viernes, 30 de diciembre de 2016

PARACUELLOS 7. HOMBRES DEL MAÑANA de GIMÉNEZ

Hombres del mañana de Carlos Giménez. Edita Reservoir Books. Comic huérfanos
Reservoir Books. Barcelona, 2016.
76 páginas, 17,90 euros.

...LLENOS DE FE Y DE ILUSIÓN

Carlos Giménez alcanza el séptimo tomo de Paracuellos, una gran noticia sobre todo tras leer su trabajo anterior, un testamento siniestro, una amarga despedida que parecía anunciar su retirada del medio.


Afortunadamente no ha sido así y ahora recupera una de sus series más populares, aquella que nos hizo seguirlo y admirarlo, que nos emocionó por su contenido y nos impactó por su precisa puesta en escena.

Mucho antes de que nadie hablara de “memoria histórica” Giménez nos desveló la suya, que por personal consiguió ser universal. Y, si había una intención política detrás de aquellos recuerdos, iban por delante los aspectos humanos, dar testimonio del sufrimiento de unas víctimas perfectas, unos niños brutalizados sin razón ni necesidad y cuyo dolor muchos sentimos como propio.

Durante años Giménez contó sus desgracias y las de sus compañeros en una catarsis colectiva a la que como lectores fuimos invitados y que fascinaba por la precisión con que conseguía acercarse a aquellas criaturas con las que resultaba sencillo identificarse. Hubo quien le acusó de sentimental, echándole en cara que su trabajo fuera tan popular. No en vano muchos han preferido siempre la exquisitez de lo minoritario, la diferencia que permite a unos pocos sentirse superiores.

Luego llegó la continuación de aquellas memorias en Barrio, otra gran serie que ha retomado, siempre con fortuna. Su vida como profesional quizás no constituyó un relato tan emotivo ni profundo, pero no estaba exenta de interés. Sumen a todo ello una larga lista de obras maestras como Hom, Sabor a menta, Primer amorGiménez es EL dibujante.

Si hay que seleccionar a un autor que represente lo mejor del comic español, debe citarse su nombre, sin duda. Durante años nadie se le acercaba en el terreno de la narrativa, nadie tenía su sentido de la estructura visual, de la interacción entre imágenes y textos, nadie tampoco su capacidad para crear personajes humanos, creíbles, con los que podíamos empatizar, por los que nos preocupábamos y cuyas vidas eran más reales que las nuestras. Es uno de los grandes y no debemos nunca olvidarlo.

Hombres del mañana de Carlos Giménez. Edita Reservoir Books. Comic huerfanos
Pero, pese a ello, sus últimas obras habían sido muy decepcionantes. Empiezo a contar desde 36-39. Malos tiempos, su tetralogía dedicada a la Guerra Civil.

Alguien que como él siempre había ofrecido una versión muy creíble de la realidad nos sorprendía con un relato de buenos y malos, una aproximación maniquea en la que se daban pelos y señales cuando los verdugos eran fachas mientras que los muertos parecían caer del cielo cuando sus asesinos eran de izquierdas. En alguien que ha convertido Paracuellos en una marca personal sorprende esta doble vara de medir, esta desmemoria por un lado y esa precisión por el otro. Desde entonces todo ha ido de mal en peor. Dedicó cinco álbumes a contarnos la vida de su amigo el dibujante Pepe González. Reconozco que era una crónica muy interesante y vívida de un personaje que sin duda merecía tales esfuerzos. Pero ¡cinco álbumes!
El ritmo, uno de los puntos fuertes del autor, desaparecía devorado por la repetición y la insistencia. Con todo Giménez siempre consigue transmitir la idea de que lo que cuenta es importante y que debemos prestarle atención. Pero llega un momento en que cuesta hacerlo.

Peores son sus otras entregas de estos años. Por un lado la fallida Peste escarlata y por el otro Crisálida, una confesión de un señor de la tercera edad al que ya no le quedan muchas ganas de vivir. Conmueve por su franqueza pero deprime por su insistencia y su (de nuevo) falta de ritmo. Nunca pensamos que acabaría convertido en ese abuelo que nos cuenta batallitas. La afirmación anterior es una crueldad, y el peor Giménez sigue teniendo mucho más interés que casi todo el resto de autores españoles. Pero precisamente por haber sido tan grande, duelen más sus actuales patinazos.

Y así llegamos a Paracuellos 7. Es mejor que sus últimas obras. Creo que no alcanza a sus episodios de hace años, pero no desmerece en el conjunto de la serie y mantiene su capacidad para llevarnos a un mundo de niños, que se comportan como tal y que por eso provocan nuestra compasión. Sus ilusiones, sus esperanzas, sus sueños, son tan infantiles como creíbles y cuando alguien les hace daño también nos lastima a nosotros. Yo creo que en el pasado Giménez no habría dejado pasar algunos diálogos, como el que dedica al padre que vivía en Francia. Pero en general es un gran producto que nos reconcilia con un autor al que siempre hemos admirado y querido.

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viernes, 23 de diciembre de 2016

LA NOVA ONADA, COMIC DE LAS ISLAS

Cartel "La Nova Onada" obra de Sanna

¡A TODA VELA!

En la última edición de las jornadas Comic Nostrum se presentó una exposición que reunía a la nueva generación de talentos de las islas, La Nova Onada. 

Si se la perdieron, pueden disfrutar de ella hasta el 17 de febrero al Ayuntamiento de Calvià.


Todas las historietas debían tocar temas marineros, que luego se agruparon en un volumen con el mismo nombre de la muestra. Mientras, la revista A la Deriva alcanzaba su tercer número.

Repasando ambas publicaciones se puede tener una idea bastante aproximada del futuro inmediato del comic balear. La respuesta de los asistentes al acto en la Misericordia, entre los que se contaban no pocos profesionales, fueron unánimes, expresando su admiración ante muchos de los trabajos allí expuestos. Yo estoy de acuerdo y considero que tenemos unos cuantos aspirantes muy talentosos.

Algunos son ya mucho más que promesas y llevan años peleando por profesionalizarse y vivir (no ir tirando) de un medio que les encanta. El caso más sonado el de Sanna, que firma el cartel de la expo y que sigue con su idilio americano facturando historias para Marvel. Le sigue Marta Massana, ya una veterana en El Jueves. Reconozco que su Mocca Café me había parecido demasiado moñas, uno de esos productos tipo Moderna de pueblo, Cooltureta y similares que no soy capaz de digerir. Pero con sus últimas aportaciones me ha convencido. Cada vez más próxima a mi adorada Rumiko Takahashi y con un humor personal y potente, sus historietas para estas dos revistas locales son incontestablemente cómicas. ¡Sigue así, Marta, tú puedes!
Autores de la Nova Onada - Comic Mallorca

Citaría a continuación a otras dos autoras a las que si no se las puede llamar profesionales es porque nadie les da más trabajo. Pero cada una de sus entregas demuestra su calidad y posibilidades. Ambas firman relatos tan bonitos como deprimentes: Flavia Gargiulo y Marga Vinyes. Gran color, buenas ideas. Flavia aborda el tema de los refugiados con una mirada poética y acertada, ayudada por un delicado guión de Pere Pau Sancho en dos páginas que parecen muchas más, por su profundidad y precisión.

A partir de aquí ya entramos en el terreno de los creadores a los que les gustaría dedicarse a esto pero apenas están empezando a dar sus primeros pasos. El tiempo dirá cuántos de ellos sobreviven al desgaste producido por la falta de oportunidades y el deprimente mercado local. Un único consejo: ¡buscad el trabajo lejos de aquí, no perdáis el tiempo!

Citaré solo a algunos, que no se me enfade nadie pero el espacio me obliga a seleccionar. Empiezo por Gonzalo Aeneas, el verdadero chico de oro de las jornadas de este año. No sólo cuenta con un dibujo prometedor, también con un guionista que sabe lo que se hace. Sigo con JuanFran Mota, que se ha revelado como guionista, ayudando con sus ideas a otros compañeros. Pero es que su arte es tan elegante como exquisito, como demuestra su aportación en La Nova Onada (la última historia) o en A la Deriva, su disparatado relato con dimonis.

Jaume Font comic Mallorca
Por su trazo peculiar y diferenciado debe citarse a Sebastià Cabot y a Pere Salvà. Hay más chicas con grandes cualidades para el dibujo realista como Ihrlie Serra o Loreto Aroca. David Riera está bien en sus páginas marineras y en cambio le ha invadido una insufrible logorrea en su episodio para A la Deriva. En fin, hay muchos más, algunos a los que seguramente debería mencionar. Pero no quiero que se me pase Jaume Font. Tiene un grafismo feísta y a todas luces mejorable. Pero firma una historieta en A la deriva que es descacharrante, una versión de Adivina quién viene a cenar pero con un padre mallorquinarro en lugar de Spencer Tracy y un Mohamed en el puesto de Sidney Poitier. Es de una deliciosa incorrección política y contiene muchos momentos divertidos. Como cuando el esforzado padre acude a Son Gotleu City o cuando Mohamed confiesa su amor a los Países Catalanes, lo que provoca la santa ira del suegro. No se lo pierdan, si tienen sentido del humor se reirán.

¡Ánimo a todos!
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viernes, 16 de diciembre de 2016

NOCHE OSCURA de DINI y RISSO

ECC Ediciones. Barcelona, 2016.
128 páginas, 14,95 euros.

AMIGOS IMAGINARIOS
Paul Dini se dio a conocer como el Robin que acompañaba al talentoso Bruce Timm. Tanto en las series de dibujos animados de Batman como en su posterior salto al cómic.


La combinación de sus guiones con el enfoque fresco y rotundo que aportaba Timm nos brindó algunas pequeñas obras maestras, como el muy reeditado Amor Loco, donde introducían a la psiquiatra chiflada Harley Quinn, la novia del Joker. Dini ha continuado escribiendo historias para otros artistas y ahora presenta un trabajo sorprendentemente personal, ilustrado por el argentino Eduardo Risso. Aunque en la contraportada Mark Hamill, nuestro añorado Luke Skywalker, intenta convencernos de lo maravilloso que es este cómic, calificándolo de profundo y conmovedor, lo cierto es que estamos ante un guión fallido. Aunque eso no supone que carezca totalmente de interés.

Primero, llama la atención como el escritor desvela algunas de sus intimidades, incluyendo la torpeza con el otro sexo y el trauma que genera esta novela gráfica, un robo con agresión que le dejó profundas huellas físicas y psíquicas. Todo el cómic gira en torno a la idea de que los personajes de ficción pueden ayudarnos a superar determinadas penalidades, algo que nos recuerda la clásica teoría del “Fort-Da” freudiano.
A base de jugar con nuestros miedos estos se vuelven más tolerables. Comparto el concepto pero aquí no funciona. Todo el proceso de recuperación se alarga de forma extenuante y el protagonista (el propio Dini) habla en exceso con sus comparsas fantasmagóricos, que además son legión. Entiendo la necesidad del guionista de pasar por una catarsis para recuperarse de sus dolencias, pero la forma en que lo cuenta es demasiado prolija y aburrida.

Curiosamente, la obra fluye mucho mejor en su primer acto, justo hasta el asalto. El relato de su infancia, su doble vida entre la cruda realidad y las fantasías escapistas, cuando finalmente consigue un trabajo en el campo de los dibujos animados, todo eso está contado con garra y sin sentimentalismos.
La misma distancia se emplea en las escenas con la aspirante a actriz, una maciza con la que Dini fantasea pero que sólo se le acerca por interés. Esos momentos en que se representa a sí mismo como un auténtico pringado realmente demuestran su talla como guionista. Pero luego es como que le puede la autoconmiseración, como si escribiera el comic para explicarse cosas a sí mismo. Se pierde, empieza a divagar y, pasada la secuencia del ataque y las reacciones iniciales, todo hace aguas y se hunde lentamente y sin remedio.

Respecto a Risso, hace lo que puede pero también ha tenido días mejores. Él es grande en su clave de alto contraste, cuando emplea su línea desnuda. Aquí combina su estilo habitual con otros registros donde por un lado modula más a los personajes, con grises, y por el otro los mezcla con las fantasías animadas del héroe. Como el texto, salta de una especie de comedia al drama psicológico, no siempre con buenos resultados. En fin, un intento tan irregular como fallido pero llamativo por las cicatrices emocionales que su trama desvela.
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jueves, 8 de diciembre de 2016

NOSOTROS, LOS MUERTOS de MACAN y KORDEY

Nosotros, los muertos de Igor Kordey y Darko Macan, edita ecc
ECC Ediciones. Barcelona, 2016.
224 páginas, 25 euros.

¡EUROPA HA MUERTO!
El talentoso dibujante Igor Kordey vuelve a deslumbrarnos con una fantasía histórica en la que los habitantes del nuevo mundo “descubren” la vieja Europa.


Pero esa inversión de los hechos es solo el principio. Además Europa está llena de zombies. La peste negra ha tenido unas sorprendentes consecuencias así que el orbe cristiano ha presenciado una resurrección de la carne, en el sentido más literal de la palabra.

El guionista Darko Macan, que ya había colaborado con Kordey en Tarzán (Tarzan: Carson of Venus) y Star Wars, y a quien recordamos por su participación en la serie Grendel, inventa un mundo cruel y apasionante, donde los hechos históricos se retuercen y mezclan provocando una sensación de familiaridad distorsionada por esas desviaciones que animan el relato. Incas, aztecas y mayas pelean por el poder, también el emperador con sus hijos, llegando al parricidio.

Las fantasías históricas ya no pueden concebirse en la actualidad sin una buena dosis de sexo y violencia y esta saga no es una excepción. Las princesas saben cómo sobrevivir a los golpes de estado, arrastrando a los militares a la perdición. Kordey representa con contundencia la voluptuosidad de los cuerpos femeninos, ayudado siempre por su dominio de la volumetría y la iluminación. Es uno de los pocos autores que se atreve a seguir los pasos de Corben, adentrándose en los terrenos de las medias tintas, zonas donde otros dibujantes menos avezados se detendrían.
Él construye con precisión sus sombras, luego trama las partes donde la luz puede rebotar y el resultado es de una complejidad y belleza deslumbrantes.

El formato diminuto en que ha sido publicado no le conviene pero de alguna forma sobrevive a la reducción y seguimos disfrutando con sus expresivos rostros, llenos de emociones y matices gestuales. Como es sabido su talento no se concentra solo en los personajes. No se echa atrás ante ningún punto de vista y salpica el relato de atrevidas perspectivas donde puede desparramar un conjunto de figuras que transitan terrenos intermedios entre la reconstrucción histórica y la pura fantasía.
Nosotros, los muertos de Igor Kordey y Darko Macan, edita ecc zombies terror
De la luminosa Sudamérica a la fría Europa, ya sean pirámides o catedrales, Kordey puede con todo y carga sobre sus espaldas con aparente facilidad con el impulso de un relato torrencial y plagado de personajes. Es un verdadero placer zambullirse en las páginas de Nosotros los muertos. Páginas que, por cierto, presentan una tremenda variedad de estructuras, otro de los puntos fuertes del artista, no se conforma con repetir siempre la misma retícula sino que salta constantemente de una a otra, en función de lo narrado.

El impacto de los primeros volúmenes se apaga un tanto en los siguientes. Cuando descubrimos las claves del juego histórico de Macan y se nos presentan los protagonistas, todo fluye con naturalidad y el ritmo es perfecto. No ocurre lo mismo cuando comprobamos que el juego se extiende al resto de países y que su tablero incluye a China, Arabia y otros espacios entre lo real y lo imaginario. No es que el guión flojee ni mucho menos. Y el dibujo de Kordey se disfruta hasta la última página. Pero de alguna forma la ambición por incluir más y más culturas en esta suerte de Juego de trono global, consigue que el relato inicial pierda intensidad y se diluya un poco su fuerza dramática inicial, que era muy grande. Yo les recomiendo que no se lo pierdan porque lo disfrutarán sin reparos.

En este vídeo comenta el storytelling:

igor kordey on the design of comics + the art of storytelling at belgrade design week from designboom on Vimeo.

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viernes, 2 de diciembre de 2016

EL HOMBRE QUE MATÓ A LUCKY LUKE de BONHOMME

El hombre que mató a Lucky Luke de Matthieu Bonhomme
Kraken ediciones. Madrid 2016.
64 páginas, 20 euros.

UN HOMENAJE FALLIDO


Lucky Luke nos acompaña desde hace ya más de medio siglo. Algunos todavía recordamos aquella versión de La Diligencia que apareció por entregas en las páginas de la revista Strong. Ahora un autor que no es Morris, su creador, nos brinda la que podría ser su última aventura.


Este vaquero solitario nunca fue Asterix, que era más redondo, más barroco, más detallado en el dibujo y cargado con más gags. Pero había algo en el despojado grafismo de Morris que provocaba las simpatías del lector. También ayudaban los constantes guiños a algunos de los mejores westerns, que es tanto como decir las mejores películas de la historia del cine. Luke era seco y parco en palabras y su humor sutil e irónico, no tan directo y popular como el del pequeño galo, pero igualmente efectivo y resultón. No en vano el mismo escritor genial participó en ambas series, el incomparable René Goscinny.

Ahora Matthieu Bonhomme retoma al héroe adoptando un tono más realista. Posiblemente uno de los aspectos más logrados de este álbum sea la lucha de Luke contra el tabaco. O más bien para encontrar tabaco. Como es sabido en los tiempos políticamente incorrectos en que se publicó el original, no llamaba la atención que un personaje que era mayoritariamente leído por niños se paseara siempre con un cigarrillo en la comisura de los labios. En esta revisión el protagonista llega sin tabaco a Froggy Town y se pasa el resto del cómic intentando que alguien le deje o le venda unas briznas del preciado vegetal. Pero hasta los indios se han quedado sin picadura para su pipa de la paz. El síndrome de abstinencia pone de los nervios al héroe, lo que le provoca unos indeseados temblores, justo antes de un duelo.

No se fuerza nunca la nota realista. El dibujo transita un estilo simplificado y limpio, a medio camino entre Morris y Mezieres. Solo cabe echarle en cara un color innecesariamente oscuro, tanto que en ocasiones no permite apreciar bien lo que pasa. Pero la vertiente gráfica es lo mejor de un trabajo donde los problemas se sitúan claramente en el guión. Sin llegar nunca al cachondeo que presidía los clásicos relatos de Morris, aquí se mantiene una aproximación algo más seria, con un argumento no muy dado a las bromas.

El hombre que mató a Lucky Luke de Matthieu Bonhomme
La historia acumula algunos tópicos, como todas las aventuras de Luke: el viejo forajido que nos recuerda a Doc Holliday, el asalto a la diligencia, la casi-novia que viene a casarse con otro… Esos lugares comunes podrían haberse articulado en un conjunto coherente y novedoso. Pero no ocurre así.
Luke se pasea entre un montón de personajes, ocurren cosas sin parar y las diferentes tramas se resuelven en un final interminable y muy verboso. Se multiplican las explicaciones de unos y de otros y parece que la secuencia final con el héroe galopando hacia la puesta de sol no llegará nunca, perdida entre interminables bocadillos llenos de texto. Una pena ya que, como digo, el dibujo de Bonhomme es agradable y le habría permitido ofrecer una versión más poética del personaje, según podemos deducir de ciertos paisajes y algunas escenas concretas. Pero la narrativa falla y con ella todo lo demás.
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jueves, 24 de noviembre de 2016

EL CAPITÁN TRUENO EXPOSICIÓN Y CATÁLOGO

El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe. Catálogo exposición Madrid
El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe.
Círculo de Bellas Artes y Acción Cultural Española. Madrid, 2016.
240 páginas, 17 euros.

LOS HÉROES NUNCA MUEREN

Hasta enero podrá verse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid una muestra dedicada al personaje de Mora y Ambrós, El Capitán Trueno. Con tal motivo se ha editado un bonito catálogo.


El libro es más ligero que el muy erudito volumen firmado por José Antonio Ortega y que publicó hace años Dolmen. Va cargado de imágenes que supongo se corresponden con las piezas que conforman la expo.

Como una numerosa colección de portadas de Antonio Bernal, no solo para Trueno Color sino que también se incluyen algunas de la colección Joyas Literarias Juveniles y de Jabato Color. En este último caso llama la atención el autoplagio que se da entre la ilustración para el Jabato Color nº 21 (1971) y la de Trueno Color nº 258 (1974), las de los buceadores. No debe de extrañarnos, me imagino que fueron realizadas a toda prisa y con sueldos de risa.

La verdad es que, más allá de la pura nostalgia, poco valor encuentro en el trabajo de Bernal. Afortunadamente también se ha reproducido una historia completa de Ambrós y varias viñetas de Pardo, Fuentes Man o Bermejo, entre otros. En el apartado gráfico el libro es más que correcto, aunque yo nunca encuentro tantas imágenes de Ambrós como me gustaría.

Se incluye también una impagable entrevista con el dibujante. Sorprende la lucidez de un creador excepcional, un auténtico luchador dispuesto a trabajar como albañil antes de rendirse a los caprichos del editor de turno. Presten atención al desdén con el que habla de los aficionados y la claridad con que explica su trabajo. Define su dibujo como poco académico y hasta malo, pero sabe de su expresividad y de cómo sus imperfectas figuras tenían sin embargo el don de encantar a sus lectores. Que eran muchos y entre los que me cuento.
Si Ambrós era uno de los grandes, ¿qué decir del padre literario de Trueno? Mora nos dejó este año, pero sus creaciones siguen bastante vivas. También se ha incluido una entrevista con él en el libro y en ella repasa buena parte de su trayectoria. No es necesario insistir en la popularidad de Trueno (con tiradas imposibles hoy en día), pero sí quizás recordar otras de sus creaciones, que algunos seguimos durante años, sin ser muy conscientes de quién era aquel Víctor Alcázar (uno de sus seudónimos) que firmaba los guiones: Astroman, con dibujos de Cuyás, Supernova, que se serializaba en Super Mortadelo con arte de Bielsa, El jabato, con el gran Darnís, Dani Futuro con Carlos Giménez (que empezó a serializarse en Gaceta Junior) y tantas otras.

El catálogo se complementa con tres sesudos ensayos dedicados a diversos aspectos de la serie. Por un lado la técnica y las invenciones, destacando los apartados sobre globos y robots, y por el otro las fantásticas arquitecturas que aparecían de un episodio a otro, aportando un indudable toque fantástico a una saga supuestamente realista. Me han llamado la atención los apuntes finales sobre la ausencia del hogar y su representación metonímica a través de las cocinas. Todo está explicado concienzudamente y con rigor y resulta muy interesante.

El primer episodio, más generalista, resulta quizás algo indigesto. Se hace una reflexión muy filosófica sobre la figura del héroe, pero al final no quedan muy claras cuáles son las conclusiones después de tanta digresión. Con todo, un libro de lectura recomendable y que constituye un merecido homenaje a un personaje mítico del comic español y a sus creadores.

Mora no fue el único autor de comics que nos dejó este año. Steve Dillon y Darwyn Cooke tenían cincuenta y pocos años mientras que Jack Davis, uno de los últimos supervivientes de la EC, ya pasaba de los 90. Descansen todos ellos en paz.
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viernes, 18 de noviembre de 2016

MONSTRUOSIDADES de NILES y WRIGHTSON

Monstruosidades de Steve Niles y Bernie Wrightson ECC ediciones
ECC. Barcelona, 2016.
208 páginas, 17,95 euros

ZOMBIES, DEMONIOS Y HORMIGAS GIGANTES


La editorial IDW ha publicado un volumen que agrupa las colaboraciones entre dos maestros del terror Steve Niles y Bernie Wrightson. En blanco y negro y con un formato más grande de lo habitual, que se disfruta hasta el último centímetro impreso.


Si mi memoria no me falla, hace ya años que Planeta editó el primer episodio de este tomo, una historia protagonizada por un detective no-muerto. Esto es, todo indica que está muerto y en proceso de descomposición, pero él sigue por ahí como si tal cosa.
Luego se nos presenta a una especie de Hellboy, un monstruo que se enfrenta a criaturas dispuestas a invadir nuestra realidad. Y finalmente a Doc Macabre, un jovencito superdotado que con sus prodigiosos inventos pone a raya a fantasmas, demonios y otros engendros maléficos.

Los guiones son ligeros y sin pretensiones y su autor, que me había aburrido con algunas de sus historias de zombies, aquí cumple al plantear genuinos entretenimientos que sirven sobre todo para que el dibujante se divierta. Y con él todos sus lectores, por supuesto.

Y es que Wrightson es uno de los grandes. Imposible olvidar su prodigiosa irrupción en el mercado en los setenta con su maravillosa Cosa del Pantano, que se ha reeditado recientemente, y sus increíbles historias de terror para Warren. Tenía un detalle barroco y expresivo, iluminaba como nadie y sus figuras transmitían un patetismo sin igual. Nadie le alcanzaba en el terreno del terror gótico. De manera natural se deslizó hacia la ilustración, firmando contundentes imágenes acompañado por tres colegas que se habían reunido en lo que simplemente se llamó “El Estudio”. Los otros fenómenos eran Barry Windsor Smith, Michael Kaluta y Jeff Jones. Alcanzó la culminación de esa etapa con su versión de Frankenstein, un conjunto de láminas cargadas de saturados tramados de una belleza decorativa incomparable. Pero luego todo cambió.

Monstruosidades de Steve Niles y Bernie Wrightson ECC ediciones
Wrightson pareció esfumarse y cuando reapareció nada era lo mismo. En obras como The Cult, también reeditada hace poco, su dibujo mantenía la calidad habitual, pero mermada, más simple.

Se había convertido en otro dibujante, más tosco y menos refinado. Con todo les invito a repasar sus colaboraciones con Starlin, que le escribió varios guiones muy interesantes.

Pronto descubrimos que su transformación obedecía a una enfermedad que le impedía entintar como a él le gustaba y que afectaba a su sistema de trabajo. Así que con el paso de los años nos fuimos acostumbrando al nuevo Wrightson y a sus nuevos acabados.

Ahora con esta obra casi tenemos las mismas sensaciones que cuando leímos por primera vez La Cosa del pantano o aquella historia de Warren en la que un tipo se enfrentaba a una suerte de monstruo del Lago Ness.

Por un lado el dibujo mejora mucho de la primera a la última historia. Y por el otro el formato gigante y la ausencia de color permiten que nos concentremos en el trabajo con las masas negras del dibujante, en sus texturas y sus sombras. Todo tiene un aspecto estupendo y además los relatos le facilitan excusas para dibujar laboratorios maravillosos, monstruos del averno, fantasmas con muy mala leche y, por supuesto ¡hormigas gigantes! Para disfrutar sin parar.
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viernes, 11 de noviembre de 2016

R.I.P STEVE DILLON

RIP Steve Dillon

A finales de octubre nos dejaba Steve Dillon, dibujante inglés popular sobre todo por su participación en la saga Predicador.



ADIÓS A UN GRAN NARRADOR


Para muchos era un dibujante normalito, sin la carga decorativa que parece necesaria para conseguir la denominación de “artista”. Dillon era todo lo contrario, por eso se le consideraba un artesano. Sus acabados y planificación eran funcionales y parcos, no perdía más tiempo del necesario en los fondos y sus planchas siempre parecían resueltas en diez minutos.

Entre sus colegas su velocidad era legendaria. Talbot nos explicó que Dillon había apostado con un compañero que podía resolver un comic-book en dos días. De acuerdo al relato de Talbot, Dillon se habría pasado todo un mes visitando pubs y en un último fin de semana frenético habría dibujado sus veinte páginas sin pestañear.

Yo le vi realizar dibujos para sus numerosos fans sin apenas encaje. Sacaba el rotulador, empezaba por una esquina y acababa por la otra sin equivocarse. Así le hizo una bonita vista de una carretera de Arizona con el Predicador en primer término a Paul Gulacy, que quería conservar un recuerdo de un compañero tan talentoso.


RIP Steve Dillon Boceto comic
Ambos fueron invitados del Salón Internacional del Comic del Principado de Asturias en 1998 en Gijón. Les acompañaban Don Rosa, Dennis O’Neil, Kevin Nowlan, Tim Sale y otros. Pero entre todos destacó Steve por su amabilidad y generosidad. Le gustaba beber, algo aparentemente habitual entre los creadores ingleses. Pero jamás se ponía borde o agresivo con quienes le rodeaban. Al contrario, siempre se adelantaba a pagar la siguiente ronda y al amanecer se contaban historias de cómo Dillon había cerrado el último bar abierto de Gijón. Todo sin perder la sonrisa y desde una tranquilidad acogedora.
Reconocía a Barry Winsor Smith como una gran influencia. “El dibujante más importante de nuestra generación”, decía. A veces asomaban sus ecos en algunos de los tramados que adornaban los rostros y el pelo de sus personajes en Hellblazer. Pero con el tiempo fue abandonando sus tramas, buscando un grafismo cada vez más despojado. También era un gran aficionado al cine, sobre todo cuando todavía se podía fumar y beber en las salas. Ese amor por las películas clásicas se filtraba en su narrativa, donde nunca se quebraba el eje visual y con conversaciones que eran constantes lecciones de puesta en escena.

Dillon parecía tener prisa y dibujó miles de páginas con un estilo seco y directo pero muy eficaz. Aquí lo descubrimos en una serie de Milligan, Skreemer. Pero con lo que realmente dio la campanada fue con Predicador. Su éxito permitió que recuperáramos una colaboración anterior con su amigo y guionista Garth Ennis: Hellblazer. Allí se curtió y maduró como autor. Rellenaba los huecos entre viñetas de negro para enfatizar el carácter terrorífico de la serie. Pero cuando se pasó a Predicador abandonó una costumbre que le robaba demasiado tiempo. En cambio dibujó los bordes de las viñetas a mano alzada. Quedaban más expresivos y sobre todo era más rápido. La pareja Ennis-Dillon permaneció unida más allá del bombazo de Predicador y firmaron varias sagas de Punisher, con un tono tan divertido como salvaje.

RIP Steve Dillon Predicador
En fin, yo creo que nos ha dejado uno de los grandes. Basta repasar su serie estrella, esa saga impactante y arrolladora que es Predicador. Dillon entendía muy bien los guiones de Ennis, su humanidad y humor. Y los servía con una economía de medios magistral, pendiente de las necesidades del lector, cuidando las elipsis y atento siempre a los matices faciales de sus “actores”. Todo eso puede confundirse con la artesanía, ya que él no permitía que lo decorativo entorpeciese el ritmo de la narración. Pero les aseguro que lo que hacía era arte. Con mayúsculas. Fue uno de los grandes narradores del siglo pasado y le echaremos de menos. Mucho.
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viernes, 4 de noviembre de 2016

20 ANIVERSARIO SUPLEMENTO BELLVER

Ahora que llega el aniversario del suplemento de cultura Bellver me doy cuenta de que esta sección también está a punto de cumplir veinte años. En diciembre de 1997 se publicó el primer “Tebeo y no lo creo” en el Diario de Mallorca.

CUANDO OIGO LA PALABRA TEBEO...


He tenido ocasión de preguntarme en numerosas ocasiones qué hacía una sección de comics en un suplemento cultural. La cuestión no es ociosa. Si revisan la mayoría de revistas, semanarios y demás fascículos complementarios que acompañan a la mayoría de periódicos de este país difícilmente se encontrarán con una parte fija dedicada al medio.
20 aniversario Suplemento Bellver - comic - Diario de Mallorca

Hay sonadas excepciones, como el clásico Manuel E. Darias en El Diario de Avisos de Tenerife. Pero la norma establece que conviene tener contratado a algún experto para situaciones especiales, tipo defunciones, expo de Max en El Prado o una biografía de Carmena, y poco más.

En general, mejor no mezclar actividades menores y de escaso lustre cultural con los temas realmente serios. Ya saben: arte moderno, teatro, literatura de la que no se vende… Muchos mandarines culturales cuando oyen la palabra tebeo, parafraseando a ya-saben-quien, se echan la mano a la pistola o al látigo. ¡Fuera de aquí, desgraciados, bachibozuks! No es mi intención iniciar una sarta de lamentos como si fuera un aficionado al rock o a los grafitis. O un aparejador o un enfermero. ¡No me llaméis pinchaculos! La batalla por el predominio cultural es constante, la cima pequeña y los aspirantes numerosos.

Nunca he creído que pueda defenderse el medio (ningún medio) en general. Pero sí a determinados autores. Una gran parte de la producción literaria es lamentable. Pero hay un reducido número de obras que por sí solas justifican toda la tinta malgastada desde el principio de los tiempos. Y lo mismo con los comics. O la pintura. La búsqueda de reconocimiento no es un objetivo deseable. Llegará o no, pero apenas guarda relación con la calidad de las obras. La última gran operación para dar lustre al cómic, la novela gráfica, no deja de ser una exitosa estrategia comercial, cuyos frutos artísticos son muy escasos. Y desde luego en nada han mejorado a formatos anteriores, de las tiras en que leímos a Modesty Blayse, los álbumes de Tintín o los comic-book donde se publicó Batman año 1.

Desde los sesenta asistimos a progresivos intentos de rescate cultural. Primero directores como Resnais o Fellini proclamaron las bondades del comic; luego eruditos como Eco escribieron sesudos ensayos sobre Superma;, más tarde creadores tan rompedores y prestigiosos como Jodorowsky pusieron sus guiones al servicio de algunos dibujantes; fanzines, revistas especializadas y convenciones florecieron por toda Europa y muchas se mantienen en la actualidad.

En los últimos años la traslación de los superhéroes al cine ha sido un arma de doble filo. Ha asegurado su popularidad y una propaganda muy beneficiosa, pero también ha fomentado la vinculación de las historietas con unos lectores-espectadores siempre por debajo de la adolescencia.

Salvo sonoras excepciones, los intentos del comic por madurar tanto internamente como hacia el exterior no han tenido éxito. Se han diluido, bien devorados por el populismo de unos programadores culturales demasiado próximos al fenómeno fan, o se han asfixiado por el abrazo de expertos obsesionados por la experimentación y de un elitismo tan arrogante como improductivo. No todo son malas noticias. Las historias y los formatos se han abierto y la variedad es la clave de un paisaje que ya ha dejado atrás toda tentación de vivir solo del monocultivo. Se van colando las noticias sobre viñetas en entornos como éste, normalizando su posición en ámbitos culturales.
De alguna manera se filtra la idea de que los dibujantes son respetables y de que no todas las historias son para descerebrados.

Pero los avances son lentos. No está de más acabar recordando las palabras de un sabio que nos dejó este verano, Gustavo Bueno. En El mito de la cultura explicaba el carácter paradójico de la cultura y su aparición relativamente reciente. Antes se empleaban sobre todo términos agrícolas, como “cultivo”. El salto de “persona cultivada” a “persona culta” lleva incorporados no pocos componentes nacionalistas y racistas. Y como el mismo profesor comentaba, no se pueden respetar culturas ateas y religiosas al tiempo, vegetarianas y caníbales. Se respeta a las personas, pero no a todas las ideas. Su desmitificación de la cultura lo que conlleva es justo lo contrario, reducirla a su esencia, un mito, una idea que veneramos sin reflexionar sobre ella y sus consecuencias en profundidad.
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viernes, 28 de octubre de 2016

FLASH GORDON de JAVIER CUERVO

Flash Gordon el conquistador de Javier Cuervo. El amor y la guerra en el planeta Mongo de Alex Raymond
Flash Gordon el conquistador
Rema y vive. Gijón, 2016.
120 páginas. 13 euros.


EL HÉROE MÁS CAMP


Javier Cuervo acaba de presentar nuevo libro dedicado en esta ocasión a Flash Gordon, prácticamente el héroe fundador del género de la ciencia-ficción en el cómic.


El nombre de Gordon evoca en la mente del aficionado una serie de imágenes míticas, relacionadas con sus diversas encarnaciones. Del preciosismo de Mac Raboy a la actualización de Williamson y Schultz, pasando por la extraordinaria aportación de Dan Barry, el héroe galáctico ha conocido muchas vidas. Pero entre todos los autores que lo han interpretado sobresale la versión de su creador, el soberbio ilustrador Alex Raymond.

Su paso por la saga está grabado a fuego en la cabeza de todo lector de comic. La ciencia-ficción era cutre y acomplejada hasta que llegó Raymond, aportando épica, elegancia y un erotismo nada disimulado. Flash Gordon atrapa al lector con sus sugerentes imágenes, por la belleza de sus mujeres y el donaire de sus héroes, también por sus componentes bizarros, sus mezclas de razas, monstruos y paisajes futuristas, con cohetes de formas decó y uniformes con reminiscencias austro-húngaras.

El futuro es algo que huele a pasado en Gordon, una pauta que posteriores productos fantacientíficos seguirán. Como comentaba Georges Lucas, cuando en los sesenta habían intentado imaginar el futuro, habían producido escenarios que todos asociamos con “el futuro de los sesenta”. En cambio, la mezcla de elementos con referencias al pasado demostraba su capacidad para resistir mejor el paso del tiempo. Algo que La Guerra de las Galaxias probaba con rotundidad, con sus constantes citas a la edad media, al western, al Japón feudal o a la estética nazi. Cuanto más antiguo, más moderno parecía. Así que Gordon ha envejecido muy bien porque nunca intentó resultar futurista, nunca escondió las referencias con las que había sido construido.

Flash Gordon el conquistador de Javier Cuervo. El amor y la guerra en el planeta Mongo de Alex Raymond
Los lectores tienen una idea muy concreta de la serie, son unas aventuras que han sido muy leídas y sobre las que resulta difícil comentar algo novedoso. Y Javier lo consigue. Tiene una primera parte excelente en la que explica las condiciones en las que nació la tira, dentro de la clásica guerra entre grandes periódicos, contada de forma tan amena como interesante. Cita precedentes y las posibles fuentes de la historia así como las aportaciones de guionistas que solían permanecer en la sombra. El ritmo no decae en la segunda parte, dedicada a las relaciones de Gordon con su eterna novia, Dale Arden, y el resto de féminas de la serie. Relaciones que ya pueden imaginar se quedan un tanto desfasadas. Pero es que el autor lo cuenta todo tan bien que es como si nunca hubiéramos leído antes el comic. Nos sorprenden las pautas que se repiten y los roles adoptados por unos y otros. Por supuesto también se sitúan en su contexto histórico, algo que si no justifica todas las decisiones de Raymond, sí que nos permite juzgarlo con menos dureza.

En un libro que apenas cuenta con ilustraciones maravilla la capacidad de Javier Cuervo para describir las viñetas y los saltos de estilo de un autor siempre más preocupado por el dibujo que por los contenidos o la narrativa. Sus figuras eran tan seductoras que apenas prestamos atención a los disparates de sus historias. Cuervo no solo recrea con precisión las evoluciones del pincel de Raymond. También evoca de tal forma las andanzas de sus personajes que se acaba la lectura de esta guía deseando revisarlas para cotejar lo que se recordaba con la nueva visión que sugiere el escritor.

Es, en fin, un tratado más que recomendable que no cuenta apenas con distribución. Les aconsejo que acudan a la página web de la editorial para adquirirlo. Sin duda lo van a disfrutar ¡intensamente!
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viernes, 21 de octubre de 2016

BOB DYLAN COMIC

Bob Dylan -- comic

Hace años se publicaba una historieta en la que Bob Dylan, flamante premio Nobel de Literatura, no salía precisamente bien parado.


UNA LLUVIA DURA VA A CAER...


En España se incluyó en un extraño álbum underground, editado por los mismos que sacaban Star, una revista alternativa muy adelantada a su época.
Mosik, así se llamaba el experimento, estaba dedicado a la música y reunía tanto artículos como historietas donde se criticaba la decadencia de algunas estrellas glam, se burlaban de Elton John, Dave Gibbons (luego famoso por Watchmen) dibujaba “Vince Eugene”, con un alter ego de Elvis Presley que acababa convertido en dictador, entre otros disparates.

Corría el año 1976 y el volumen facilitaba una rápida actualización a sus lectores respecto al complejo panorama del rock contemporáneo. Allí descubrí a Iggy Pop, Lou Reed y demás representantes de la moda juvenil. Aunque realmente lo que me atraían eran las historietas, entre las que destacaba una: “Las venturas de Zimmerman”.

Lo que llamaba la atención de aquel relato corto es que estaba dibujado por Neal Adams, a quien adorábamos tras descubrirlo en X-Men, Los Vengadores y algunas portadas de la DC. Adams era un dibujante “serio” y sorprendentemente realista.
Por eso resultaba brutalmente inesperado encontrarlo en un comic en el que, entre otras viñetas, había algunas donde se sugería que Joan Baez le hacía trabajitos orales a Dylan en la ducha. El tono era desenfadado y de un humor salvaje y abundaban las escenas con el respetable músico buscando inspiración en el retrete. Aunque parte del material de Mosik provenía de editoriales inglesas, “The Ventures of Zimmerman” tenía otro origen, una enloquecida revista americana.

National Lampoon había nacido en la universidad y sus fundadores estaban decididos a no dejar títere con cabeza. En los setenta, la combativa actitud hippie de la década anterior había dejado paso a una fría ironía. Una vez que la seriedad de los cincuenta ya había sido arrinconada, tocaba desafiar los nuevos tabús y ampliar los límites de la burla.
Bob Dylan -- comic

No estaban dispuestos a sustituir a las viejas monjas por otras nuevas así que aquellos jóvenes airados comenzaron a lanzar sus dardos contra todo aquello que fuera popular o estuviera de moda, sin prestar atención a su prestigio y sin atender a corrección política alguna (todo eso vendría después). Releer National es como respirar aire fresco, se percibe la tremenda libertad con la que fueron creados sus contenidos. Mayoritariamente la revista estaba constituida por artículos. Pero pronto contrataron a dibujantes, los mejores del negocio porque pagaban buenos sueldos. El éxito y la popularidad de la publicación se tradujeron en unas tiradas cada vez más elevadas. Para los dibujantes suponía la oportunidad de facturar productos de calidad, con total libertad en cuanto a lo que quisieran incluir en sus viñetas.

En 2003 la revista Comic Book Artist dedicaba un número a National Lampoon, incluyendo una jugosa entrevista con Adams. El dibujante comentaba algunas de sus entregas, como sus episodios sobre “Son-O’-God”, un nuevo Cristo sobre la Tierra, adecuadamente irreverente, y, por supuesto, su Zimmerman, que apareció en el nº 31 (Octubre, 1972). Como curiosidad su superhéroe judío luchó en otra entrega contra Son-O’-God. Adams comentaba que él era muy formal y que apenas sabía nada de los temas de moda que le hacían dibujar. Ni siquiera sabía que Zimmerman era el verdadero nombre de Dylan.
Bob Dylan -- comic

Explicó que por momentos le parecía que dibujaba un panfleto anti-semita ya que el artista era presentado como un cantante folk cuya identidad secreta es la de un super-ejecutivo que consigue sacar pasta de todos sus proyectos. Más allá del tufillo anti-judío, lo que subyace es el característico reproche de todo intelectual desde su departamento universitario, cada vez que algún autor deja de ser maldito y alcanza el éxito: “¡Te has vendido!”. Pero, si se olvida todo eso, esa biografía en clave de comedia de Dylan puede disfrutarse sin complejos. Es muy divertido ver cómo se enfrenta a los hippies que pretenden impedirle sacar pasta (“Música gratis, ¿dónde se ha visto?”), cómo saca a los Beatles de Estados Unidos y tantos otros disparates. La splash de presentación corría a cargo de Andru y Esposito y en ella las burlas antisionistas subían de tono. Pero el resto era muy recomendable y realmente incidía en la contradicción que persigue a todo cantautor o creador antisistema: ¿qué hacer una vez que la sociedad que cuestionabas te ha recibido con los brazos abiertos, asegurándote fama y fortuna? La respuesta sin duda roza la esquizofrenia.
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viernes, 14 de octubre de 2016

EL TRÍPTICO DE LOS ENCANTADOS de MAX

El tríptico de los encantados de Max, edita El Museo Nacional del Prado
Museo Nacional del Prado. Madrid, 2016.
74 páginas, 15 euros.

ECOSISTEMA COMIQUERO BALEAR 


Ante las inminentes jornadas Comic Nostrum conviene recordar algunos de los sucesos y las obras que han marcado un año pletórico de actividad.


Iniciábamos 2016 con la reedición de Las cansiones de Ossifar, un éxito “sin normalizar” de Pau, dibujante que se ha mantenido muy ocupado y no sólo porque espera con ilusión el nacimiento de su primera niña. También porque este año ha visto cómo se publicaba en Francia el último tomo de su saga Atlas y Axis. El cierre de esa etapa ha supuesto el inicio de nuevas aventuras con diversos guionistas galos, dibujando algunos personajes clásicos como Los casacas azules o Spirou. Y esto es solo el principio.

En el capítulo de pérdidas la más sentida ha sido la de Bermejo, residente en las Baleares y uno de los escasos artistas que tuvieron el honor de dibujar uno de nuestros personajes más emblemáticos, El Capitán Trueno. Su guionista, Víctor Mora, también nos dejó en 2016.

En el terreno institucional el año señala la recuperación del Solleric para el medio. Primero fue la postergada expo de Seguí, una muestra excelente que finalmente vino acompañada de un completo catálogo. Después, por supuesto, la exposición dedicada a Ditko, que se prolongará hasta enero. El próximo sábado 22 tendré el placer de encabezar una visita guiada por las salas del Solleric.

Confiemos en que para entonces los chinos hayan decidido enviarnos el libro que acompaña a este proyecto. Los tebeos también viajaron hasta Porreres con motivo de su Nit de l’Art. Una iniciativa del incansable Ake Mora que consiguió reunir a algunos de nuestros artistas con más proyección internacional: March, Pau, Díaz, Grimalt, Sanna…

Para este último el año está resultando muy especial ya que señala su definitivo desembarco en el mercado americano. Primero de la mano de El Torres con su miniserie StraitJacket, pendiente de publicar en España. Después en Marvel, con trabajos protagonizados por antihéroes como Deadpool o Bullseye.

crtoon Nostrum Mallorca
Otro que intenta abrirse camino es Pepmi Garau, que promueve un proyecto de animación encabezado por los mejores representantes del cómic y la ilustración en Baleares. En la Fundación Barceló pueden verse los esbozos de fondos y personajes creados por Flavia Gargiulo, Max, Pere Joan, Marga Viñas y otros. No ha encontrado apoyo institucional.

Max ha sido noticia de muchos telediarios por su entrada en el Prado, el primer dibujante de historietas que lo consigue.
Su obra El tríptico de los encantados es un sentido homenaje a El Bosco pero también a los clásicos de nuestra historieta. Con un marcado carácter teatral Max resuelve con eficacia un encargo cargado de peligros. No es tan fácil realizar una obra sobre un gigante como el pintor holandés sin sentirse diminuto y ridículo. El dibujante resuelve con modestia y empleando su trazo más puro y refinado. Vuelve a salir la urraca que ya forma parte de su repertorio de personajes y desnuda sus planchas de todo elemento innecesario. Acaba con un recurso que ya había nos había fascinado en Vapor, esa cabalgata de encantados que le permite ofrecer su personal y refinada versión de las figuras imaginadas por El Bosco.

Comic Nostrum 2016 Mallorca
A los nuevos autores se les han brindado no pocas oportunidades. Marta Massana publicaba su Mocca Café, que se anuncia como Volumen I.
La Deriva seguía embarcada en la presentación de nuevos talentos, que se reunirán en una muestra en La Misericordia, justo después de Comic Nostrum. Mañana mismo por la tarde se inaugurará en la Escuela Superior de Diseño la exposición dedicada a Gonzalo Aeneas, encargado del cartel de las jornadas de 2016. Entre sus laboriosos trabajos destaca un Tarot realizado como Proyecto Fin de Carrera y que prueba su habilidad como ilustrador tanto en el terreno del dibujo como del color.

Finalmente deben citarse algunos de los invitados de las jornadas 2016, dedicadas al mar y con Corto Maltés como referente. Destaca la presencia de Rubén Pellejero, uno de los grandes y el encargado de reinterpretar al mítico marinero del anillo en la oreja. Le acompañan David B, Kaz, Paul Gravett, Canales, Valero o Alary, en lo que serán unos días intensos y llenos de descubrimientos y sorpresas. El Festival permanece en constante estado de reinvención y este año vuelve a Ses Voltes. Pero estudien con cuidado el programa porque las sedes serán tan deslizantes y movedizas como la propia filosofía del evento. Sólo para paladares exquisitos.
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viernes, 7 de octubre de 2016

MARÍA LLORÓ SOBRE LOS PIES DE JESUS de BROWN

María lloró sobre los pies de Jesús de Chester Brown, edita La Cupula
La Cúpula. Barcelona, 2016.
272 páginas. 17,90 euros

SANTAS Y PUTAS


Si en su último libro Chester Brown contaba su experiencia con las putas y explicaba que no le provocaba ningún problema moral obtener sexo a cambio de dinero, aquí va un paso más allá.


En el epílogo se define como cristiano (aunque de una clase muy particular) y argumenta que Jesús defendió siempre a las rameras, que muy probablemente María, su madre, ejerció la prostitución y que sólo a posteriori se impusieron sobre su doctrina original otras ideas más conservadoras y tradicionales, menos permisivas con “el oficio más viejo del mundo”.
Obviamente todo el asunto sigue en discusión, hoy ya no bajo el prisma de la decencia y la contención sexual, sino desde la dialéctica del abuso de poder y de la imposición de unos comportamientos a partir de la fuerza, una variante más de la violencia machista que como tal debe ser erradicada. Brown, como acostumbra, va a su aire.

Es imprescindible leer su obra anterior, Pagando por ello, para comprender en qué mundo estamos. Su visión se circunscribía a un espacio muy reducido donde, por supuesto, no cabía la trata de blancas. Digamos que hablaba de la prostitución como una decisión personal, no forzada, lo cual reducía la actividad a una relación entre adultos en la que había un intercambio de dinero y servicios. Atendiendo a esos simples parámetros el autor adoptaba una posición moral que consistía en considerar ese trabajo como la cosa más normal del mundo, algo que solo puede molestar a los extremistas religiosos o a reprimidos con ganas de fastidiarle la vida a los demás. De hecho confesaba mantener una relación estable con una exprostituta.

Ahora va un paso más allá. Su nuevo libro es lo que llamaríamos un ensayo gráfico. Tiene una tesis y la explica desarrollándola en pequeños relatos. Las historias son fragmentos de la Biblia, algunos tan populares como el de Job, lo que sucedió entre Caín y Abel o entre David y Betsabé o la parábola del hijo pródigo, entre otras. Aunque el protagonismo de las fulanas propicia la parte más escandalosa del volumen, en realidad su discurso es algo más amplio, no afecta solo a la moral sexual y tiene que ver con lo que se supone que Dios espera de nosotros.

María lloró sobre los pies de Jesús de Chester Brown, edita La Cupula - novela gráfica - Biblia
El trabajo de Brown tiene la gran virtud de recordarnos algo que ya sospechábamos: la Biblia no es un libro más. Y su grandeza se aprecia en cada nueva interpretación. El autor toma los textos originales y los lleva a su terreno enfatizando aquello que considera probado. En esencia, que la parte del cristianismo que insiste en unos determinados comportamientos, que predica la moderación y la contención y que señala al pecador como culpable, indigno a los ojos del Señor, no se corresponde con la lectura de Brown. Al contrario, quienes desobedecen los dictados del Altísimo son premiados, el hijo pródigo es bienvenido no porque se arrepienta sino porque se lo pasó ¡de puta madre! En el sentido más literal de la expresión. David peca al encamarse con Betsabé, pero ella es libre de hacerlo ya que su marido no la satisface. Etc.

Se equivocaría quien se escandalizase con este trabajo y lo considerase blasfemo o antirreligioso. El propio autor se confiesa ya no solo cristiano, como he comentado, sino religioso. Pero es que su prodigioso dibujo transmite siempre la misma idea, con esos hombrecitos contemplados desde un lugar muy elevado, tan frágiles y tiernos al tiempo. La vida es fugaz y no podemos perder el tiempo con bobadas, conviene disfrutar de las pocas diversiones que la existencia pone a nuestra disposición. Para él el sexo entre adultos es siempre placentero, una bendición que debe ser tratada casi como un acto sagrado. Y ese es el mensaje que encuentra en La Biblia. La recompensa es para los vividores, Dios no ama a los sosos.

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viernes, 30 de septiembre de 2016

DITKO UNLEASHED CASAL SOLLERIC EXPO

CONTRACORRIENTE
El 29 de septiembre de 2016 a las 20:00 h. se abrio en el Casal Solleric de Palma la muestra dedicada a Steve Ditko, un autor inclasificable e indómito, figura legendaria del comic americano, todavía en activo y al borde de los noventa años.


Steve Ditko nació el 2 de noviembre de 1927 en Pensilvania. Pasó por la Escuela de Artes Visuales de Nueva York, donde tuvo como profesor a Jerry Robinson, creador del Joker. Pronto fue contratado por diversas editoriales, entre las que destacan Charlton y Marvel. En la exposición pueden verse dos de sus portadas para Charlton y dos historias cortas completas para Marvel-Atlas, que permiten apreciar la calidad de sus tintas desde el inicio de su prolongada carrera.


A finales de 1961 Marvel lanzó Amazing Adult Fantasy, una revista en la que todas las historietas fueron dibujadas por Ditko y escritas por Stan Lee y que recientemente se ha publicado en español, en un bonito tomo.
En 1962 se transformó en Amazing Fantasy, con un personaje que al año siguiente obtuvo su propia cabecera: Amazing Spider-Man. Para la muestra del Solleric se han reproducido los originales de la primera historia del superhéroe adolescente, en poder de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
En 1963 creó a Dr. Strange, cuya adaptación cinematográfica se estrenará en noviembre de 2016, con el muy peculiar Benedict Cumberbach en el rol protagonista. Veremos, de entrada han transformado al Anciano en una señora calva.

En la exposición pueden verse varias páginas de Dr. Strange y Spider-Man, incluyendo la famosa escena del alzamiento, una de las más populares de la historia del comic, aparecida en Amazing Spider-Man nº 33. Está unánimemente considerada como una cumbre de la narrativa visual, un ejemplo perfecto de cómo graduar una tensión siempre en aumento y de cómo estirar con precisión una escena dramática. En esa etapa Lee sólo se hacía cargo de los diálogos. A pesar del creciente éxito de sus héroes, Ditko abandonó Marvel en 1966.

Para Charlton creó otros héroes como Captain Atom o Question y renovó a Blue Beetle. También ayudó a su amigo Wood con los T.H.U.N.D.E.R. Agents. Para DC creó a Creeper y dibujó Hawk & Dove, una de cuyas portadas forma parte de la exposición. Para la editorial Warren facturó inolvidables historias con guiones del gran Archie Goodwin. Se incluye una abultada muestra de este material realizado con aguadas, además de una historieta completa: “The Spirit of the Thing!”.

A finales de los sesenta colaboró con innumerables publicaciones independientes donde presentaba sus historietas más radicales, entre las que destacaban las protagonizadas por su héroe Mr. A. El autor conserva todo ese material pero no desea mostrarlo en público.

La exposición sí que permite disfrutar con algunas de las innumerables planchas de terror que dibujó para Charlton en los setenta, incluyendo portadas. En los ochenta comenzó su itinerancia por las editoriales emergentes, como New Media, First o Pacific, para quienes creó al surrealista Missing Man. Esa década fue la de su vuelta a Marvel, entonces sólo como dibujante a lápiz. Pueden verse algunas de sus páginas para Drácula, Iron Man o Chuck Norris, pero sobre todo destacan las de ROM, algunas entintadas por Craig Russell o John Byrne. Es un personaje al que no se ha prestado la debida atención. Los guiones eran de Bill Mantlo y Ditko se incorporó en el nº 59 (1984). Aunque sólo se encargó de los lápices, hizo un trabajo excelente que bien merece una revisión. A ver si alguien se anima a reeditarlo.

Con motivo de esta muestra la editorial IDW ha publicado el libro Ditko Unleashed, un volumen de cuatrocientas páginas donde se incluyen cuidadas reproducciones de todas las piezas. La exposición se complementa con reproducciones de su trabajo más personal e independiente, con personajes como Mr. A., Static o The Mocker, publicaciones originales, un documental que repasa algunos de sus rasgos más característicos y otras sorpresas.

LA FAMA CUESTA

Muchos de los héroes de Ditko son periodistas. Peter Parker trabajaba como reportero en un periódico. También Mr. A., Question o Creeper. El trabajo periodístico permitía que sus protagonistas estuvieran próximos a la acción de una manera natural. Siempre se debaten ante el gran dilema moral: contar los hechos tal y como los han descubierto, o ceder a intereses, chanchullos, presiones constantes. 


Es habitual que sus héroes afronten las amenazas de directivos y patrocinadores. También que sean los dueños de las compañías quienes den la cara por los infortunados reporteros y les permitan hacer su trabajo. Por eso no son nunca figuras populares. Al revés, la turba los aguarda a la entrada de los estudios para difamarlos ¡por contar la verdad!

La televisión, las redes y los nuevos media han convertido la transparencia en el valor supremo. Sospechamos de quien no se muestra “tal cual es”. ¡Algo tendrá que ocultar! Ditko en cambio elige la opacidad, el silencio incómodo. En los años sesenta los aficionados comenzaron a agruparse en torno a los primeros fanzines y convenciones.

El autor concedió numerosas entrevistas y hasta asistió al primer Salón de Nueva York, el único profesional que se acercó por allí. Y luego el silencio, ni declaraciones ni fotos. No ha vuelto a hablar de su vida privada y cuando fueron a indagar a su pueblo, preguntando por él a familiares y amigos, no le gustó. Pero nunca ha renunciado a hablar de su arte y su visión del mundo. Es posiblemente el autor de comic con una obra literaria más extensa. Ditko escribe sobre su trabajo en Marvel, sobre los fans, sobre el acto de crear y el 11-S, sobre lo que se les ocurra. Con claridad y sin misterios.

Respeta el trabajo, propio y ajeno. Y desprecia a quienes buscan su minuto de gloria sin tener nada que mostrar. ¿Quién eres, qué haces? Para él son preguntas equivalentes. Desde que abandonó Marvel en los sesenta Ditko ha seguido creando, sin descanso. Todavía hoy, octogenario, publica varios comics originales al año. Pero cada vez menos aficionados se acuerdan de él o saben de su existencia. Mientras, Stan Lee, el co-creador de Spider-Man, aparece repetidamente en series como Big Bang Theory y en todas las películas con superhéroes de Marvel. Es mundialmente conocido pero ¿por qué? ¿Cual ha sido su obra en los últimos cincuenta años?

EL BIEN O EL MAL

Lo anterior, por supuesto, guarda relación con su filosofía vital. Todo está en su obra. Bien a través de personajes que transmiten sus ideas, como Mr. A, Question o Static, o con ensayos escritos o visuales en los que expone su punto de vista. Algunos, por cierto, tremendamente originales por la manera en que articula textos e imágenes.


La raíz de su pensamiento es aristotélica y se basa en una simple afirmación: la realidad es objetiva. A es A. A partir de ahí se aplica el principio de no contradicción. A no puede ser no A. Lo cual, cuando descendemos a un terreno tan popular como el de los superhéroes, quiere decir que si alguien es bueno no puede ser al mismo tiempo malo. En muchos relatos de Mr. A. aparece el neutralista, un personaje despreciable que supone que puede caminar por el gris sin mancharse. “Si nadie me ve, si nadie lo sabe, por una vez, no hay que ser extremista, no está tan mal…”. Ditko repasa obsesivamente la retahíla del autoengaño para llegar siempre a la misma conclusión. Ninguna persona está “un poquitín embarazada”. Por eso desprecia y así lo ha expresado en numerosos artículos, el concepto de antihéroe. Gran parte de los creadores que le siguieron han convertido a los personajes originales en la negación de lo que significaban. Como demuestra el siguiente ejemplo.

Cuando la compañía Charlton cerró, DC compró las licencias para publicar sus personajes. Ditko había creado o trabajado con algunos de ellos: Question, Captain Atom y Blue Beetle. Se los ofrecieron a una estrella emergente, Alan Moore, el iconoclasta guionista británico. A partir de ellos creó Watchmen (1986). Aplicando abundantes dosis de cinismo y crítica, el inglés contó al mundo lo que pensaba de las ideas de Ditko, practicando una inversión de todos sus valores.
Question, convertido en Roschach, era un psicópata asesino con traumas infantiles a quien le gustaba matar para aliviar sus frustraciones. Blue Beetle se convertía en el anodino Buho, que necesitaba ponerse su traje para mitigar su impotencia; en una curiosa pirueta lógica, disfrazarse era lo que le permitía quedarse en pelotas. El monstruoso Doctor Manhattan, un científico al servicio del gobierno que perdía progresivamente su humanidad, se derivaba de Captain Atom. Ozymandias, el hombre más listo del mundo, estaba dispuesto a liquidar a una buena parte de la población para salvar al resto. En fin, los héroes eran presentados como enfermos, sociópatas con problemas afectivos, vigilantes en quienes no se podía confiar, tipos raros que necesitaban vestirse con capas para sentirse superiores a los comunes mortales.

DITKO UNLEASHED - Timelapse working on the exhibition Casal Solleric from Casal Solleric on Vimeo.

La cosmovisión de Moore era abrumadoramente negativa. Miller ya había ofrecido aquel mismo año 1986 su versión más dura de Batman en The Dark Knight Returns. En 1989 Tim Truman presentaría Hawkworld, otra aproximación oscura a la figura del superhéroe. Pero en ambos casos las reacciones extremas de los protagonistas se presentaban casi como lógicas al enfrentarlos a villanos brutales y sociedades rematadamente corruptas.
En Watchmen la propia idea del bien había sido extirpada. Aun más, el mal no existía. ¿Contra quién luchaban aquellos tarados con máscaras? Contra sí mismos. No extraña que los lectores se entusiasmaran con el personaje de Roschach, el único que aún mantenía en su ADN parte de los genes implantados por Ditko, el único que no se rendía al final, dispuesto a enfrentarse al mal aun a costa de su vida. Él era el loco y Moore lo liquidaba. Los demás callaban y seguían con sus vidas en una apología del crimen colectivo, del chivo expiatorio como elemento conciliador. Nada podía ser más opuesto al pensamiento de Ditko.

DITKO, ETC

Ditko nunca quiso ser un ilustrador, sino un dibujante de comics. En sus inicios demostró que podía ser tan bueno como cualquiera, pero con el paso de los años se hizo evidente que priorizaba el relato antes que las formas, siempre al servicio de la historia. Paradójicamente es un autor muy interesante en su vertiente gráfica. Nadie ha permanecido tanto tiempo como él investigando nuevos grafismos, en gran medida gracias a su voluntad de ajustarlos a lo narrado, de darles una importancia relativa en el balance final. Nunca se esforzó por parecer bonito, pero Ditko siempre fue Ditko.


Su originalidad le llevó a mejorar relatos ajenos, apropiándoselos, y a crear comics que abordaron una constelación de temas y preocupaciones poco convencionales. En Ditko es imposible separar la narración de las ideas. Sus argumentos son vehículos frenéticamente dirigidos por sus conceptos. A pesar de que se le asocia con los superhéroes, ha sido muy crítico con aquellos creadores que han renunciado a hablar de la realidad. Se ha situado en el centro de una antigua controversia: ¿debe el arte transmitir ideas, reflejar algún tipo de verdad? ¿O sólo entretener, distraernos de una realidad angustiosa? Quiso trascender el puro divertimento, convencido de que toda obra expresa una visión del mundo. La imagen del hombre que aparecía en sus viñetas fue siempre positiva, ensalzando su grandeza y señalando las miserias como errores que podían y debían evitarse. La figura del héroe surgía casi como una necesidad, precisamos referentes que nos inspiren, de ahí su desprecio por los anti-héroes.

Nunca ha sido un aburrido predicador impartiendo doctrinas deprimentes. Al contrario ¿qué puede haber más imaginativo y estrafalario que los universos de los Doctores Strange o Graves, el vestuario de Creeper, Shade o Madman, el humor de Killjoy o Missing Man y tantas y tantas otras muestras de su genio gráfico y literario? Entre sus planes no se contaba dar la paliza a los lectores. Quien lea sus obras encontrará constantes desafíos gráficos y conceptuales.

Ditko ha encarnado un ideal, una forma de entender la realidad, con el individuo como motivo central. Muchos de sus colegas expresan una sentida admiración hacia su trabajo y un profundo respeto por su carrera. No faltan quienes le han atacado por motivos que sólo puedo calificar de ideológicos. Él se ha enfrentado a la multitud, sin temor a ser señalado como diferente. A su feroz defensa de la libertad individual se opone la unanimidad de la plaza pública y de lo políticamente correcto.
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