144 páginas, 25 euros.
NO TODOS ERAN SUS HIJOS
Teresa Valero firma un álbum ambientado en la España de los cincuenta, protagonizado por dos compañeros inesperados y, como toda novela negra que se precie, va cargada de sospechosos.
La estructura se ajusta al clásico ¿quién lo hizo? Comienza con una mujer hallada muerta y los investigadores siguen las pistas que los conducirán hasta su asesino. El lector sabe tanto como los sabuesos, así que adelanta sus propias conclusiones, desconfiando de unos y descartando a otros. Vaya por delante que nunca he sido un fan de la novela policíaca. Tanto en cine como en literatura llega un momento en que los nombres de los personajes se lían en mi cabeza y la emoción asociada a la caza, al esclarecimiento de quién es el culpable, se disuelve en la argamasa que conforman las diferentes identidades, que acaban, como mi cerebro, fundidas. Una vez lo intenté con Agatha Christie y tuve que dejarlo, era incapaz. Y lo mismo me pasa con las pelis de Marlowe y compañía. En Chinatown, todavía intento determinar quién era el padre y quién el marido. Exagero pero reconozco mis limitaciones al respecto. Algunas de las historias de El Cubri en los noventa con el detective Peter Parovic me fascinaron por su claridad. También los primeros Alack Sinner, antes de que sus autores empezaran a abusar de los hongos y la pedantería. Por supuesto, Marvin el detective de los inevitables Milazzo y Berardi me parece una obra maestra. Pero es un género que me cuesta abordar. Considero que son argumentos que deben estar muy bien contados para permitir al lector diferenciar a los personajes y seguir la acción con claridad.
En “Contrapaso” eso se consigue a medias. Teresa Valero exhibe un dibujo detallista y encantador, aunque en ocasiones adquiere un protagonismo inadecuado, distrae más que cuenta. Más allá del agradable dibujo, se esfuerza por construir una trama en la que cualquiera podría ser el culpable. Tres médicos enfrentados más su maestro, unos investigan sobre deformidades, otros analizan a los presos para averiguar si todos los marxistas son unos tarados, los de más allá roban bebés a mujeres de clase baja, aquellos intentan “curar” lesbianas a base de electro-shocks, mujeres insatisfechas ingresan en clínicas de lujo para que las seden y se les pase la ansiedad...
No se vayan, todavía hay más. “Contrapaso” no pertenece solo al género citado (¿Quién lo hizo?), también Leer más...