viernes, 23 de noviembre de 2018

JANE de ALINE BROSH y RAMÓN K. PÉREZ

Jane adaptacion al comic de Aline Brosh y Ramon k. Perez edita Panini Charlotte Bronte
Panini Comics, 2018.
224 páginas, 22 euros


MOHÍNES Y CARANTOÑAS


La traslación de una obra literaria a otro medio, en este caso el cómic, es siempre una operación de riesgo. No se espera tanto una adecuada traducción como una nueva creación, una pieza diferente y con sentido propio.


Así que si esta Jane Eyre ambientada en el Nueva York actual no me funciona, no es tanto por su infidelidad al original de Charlotte Brontë sino por su incapacidad para llegar a algún nuevo destino interesante.

Desde la primera secuencia se nos advierte de que la atmósfera y el tono del relato van a ser muy diferentes, pero lamentablemente perdemos el opresivo ambiente gótico original y no acabo de ver qué ganamos a cambio.

Recuerdo una adaptación televisiva de mi infancia en la que primaba un enfoque casi de película de terror, con el misterioso personaje de la habitación secreta paseándose por la noche y dándole sustos a la protagonista. En sucesivas revisiones de la obra pude disfrutar con las sutiles relaciones entre la heroína y su patrón, las dificultades que debían sortear y los cambios que se producían en ambos. Lo que aquí se nos ofrece es algo bastante más pedestre.

Es cierto que el dibujo es encantador y el color muy bonito y agradable. De hecho se percibe una preocupación por la puesta en escena poco habitual. El dibujante juega con la distribución de las viñetas en la página, fracciona las secuencias, emplea los zooms y todo tipo de recursos visuales con un entusiasmo loable. Pero su trabajo tiene una carencia insalvable. No ajusta bien las expresiones de sus personajes.
Jane adaptacion al comic de Aline Brosh y Ramon k. Perez edita Panini Charlotte Bronte
Así que la prota nos ofrece todo un repertorio de gestos propios de una becaria descontrolada con demasiadas horas del Actors Studio encima: me muerdo el labio inferior, me toco el pelazo, pongo morretes, frunzo el ceño, etc.

Mientras que él se mantiene en su actitud de tipo-inaccesible-con-un-gran-misterio-que-ocultar. Más Stanislavski, con mucha mirada hacia abajo. En fin, un horror.

El argumento no consigue construir dos protagonistas interesantes, así que a la falta de garra de la escritura se superponen unas interpretaciones desentonadas, a veces exageradas y otras contenidas en exceso, hasta lo incomprensible.

Se nos informa de que la guionista es la responsable de otra adaptación, la de El diablo viste de Prada y que ha participado en otros films y series de televisión. Esta novela gráfica tiene algo de ficción televisiva, con secundarios imprescindibles como el compañero de piso gay o el guardaespaldas afroamericano rudo-pero-simpático.

Al final todo nos devuelve a Pretty Woman o a Hombres y mujeres y viceversa. El fornido y adinerado protagonista se enamora perdidamente de la irresistible chica y su sedosa cabellera. Ella se ocupará de cuidar de la niña del ricacho, que ni siquiera ha enterrado del todo a su anterior esposa. Para engrasar la trama y que los aspectos más chirriantes del decimonónico original no den el cante, se añaden elementos del thriller, mafiosos y pistolas.

También la dimensión artística de la heroína, demostrando así que no es una cabeza de chorlito sin pizca de materia gris. Pero todo acaba siendo demasiado mono y encantador para resultar creíble. Que ella pinte en sus ratos libres no tiene apenas importancia al lado de su carisma, de lo maravillosa que es y de lo bien peinada que va. Supongo que si es usted un fan de Sexo en Nueva York a lo mejor le encuentra el punto a esta historia, yo desde luego no lo consigo, me deja completamente frío, a pesar de los incendios y las abrasadoras pasiones.