188 páginas, 18,95 euros
UN NIÑO Y SU PIEDRA
Si duda respecto a sus capacidades ópticas ya no es necesario que vaya al oculista. Basta con que intente leer este tebeo. Si lo consigue le felicito, tiene usted una vista de lince, amigo.
Esta es la principal pega que se le puede poner a esta “casa elevada”: Sus textos tienen un cuerpo ridículo, desentrañar lo que ocultan sus bocadillos se convierte en tarea casi imposible y les confieso que todos, lo que se dice todos, no me los he leído. No lo he conseguido. Aparte de ese problema, que no es menor, su lectura llegar a ser muy disfrutable. Recuerdo comentar con Gilbert Shelton el problema de la reducción de textos. Sus planchas de los Freak Brothers se publicaron primero en periódicos universitarios, de formato grande. Y luego se redujeron a más de la mitad del tamaño original para agruparlos en los conocidos volúmenes editados por Rip Off Press, la editorial del autor. Con lo que bocadillos perfectamente proporcionados al principio, se convertían en auténticas miniaturas después. Como él decía con sorna “los jipis tenían muy buena vista”. Pues eso: viejales, abstenerse. El guionista Mike Carey es un viejo conocido que tuvo la mala suerte de llegar justo después de algunos fenómenos como Gaiman o Ennis, razón por la cual algunos no le prestamos la atención que quizás merecía.