viernes, 29 de marzo de 2019

LA CASA DE LA PENITENCIA de TOMASI, BERTRAM y STEWART

LA CASA DE LA PENITENCIA obra de Peter Tomasi, Ian Bertram y Stewart, edita en España Planeta Comic
Planeta Comic, 2018
172 páginas, 19 euros


UN RUIDO INCESANTE
Una extraña fábula en la que se mezclan elementos de crítica social con fantasmas, secuencias apocalípticas con pasajes adecuadamente tenebrosos y, sobre todo, muy sanguinarios. Bienvenidos a la mansión donde los martillazos nunca cesan.


El guionista, Peter Tomasi, lleva muchos años encargándose de las series más populares de la DC. Pero aquí se ha zambullido en un experimento genuinamente terrorífico. La primera sensación es que tanto el escritor como el dibujante se lo han pasado muy bien.

Ian Bertram es un artista de marcada personalidad, con rasgos que recuerdan algo a Moebius aunque a mí sobre todo me remite al Tom Sutton más recargado y barroco. En esta siniestra historia despliega todo su arsenal de trucos, con atrevidas composiciones de página, arquitecturas alucinantes y orgánicas manifestaciones de un mal arrollador. Todo va saturado de líneas, los rostros exhiben unos ojos desmesurados y felinos y los personajes siempre parecen pequeños ante los descomunales espacios.

Toda la parte ambiental está perfectamente resuelta. Y ahí intervienen también al guionista y por supuesto al colorista, que ayuda y mucho a la creación de la atmósfera surreal y opresiva del relato. Inolvidables sus numerosos rojos, también sus violetas y amarillos suaves.

El punto de partida argumental es interesante, esa casa en la que se atrapan las almas desesperadas y a la que acuden toda suerte de asesinos que arrastran atroces penas sin purgar. La casa, sin duda otro personaje más de la historia, los retiene y la tensión se acumula entre unos tipos dispuestos a desatar la violencia más salvaje.

comic terror LA CASA DE LA PENITENCIA obra de Peter Tomasi, Ian Bertram y Stewart, edita en España Planeta Comic
La cosa va de lo malas que son las armas y el ejército de inocentes que caen bajo las balas. La mansión contiene a las víctimas, que acechan nuestro mundo desde un más allá que no evita el dolor sino que mantiene a las almas en un purgatorio eterno, hasta que llega la hora de la venganza. Pero la construcción se alimenta de una brutalidad apenas contenida y rompe todas las barreras. Solo el ruido constante de unos trabajos siempre en marcha puede parar a esos fantasmas sedientos de sangre.

Al final, más allá de las buenas intenciones, los personajes acaban rajando en exceso y se tiene la sensación de que todos se lo han pasado demasiado bien. Tomasi permite que sus creaciones hablen mucho y el ritmo de la historia se resiente. Tampoco contiene los excesos gráficos del dibujante, que se lanza a facturar páginas chulas, pero no especialmente emotivas. Algo más de contención y sobre todo de intención habría estado bien.



 Considero que cualquier lector que no tema ciertos desafíos gráficos puede pasárselo bien con esta obra. La secuencia en la que la señora Winchester habla con su hijita del más allá y las viñetas van girando de una plancha a otra es especialmente efectiva. Y no es la única. Pero al mismo tiempo se sentirá decepcionado por el magro desarrollo que se da a los protagonistas, esa señora misteriosa y de oscuro pasado y el señor Peck, un tipo misterioso y de pasado aun más oscuro. La relación entre el proscrito que desea saldar sus deudas de sangre y la posiblemente desequilibrada dueña de la casa no acaba de resolverse del todo.

La narración es muy efectiva en los pasajes más oníricos y alucinatorios, que abundan. Pero falla en esas zonas que deberían de anclar el relato a una realidad que volviera más dramáticos los delirios surrealistas. Muy interesante por momentos, pero no redondo.

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viernes, 22 de marzo de 2019

LA PLAGA DE LOS COMICS DE DAVID HAJDU

La plaga de los cómics - cuando los tebeos eran peligrosos de David Hadju edita Es Pop Ediciones
Es Pop Ediciones, 2018
464 páginas, 24 euros


¡¡JUVENTUD EN PELIGRO!!
A la ya muy abultada bibliografía sobre el fin de la editorial EC y la creación del Comics Code se suma ahora un nuevo libro, que engloba y mejora todo lo que hayan leído con anterioridad: La plaga de los cómics.


Adelanto que el trabajo de David Hajdu me parece excepcional. He estudiado bien la época que retrata y pensaba que conocía todos los hechos relevantes. Su libro me ha demostrado que no.

Había muchos matices que rescatar para dar la explicación definitiva de un asunto que ha demostrado ser central en la historia del comic.

Hablo de la atención de la sociedad americana hacia los tebeos, que termina en varias vistas con senadores, en la creación de una norma de autocontrol y en la desaparición de decenas de editoriales y autores, que fueron literalmente expulsados del medio. El público se puso en contra de los comics, los quiosqueros se negaban a venderlos y los distribuidores los devolvían sin abrir.

Toda esa histeria es fácil de comprender si la trasladamos a la actualidad. Pese a los constantes discursos anti-censura y pro-libertad de expresión, siempre los descubrimos sesgados en una dirección. Se permite que aquel se exprese contra la monarquía y al tiempo se aboga por silenciar al machista, al homófobo o al defensor de la tauromaquia. Porque eso es lo correcto. En los años cuarenta y cincuenta muchos pensaron que también hacían lo correcto vinculando delincuencia juvenil y tebeos. Como hoy se relacionan las “50 sombras de Grey” con la falocracia o GTA con pautas de comportamiento inaceptables. Lo políticamente correcto no nació ayer, ni la mojigatería ni el puritanismo.


Hajdu desciende al detalle y describe al niño convencido de que quemar tebeos en el patio del colegio era lo correcto, al dibujante que provocaba el escándalo entre sus familiares y amigos si desvelaba a qué se dedicaba, la madre preocupada por las lecturas de sus hijas, etc.

Por supuesto enumera todos los procesos anteriores, que desembocan en las vistas más conocidas, aquellas sesiones en las que declaró Gaines, el editor de EC, hasta las cejas de dexedrina. Pero es que antes habían investigado a los comunistas o al crimen organizado.

Es muy llamativa la descripción de la intervención de Costello, el mafioso. Como no permitió que se mostrara su cara, el realizador de televisión encuadró sus manos, que delataban todo lo que no decía de palabra. También es muy simpática la anécdota que va conectada con esa declaración. Como el interrogatorio a Gaines vino después del de Costello, algunos relacionaron ambos. De manera que cuando el editor fue a comer a su restaurante italiano favorito se encontró con una suculenta comida a la que le invitaron ¡Porque suponían que estaba vinculado a la mafia!

El libro es poco complaciente con los editores. Describe muy bien su falta de escrúpulos y sus ambiciones. Con tal de ganar dinero estaban dispuestos a lo que fuera. Así que las mayores atrocidades se pasearon por los tebeos de crímenes de los cincuenta. Al mismo tiempo, su carácter de subproducto cultural permitió que autores marginados y mal pagados se expresaran con total libertad, produciendo obras únicas, salvajes e innovadoras. Una libertad que la nueva censura vino a interrumpir durante años.

Para los aficionados el libro supone un auténtico festín, plagado de historias protagonizadas por los más grandes: Severin, Kubert, Wood, Eisner, Cole y todos los demás. Lo que este trabajo realmente imprescindible demuestra es que esa censura no fue una operación dirigida desde el gobierno sino una iniciativa a cargo de muchos individuos. Padres, psicólogos (algunos), educadores y otros, sinceramente preocupados por una juventud a la que veían descarriada. Los tebeos fueron su chivo expiatorio, al que luego sucederían otros, hasta la actualidad. Cuando alguien le aconseje “mejor no hablar de eso”, calcule cuánta libertad se ha dejado arrebatar ya.

Por cierto: ¡gran portada de Ata!

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viernes, 15 de marzo de 2019

SOMBRAS EN LA TUMBA de CORBEN

Sombras en la tumba de Richard Corben edita Planeta
Planeta Comic, 2019
286 páginas, 20 euros

LA SOMBRA DE UN GIGANTE
El balance de “Sombras en la tumba” es muy positivo. Son sencillas historias de terror con una gran atmósfera y una vigorosa visualización. Corben se abandona a sus tendencias más caricaturescas y distorsionadas y dispara los juegos de luces.


Muchas giran en torno a vicios comunes: lujuria, ambición, arrogancia, codicia... Demuestran un gran estado de forma. No olvidemos que en 2016, cuando se publicaron por primera vez estos relatos, el autor tenía 76 años.

Podemos observar que ha alcanzado una completa libertad. Nunca se esforzó mucho por los personajes del fondo o por contener sus distorsiones. Pero ahora deja claro desde la primera viñeta que estamos en su territorio y jugamos con sus reglas. Esas normas cambian constantemente, como bien demuestran sus acabados. Cuando creemos saber en qué consiste su técnica, la abandona. Obviamente, se mantienen algunas constantes, como son los degradados y el gusto por la volumetría. Pero aquí contrasta más los negros y allá explora nuevas texturas con su línea. Nunca se está quieto y eso es algo que todos sus seguidores le agradecemos.

Por cierto, somos unos cuantos, como se demostró recientemente en Angulema. No solo por las continuas colas que abarrotaron su exposición los días del festival, con visitantes encantados de contemplar una nutrida selección de originales, que representaban las diversas etapas de su larga carrera. También porque la tirada de sus catálogos se agotó con rapidez, en parte por la venta a través de internet, pero también en directo a la salida de la muestra. 2000 libros vendidos en unos pocos días, no está mal.

Jaume Vaquer aseguró la participación mallorquina cediendo amablemente la portada de “Mundo mutante” para la ocasión. El asunto despertó tales entusiasmos que algunos se han apresurado a prolongarlo, inventándose una exposición fantasma en Mallorca. Desde aquí, como orgulloso colaborador de la muestra de Angulema, les aseguro que no habrá una expo Corben en Palma este año. Algunos blogs hasta afirman que va a ser peor que la de Francia. Por supuesto, ya que no se hará.



Aclarado ese punto, volvamos a nuestro cementerio. La intención de Corben con esta obra era retomar el espíritu de las clásicas historias de la E.C. Relatos cortos que pueden leerse de una sentada y que van acompañados de un narrador, que asegura una cierta continuidad.

Según declaró, la serie contendría “monstruos, cadáveres vengativos y marionetas mutantes, payasos sobrenaturales y más. Probablemente nada de vampiros y hombres lobo porque considero que se han hecho hasta la extenuación”.

Sombras en la tumba de Richard Corben edita Planeta
Cumple con su palabra y nos brinda una generosa ración de historias de terror, pobladas por criaturas poco habituales. Técnicamente la que más llama mi atención es “Elegir a ciegas”, protagonizada por una joven invidente que recupera su visión gracias a una misteriosa tribu de indígenas. Lo que hace el dibujo es reflejar el mundo en el que vive la chica, poblado de negros profundos, sombras difusas y blancos cegadores. Pero casi todos los cuentos tienen algún elemento de interés. Obviamente, prima el desarrollo precipitado y el final sorpresa, no hay tramas elaboradas y en más de un caso Corben parece conformarse con construir una atmósfera y dejar que los personajes se paseen por ella, sin atender a lógica alguna. Ha declarado que cuando escribe para él se preocupa antes por la visualización, manteniendo la narración en un estado muy maleable, los textos llegan al final. Así que esa teoría de “la imagen primero” se impone, a veces para bien y otras no tanto. Su puesta en escena es tan poderosa que hasta cuando no nos cuenta nada encontramos algo fascinante en el dibujo.



Temáticamente, hay varias historias con niños, siempre expresivos en sus manos. Salen en “Perder el hilo”, en la muy salvaje “Cumpleaños” o en “El reto”. La codicia se aborda con un asunto recurrente: los herederos que no pueden esperar a que el pariente muera para pillar su parte, como en la siniestra “Un plan turbio”, o que reciben su castigo desde el más allá, como en “Legado de odio”. Notamos sus variaciones sobre temas clásicos como Dorian Grey en “Imagen en el espejo”. Sus tendencias más voluptuosas aquí se mezclan con el horror así que los amantes están dispuestos a poseer a sus queridas muertas, los maridos se alzan de la tumba y se inventa otras grimosas variantes. Sumen a ello historietas recuperadas, como la del dedo gordo del Big Foot, y alguna colaboración tan disparatada como el relato de culturistas escrito por Jan Strnad. También aparece su hija Beth participando en los grises y en el guión de “La isla”.

Sombras en la tumba de Richard Corben edita Planeta
Y luego, por supuesto, está Denaeus. Aunque aquí se agrupa al final, en su momento se publicó por episodios, repartidos entre las otras historias cortas. Era la única que tenía continuidad y su lectura seguida nos permite apreciarlo como un relato completo, con un sentido y un tono diferentes. Es una gran pieza dramática, a la manera de Corben.

Obviamente el nombre del héroe nos remite a su héroe más conocido pero los parecidos son escasos. Creo que solo hay un pasaje, el del canibalismo, que lo emparenta con su ancestro Den. Pero, aparte de esa coincidencia, Denaeus está muy enraizado en los clásicos mitos griegos. Quizás pasados por el filtro de Harryhausen pero eso da igual.

El destino ciego que nos señala con su dedo fatal, los caprichos de un tirano, las desgracias que se abaten sobre la familia, el amor romántico y apasionado, la aparición de versiones de Gorgona y el cíclope…

Todo es muy disfrutable en Denaeus, es un trabajo mayor lleno de encanto, épica y drama, de sentimientos desesperados, amores imposibles y sed de venganza. Los momentos cargados de intensidad visual se suceden: el plano de la hermana muerta, la violentísima y sangrienta lucha contra el cíclope, la brutal viñeta grande con el cíclope sangrando y a punto de zamparse a un soldado, las escenas marinas, la pareja que se despide entre piedrecitas y deliciosas texturas… Es una historia redonda y narrada de forma vigorosa. Corben al más alto nivel. No pueden perdérselo.



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viernes, 8 de marzo de 2019

HARROW COUNTY de BUNN y CROOK COMIC DE TERROR

Harrow County magia en la frontera de Bunn y Crook, un comic de terror
Norma, 2019
116 páginas, 16 euros


TERROR RURAL

En 2016 se publicaba el primer volumen de “Harrow County”. Recientemente la serie alcanzaba el sexto volumen recopilatorio, reafirmando su posición como uno de los tebeos de horror más interesantes del mercado.


El trabajo del dibujante, Tyler Crook, es su primer valor indiscutible. En ocasiones participan otros artistas, cuyas destrezas no cuestiono. Pero Crook es el que mejor se ajusta a la historia, él insufla vida a “Harrow County”. Es un narrador directo y eficaz, sus personajes son entrañables y su color directo es maravilloso. De hecho los volúmenes siempre cuentan con una encantadora sección de “cómo se hizo”, donde el dibujante muestra sus bocetos previos, su sistema de trabajo, sus ilustraciones paso a paso…
Esas páginas resultan muy instructivas y nos permiten hacernos una idea de su concienzuda metodología. De su arte destacan esas dobles páginas de introducción donde aparecen, medio camufladas, las letras del título, a veces como parte del maíz, otras como nubes, como vegetación o lo que se les ocurra.


El color ayuda mucho a crear las sensaciones de calor, humedad o frondosidad que se desprenden del relato. Hay un algo en la plástica forma de entintar de Crook que emparenta sus figuras con las de Eisner o Ploog. Por el lado gráfico todo son satisfacciones, aunque quizás el entusiasmo disminuye un poco cuando los episodios pasan a menos de otros.

Harrow County magia en la frontera de Bunn y Crook, un comic de terror
En cuanto al guión, Cullen Bunn cumple con creces. Tras el brillante inicio a Emmy no dejan de pasarle cosas. Como recordarán la premisa es que la protagonista es en realidad la reencarnación de una bruja malvada que asoló Harrow County hasta que sus habitantes consiguieron deshacerse de ella. No solo eso, una buena parte de esos pobladores, incluyendo al padre de Emmy, son tan solo muñecos de barro, figuras a las que la hechicera había insuflado vida.
La protagonista se revuelve contra sus orígenes y decide emplear sus poderes para hacer el bien. Lógicamente, un episodio tras otro, todos conspiran para que ese propósito no pueda satisfacerse de forma sencilla. Interviene primero una gemela muy, muy mala. Y más tarde toda la familia, o mejor, una colección de entes suprahumanos como la propia Emmy, que intentan aconsejarla y manipularla.

Recuerdan un poco a la colección de dioses que Gaiman disponía como hermanos del rey del sueño en su serie “Sandman”. Como aquellos, son caprichosos e impredecibles.

Se mantienen otras constantes, como la aparición de entes del bosque, espíritus vinculados a fuerzas de la naturaleza o al mundo de los muertos. También el apunte racial, muy vinculado a la época en que se ambienta la historia, a través del personaje de la mejor amiga de Emmy, Bernice.

Se juega mucho con la ambigüedad del bien y el mal y una idea del pecado muy cristiana. Emmy está obsesionada con su “pecado original”, no en vano es la reencarnación del mal. Así que cuestiona todos sus actos sospechando siempre que su antecesora pueda tomar el control. El que parece un filántropo luego resulta ser un psicópata, la bruja vilipendiada por todos, una benefactora de la humanidad. Nada es lo que aparenta en “Harrow County”.

Tan bonita como entretenida. Muy recomendable.



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viernes, 1 de marzo de 2019

JONAS FINK. INTEGRAL de GIARDINO

JONAS FINK, edición Integral de Vittorio Giardino, editado por Norma Editorial
Norma Editorial, 2019
360 páginas, 35 euros


SOCIALISMO REAL
La reedición de “Jonas Fink” nos permite recuperar uno de los escasos tebeos que intentan describir la vida tras el telón de acero. Como testimonio de la miseria que el comunismo provocó en media Europa es irreprochable.


Más cuando recordamos que el asunto apenas ha saltado a los comics. Recuerdo una clásica historieta de Spain, su breve pero afilada biografía de Stalin, donde plasmaba la dureza del gulag en dos viñetas. También “El Vals del Gulag”, de Pellejero, una bienintencionada aproximación al infierno de los campos de exterminio soviéticos. Si la monumental tragedia soviética casi no ha sido mencionada, la triste vida cotidiana en sus países satélites no parece interesar a nadie. Así que el esfuerzo de Giardino es aun más meritorio considerando que da voz a víctimas prácticamente olvidadas.

Quienes hayan leído anteriores obras de este creador italiano ya saben a qué atenerse. Lo descubrimos en “Sam Pezzo”, una serie negra con un dibujo de línea clara que acentuaba los contrastes de luces y sombras de forma muy ajustada a lo narrado. Allí ya pudimos comprobar su afición a dibujar chicas guapas. Le cuesta incluir en sus repartos a mujeres normales, todas sus protagonistas son espectaculares bellezas a las que desnuda en cuanto el guión se lo permite.

Todo mejoró en “Max Fridman”, donde aportaba un color encantador y abandonaba a Hammet para inclinarse hacia Graham Greene. Era una serie de espías plagada de dilemas morales y, otra vez, señoras estupendas. Su exquisito dibujo acompañaba con naturalidad unos argumentos de ritmo sosegado y lectura pausada.


 Por el camino dibujó algunas obras más, como “Vacaciones fatales” o “Little Ego”, otra vez pobladas por féminas con tendencia a perder la ropa. Cuando decidió llevar a Fridman a la Guerra Civil española le perdí la pista. Giardino es un creador académico y meticuloso. Pero como guionista carece del genio que caracteriza por ejemplo a uno de sus paisanos, Berardi, con cuyas obras seguimos disfrutando mes a mes (si todavía no lo están leyendo, dejen esto y corran a pillar su “Julia” o su “Ken Parker”).

JONAS FINK, edición Integral de Vittorio Giardino, comic telón acero
En “Jonas FinkGiardino demuestra que ha alcanzado una madurez clásica. Todo está perfectamente documentado, sus personajes se distinguen fácilmente y actúan con naturalidad. El protagonista, un niño al que veremos crecer de un episodio al siguiente, asiste al encarcelamiento de su padre, condenado a una pena injusta y de la que casi no pueden ni quejarse. Se visualiza muy bien la opresión de un régimen en el que el individuo no cuenta nada frente al poder del estado.

Luego mantiene un delicado equilibrio entre las andanzas y los sentimientos del joven Fink y la presión de un sistema que desborda paranoia y voluntad de control. Todo el proceso de enamoramiento del adolescente se beneficia del gusto del dibujante por las bellas señoras. No nos cuesta compartir la fascinación del joven por esa atractiva jovencita a la que finalmente perderá, ya que sus padres no permiten que salga con el hijo de un enemigo del pueblo.

Desgraciadamente el diálogo entre el drama personal y el colectivo se pierde en la última parte. Allí se aborda el pasaje más conocido del drama checo, la famosa primavera de Praga. De alguna forma el Fink maduro resulta antipático y sus líos con su amor actual (una vietnamita) y el del pasado (la rusa) no nos interesan como sí lo hacían los sentimientos de su yo adolescente. El telón político de fondo adquiere demasiada importancia y el final parece no llegar nunca. Pese a esa decepcionante conclusión, la obra contiene elementos muy atractivos y secuencias excelentes. A su autor le ha costado casi tres décadas concluirla, así que bien se merece que le den una oportunidad.

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