desde el principio entendió el poder de los fans y los mimó, viajando a convenciones y universidades y siempre trató de prestigiar y popularizar el medio en el que trabajaba. Entre sus colaboradores suscitó no pocas simpatías.

Roy Thomas, que se hizo cargo de los guiones de algunas de sus series, se refería a él como una persona con una gran intuición que resolvía problemas creativos con golpes de genio. Cuando Thomas lanzó la colección de Conan, que acabaría siendo uno de los grandes éxitos de la editorial, descubrió que los primeros números no vendían lo esperado. Se lo comentó a Lee que le respondió: “Quita los animales de las portadas”. Así lo hicieron y milagrosamente las ventas se dispararon.

Son muchos los dibujantes que explican cómo Lee les dio su primera oportunidad y lo mucho que le deben. Prácticamente fue él quien levantó la actual amalgama de cine y viñetas, nadie más supuso que aquellas historias con tipos con los calzoncillos por fuera pudieran funcionar. Él sí. Creyó en su producto y sobrevivió a todos los proyectos abortados sin perder la cabeza en Hollywood.

Si sus capacidades como vendedor son innegables, la cosa se complica cuando descendemos a los terrenos creativos. Hay un dato innegable: después de parir ese universo superheróico Lee apenas hizo nada más. Participó en muchas series pero resulta difícil recordar ninguno de sus guiones. Cuando se publicó su biografía en viñetas daba la sensación de que su principal ocupación en los últimos treinta años era… ¡ser reconocido! Presume de haberle dado la mano a Clinton, a Bush, a Spielberg… Pero en realidad ¿dónde están esas grandes historias escritas por él?


Stan Lee Comics Journal
Para algunos creadores era el mal absoluto, la perfecta representación de todos los editores aprovechados, vampiros de ideas ajenas que sin hacer nada acaparaban derechos y pasta. La expresión más directa de esta idea la ofreció Dan Clowes en “Pussey!”, que parodiaba con dureza la relación entre Kirby y Lee. Kirby se largó de Marvel harto de que sus creaciones no fueran suyas sino propiedad de la compañía. Lo mismo hizo Wood y por supuesto Ditko. Buscema contó cómo eran los guiones de Lee, apenas unas frases alrededor de las cuales los dibujantes debían construir todo un conjunto de páginas a las que luego se añadían los diálogos. No olvidaré el énfasis con que repetía “¡Quince minutos! En quince minutos me soltaba de qué iba la historia y yo me las tenía que apañar ¿Cómo voy a respetar eso?”.

En junio de este año moría Ditko. Lee, conocido como “padre de Spider-Man” se aseguró de incluir en su biografía una plancha de la primera historia del personaje, con su popular traje de telarañas. Pero en realidad nadie ha visto aquellas páginas desde que Kirby las dibujó. Lee repitió que no le gustó aquella versión, que quería un Spider-Man más humano y que por eso se lo pasó a Ditko. En realidad se suponía que lo iba a entintar. Pero antes le comentó a Lee que aquello se parecía mucho a The Fly. Así que aquella versión no se publicó y fue entonces cuando el encargo cambió de manos. Ditko inventó el uniforme actual, que no estaba en las páginas de Kirby. Y añadió otros elementos arácnidos. Escribió y dibujó la serie solo durante años, algo que el propio Lee reconoció en una entrevista.

Supongo que la controversia continuará. Lee fue una figura necesaria, que jugó un papel importante atrayendo a masas de lectores hacia el comic, un genio de la autopromoción que sin duda utilizó y explotó a algunos de sus colaboradores, firmando trabajos en los que apenas había intervenido. Al final tendremos que leer Hulk como un autorretrato: tras la fachada del tímido hombrecillo con gafas se escondía una fuerza destructiva de color verde. Échenle la culpa a los rayos gamma.

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viernes, 23 de noviembre de 2018

JANE de ALINE BROSH y RAMÓN K. PÉREZ

Jane adaptacion al comic de Aline Brosh y Ramon k. Perez edita Panini Charlotte Bronte
Panini Comics, 2018.
224 páginas, 22 euros


MOHÍNES Y CARANTOÑAS


La traslación de una obra literaria a otro medio, en este caso el cómic, es siempre una operación de riesgo. No se espera tanto una adecuada traducción como una nueva creación, una pieza diferente y con sentido propio.


Así que si esta Jane Eyre ambientada en el Nueva York actual no me funciona, no es tanto por su infidelidad al original de Charlotte Brontë sino por su incapacidad para llegar a algún nuevo destino interesante.

Desde la primera secuencia se nos advierte de que la atmósfera y el tono del relato van a ser muy diferentes, pero lamentablemente perdemos el opresivo ambiente gótico original y no acabo de ver qué ganamos a cambio.

Recuerdo una adaptación televisiva de mi infancia en la que primaba un enfoque casi de película de terror, con el misterioso personaje de la habitación secreta paseándose por la noche y dándole sustos a la protagonista. En sucesivas revisiones de la obra pude disfrutar con las sutiles relaciones entre la heroína y su patrón, las dificultades que debían sortear y los cambios que se producían en ambos. Lo que aquí se nos ofrece es algo bastante más pedestre.

Es cierto que el dibujo es encantador y el color muy bonito y agradable. De hecho se percibe una preocupación por la puesta en escena poco habitual. El dibujante juega con la distribución de las viñetas en la página, fracciona las secuencias, emplea los zooms y todo tipo de recursos visuales con un entusiasmo loable. Pero su trabajo tiene una carencia insalvable. No ajusta bien las expresiones de sus personajes.
Jane adaptacion al comic de Aline Brosh y Ramon k. Perez edita Panini Charlotte Bronte
Así que la prota nos ofrece todo un repertorio de gestos propios de una becaria descontrolada con demasiadas horas del Actors Studio encima: me muerdo el labio inferior, me toco el pelazo, pongo morretes, frunzo el ceño, etc.

Mientras que él se mantiene en su actitud de tipo-inaccesible-con-un-gran-misterio-que-ocultar. Más Stanislavski, con mucha mirada hacia abajo. En fin, un horror.

El argumento no consigue construir dos protagonistas interesantes, así que a la falta de garra de la escritura se superponen unas interpretaciones desentonadas, a veces exageradas y otras contenidas en exceso, hasta lo incomprensible.

Se nos informa de que la guionista es la responsable de otra adaptación, la de El diablo viste de Prada y que ha participado en otros films y series de televisión. Esta novela gráfica tiene algo de ficción televisiva, con secundarios imprescindibles como el compañero de piso gay o el guardaespaldas afroamericano rudo-pero-simpático.

Al final todo nos devuelve a Pretty Woman o a Hombres y mujeres y viceversa. El fornido y adinerado protagonista se enamora perdidamente de la irresistible chica y su sedosa cabellera. Ella se ocupará de cuidar de la niña del ricacho, que ni siquiera ha enterrado del todo a su anterior esposa. Para engrasar la trama y que los aspectos más chirriantes del decimonónico original no den el cante, se añaden elementos del thriller, mafiosos y pistolas.

También la dimensión artística de la heroína, demostrando así que no es una cabeza de chorlito sin pizca de materia gris. Pero todo acaba siendo demasiado mono y encantador para resultar creíble. Que ella pinte en sus ratos libres no tiene apenas importancia al lado de su carisma, de lo maravillosa que es y de lo bien peinada que va. Supongo que si es usted un fan de Sexo en Nueva York a lo mejor le encuentra el punto a esta historia, yo desde luego no lo consigo, me deja completamente frío, a pesar de los incendios y las abrasadoras pasiones.



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viernes, 16 de noviembre de 2018

ESTAMOS TODAS BIEN de PENYAS

Ana Penyas - Estamos todas bien, edita Salamandra
Ediciones Salamandra, 2017.
112 páginas, 16,15 euros


ABUELAS Y NIETAS

En 2017 Ana Penyas ganaba el premio de cómic de la FNAC con esta obra. Luego el de autora revelación en el Salón de Barcelona de 2018. Y ahora el Premio Nacional de Cómic.



Debo confesar que llevaba un año topándome con su libro y que cada vez que lo hojeaba volvía a depositarlo en la alacena de la librería. Pero con esto del Nacional me he visto obligado a adquirirlo, con la sensación de “nunca consigo leer lo que realmente mola”. Tras repasar las reseñas que se han escrito sobre esta obra, comenzando con la argumentación del jurado, me preparo para endilgarme algo realmente sobresaliente, tanto en el plano formal como en el de los contenidos.

Tratándose de una ilustradora, cabía esperar un especial interés del apartado gráfico. A mí me ha recordado a aquella serie que aparecía en Trinca, “Una escuela en la torre de los contrabandistas”. Creo que fue la primera vez que me enfrenté a un dibujo “infantil”. Hasta entonces yo entendía que los comics se dividían entre los humorísticos a lo Ibáñez o Uderzo, y los realistas, a lo Giraud o Víctor de la Fuente. Pero con aquella saga y las de Calatayud (¿recuerdan “Peter Petrake”?) comprendí que había muchas otras posibilidades.

Ya entonces se vendían aquellos tratamientos alternativos como lo más. Con el paso de los años hemos asistido a la aparición de diversas variantes de Cesc, Steinberg, Grosz y similares. Todos muy respetables pero hace ya mucho que clásicos, en absoluto “modernos”. Así que el dibujo temblón, feísta de Ana Penyas me parece muy respetable y personal, pero también visto, reconozco la fórmula y no me impresiona. La supuesta mezcla de recursos tomados de otros medios no la veo por ninguna parte. Sí un relato que avanza con dificultad, que se detiene en exceso en las impresiones, en las sensaciones, pero que renquea cuando se trata de narrar algo de forma secuencial. Y que se remata con una abultada presencia de textos en el tramo final.
Ana Penyas - Estamos todas bien, edita Salamandra comic abuelas nietas
En pocas palabras, me ha parecido bastante plomizo. Alguien dirá que esa recuperación sentimental de la memoria (palabra fetiche donde las haya) no se presta a una narrativa espectacular, sino que se prima lo sentimental frente a la acción convencional. Yo lo dudo mucho. Estamos cansados de leer novelas gráficas con relatos autobiográficos más interesantes. Este año sin ir más lejos el fenomenal “Nieve en los bolsillos” de Kim. Que ya era mejor que el trabajo que realizó con Altarriba y que sí le valió el nacional. Y es, en mi humilde opinión, un tebeo que durará mucho más que este “Todas estamos bien”.

También se podría argumentar que es muy difícil crear una obra con abuelas, señoras mayores con sus despistes y enfermedades. Y es cierto pero resulta que en ese terreno contamos con una obra maestra, firmada por la dibujante americana Roz Chast. Me refiero a la extraordinaria “¿Podemos hablar de algo más agradable?” que Reservoir Books publicó en 2015. Contaba su experiencia como hija obligada a cuidar a sus padres al final de sus días. No se ahorraba ningún detalle. El resultado era una obra tan demoledora como realista, un trabajo verdaderamente duro, emocional y rotundo. A su lado esto no deja de ser un apunte, un capricho.

Mientras, Daniel Torres, sin duda el mejor dibujante de comic español en activo, sigue sin captar la atención del jurado nacional. Ya pasaron por alto su monumental “La casa” en 2015, su “Roco Vargas. Júpiter” en 2017. Y “Picasso en la guerra civil” este año. Ya comenté en su momento que me parecía irregular. Pero solo por su ambición y por las partes que funcionan ya vale bastante más que el trabajo de Ana Penyas. Obviamente, hay gente que no opina lo mismo.

     
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viernes, 9 de noviembre de 2018

BAJO EL CIELO ROJO DE MARTE de AENEAS Y PUJADAS

Bajo el cielo rojo de Marte de Gonzalo Aeneas y Enric Pujadas, edita Apache libros
Apache libros, 2018.
19,90 euros


REVOLUCIÓN EN MARTE
El año pasado Gonzalo Aeneas y Enric Pujadas ganaban el Art Jove de Cómic. 

Ahora, de acuerdo a las bases del premio, han convertido su proyecto en una realidad, un álbum publicado con el patrocinio del IEB.


Bajo el cielo rojo de Marte cuenta con un sugerente título y una buena portada que anuncia lo que encontraremos en el interior. Una gama de colores que alude a esos cielos anaranjados y a esos paisajes rojizos que asociamos con el planeta más veneciano. También una actitud en el personaje central que insinúa los aires manga que invaden las páginas.

Para los lectores de cómic siempre es una alegría volver a Marte. John Carter y sus compañeros del ciclo de Burroughs tuvieron sus adaptaciones a las viñetas, pero no son muy conocidas por aquí. Estamos más familiarizados con el afortunado paseo del Flash Gordon de Dan Barry por el planeta rojo. También con el de Jeff Hawke, la maravillosa tira de ciencia-ficción del británico Sidney Jordan. En la actualidad apenas queda ya nadie que suponga que los canales marcianos escondan alguna misteriosa forma de vida. Sin llegar al ascético realismo del excelente “Marciano” de Ridley Scott, en el terreno del fantástico fue Verhoeven el que marcó nuestra idea de Marte para los próximos años. El “Desafío Total” de Schwarzenegger (rechace imitaciones) se apoyaba levemente en un cuento de Philip K. Dick. Pero sobre todo describía una sociedad marciana explotada, mestiza y muy convincente. Y creo que es ese contexto el que sirve de punto de partida para este álbum. La ambientación no se parece, cambia el atrezzo inclinando los fondos y vestuarios más hacia la Nausicaa de Miyazaki. También noto algunas gotas de western y un leve toque Mad Max. Pero lo que cuenta es que una vez establecida la premisa de la historia, todo el planteamiento es bastante original.

Bajo el cielo rojo de Marte de Gonzalo Aeneas y Enric Pujadas, edita Apache libros
Y lo es aun más en el actual contexto del comic español. Hemos vuelto a un realismo casi obligatorio, una situación que es cíclica en nuestro mercado. Cada cierto tiempo alguien decreta que los cómics de género no son serios, son “evasión para las masas”. Y que lo que toca es ser realista y denunciar los excesos del capitalismo, el patriarcado o lo que mole esa temporada.
Así que llevamos unos cuantos años bastante deprimentes. Puede ser que de vez en cuando surja una autobiografía interesante. Pero en general el panorama es tan repetitivo como poco estimulante. Así que este álbum marciano ha resultado serlo realmente. Me devuelve al Rocco Vargas de Daniel Torres, en los ochenta. Entre las historias del Víbora y las confesiones generacionales de otros autores, la aparición de una serie de ci-fi tan tradicional como aquella era un verdadero escándalo. Como esto. Hay acción sin complejos, muchos personajes y luchas entre facciones rebeldes. ¡Y es en Marte!

A mí al menos me parece un soplo de aire fresco. No es un trabajo redondo pero tampoco el primer Vargas lo era. Si a Torres le costó mucho reducir la rigidez de sus personajes a Aeneas también le queda un largo camino por recorrer. Es un primer trabajo y se nota. Más allá del esfuerzo que supone culminar una primera obra, es evidente que le servirá para detectar errores y corregir ciertos componentes, si quiere mejorar su narrativa. Una breve lista incluiría aspectos como: variedad en la planificación, incrementar los escorzos y reducir las vistas frontales y laterales, mejorar la movilidad de los personajes y planificar con más cuidado las escenas de acción para hacerlas comprensibles. A su favor juegan sus ganas y un guionista interesante que no teme resultar entretenido. Yo ya espero por su siguiente obra.

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viernes, 2 de noviembre de 2018

HAUNTED LOVE - recopilatorio terror

Diábolo Ediciones, 2018.
144 páginas, 29,95 euros

LA NOVIA DE LA MUERTE
En los USA hace años que se dedican a recopilar historias de las décadas de los cuarenta y cincuenta. No son obras de grandes autores sino entresacadas de lo que podríamos calificar como la “serie B” del mundo del cómic. Ahora se ha traducido uno de esos libros.


Generalmente el interés es más antropológico que artístico. No cuentan tanto la calidad de los dibujos o la fuerza estructural de la trama como el bizarro planteamiento de las historias y los atrevimientos de los guionistas. La sensación general es que cualquier cosa era posible y que ahora ya no vivimos esos tiempos.

En algunos aspectos hemos mejorado pero en otros notamos las risas que nos estamos perdiendo. El libro va dirigido a un público de aficionados al terror que buscan esos relatos esenciales, ese momento previo a la imposición del Comics Code, donde se gestó todo el gore y muchas de las fantasías que vendrían años después.

Si algo puede afirmarse de estas historias cortas es que van cargadas de ganas. No hay tiempo para sutilezas, se dirigen a un público que necesita emociones inmediatas y aquí hay un nutrido grupo de autores dispuestos a dárselas. En un relato el marido despedaza y congela al amante de su mujer, en otro nos encontramos con una señora que es la novia de la muerte, en sentido literal, luego está el de la mujer tigre y aquel del hechizo para que ella le ame eternamente, la del bígamo que se casa con una vampira y… algo peor. Y tantos otros. Todos son cuentos sin moraleja, de final fatal, dibujados con más ganas que talento y tan terroríficos como divertidos. Incluyen todos los lugares comunes del miedo: cementerios, asesinos, demonios, brujas y zombies.

Entre ellos los lectores más veteranos notarán en seguida los que fueron realizados por artistas de primera categoría, muchos en los inicios de sus carreras. Por ejemplo, Nick Cardy en “Nothing can save her”, posiblemente la mejor del volumen; “The weirdest suicide pact of all times!”, dibujada con muchas ganas por Jack Sparling; o “The widow’s lover”, firmada por dos de los grandes, Infantino a los lápices y Kubert a la tinta. Son más las excepciones que la regla. En general notamos que los dibujantes no eran muy expertos y hasta se aprecia cuando copiaban a otros autores como Wood.

Apenas tiene importancia cuando nos ponemos a leer. Casi diría que resulta conveniente no contar con dibujos muy sofisticados. Las disparatadas tramas se ajustan bien al tratamiento que tienen, con esos grafismos torpes, urgentes y populares. El que abre el libro ya marca el tono. Una atractiva bruja aprende de su abuela que todos los hombres son unos gusanos. En consecuencia cada vez que se topa con alguno lo transforma con sus artes mágicas. Como es natural acaba encontrando el amor y recibe su merecido. Las viñetas finales con la venganza de los gusanos son impagables. ¿Qué el dibujo es básico y estereotipado? ¿Y a quién le importa?

Creo que mi favorita es “Death do us apart”, la historia de una babuina que se enamora de un cazador. Él consigue escapar de sus brazos y la simia lo persigue para impedir que vuelva con su amante rubia. El final es trágico. Tan alucinante como suena.

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viernes, 26 de octubre de 2018

LA BLUSA DE BASTIEN VIVÈS

la blusa de Bastien Vivès,edita Diabolo Ediciones
Diábolo Ediciones, 2018.
204 páginas, 21,95 euros


LA BLUSA MANCHADA
Una nueva entrega de Vivès. Sin la profundidad de “Polina” o “Una hermana” ni la desvergüenza de “Los melones de la ira”. Se exploran nuevos caminos con una fábula erótico-dramática llena de desconcertantes giros.


Vaya por delante que Vivès vuelve a demostrar su maestría. Con su dibujo mínimo y despojado nos sitúa en medio de la acción desde la primera viñeta. Y ya no podemos soltar el álbum. La heroína, Séverine, es una apocada estudiante de literatura a la que nadie parece prestar atención. Su timidez la convierte en invisible a ojos de su novio, su profesor y sus amigos. Todo cambia cuando la niña a la que cuida le mancha la ropa que lleva puesta. Entonces el padre para el que trabaja de canguro le presta una blusa. Hasta ese momento podemos anticipar que estamos ante un cómic de seducción adolescente, con el progenitor que va a caer rendido ante la Lolita de turno. Pero con Vivès nada es tan sencillo.

A partir de ahí empezamos a ser conscientes de que algo ocurre. Algo relacionado con la blusa. Las miradas hacia Séverine cambian. Ahora sí se fijan en ella, especialmente los varones. El autor no explica nada así que podemos suponer que de alguna forma la prenda realza sus formas femeninas. Pero todo mantiene tal grado de ambigüedad que acabamos creyendo que la blusa tiene algún tipo de poder mágico. Porque las transformaciones se suceden. El profesor le declara su amor, los chicos se pelean por ella, planta cara al sabihondo de su novio, vive un apasionado romance con un policía… Ella también cambia, aceptando con naturalidad ser el centro de un torbellino de sensaciones que la embargan y desplazan de un punto al siguiente, sin rumbo. Su anodina vida se convierte en una fiesta cargada de sensualidad y sucesos excitantes.

la blusa de Bastien Vivès,edita Diabolo Ediciones
El inesperado y rotundo final vuelve a demostrarnos que Vivès es capaz de piruetas imposibles. A mi sobre todo me sorprende su habilidad para extraer ternura de las más tórridas escenas sexuales. En esa última secuencia hay un diálogo sobre el divorcio y la soledad que de repente se transforma en un momento de pura lujuria con elegancia y naturalidad. Y no es el único en el volumen. Vivès trasmite muy bien la mirada masculina hacia la mujer, esa sensación de pérdida, de abandono hacia el objeto de deseo, esa atracción hacia una belleza siempre esquiva. El amor es triste y está representado con adecuada solemnidad, se quiere con desesperación porque cada momento puede ser el último.

Un último apunte: el autor no se pone límites. Pese a la mojigatería que nos rodea no evita escenas arriesgadas. Y no pienso en los polvos que sazonan la obra sino sobre todo en la secuencia en la que Séverine se queda a solas con la niña. De repente la pequeña le enseña su “mariposa” para desazón de la canguro, que no sabe cómo reaccionar. Esa inocente procacidad infantil ayuda al tono del relato, marcado por la inicial timidez de la protagonista. Luego ella también descubrirá qué hacer con su “mariposa”. Y esencialmente ese es el sentido de toda la historia: transformación y florecimiento. “La blusa” acaba siendo una muy lúcida metáfora sobre el poder de una mujer para trastornar a los hombres que la rodean. Esto sí que es empoderamiento del bueno. Con todo, no deja de ser un divertimento, variaciones sobre el eterno juego de la seducción, un relato de fantasía erótica. Pero desde su superficialidad y su aparente falta de pretensiones se crece y acaba resultando más interesante de lo que suponíamos al inicio. No hay Vivès menor y esta es otra buena prueba de ello.




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sábado, 20 de octubre de 2018

LOS CUADERNOS DE ESTHER DE SATTOUF

Los cuadernos de Esther de Riad Sattouf, historias de mis 12 años, edita Roca Editorial
Roca Editorial, 2018.
56 páginas, 15,90 euros

TENGO DOCE AÑOS
Descubrimos a Riad Sattouf en “El árabe del futuro”, donde narraba su infancia en exóticos países árabes. Su nueva saga se desarrolla en espacios más cercanos pero los niños continúan siendo los protagonistas.



“Los cuadernos de Esther” alcanzan el tercer volumen, igualando a su serie autobiográfica. El autor deja de contar sus propias vivencias para centrarse en describir las de una niña actual y real, la hija de unos amigos.

Esther le explica sus aventuras cotidianas y Sattouf las traslada al papel. Debo confesar que tras la lectura del primer volumen de “El árabe del futuro” no me había animado a adquirir los siguientes. Estoy un poco harto de tanto relato autobiográfico y de historias supuestamente interesantes donde al final el peso del documento aplasta todo interés dramático. No niego que la obra nos permitía echar un vistazo a países que normalmente se nos presentan muy mediatizadas y que la lectura era fresca y en más de un aspecto intachable. Derrochaba virtudes pero ya saben que a veces la perfección es aburrida. Así que me resistí a comprarme estas nuevas historietas, a pesar de ciertas señales que indicaban que aquello podía ser diferente. Empezando por el dibujo y el empleo de una gama reducida de color, que da a la obra un aspecto un poco retro muy atractivo. Me ahorré el tomo dedicado a los diez años, el de los once y finalmente arranqué con el de los doce. Y me he llevado una agradable sorpresa.

Creo que el trabajo que está desarrollando mejora mucho lo que habíamos visto en su obra autobiográfica. El dibujo mantiene esa frescura que le caracterizaba y es irreprochable, en el ámbito de la narrativa quizás hay un peso excesivo de los textos, pero nada exagerado, se lee sin problemas y todo fluye con precisión. El gran avance tiene que ver sobre todo con el alejamiento del autor de su propia realidad. Al verse obligado a contar no su vida sino la de otro, esa niña y sus andanzas en el hogar y en un instituto de París, Sattouf construye un personaje no mediatizado por su ideología, o al menos no del todo. Y por eso resulta más cercano y realista.

Los cuadernos de Esther de Riad Sattouf, historias de mis 12 años, edita Roca Editorial  comic
En alguna entrevista le hemos escuchado quejarse de ciertos tics consumistas de su joven protagonista o de cómo las instituciones de enseñanza son “máquinas de producción de género”. Efectivamente todo eso aparece en las historietas de Esther. Su obsesión por los I-Phone de moda, las luchas de poder y de popularidad en el patio del instituto, los comentarios racistas, las niñas en universos estrictamente separados de los de los niños…

Aplaudo la capacidad del autor para presentarnos toda esa realidad casi sin filtrar. Porque nos reconocemos en ella, coincide con lo que nos dicta nuestra experiencia, las cosas son así. Esa competitividad, esa fascinación por la imagen, ese triunfo de lo superficial, todo lo que desespera a nuestros queridos pedagogos se ve reflejado en la serie y es esa verdad la que la hace grande.

Creo que me compraré el siguiente tomo. Y que constituye una lectura muy adecuada para padres y también para sus hijos pre-adolescentes. Todos podemos aprender algo con esto. No se pierdan el comentario sobre quién manda de veras en casa de Trump.




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viernes, 12 de octubre de 2018

MAESTROS ESPAÑOLES DEL ARTE DEL CÓMIC - ROACH

Maestros españoles del arte del Cómic de David Roach, edita Planeta Comic
Planeta Comic, 2018.
272 páginas, 40 euros

LA ARMADA ESPAÑOLA
Dos monografías han coincidido en analizar al grupo de artistas españoles que en los setenta publicaron sus obras en la editorial americana Warren.


A finales de 2016, la revista inglesa Illustrators les dedicó un especial escrito por Sergio Córdoba. Un año después el estudio americano Dynamite publicó un volumen a cargo de David Roach, que ha sido editado en nuestro país en 2018 por Planeta.

Ambos ejemplares son perfectamente recomendables para todos aquellos amantes de la ilustración y el cómic que deseen hacerse una idea de lo que fue el medio en los sesenta-setenta. Córdoba se centra en Toutain y sus pupilos y su selección de imágenes es espectacular, con todas las portadas de Vampirella que recordamos, además de muchas ilustraciones si no inéditas sí muy poco vistas, lo que es de agradecer.

El libro de Dynamite ofrece una visión más amplia ya que intenta abarcar los diferentes momentos de la emigración tebeística española, desde sus orígenes hasta nuestros días. Así que ahí salen todos, de los más famosos a aquellos cuya obra reconocemos pero a los que nos cuesta poner nombre. Gracias a este muy documentado volumen eso ya no volverá a ocurrir. En las últimas páginas se cita a los españoles que en la actualidad trabajan para otros países, de Acuña a Aja pasando por Das Pastoras y tantos otros. Bienvenidas sean las numerosas páginas dedicadas a portadas e ilustraciones sueltas, un material que raramente se recopila. Para los aficionados más jóvenes, yo aconsejaría que analizaran con cuidado el trabajo de tipos como Longaron, Mas o Bielsa. Se dedica un generoso espacio a creadores como Bernet, Ortiz o Font, todos ellos frescos en nuestra memoria ya que sus obras se reeditan con una regularidad ejemplar.

Illustrators - Warren Magazines the Spanish ArtistsAplaudo el esfuerzo por documentar la historia de las diferentes agencias españolas. No solo la de Toutain sino también la de Macabich (Bardon) y otras. Obviamente hablamos de un momento muy concreto, con predominio de un estilo realista, que muchos calificarán de académico y supongo que desfasado.

Intenten dejar de un lado los prejuicios y creo que podrán disfrutar con la calidad de Enrich, Sanjulian y hasta de Pepe González, de quien en Illustrators incluyen algunas imágenes sobre fondos de color con una elegancia decorativa propia del Art Nouveau. Confieso que en su momento prefería de lejos a cualquiera de los clásicos americanos que trabajaban en Warren, antes que a la "armada española". Pero ahora me rindo ante la fuerza de Leopoldo Sánchez, José Ortiz y tantos otros.

Comparen sobre todo en el terreno de la ilustración actual y comprobarán cómo han cambiado las tendencias dominantes. Sobre todo en cuanto a géneros, ya que la fantasía y la ciencia-ficción ya no parecen interesar tanto ni a los autores ni a los lectores. O quizás sí, pero desde otros medios… En cuanto a estilos podría argumentarse que no hay tantas diferencias entre los retratos a lápiz de González y las caras de Paula Bonet, por ejemplo. El tiempo dirá.




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viernes, 5 de octubre de 2018

SEX STORY DE BRENOT y CORYN

ex Story de Philippe Breton y Laetitia Coryn, edita Norma Editorial portadaNorma Editorial, 2017
204 páginas, 22 euros

SEXO Y PEDAGOGÍA
Los autores de este álbum califican su éxito de sorprendente. Su cómico tratado sobre el sexo a través de la historia se ha convertido en un superventas traducido a varios idiomas.



Él, Philippe Brenot, es un terapeuta y divulgador que se dedica a conferenciar acerca de las bondades de la masturbación y las relaciones poliamorosas. Ella, Laetitia Coryn, es una ilustradora que también es actriz. Juntos han construido un comic en el que repasan las costumbres sexuales en las diversas fases históricas. El libro está muy centrado en occidente y aparentemente piensan ofrecer una visión más universal en una hipotética segunda parte.

Uno de los aspectos más sobresalientes de la obra es la calidad del trabajo gráfico. La autora es una humorista nata, su dibujo tiene frescura y esa facilidad que ayuda a que la información fluya. Además confiesa cómo modificó el texto a voluntad para mejorar su narratividad o hacer más efectivos algunos chistes, así que hay que considerarla responsable en parte del guión. En cuanto al contenido, pienso que acierta cuando se ajusta a los hechos, cuando explica cómo se fabricaban los primeros condones o cómo funcionaba la pederastia en Grecia.

ex Story de Philippe Breton y Laetitia Coryn, edita Norma Editorial comic novela grafica
Para mi gusto chirría más cuando se dedica a dar la murga pedagógica. Entiendo que caiga en la tentación de contar en paralelo la historia de las reivindicaciones feministas o de la lucha LGTB, pero creo que esa voluntad de soltar el discurso ralentiza el humor, el tono cómico. Y le lleva a afirmaciones cuando menos discutibles. Como cuando idealiza esa vida de los primeros humanos, describiendo una “protosociedad igualitaria”... para dos viñetas más allá recordarnos cómo el macho alfa hacía lo que le salía de donde ya suponen. Pues adiós a las fantasías con comunas libertarias, supongo. Tampoco comprendo muy bien cómo concilia sus alabanzas al amor libre y sus críticas a la familia con la forma en que trata a Casanova, a quien acusa de ir dejando un reguero de mujeres engañadas. ¿No estaba acaso haciendo un uso lícito de su libertad sexual? O cuando afirma que la revolución sexual en los sesenta preparó el camino para el nacimiento del individuo “a través de la toma de conciencia del cuerpo”. Yo fijaría la aparición de un Yo reflexivo algunos siglos antes ¿no? Presentar a Reich como una fuente de fiar es tendencioso ¿Alguien ha probado la eficacia de su “orgasmatrón”?

En fin, uno no espera, en lo que no deja de ser un divertimento sobre sexo, la seriedad filosófica de una Camille Paglia en "Sexual Personae" por ejemplo. Pero es que son los autores los que parecen olvidar la ligereza de su propuesta para lanzarse a hacer afirmaciones grandilocuentes. Creo que minusvaloran el componente de poder y de dominio subyacente en todo juego sexual y que por tanto su posición es simplista y contradictoria, puro buenismo.

Si quieren profundidad vuelvan a Paglia o a Bataille. Si solo se trata de pasar el rato, este tebeo les entretendrá. Y poco más.

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viernes, 28 de septiembre de 2018

RIP RUSS HEATH y MARIE SEVERIN

Russ Heath RIP

EL ÚLTIMO HOMBRE Y LA PRIMERA MUJER


En septiembre nos dejaban dos de los últimos supervivientes de la mítica editorial EC: Russ Heath (91 años) y Marie Severin (89 años).


Él, a pesar de su amistad con el guionista Harvey Kurtzman, apenas colaboró en sus rompedores comics de guerra. Según comentaba, “debí irme más veces a comer con él”.

Marie, en cambio, jugó un papel muy importante en la casa como colorista.  Más tarde en Marvel la descubriríamos como dibujante de humor en algunas de las revistas satíricas que Stan Lee intentó lanzar como respuesta a Mad. Aunque en España son más conocidas sus colaboraciones en series como Namor y, sobre todo, Kull. Allí firmó varios episodios con su hermano el gran John Severin a las tintas, que permanecen entre los mejores de la apasionante saga del rey bárbaro. En tiempos en que la presencia de las mujeres era todo menos habitual en el medio, Marie Severin abrió muchas puertas y se situó como una más en un contexto ferozmente masculino. Seguro que se rió al ver las hipersexualizadas tintas de Wood sobre sus lápices en The Cat.

Era una señora tremendamente simpática y quienes la trataron recordaban sus bromas y su constante buen humor. Sus caricaturas y chistes sobre su entorno de trabajo y sus compañeros son muy conocidas. Hacía años que sabíamos de sus problemas de salud y ahora finalmente ha llegado al final de una existencia muy fructífera. Como muchas otras dibujantes, no tuvo descendencia, pero todos recordaremos sus hijos de papel y la evidente calidad de sus lápices. Además se rumorea que siempre supo apreciar la labor de sus colegas y que su colección privada era impresionante. Veremos si sale a la luz en los próximos meses.

RIP Marie Severin - descanse en paz
Obviamente ella no fue la primera dibujante de comics de la historia pero creo que fue la primera de cuya existencia fui consciente. Menos exagerado resulta mencionar a Russ Heath como “el último hombre”. De su carrera ya tuve ocasión de hablar cuando organizamos en el Palau Solleric de Palma una expo dedicada a él, acompañada por el catálogo Flesh & Steel. Cuando su hija Sharon me comunicó su muerte tuvo la amabilidad de recordarme cómo le había alegrado a su padre la edición del libro. Aunque sus últimos años fueron un tanto tristes, en una lucha que no pudo ganar contra el cáncer, su vida es un prodigio de vitalidad y producción. Nunca se ató a un personaje, razón por la cual no es tan conocido como otros creadores. Pero esa independencia le permitió saltar de un lugar a otro del país, trabajando donde la daba la gana y disfrutando de la nueva libertad sexual que su generación había conquistado en los sesenta. Como anécdota, recordar la temporada que se pasó viviendo en la mansión Playboy de Chicago. Allí enseñaba a nadar a las chicas. Como él comentaba: “Dibujaba con la puerta abierta”. Fue uno de los últimos grandes dibujantes realistas y todo un personaje. Su obra permanecerá.
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viernes, 21 de septiembre de 2018

APLEC MELICOTÓ. MADE IN MALLORCA

Aplec Melicotó, made in Mallorca
Vich, Campillo y Torrado
Melicotó. Palma, 2018.
15 euros.

DE AQUÍ
Los chicos de Melicotó aparcan temporalmente las camisetas para editar un libro, un recopilatorio con algunas de sus mejores imágenes.



Facturan camisetas pero también delantales, toallas, imanes, tarjetas, tazas y cualquier otro soporte que pueda contener sus declaraciones visuales. Podríamos considerarlos productores de souvenirs, pero los chicos de Melicotó se preocupan por producir sus objetos lo más cerca posible y el público al que se dirigen no está formado por turistas.

Su diana la conforman los de aquí, los nativos que aún pueden desentrañar los arcanos contenidos en sus ilustraciones. Así que cabría denominar sus productos como recuerdos de interior. Un interior más simbólico que real, en la medida en que va desapareciendo por el desplazamiento de lo rural ante lo urbano. También por el exterminio del mallorquín al que todos los defensores de la normalización se han prestado. Sacrifiquemos la lengua de nuestras abuelas en el ara de la norma sagrada, según la denominó mi amigo Horrach (el otro "Valtonic" del que nadie quiere acordarse). Obviamente los de Melicotó simplemente se entregan a la buena onda de recuperar expresiones que muchos recuerdan, aunque sea vagamente.

Aplec Melicotó, made in Mallorca - camisetas delantales toallas
Viví de cerca el desarrollo de una de las semillas de esta iniciativa, el proyecto fin de carrera de Jaume Vich. Debía culminar sus estudios de Ilustración con un trabajo que le sirviera como tarjeta de presentación para futuros empleos. En su “Mallorca MutanteVich imaginaba payesas con tres ojos y marcianos comiendo ensaimadas.

Ese origen un poco friki se nota todavía en algunas de sus propuestas, con guiños a los superhéroes y a los variados mundos nerd. Cuando la propuesta de Melicotó madura se sustituye lo pulp por lo popular en el sentido más auténtico y amplio de la palabra.

Los tres socios se han pateado no pocas plazas y mercados y han encontrado su hueco en la red y en la vida real. Desde su tienda de Los Geranios intentan sobrevivir sin tener que ir de pueblo en pueblo. Y, si la suerte acompaña, ayudar a dinamizar una zona comercial en larga y lamentable decadencia.

Aprendieron algo en la calle: que los chicos no compran. Cuando intentaban líneas más “masculinas” no les funcionaban. Porque las que compraban eran ellas. Así que su trabajo adoptó progresivamente un carácter más rosa, aparecieron algunos unicornios y se multiplicaron los abrazos y los gestos cariñosos. Y poco a poco consolidaron un espacio que algunos se esfuerzan por imitar. Pero no es fácil ya que su calidad gráfica es muy alta. Los dibujos son sencillos, modernos, directos y con gracia, el empleo del color excelente, sus caligrafías maravillosas. Creo que son un referente y ante cada uno de sus carteles me pregunto por qué no les encargan más. Ayuntamientos, instituciones: nadie puede ofrecer hoy en día una imagen mejor ni más amable de Mallorca que estos chicos. Llevan muchos años demostrándolo y su recopilatorio es una buena prueba de ello. Repásenlo y disfruten.

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viernes, 14 de septiembre de 2018

JOE SHUSTER - HISTORIA A LA SOMBRA DE SUPERMAN


Joe Shuster - la  historia a la sombra de Superman de Julian Voloj y Thomas CampJulian Voloj y Thomas Campi
Dib•Buks. Madrid, 2018.
192 páginas, 25 euros.

EN EL PRINCIPIO...
Una novela gráfica tan interesante como deprimente sobre los padres de Superman: el guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster.



El relato se inicia con un Shuster sin hogar obligado a dormir en un parque. Cuando un policía le invita a comer él le explica cómo creó a Superman. El resto es un largo flash-back sobre dos chicos judíos que imaginaron uno de los personajes más populares del mundo del cómic.

Supone también un afortunado repaso a los orígenes de un medio cuyo cénit Shuster y Siegel ayudaron a alcanzar. O quizás fue al revés y ellos precipitaron el principio del fin, pero esa es otra discusión.

El caso es que esta no es una novela gráfica más, llena de datos tan sesudos como fácilmente olvidables. Cualquier aficionado a esa edad dorada de los superhéroes tendrá motivos de sobra para disfrutar con este trabajo. Por él discurren artistas y editores que conocemos, se suceden los personajes que aparecen en las enciclopedias y encuentran su lugar los secundarios que todos citamos pero cuyo contexto en muchos casos se nos escapa.

Joe Shuster - la  historia a la sombra de Superman de Julian Voloj y Thomas CampSe explican muy bien los lazos entre los primeros editores y la delincuencia organizada. Y lo fácil que resultaba pasar de imprimir pornografía o similar a tebeos para chavales. O usar las mismas furgonetas que distribuían los comics para traficar con licor. Era un mundo despiadado en el que cada cual buscaba su propio beneficio. Por eso los contratos que los artistas firmaban hoy nos resultan descabellados y abusivos. Eran otros tiempos…

La novela se centra en cómo esas viejas costumbres afectaron a dos jóvenes que, de repente, lograron un boom de ventas. Aquel personaje que llevaban años intentando vender finalmente se convirtió en un éxito cuando saltó a los quioscos. Así que de repente todos se lanzaron sobre él, hasta acabar en manos de otros dibujantes y guionistas de la casa. La frustración que esto provocó en el irascible Siegel fue monumental, hasta prácticamente acabar con su carrera y su salud. Mientras, Shuster padecía una de las peores enfermedades para un dibujante: una progresiva ceguera.

Vapuleados por la editorial, la situación no cambió hasta finales de los setenta cuando la peli sobre Superman con Christopher Reeve estaba a punto de estrenarse. Siegel escribió una carta pública reclamando sus derechos perdidos y el dinero que se embolsaba la empresa y no él. Neal Adams, entonces un joven dibujante en la cresta de la ola, salió en su defensa encabezando una campaña de apoyo. Finalmente Siegel y Shuster aparecieron en los créditos del film como “creadores” y se alcanzó un acuerdo económico.

Añadan a esto un dibujo delicado y una sensible aproximación a los sentimientos y relaciones de los protagonistas. El resultado es un trabajo por encima de la media y que no defraudará a los interesados en la historia del cómic.

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