viernes, 28 de diciembre de 2012

HISTORIAS EN IMÁGENES de R. TÖPFFER

Historia en imágenes de Rodolphe Töpffer. Monsier Crepin Monsier Pencil. Edita El Nadir Editorial El Nadir, Valencia 2012.
184 páginas, 17 euros.

INOLVIDABLES E IMPRESCINDIBLES


Antes de que acabe el año conviene recordar aquellas obras editadas en 2012 que no son precisamente de actualidad pero cuya calidad aconseja su adquisición y/o revisión.


Imposible recordarlas todas, ya que el mercado de las reediciones está terriblemente animado. Gran parte del material que llega a librerías consiste en nuevas versiones de comics que ya teníamos “con grapas” o de tebeos a los que anteriormente nadie había prestado atención y que ahora finalmente ven la luz.

  • En el terreno europeo es el caso de los fenomenales integrales dedicados al Jerry Spring del gran Jijé. A estos volúmenes imprescindibles podemos sumar los de Valerian, la maravillosa serie de Christin y Mézières
  • En los últimos meses han aparecido también varias colecciones dibujadas por Vance, que no es santo de mi devoción, o el Buck Danny, solo para completistas. Más curiosa es la recuperación del trabajo de Gianni de Luca, una verdadera curiosidad desde el punto de vista narrativo. Aunque debo confesar que sigo prefiriendo la primera edición en color. 
  • Desde España Joan Navarro se suma con entusiasmo a la recuperación de activos casi olvidados y nos castiga con las obras completas de Maroto y compañía. Algunos autores como Sommers son más interesantes que otros, pero en general son operaciones nostálgicas sin mucho sentido.

En comic americano la oferta es más amplia. Por un lado continúan reeditándose series tan malas como el Animal Man de-ya-saben-quien y otros clásicos de los noventa. A estas alturas ya deberíamos de ser capaces de ir separando el trigo de la paja, pero en fin…

  •  Imprescindibles los tremendos volúmenes que agrupan material clásico de Marvel. Y también algunas selecciones como las dedicadas al alucinógeno personaje de Warlock. Mención aparte para la recuperación de trabajos de John Buscema, entre los que destacan su paso por Doc Savage o Los Vengadores a finales de los 80, aunque hubiera preferido que se editaran todos los episodios y no los de siempre. 
  • No quiero olvidar que ha concluido Lance, esa historieta para prensa que Manuel Caldas ha reconstruido. Como ya dije en su momento, su grafismo es muy superior a los argumentos, pero con todo es una obra notable. 
  • O el recopilatorio con gags de Aragonés, un tanto pequeño para mi gusto. Sus famosos marginales casi se pierden en la reproducción.
Historia en imágenes de Rodolphe Töpffer. Monsier Crepin Monsier Pencil. Edita El Nadir Concluyo con la sorpresa más grande de todas: la publicación de dos aventuras gráficas de Rodolphe Töpffer, conocido como el padre del comic europeo y mundial.

Lo descubrí en un conocido artículo de Gombrich, donde llamaban la atención su ágil y despreocupado dibujo y lo adelantado de sus propuestas gráficas. Pensaba que nadie se atrevería a traducirlo pero finalmente alguien ha reunido el valor necesario y es de justicia agradecérselo. Es prehistoria del comic pero su lectura impacta. Las aventuras son trepidantes y su mordacidad resulta muy actual. Sobre todo sus invectivas contra ciertas ocurrencias “pedagógicas”. No se aburrirán sino que al contrario creo que pueden disfrutar con una obra muy bien anotada y presentada y que nos permite conocer mejor a quien se considera uno de los padres fundadores del medio. Leer más...

viernes, 21 de diciembre de 2012

PUDRIDERO de J. RYAN

Pudridero de Johnny Ryan. Edita Entrecomics y Fulgencio Pimentel
Entrecomics y Fulgencio Pimentel, 2012.
240 páginas, 20 euros

EL FIN DE LOS TIEMPOS

El apocalipsis siempre ha gozado de buena salud en los tebeos. Antes era la bomba y ahora los zombis pero las especulaciones sobre el fin del mundo no cesan.


Los japoneses, los únicos realmente golpeados por el azote atómico, han reflejado ese trauma de diversas maneras en sus mangas. Con voluntad documental en Hiroshima de Keiji Nakazawa y de forma más terrorífica y alargada en Dragon Head de Minetaro Mochizuki. Raymond Briggs, en Inglaterra, nos contó el declive post-atómico en la pesada Cuando el viento sopla, donde de nuevo se demostraba que el infierno está empedrado de buenas intenciones.

Los aires pacifistas de algunas de esas propuestas se transformaban en agoreras profecías ecológicas en los derivados de dos célebres películas. La adelantada y fantástica Soylent Green de Fleischer y, por supuesto, Mad Max y sus secuelas. Jeremiah de Hermann, que ahora se reedita en tomos integrales, jugaba con escenarios que nos devolvían casi al western.

Son muchos, de Corben a Moebius, quienes han imaginado el mundo después del fin. Las razones son variadas, de las plagas de zombis a las invasiones extraterrestres, pasando por todo tipo de epidemias. El resultado es similar en muchos casos: volvemos a tiempos más primarios en que debemos luchar por nuestra supervivencia. Un punto de partida para reflexionar sobre lo necesario y lo superfluo en nuestra cultura, pero también para que se sucedan trepidantes aventuras.

Lo más apocalíptico que me he tragado últimamente es un comic con una presentación realmente exquisita: tapa dura y papel
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viernes, 14 de diciembre de 2012

THE BOYS. Carnicero de ENNIS & ROBERTSON

The Boys: carnicero de Garth Ennis y Darick Robertson. Edita Norma Editorial
Norma Editorial. Barcelona, 2012.
144 páginas, 15 euros.

BATALLAS FAMILIARES

Con su última entrega para la serie The Boys, Garth Ennis demuestra que sigue siendo uno de los mejores guionistas del mundo. 

Permanece en ese selecto grupo desde que escribiera algunas historias para la serie Hellblazer y luego creara Predicador. Con esta última demostró que podía derrotar en su propio terreno a otros creadores de las islas que se habían ganado una reputación a base de provocaciones y de no reconocer ningún límite.

Algo le separaba de Moore, Morrison y compañía. Ennis no se quedaba en el escándalo y la crítica al sistema, que es muy malo. Sus historias, aunque estuvieran protagonizadas por caníbales, vampiros o demonios, hablaban de seres humanos con preocupaciones muy universales. Nos conmovían y alteraban y se notaban escritas desde la compasión y el humor. No eran la labor de un cínico o un sabelotodo y eso es algo que puede decirse de sus mejores guiones desde entonces.

No era sencillo sobrevivir a un éxito como Predicador, donde además le acompañaba el dibujante perfecto para sus argumentos. Fue poco a poco,
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viernes, 7 de diciembre de 2012

VAPOR de Max

Vapor de Max. Ediciones La cúpula.
Ediciones La Cúpula. Barcelona, 2012.
112 páginas, 16 euros.

HUMO Y ESPEJOS

Varias obras de creadores isleños han aparecido casi al mismo tiempo. Max, Pere Joan y Seguí nos sorprenden con sus últimas entregas. Y no agradablemente.


Por un lado tenemos el paseo de Pere Joan y Seguí por esa excentricidad llamada Nuevas Hazañas Bélicas. Si ya la serie clásica no era especialmente recomendable, esta revisión con guiones de Migoya es como para salir corriendo.
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viernes, 30 de noviembre de 2012

LA BIBLIA de B. WOLVERTON

La Biblia de Wolverton. El Antiguo Testamento y el Libro del Apocalipsis. Diabolo Ediciones.
Diabolo Ediciones. Madrid, 2012. 
312 páginas. 24,95 euros. 

FASCINANTE Y TERRIBLE


Basil Wolverton es un autor tan peculiar como querido por sus lectores. La publicación de su monumental esfuerzo ilustrando el Antiguo Testamento es sin duda una gran noticia.


Este creador, conocido sobre todo por su participación en revistas de humor como Plop! o Mad, nos deslumbró también en fantasías de ciencia-ficción donde llaman la atención sus extraños monstruos y sus acabados siempre tan elaborados como personales. No extraña que se le considere un antecedente del underground ni que reconozcamos su influencia en dibujantes como Crumb, Shelton o Sacco. Cuando contemplamos su trabajo más serio, como el que encontramos en esta Biblia, nos recuerda también las abigarradas viñetas del primer Nazario. Ambos comparten una entrañable torpeza, evidente de manera especial en las figuras, que los emparenta. Aunque obviamente los temas de uno y otro se sitúen a galaxias de distancia.

La Biblia de Wolverton. El Antiguo Testamento y el Libro del Apocalipsis. Diabolo Ediciones.
Wolverton es el rey de la distorsión, el adalid de los tramados heterodoxos, el emperador del humor bizarro. Siempre es raro, incluso cuando se esfuerza por parecer normal, y eso es lo que le da un toque de modernidad incomparable. Da igual lo que cuente, consigue llevarlo a su terreno y ofrecernos su visión, tan personal e intransferible como sería posible. Como en esas páginas en las que recrea la lista de animales “puros” e “impuros” para los israelitas. No son más que un conjunto de dibujos adecuados para ser incluidos en la Enciclopedia Álvarez, con una línea aparentemente neutra y una apariencia objetiva, casi vulgar. Pero en cuanto los miramos dos veces ya comprobamos que incluso aquí Wolverton es capaz de conseguir algo más. Si no me creen revisen el cerdo o la siniestra monumentalidad de la vaca.

La Biblia de Wolverton. El Antiguo Testamento y el Libro del Apocalipsis. Diabolo Ediciones. Tbeo y no lo creo por F. Flórez
Esta Biblia fue un encargo de un amigo del dibujante que lo mantuvo ocupado durante años, según explica el apasionante prólogo escrito por el hijo del artista. Al contrario que la reciente versión de Crumb del Génesis, no se emplea un formato de comic. Hablamos por tanto de una versión profusamente ilustrada y decididamente formal. Sus patronos no se andaban con bromas, todo era muy serio, los temas a ilustrar eran sagrados y su interpretación debía ser muy rigurosa. Aunque, como vemos al final del libro, sí permitieron que Wolverton enseñara su cara más humorística en algunas de sus colaboraciones para el periódico de la congregación.

Pero como ya he dicho es muy difícil para el dibujante mantenerse neutral así que su contribución oscila entre la naif imaginaría propia de los panfletos de grupos como los Testigos de Jehová y similares y algo muy personal, emocionante y terrible, fruto de su talento diferenciado y anómalo. Sumen a eso algunos recursos tomados de ilustradores de ciencia-ficción como Virgil Finlay, cuya presencia notamos sobre todo en la excelente serie del Apocalipsis, y el balance final es tan divertido como sobrecogedor.

Wolverton en estado puro, interpretando un tema universal con absoluto respeto y, al tiempo, con una libertad que le permite ofrecernos una versión muy fresca de la Biblia y que todavía nos alcanza por su intensidad, aunque ya haya transcurrido más de medio siglo desde que la realizó.
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viernes, 23 de noviembre de 2012

LA NIÑA DE SUS OJOS de M. & B. Talbot

"La niña de sus ojos" Mary & Bryan Talbot. Edita La Cúpula
La Cúpula. Barcelona, 2012.
104 páginas, 18 euros


HIJAS DE PAPÁ

Mientras esperamos pacientemente la publicación de Grandville, su saga “Steampunk” que ya alcanza el tercer volumen, Talbot nos sorprende con una pequeña joya de carácter autobiográfico.


Estos días en que celebramos la concesión del Premio Nacional de Comic a Alfonso Zapico, esta obra de Bryan Talbot y su mujer Mary viene a rellenar ciertos aspectos que el asturiano no pudo alcanzar en su monumental trabajo sobre Joyce. Si en Dublinés se nos explicaba cómo la hija de Joyce había acabado internada en un psiquiátrico, aquí los autores se centran en esa historia y es Joyce el que acaba convertido casi en un personaje secundario.

Mary Talbot es una experta en las cuestiones de género en la literatura y los medios de masas pero el volumen no se queda en la biografía de Lucia Joyce. También nos explica la relación de su autora, Mary, con su padre, un conocido experto en Joyce. Quien con estos antecedentes espere un árido tratado feminista, que reivindique la creatividad de la hija de Joyce y denuncie el autoritarismo falocrático del Sr. Atherton, se sentirá decepcionado.

La niña de sus ojos de M & B Talbot. Edita La Cúpula
Por el lado de Joyce, más de lo mismo. Como Zapico ya había apuntado el creador irlandés se consideraba poco menos que el centro del universo, así que no nos extraña que permaneciera ciego frente a los deseos
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viernes, 16 de noviembre de 2012

PEPE de C. GIMÉNEZ

Pepe de Carlos Giménez. Edita Panini Comics
Panini Comics. Barcelona, 2012.
96 páginas, 15 euros.

CARLOS Y PEPE

Tras su ciclo sobre la Guerra Civil, Carlos Giménez vuelve con un álbum dedicado al recientemente fallecido Pepe González.
Todos recordamos a González por su labor en Vampirella. Allá por los setenta fue uno de los miembros de la “armada española” que desembarcó en los USA colaborando en las revistas de terror de Warren. 


Salvo excepciones, esa invasión española marcó el principio de la decadencia de aquellas publicaciones. Había autores, como Víctor de la Fuente, que podían codearse con los clásicos de la EC que habían dominado los primeros números de Creepy, Eerie y compañía. Otros, como Beá, ofrecían cierta exótica novedad. Pero en su mayor parte eran ilustradores con muchas pretensiones y una pésima narrativa. Algunos sabían copiar fotos con eficacia, como Luis García, y otros ni eso, como Maroto. Coincido con Larry Hama, quien explicaba toda la operación en términos económicos: no es que los españoles fueran mejores, es que resultaban más baratos. Cuando luego aparecieron los filipinos, cobrando aún menos, sustituyeron rápidamente a aquellos maravillosos artistas europeos.

Pepe de Carlos Giménez. Edita Panini Comics
Dicho lo cual, es de justicia añadir algo más. El carácter más artístico de aquellos dibujantes impresionó a no pocos creadores americanos. Eisner así lo reconocía, también Buscema o Kubert. Su enfoque ayudó a que ciertos autores se sintieran menos artesanos y se preguntaran si había otras formas de encarar y considerar su propio trabajo. Pero cuando revisamos las opiniones de los guionistas que trabajaron con ellos, todos repiten lo mismo. Los españoles sin duda eran muy buenas personas y muy simpáticos, pero a ser posible, mejor que sus historias fueran ilustradas por Corben, Wrightson, Heath y similares.

Pepe González fue uno de los más conocidos de aquel grupo ya que tuvo la fortuna de hacerse cargo de la muy sexy Vampirella, una vampira alien que portaba un imposible y ajustadísimo minivestido rojo.

Tres años después de la muerte de González, su compañero Carlos Giménez firma un sentido álbum homenaje a su memoria que además se anuncia como el primero de una serie de cinco. No es la primera vez que nos habla de su colega, ya lo hizo con anterioridad en Los profesionales, donde el finado protagonizaba algunas divertidas anécdotas, en parte a causa de su condición sexual. En esta primera entrega Giménez parece que va a mantener el tono un poco frívolo que empleó en su descripción de sus compañeros de faena. Pero no es así del todo. Dedica gran parte de las páginas a repetir hasta la saciedad lo que luego ha dicho también en entrevistas. Que González era uno de los mejores dibujantes de este país, que era capaz de dibujar cualquier cosa y que sus mujeres eran las más hermosas que se hayan dibujado nunca. Él debe saberlo ya que sus chicas nunca han escondido la deuda que tienen con las de González.

Pepe de Carlos Giménez. Edita Panini Comics
Pero quien tuvo retuvo y Giménez es capaz de mezclar sus panegíricos y su indudable admiración por el amigo muerto, con la inclusión de escenas no especialmente complacientes. En ese sentido nos confirma algo que como lectores ya sospechábamos. Que la increíble habilidad técnica de González, su indudable destreza, iban acompañadas por una desidia casi absoluta que lo distanciaba de forma casi automática de todo lo que pasaba por sus manos, inyectando una insoportable frialdad en el producto final.

No niego sus méritos. No lo considero un gran narrador, pero su Vampirella es un producto correcto (donde cuenta con la inestimable ayuda de Goodwin). Y cuando sólo realiza chistes, como en su serie Pamela, podía ser muy grande. Agradezco que Giménez no esconda al personaje tras una montaña de halagos y sea capaz de contarnos historias tan fascinantes como la del grupo musical con la que cierra el volumen. Porque al mostrar las flaquezas y no sólo las virtudes de su amigo, construye algo muy verdadero que consigue emocionarnos. Yo ya espero la continuación.
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viernes, 9 de noviembre de 2012

DRÁCULA de R. Wood y A. Salinas

Drácula Biblioteca Robin Wood Alberto Salinas ECC
Biblioteca Robin Wood.
Editorial ECC. 
Barcelona, 2012.
122 páginas, 9,95 euros.


DRÁCULA, MÁS EMPALADOR QUE NUNCA
En ocasiones resulta refrescante olvidar la ficción literaria y comprobar cómo la realidad puede superar toda fantasía.

Se suceden las versiones en torno al personaje de Bram Stoker, el conde que ya ha tenido una larga vida en viñetas. Su encarnación más conocida es la escrita por Wolfman y dibujada por el enérgico Colan, esa Tumba de Drácula que ha sido reeditada en tantas ocasiones.

Tampoco estuvo mal la adaptación de Mignola de la terrible película de Coppola, de la que tan sólo deseo recordar la breve aparición de la Bellucci. Si la aproximación del sobrevalorado director al eterno mito del vampiro era lamentable, algo parecido podría afirmarse de la versión paródica que firmaba el argentino Breccia, una obra menor que también preferimos olvidar. Recientemente Busiek traía al conde a la actualidad y la hija de Alan Moore nos brindaba la refinitiva versión fidelísima al original. Sin duda habrá más hasta que se pase esta fiebre gótico-crepuscular.

La versión más interesante que he podido leer en los últimos meses pertenece a otra pareja de argentinos, el guionista Robin Wood y el hijo de Salinas, Alberto. Es un tebeo de principios de los noventa que ahora recupera la Biblioteca Robin Wood. Un primer vistazo puede asustarnos. El dibujo peca de rigidez y sus planos generales son torpes, algo imperdonable en una obra preñada de batallas como ésta. Los textos abundan, tanto en forma de diálogos como en los cartuchos de apoyo. Además, el guionista proclama su firme voluntad de alejarse de las fantasías literarias y cinematográficas que han hecho célebre al personaje para centrarse en el original histórico que inspiró a Stoker. Normalmente este tipo de declaraciones tan sólo delatan la falta de imaginación del autor, que enuncia datos que jamás tendrán la fuerza de la imaginativa obra original que repudia. Pero no es el caso.
Drácula Biblioteca Robin Wood Alberto Salinas ECC

Wood toma esa verdad histórica como punto de partida desde el que construir un personaje tan odioso como arrebatador. Sólo conozco a otro creador, el chileno Jodorowsky, que haya conseguido algo similar. Lo que ocurre es que este último suele aliviar la brutalidad de sus tramas con el bálsamo del humor y Wood apenas se permite tal respiro. No sólo nos ofrece un muy interesante relato de la construcción de esa Europa que tendemos a olvidar, con sus peleas intestinas y su eterna lucha contra los turcos. También un retrato increíble de un líder ansioso de poder, cuya moral está únicamente determinada por sus necesidades políticas. Es cruel y carece de escrúpulos, pero su extrema coherencia acaba resultando casi convincente. Asistimos a su educación con los turcos, que le enseñan algunas prácticas que luego le resultarán muy útiles, como la brutalidad como estilo de gobierno y el empalamiento como única forma de castigo.
Drácula Biblioteca Robin Wood Alberto Salinas ECC
También es inteligente el contraste que el guionista establece entre Drácula y su hermano, un chico guapo que vive confortablemente bajo las alas del sultán. Esa diferencia no se emplea para justificar al futuro vampiro y presentarlo como un justiciero, por ejemplo. Al contrario, Wood insiste en que son azares del destino. Un hermano nace manso y el otro es una fiera. En el caso de Drácula, tan sólo hay un momento en que se muestra como una suerte de nacionalista sentimental y expresa que su ferocidad obedece a su amor por las tierras de sus antepasados. Pero la ternura se desvanece con rapidez. Léanlo y si luego les entran ganas de empalar a alguien no me echen a mi la culpa. Es brillante cómo el guionista consigue que lleguemos a respetar y hasta admirar a un personaje tan repugnante.
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viernes, 2 de noviembre de 2012

PORTUGAL de C. Pedrosa

Norma Editorial. Barcelona, 2012.
264 páginas, 29 euros.

UN MUCHACHO EN PORTUGAL


En Tres sombras Cyril Pedrosa se reveló como un autor digno de ser tenido en cuenta. Ahora nos abruma con un intenso viaje a Portugal.

Lo primero que llama la atención es la cuidada edición en la que no resulta irrelevante el detalle del marcador de página. La travesía que se nos propone es tan fatigosa que aconsejo realizarla en pequeños tramos, más o menos como su esforzado protagonista. Adelanto que no me parece un tebeo arrebatador o de obligada lectura, pero sí fascinante, sobre todo en sus aspectos gráficos, con un color maravilloso y un dibujo tan interesante como delicioso. Ahora bien, para disfrutar de ambos elementos deben superarse ciertas dificultades. Respecto a los tonos Pedrosa corre no pocos riesgos así que algunas de sus gamas son demasiado oscuras y pueden entorpecer el seguimiento de lo que pasa. Lo mismo la línea, muy atractiva por su distorsión de lo real y sus juegos con las transparencias de personajes y fondos, pero que juguetea constantemente con los grosores mínimos, algo que asociado a las cargadas masas de color tampoco favorece la lectura.

En pocas palabras, la visualización que propone el autor exige ciertos esfuerzos por parte del lector que, eso sí, se ve compensado con secuencias realmente deliciosas, por la expresividad de la línea y el sugerente color. Podría emplear similares argumentos respecto a la historia. Podemos dejarnos llevar por las idas y venidas que se proponen y pasar las páginas como quien ve pasar el tiempo en vacaciones, disfrutando de cada momento y sin pensar en qué nos deparará la siguiente hora. En ese sentido el álbum brinda no pocas satisfacciones, contiene muchos pasajes auténticos, donde las discusiones o la conversación alrededor de una buena comida regada con un mejor vino hacen que nos sintamos como en casa. Es innegable la capacidad de Pedrosa para transmitir sensaciones, no todas nostálgicas o negativas. En ocasiones su luminoso dibujo y sus argumentos se juntan para contagiar una joie de vivre que complacería al mejor Matisse, que parece inspirar ciertos pasajes.

Cuando se pone profundo, cuando revisamos esa excusa que pone en marcha el relato es cuando el álbum resulta más débil. Se supone que estamos ante una gran reflexión sobre las consecuencias de la emigración, un retrato de los que se van, los que se quedan, los que vuelven, los que se olvidan de su hogar y aquellos que sueñan con recuperar una infancia soñada y perdida. Esa problemática se nos muestra a través de los ojos del protagonista, un alter ego del autor, dibujante y con problemas de comunicación. Su incomodidad en su país de adopción, Francia, parece disiparse cuando retorna a Portugal, la tierra de sus padres. Pedrosa desarrolla esta complicada búsqueda de identidades perdidas como un acercamiento progresivo que acaba adoptando un cariz casi detectivesco, cuando el héroe descubre finalmente de dónde procede su extraño apellido. Pero no consigue redondear el relato, acertando más en la puesta en escena de determinadas secuencias que en la estructura general de la obra, estirada y laberíntica en exceso. Un trabajo si quieren fallido pero cargado de momentos encantadores.
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viernes, 26 de octubre de 2012

PARKER. EL GOLPE de D. Cooke

Parker. El Golpe de Richard Stark por Darwin Cooke. Edita Astiberri
Astiberrri. Bilbao, 2012.
140 páginas, 18 euros.


UNOS TIPOS DUROS


Finalmente Darwyn Cooke consigue un argumento tan sintético y directo como su brillante dibujo.

Esta es la tercera adaptación de una obra de Westlake que nos llega firmada por él. Como saben, ese escritor de novela negra ha visto parte de sus obras adaptadas al cine en películas con tipos tan duros como los interpretados por Lee Marvin (A quemarropa) o Mel Gibson (Payback). En sus anteriores intentos Cooke conseguía seducirnos con su dibujo pero los argumentos se diluían entre textos excesivos y experimentos narrativos no del todo acertados.

En realidad desde que dejó la animación para dedicarse a los tebeos, Cooke ha sido algo así como un quiero y no puedo. Su grafismo es encantador y nos recuerda invariablemente al trabajo de algunos colegas suyos con tanto talento como Mazzucchelli o Bruce Timm. Al primero sobre todo por sus duros acabados, con un pincel brusco que no parece dudar jamás. Al segundo por la simplificación de figuras y objetos, que sin duda es un reflejo de su anterior empleo como animador. La mezcla es muy atractiva y esa es la razón por la que le sigo desde que apareció en series tan diversas como Catwoman, Spirit o su The New Frontier. Pero en todos los casos el balance era decepcionante, los argumentos nunca estaban a la altura de un dibujo que prometía mejores contenidos.

La cosa mejoró un poco con sus adaptaciones de Parker, ese matón al que cogemos enseguida cariño por su sólido código y su durísimo comportamiento. Pero como ya he dicho no acababan de resultar redondas, siempre se liaba con textos innecesarios y complicaciones que arruinaban la sencillez de unos relatos que pedían más sequedad que los Martinis de Bond. Esos defectos han sido corregidos en esta nueva entrega donde Cooke apenas se permite tonterías. Quizás la presentación es un poco embarullada pero en cuanto vamos al asunto todo funciona como la seda. El Golpe es la clásica historia de un atraco, en este caso uno muy complejo que implica la participación de un numeroso grupo de profesionales. El argumento les sonará. En tiempos todos vimos a Sinatra y compañía intentarlo con los casinos de Las Vegas y por supuesto tenemos la mucho más cercana y perfecta versión de Clooney y sus amigos en Ocean’s Eleven.


Parker. El Golpe de Richard Stark por Darwin Cooke. Edita Astiberri

Como suele ocurrir nos pasamos el relato pensando qué es lo que va a fallar, quién meterá la pata y lo mandará todo al traste. No lo desvelaré aquí pero baste decir que la acción es trepidante pero contenida, Cooke se preocupa más de expresar los temores de sus protagonistas que de llenar su aventura de tiroteos y persecuciones. Y eso es lo que asegura el éxito de la empresa. Es este un tebeo muy viril en el que las chicas son poco más que estorbos, dificultades que deben sortearse o juguetes que pueden ser dejados en un rincón, al menos en apariencia. Lo cierto es que las pocas mujeres que aparecen son sorprendentes por sus matices y nunca hacen lo que esperaríamos de ellas, lo cual está muy bien.

En definitiva, un gran trabajo. El dibujo de Cooke mantiene esos bitonos tan bonitos y es tan expresivo y narrativo como siempre. Y el guión está a la altura. Una historia sin complicaciones que va directa a los hechos, sencilla y eficaz y que se lee de un tirón. No se lo pierdan.
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viernes, 19 de octubre de 2012

TARZÁN 100

Tarzan of the Apes - Edgar Rice Burroughs in comic

UNA OBRA MAESTRA... DEL CÓMIC


Se cumplen cien años de la genial creación de Burroughs. Si este héroe de la jungla ha tenido cierta fortuna literaria y algunas de sus adaptaciones cinematográficas son memorables, donde realmente ha producido un conjunto de obras extraordinarias es en el fértil mundo de las viñetas.

Su primer dibujante fue ni más ni menos Hal Foster, seguido poco más tarde por el no tan eficaz Rex Mason. Afortunadamente Foster pronto retomó el personaje y nos regaló varios años de aventuras trepidantes y espléndidamente dibujadas, antes de pasarle el testigo a Hogarth, que aportó otros aires a la serie. El Foster pre-Príncipe Valiente no es tan redondo en su narrativa y el dibujo carece del endiablado detalle que luego le caracterizará. Pero en cambio su pincel es expresivo y sugerente y se recrea en los aspectos más fantásticos de la creación de Burroughs. Es un gran tebeo, que aguanta cualquier revisión.

Con el tiempo la serie saltó de los periódicos al floreciente campo de las revistas de comics, donde nuevos creadores se encargaron de imaginar las andanzas que se ajustarían a aquel nuevo formato. Destaca Jesse Marsh, un dibujante de acabados aparentemente descuidados, pero que supo dar con el tono adecuado a los inteligentes guiones de Gaylord Dubois para la editorial Dell. Aquí nos llegó a través de varias encarnaciones, como Laida o Mico, entre otras.

Tarzán adaptaciones al comic por Florentino Florez

En los setenta los derechos fueron saltando de una editorial a otra. Primero DC se lo encargó a uno de sus principales artistas y por entonces editor, el recientemente fallecido Joe Kubert, que facturó una maravilla de ritmo y narrativa, rompiendo todas las reglas sobre composición de página. Cuando más tarde Marvel recogió el testigo y le pasaron el muerto a Buscema, éste apenas pudo competir con la extraordinaria versión de Kubert.
Tarzan cumple 100 años - comic, historieta

No nos olvidemos de la prensa. Tras décadas en que Tarzán era visualizado por dibujantes tan buenos como Ruben Moreira o John Celardo, en los setenta un creador limitado y con tendencia a la rigidez, Russ Manning, se encarga de la tira diaria y de los dominicales, realizando la obra de su vida. Por su Tarzán se pasean todos los comparsas y los lugares variados y fabulosos imaginados por Burrouhgs. Su trabajo es maravilloso y monumental y su Tarzán resulta moderno, poderoso y sexy, tan rotundo y bien perfilado como su limpio y contrastado blanco y negro.
Tarzan de Russ Mannning - comic

La suerte de Tarzán no decayó tras décadas de afortunadas adaptaciones. Gray Morrow en prensa o Lee Weeks en comic-book son otros grandes dibujantes que han puesto su saber y buen hacer al servicio del Lord salvaje. También Igor Kordey, que firmó algunas de las mejores incursiones que se han hecho últimamente. Como su Batman-Tarzán o su Tarzán-Carson de Venus, un delirio de ciencia-ficción espléndidamente dibujado que hasta el momento nadie se ha atrevido a traducir por aquí.

Tarzán, comic de Igor Kordey
Con Tarzán además ocurre un curioso fenómeno. Es un personaje que se adapta muy bien a los cambios de mentalidad. Empieza reflejando la visión colonial del mundo de principios del siglo XX. Es el tipo civilizado, el orden frente al salvajismo, la barbarie negra y animal. Pero poco a poco sentimos que lo civilizado deja de ser deseable y el “buen salvaje” gana la partida. Ya en el Tarzán de Manning se plantean dudas respecto a la presencia blanca en África. Dudas que se convierten en clamorosas afirmaciones en las versiones de Kordey y compañía. El hombre pasa de ser la especie superior que intenta domeñar el ámbito natural a convertirse en uno más, un primate que se equivoca, que peca de arrogancia cuando se enfrenta a lo inmutable. Una absoluta inversión de valores que el héroe completa con naturalidad. ¿En qué se convertirá en un futuro Tarzán? No podemos saberlo pero la celebración de su centenario es una excusa tan buena como cualquier otra para reflexionar sobre ese recorrido moral y vital, que también es en parte el nuestro.

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viernes, 12 de octubre de 2012

ANGELA DELLA MORTE de S. Sanz

Angela della Morte - Salvador Sanz- Edita Editores de tebeos por F Flórez

Editores de tebeos, 2012.
128 páginas, 11,95 euros.

DESALMADOS

En una época en que no abundan los tebeos dedicados a la ciencia ficción, el argentino Salvador Sanz nos ofrece una peculiar mezcla de terror y fantasía espacial.

Hace tiempo que le sigo la pista a este joven dibujante que ha demostrado su singularidad con muy pocas obras: Legión y Migrador Nocturno. No sólo en el terreno del dibujo, donde su vigor y habilidades técnicas son evidentes. También por sus temas, tan sugerentes como inquietantes, con los que consigue siempre provocar escalofríos en el lector. Tanto por lo que cuenta como por lo que sugiere, esos vistazos a mundos salvajes, húmedos y peligrosos de los que preferiríamos no saber nada.

Sus referencias son evidentes y él no las niega, son puntos de partida en los que se apoya para avanzar en nuevas direcciones. En lo gráfico Corben y la ciencia ficción de los setenta por extensión. Sumen algún toque manga y las inevitables citas a autores argentinos más próximos y el resultado es un estilo preocupado por la iluminación y una puesta en escena moderna y funcional. Sanz no acierta siempre pero al menos lo intenta, su trabajo es laborioso, sólido y bien intencionado.

En cuanto a los guiones bebe de una larga tradición que mezcla fantaciencia con horror, en la línea de Quatermass, cuya primera entrega tanto nos recuerda a Alien y a otras obras menores como El Planeta Sangriento de Corman. Manifestaciones más modernas de esta tendencia serían películas como Horizonte Final, una obra estremecedoramente desasosegante. Es una vieja idea incrustada en la ciencia-ficción: lo desconocido acojona. A veces esto se puede explicar de manera muy sutil y otras de forma más explícita. No sólo eso. El miedo no se relaciona sólo con la supervivencia, puede adentrarse en terrenos casi metafísicos. Ya no es sólo el miedo a la muerte (propia), sino al mal absoluto, a la decadencia y la depravación.
Angela della Morte - Salvador Sanz- Edita Editores de tebeos

Al explorar estos asuntos Sanz abandona los terrenos “blandos” de la ci-fi, que tantos buenos momentos nos han proporcionado en cine y comic, de Flash Gordon a Star Wars. Apenas hay space-opera en su labor, decantándose más bien por la fantasía “dura”, la reflexión, la paranoia, la metáfora de corte filosófico que esconde siempre preguntas existenciales. En este caso hablamos de la muerte y el alma, ambas tratadas como presencias físicas que pueden ser medidas y atrapadas. El autor imagina un futuro en el que podemos saltar de un cuerpo a otro y en el que el mal es como un tumor que puede ser extirpado y almacenado. En el impactante continuará con el que clausura esta primera entrega su protagonista recibe el asqueroso baño de una cuba rellena de esa esencia maligna. Las consecuencias de esa zambullida son inimaginables.

Por el camino nos ha enganchado con sus atmósferas y su imaginativa historia. Aunque los textos pesan en un relato con tendencia a la introspección, equilibra muy bien las secuencias de acción con la presentación de su mundo y los diferentes roles de cada uno de sus personajes. Si no temen adentrarse por caminos tétricos y más bien angustiosos éste es su tebeo.
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viernes, 5 de octubre de 2012

TODO EL MUNDO ES IMBÉCIL MENOS YO Y... PETER BAGGE

Todo el mundo es imbécil menos yo y... de Peter Bagge. Editorial La Cupula
La Cúpula, 2012.
122 páginas, 19 Euros.


LIBERALES LIBERTARIOS

Cuando empezábamos a pensar que el creador de Buddy Bradley había perdido su chispa nos sorprende con un álbum cómicamente instructivo. Peter Bagge consiguió una sólida reputación en los noventa como digno sucesor de la primera oleada underground. Los “hijos” de Shelton, Crumb y compañía se caracterizaban en general por ser más serios y tétricos que quienes los precedieron. De Burns a Clowes el panorama alternativo exhibía un humor demasiado intelectual y con una clara inclinación hacia lo negro. Hasta que llegó Bagge, demostrando con su serie Odio que se podía hacer crítica social sin dejar de ser tremendamente divertido. Su protagonista Buddy era el espejo distorsionado donde se reflejaban las realidades menos glamurosas de América, un país que se nos mostraba lleno de contradicciones y problemas culturales, laborales y sexuales. Había muy poca autocomplacencia en Bagge y así continuó a lo largo de infinitos volúmenes. 


Últimamente su fórmula parecía repetitiva y agotada. Con una tendencia a los diálogos profusos que no ha disminuido con los años, el creador nunca nos brindaba un trabajo menor pero tampoco parecía capaz de salir de sus mundos suburbanos y siempre un pelín cutres. Pero con este recopilatorio demuestra que sigue teniendo una mirada muy afilada y que es capaz de pensar más allá de convenciones y lugares comunes. El mayor problema del volumen es la habitual abundancia de textos. Eso, unido a un formato quizás algo pequeño, acarrea ciertas dificultades de lectura. No intenten zampárselo de un tirón sino en pequeñas dosis y con ganas. Esta es la sabia recomendación que me hizo mi amigo Ramón F. Pérez, que fue quien me señaló esta obra que yo había dejado pasar.

Este conjunto de historietas se publicó inicialmente en la revista Reason y no ocultan su origen periodístico. Son como reportajes o pequeños ensayos sobre temas variados que pueden interesar al público americano. Como español evidentemente algunos me resultan más cercanos que otros. Pero todos tienen su miga. La única alusión a España marca el tono. Bagge observa en una convención de comics varias cosas que llaman su atención: su anfitrión le invita a un porro por la calle, la pornografía se vende al lado de las revistas infantiles… En todos los casos pregunta sobre la legalidad de tales situaciones. La respuesta que recibe es que nada de eso es legal pero a nadie le importa, más o menos. Frente a ese mirar hacia otro lado, su visión del interior de la política estadounidense es un continuo debate. Bandos que apoyan una postura, grupos que defienden la contraria y en medio Bagge, intentando mantener sus posiciones liberales.

El derecho a tener un bazooka... de Peter Bagge. Editorial La Cupula


Como se sabe hay un grave problema de traducción con la palabra “liberal” según se emplee a un lado u otro del Atlántico. En Estados Unidos es más o menos el equivalente de nuestros progres. Cuando nos venimos a este lado del charco, “liberal” era el término con el que se insultaba a Esperanza Aguirre y lo más cercano al infierno es ser un “neoliberal”. Quizás eso explique que en la traducción de estas historietas se emplee el término “libertario” en lugar de “liberal”. Pero el fondo sigue siendo el mismo. Básicamente un liberal defiende la libertad, especialmente las libertades individuales. Y cree, como Reagan que “el estado no es la solución, es el problema”. Por tanto se trata de mantener la mayor cantidad posible de espacios privados, al margen del estado. Esta visión se traduce en muy poca doctrina y poco habitual. Si normalmente oímos pestes de los grandes centros comerciales, Bagge reconoce que le encantan y enumera sus ventajas. Si todo el mundo bendice el tren como el mejor medio de transporte posible, Bagge explica en qué consiste realmente un viaje en tren.

Es realmente un libro con el que pueden aprenderse muchas cosas, si no permiten que sus prejuicios se lo impida. Y muy cómico, además. No se pierdan el capítulo dedicado al derecho a tener un bazooka.
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viernes, 28 de septiembre de 2012

ALIEN. LA HISTORIA ILUSTRADA de Goodwin y Simonson

Alien, la historia ilustrada de Goodwin y Simonson. Edita Diábolo
Diábolo Ediciones, 2012.
66 páginas, 15,5 euros.

DEL CINE AL COMIC

Coincidiendo con el estreno de la última película de Ridley Scott, vuelve la adaptación al cómic del primer Alien, en esta ocasión respetando el color original. La relación entre cine y comic es tan vieja como ambos medios. Aunque en los últimos años nos suenan más los proyectos cinematográficos que se inspiran en personajes de comic, siempre han abundado los préstamos de un lenguaje al otro. La Guerra de las galaxias generó larguísimas series de tebeos, además de las adaptaciones de los filmes originales, algunas firmadas por gente con tanto talento como Al Williamson. El mismo autor puso su trazo al servicio de la tira de prensa de Star Wars durante años. Dark Horse, la editorial encargada de estas franquicias, basó su primer desarrollo en esa relación con el mundo del cine, facturando relatos protagonizados por personajes tan conocidos como James Bond, Predator, Terminator o Alien.

Pero este fenómeno no se inició en los ochenta. Muy recordadas son también las adaptaciones de la Dell, en las que participaron autores tan grandes como John Buscema, Alex Toth o Gil Kane. Muchas de esas traducciones apenas tenían que ver con el original, pero a nadie le importaba. De hecho, los actores más populares como John Wayne, llegaron a tener su propia colección de comics. Era lógico suponer que lo que funcionaba y era comercial en un medio funcionara en otro, aunque no siempre fue así.

Respecto a este Alien que ahora se reedita, debe subrayarse la calidad de sus creadores. Archie Goodwin, encargado del guión, es uno de los escritores más brillantes del comic americano y son incontables los ejemplos que prueban su talento. En cuanto a Walter Simonson, el dibujante, es uno de los artistas más potentes de los últimos cincuenta años. Curiosamente su habilidad con el dibujo es aparentemente limitada y sus figuras, por ejemplo, pueden resultar torpes, con tendencia al estatismo. Pero domina el ritmo y la puesta en escena, es uno de los grandes renovadores de la arquitectura visual de las planchas desde los ochenta y algunas de sus obras, sobre todo Thor pero también otras como Elric, son clásicos absolutos. En ellas se hacía además cargo del guión, demostrando su humor y también su capacidad para el drama épico.

Alien, la historia ilustrada de Goodwin y Simonson. Edita Diábolo

De Alien nos quedamos con su Ripley, esa Sigourney Weaver que luego emplearía en Thor, aplicando los rasgos de la actriz al personaje de Sif, la eterna novia del héroe. Lo novedoso en esta reedición es la recuperación del color original, escamoteado en la anterior edición en español a cargo de Bruguera. Recuerdo al dibujante revisando el volumen durante su estancia en Oviedo, adonde había sido invitado por el Salón del Comic. Hacia el final, la explosión de la nave ocupa toda una página. En la versión de Bruguera la cosa se resumía en tres aros de colores primarios y casi planos. Walt no daba crédito a sus ojos. “¡Pero si yo estuve una semana dándole al aerógrafo para fabricar esta explosión, peleándome con los degradados!”. Lo cierto es que ahora que por fin podemos asomarnos a la versión original, creo que puede decirse que no es para tanto. La explosión es quizás algo más detallada pero no deja de ser una más de las innumerables horteradas de horrendos colores que se fabricaron con el aerógrafo, diabólico cacharro que gracias a Dios ha pasado a mejor vida. Pero todo el color está construido con procedimientos que eran habituales a finales de los setenta, predominando las acuarelas y cierta sensación de suciedad y oscuridad general. En fin, que está bien: el color directo sigue resultando mucho más agradable que ciertas paletas digitales, pero, para entendernos, Simonson no es Corben con el color.
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viernes, 21 de septiembre de 2012

Aventuras de un oficinista japonés. J. Domingo

Aventuras de un oficinista japonés - José Domingo
Bang Ediciones, Barcelona
2012. 120 páginas, 22 euros.

UNA Y OTRA VEZ

Siempre he pensado que los premios del Salón del Comic de Barcelona son muy útiles, ya que nos indican los tebeos a los que no debemos ni acercarnos. Como ha vuelto a ocurrir este año.

Gabi Beltrán competía por el premio junto a Tomeu Seguí con Historias de barrio, la obra con la que previamente habían ganado el Ciutat de Palma de Comic. Le sorprendía que en tiempos de novelas gráficas hubiese ganado un álbum perfectamente mudo, un argumento discutible. Su propio trabajo adolece de cierta logorrea y una tendencia a abusar del texto. Y a lo largo de la historia del comic no son pocos los tebeos extraordinarios en los que no se pronuncia una sola palabra.

Por otro lado, si a algo se parecen estas Aventuras de un oficinista japonés con las que el joven José Domingo se convirtió en el mejor autor del año a juicio del jurado barcelonés, es a la escuela donde se ha criado Beltrán: el archipiélago de Nosotros somos los muertos y compañía. Cuando pasamos las páginas de este silencioso y bonito volumen notamos la presencia de diversos autores, de Max a Fito pasando por su santidad Chris Ware. En la puesta en escena, con una constante repetición de la retícula de cuatro viñetas, podríamos citar a Brown y su mirada divina, ese encuadre axonométrico que aplana la perspectiva y apenas se permite variaciones en la planificación. Esa opción narrativa se explica en parte por la experiencia en animación del autor. De hecho creo que su forma de contar resultaría más adecuada para un corto que para un comic, donde cansa encontrarse invariablemente con el mismo mecanismo, página tras página.

Menciono las influencias no para sugerir que Domingo carece de originalidad o que su modernidad es sólo superficial. No, cada época trae determinadas costumbres formales, al menos en el campo de la ilustración y el comic. Max ha sido una poderosa influencia sobre numerosos jóvenes creadores y él a su vez reconoce sus deudas con autores como Meulen o Chaland. Sin problemas. Las “credenciales” de Domingo son impecables y sus esqueletos, árboles, colores y otros elementos gráficos podrían pasearse tranquilamente por cualquier número de la fallecida NSLM, la publicación radiante de Max y Pere Joan.
Viñeta de Aventuras de un oficinista japonés - José Domingo
Pero ¿en qué ha consistido esa influencia? ¿Qué tiene que contarnos el autor, cuales son sus virtudes narrativas o temáticas? ¿Qué han visto en su trabajo los sesudos miembros del Salón barcelonés? Ni idea. Me he obligado a releer el álbum para escribir estas líneas y ha sido aburridísimo. No quiero quitarle méritos a Domingo y le felicito sinceramente por su galardón. Ha realizado un tremendo esfuerzo para completar su obra pero como lector no consigo interesarme por ella. En absoluto. No es que dibuje mal o que no se entienda lo que cuenta. Pero estos relatos oníricos, estas exhibiciones de escritura automática, necesitan algo más para resultar soportables. No hay evolución, no hay reglas, cualquier cosa puede pasar, sale el autor que se retrata como un esclavo que ha vendido su alma a no sé qué perdido demonio, se acumulan las citas a la serie B y a los delirios digestivos y qué sé yo cuantas cosas más. Pero falta humor, chispa, verdadera sorpresa, imaginación. ¡Es una pesadez!

Como las desgracias nunca vienen solas, Seguí no sólo no gana el premio en Barcelona sino que además su programada exposición en Ses Voltes se aplaza sine die. Estaba prevista para la Nit de l’art pero al final no ha podido ser. Confío en que el año que viene se nos permita disfrutar de este proyecto.
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viernes, 14 de septiembre de 2012

MUERTE DE UN MAESTRO


Joe Kubert - TOR
2012 está siendo especialmente dramático para el mundo del comic. El pasado 12 de agosto el gran Joe Kubert se sumaba a la ya larga lista de fallecidos de este año: Moebius, Severin o Segura entre otros.

Nacido en 1926 Kubert era hijo de emigrantes, un tipo duro formado en las calles y que se había puesto a dibujar y trabajar como profesional a una edad increíblemente temprana. Tras su servicio militar en Alemania puso en marcha la primera línea de comics en 3D, una anécdota en una carrera en la que destacan los tebeos bélicos. Colaboró en las diferentes series de guerra de la DC, como dibujante, guionista y finalmente editor. Esa es quizás su etapa más brillante, entre 1967 y 1976, cuando coordina el fabuloso trabajo de sus colegas y al mismo tiempo es capaz de dibujar una de las mejores versiones de Tarzán que se recuerdan. También fundó una escuela, junto con su mujer Muriel, con fama de ser la mejor del mundo en su género y que aún perdura. The Joe Kubert school of cartoon and graphic art le mantuvo ocupado durante años pero nada podía apartarlo mucho tiempo de su mesa de dibujo, según sus propias palabras “el mejor lugar del mundo”.

Conocí a Kubert en 1994 en el Salón Internacional del Comic del Principado de Asturias. Era un tipo sólido, que derrochaba vitalidad y autoconfianza y que sin duda se proyectaba en sus personajes, siempre dispuestos a hacer lo que sea necesario. Como muchos de los colaboradores de la DC, tardamos en conocerlo y además de una manera azarosa y extraña, a través de los tebeos de Novaro que llegaban de forma desordenada y que en absoluto cubrieron el total de su voluminosa producción. Y es que Kubert era un dibujante rápido y eficaz. Él mismo se encargaba de sus propias tintas, aportando a su obra una sensación elegante y fluida, más interesado por la sensación que por el detalle. Como decía su buen amigo Russ Heath, que le entintó en alguna rara ocasión: “Nadie puede entintar a Joe como él mismo lo hace, nadie tiene sus cualidades.”
Joe Kubert - Tarzán

Mi primer recuerdo de Kubert es un episodio de Tomahawk, el clásico héroe de un raro oeste colonial. Permanece como un impacto visual demoledor, aunque confieso que nunca he vuelto a releer un tebeo que perdí hace mucho. Pero sin duda contenía todas las bazas que caracterizan el trabajo del dibujante. La primera ya la he citado, la fuerza y aparente facilidad de sus acabados. La segunda es su narrativa. Sus comics explotan la unidad de la página como pocos han sido capaces de hacer antes o después de él. Y además de una manera natural, poco intelectualizada. Viñetas que se estiran hasta cubrir la plancha a lo ancho o a lo largo, primerísimos planos que contrastan con espectaculares planos generales. Kubert sabe cómo ofrecer espectáculo y cada una de sus páginas es una lección de narrativa.

Toutain nos permitió echar un vistazo a algunos de sus episodios para Enemy Ace, uno de sus más conocidos héroes de guerra, aunque el más famoso de todos ellos,Sargento Rock, permanece prácticamente inédito por aquí. Tampoco conocemos gran cosa de otros de sus personajes para DC, como Haunted Tank, Hawkman, Tor o Viking Prince, aunque en los últimos años los recopilatorios de la editorial nos han permitido reencontrarnos con viejos trabajos del maestro.

Uno que le persiguió fue su colaboración con Robin Moore, una tira de prensa titulada Boinas Verdes y que se publicó entre 1965 y 1967. Durante años se acusó al dibujante de defender la intervención americana en Vietnam, un auténtico sacrilegio para muchos. Lo cierto es que gráficamente la tira contiene al mejor Kubert y sus guiones son entretenidos. Les aconsejo que las relean, sin las orejeras puestas por supuesto. Cuando luego el dibujante vuelve a DC para editar las series de guerra de la editorial, introduce algunos cambios que reflejaban el ambiente antibelicista de finales de los sesenta. Como la famosa banda que se incluyó al final de cada episodio bélico: “No hagas la guerra nunca más”. Muchas de las historias del más prolífico guionista “de guerra” de la casa, Bob Kanigher, ya aportaban una visión muy poco heroica de los conflictos armados.

El Kubert maduro nos reservó no pocas sorpresas. Como Abraham Stone, un personaje del que aquí llegó tan sólo un álbum. O su trepidante participación en Punisher, que viajaba hasta Yugoslavia para vivir unas aventuras que siempre me parecieron mejores que Faxes from Sarajevo, un trabajo “de autor” no tan convincente como algunas de sus apuestas comerciales. Otro proyecto que demostró su buena forma fue su participación en Tex. Y, por supuesto, Gangster judío, una pequeña novela gráfica con el mejor Kubert posible.
Joe Kubert - Gangster judío

En fin, si Kubert fallaba normalmente la culpa era del guionista. Dibujó algunas historias mediocres en sus últimos años y no pocos de los innumerables episodios bélicos que facturó relataban anécdotas sin demasiada sustancia. Pero su dibujo lo mejoraba todo, sus personajes eran característicos, lacónicos pero cercanos como todos los grandes héroes americanos. Como él mismo. Te echaremos de menos, Joe.
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viernes, 24 de agosto de 2012

EL WENDIGO 115-116

Para terminar el verano, os podéis leer "El Wendigo" de verano otoño de 2010 donde se comenta los trabajos de Peter O'Donnell, Crumb, Víctor de la Fuente, Al Williamson, Alan Moore,Frank Frazetta, etc.
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viernes, 10 de agosto de 2012

EL WENDIGO #112

En el otoño de 2008 aparecía el número 112 de la revista de "El Wendigo". Hay muchos y variados artículos: Café Budapest, Shazam, Shelton, Crumb, etc. Espero que lo disfrutéis.

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viernes, 3 de agosto de 2012

EL WENDIGO 113-114

Aquí os dejo el enlace para ver la revista "El Wendigo" del verano de 2009. En ella se habla de Buscema, Corín Tellado, Mordillo, Berardi, Aldebarán...
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viernes, 27 de julio de 2012

Alex Toth. Las mejores historias de los años 50.

Alex Toth. Mejores historias de los 50. Diabolo Ediciones
Diabolo Ediciones. Madrid 2012.
432 páginas, 39,95 euros.


TOTH FUERA DE SERIE

Continúan llegando reediciones imprescindibles. Ahora le ha tocado el turno a Toth, un autor adorado por los amantes del dibujo realista y simplificado. Continuador de la gloriosa tradición de Sickles o Caniff, abrió nuevos caminos con sus contrastes extremos y aparente sencillez.

El volumen agrupa su trabajo para Standard Comics, un variopinto conjunto de historietas que abordan todos los géneros del bélico al romance pasando por el thriller o la ciencia-ficción. En él podemos apreciar el soberbio arte de Toth, sus bellas mujeres y apuestos protagonistas y su dominio de las masas negras. Aunque no siempre se entinta a sí mismo, cuenta con una buena cuadrilla de entintadores y la calidad media es muy alta. Lo mismo puede decirse de los guiones, entre los que sobresalen los románticos, escritos en gran parte por Kim Aamondt con quien el dibujante confesaba sentirse muy compenetrado.

Además se redondea el libro con una interesantísima entrevista con Toth, portadas, reproducciones de los originales de algunas de las historietas y unas notas perfectamente documentadas. En la entrevista el autor, que no era conocido por su discrección, no sólo repasa su trayectoria profesional explicando sus largos años en el mundo de la animación o sus herramientas de trabajo, con los rotuladores adquiriendo un inusitado protagonismo. También se despacha con comentarios sobre el mundo del arte declarando entre otras lindezas que Picasso era basura. ¿Qué quieren que les diga? Como hoy por hoy nadie discute ciertos dogmas, es refrescante ver a alguien que se expresa con absoluta libertad.
Viñeta de Alex Toth. Mejores historias de los 50. Diabolo Ediciones

Más habitual resulta la fascinación que demuestra por ciertos filmes clásicos y determinados actores que en su caso eran verdaderos fetiches, como Errol Flynn. También tiene palabras para Tyrone Power y su Zorro, una película que en su momento podía leerse como una metáfora de la dictadura franquista. De manera más directa alude al mismo asunto su historieta “The hands of Don José”, un brutal episodio que recuerda las corridas que se organizaban con presos políticos como reses. Especialmente conmovedora me parece la voluntad de Toth de crear obras positivas, que generen sueños nobles y aspiraciones elevadas en el corazón de los lectores. Recuerda las películas de aventuras de los años treinta argumentando que mientras pasaba la gran depresión todos los niños de su generación soñaban con mundos mejores gracias al cine y sus héroes.

En el terreno estrictamente narrativo hace una confesión interesante cuando cuenta que se acostumbró con rapidez a la rígida e inamovible retícula de la editorial Dell. No le preocupaba trabajar siempre con las seis viñetas iguales por página ya que esa neutralidad le permitía concentrarse en lo esencial: el encuadre en el interior de cada viñeta. Ya he dicho en otros artículos que existen claramente varias tendencias en el mundo del comic. Algunos creadores exploran la plancha como unidad, que puede animarse explotando las diferencias de tamaño y ubicación de las viñetas y agudizando su contraste. Otros como Toth apuestan por la neutralidad y desean que el lector disfrute del ritmo narrativo, viñeta a viñeta.

El planteamiento es correcto pero cuando un dibujante tan extremo y sofisticado, amante del minimalismo y la eliminación de todo lo innecesario, alguien que como él reduce los elementos a lo esencial, corre siempre el peligro de caer en la repetición y cierta falta de variedad. Lo admiro mucho como dibujante y creo que es un modelo a seguir y estudiar. Pero no lo tengo tan claro en cuanto a su narrativa. Le funcionan muy bien las historietas románticas (historietas “de cabezas parlantes”) pero no tanto las de guerra, por ejemplo, que resultan asfixiantes y difíciles de seguir. Con todo, el tomo es imprescindible y nos permite apreciar la excelente labor de uno de los grandes.
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viernes, 20 de julio de 2012

Speak low. Montesol

Speak Low de Montesol, edita Sins Entido
Sins entido, 2012.
150 páginas, 24 euros.

NACIMIENTOS Y MUERTES

Si hace semanas comentaba el retorno de Ramón de España ahora es el turno de su compañero Montesol. Ambos firmaron dos curiosas novelas gráficas en los ochenta, antes incluso de que el término fuese inventado.

Pero Montesol hizo mucho más que ilustrar los guiones de otros. También creó sus propias historias, agrupadas en la desternillante serie “Vidas ejemplares” que todavía hoy constituye un perfecto reflejo de nuestro accidentado viaje hacia la modernidad. Si Ramón de España tendía a la solemnidad y el drama, sin evitar constantes pinceladas de humor, Montesol era abiertamente cómico y sus episodios resultaban frescos y divertidos, además de muy realistas. Les aconsejo su relectura. Inolvidable aquella viñeta de otra de sus series en la que Pascual Maragall, a la sazón alcalde de Barcelona y en pleno subidón olímpico, hacía su entrada en un salón lleno de diseñadores, arquitectos y otras garrapatas de la cosa pública. Brillante el desenfreno de todos los presentes que se lanzaban como impelidos por un resorte hacia el alcalde, mientras intentaban hacerse notar y de paso conseguir algún chollo.

Montesol fue uno de los mejores sino el mejor cronista de ese momento. Luego abandonó las viñetas para dedicarse en exclusiva a la pintura y ahora, más de veinte años después, vuelve para sorprendernos con Speak Low. El tono es muy diferente, olvida la farsa para entregarse a un drama casi sin concesiones. Ignoro cual es la relación de lo que se nos cuenta con la realidad. Pero todo parece verdadero y resulta conmovedor en no pocos pasajes. Nos creemos la muerte del hijo y entendemos la tormentosa relación con el padre. Una relación que por cierto explica en gran medida la virulencia con la que se comportan muchos antifranquistas actuales. Siempre me ha llamado la tención el hecho de que gran parte de nuestros dirigentes de izquierdas sean hijos de capos franquistas. Nunca había visto expresado con tanta claridad el conflicto edípico subyacente, la vergüenza y hasta el odio hacia el padre cuyo comportamiento se desea enmendar acudiendo a conductas compensatorias que tienden a la exageración. O quizás es más sencillo: que todo cambia para seguir siendo lo mismo.

Viñeta de Speak Low de Montesol
En fin, la culpa heredada del padre aflora en un relato en el que prima el dolor y las grandes preguntas y que Montesol trufa con recuerdos personales, algunos tan emotivos y cercanos como los que se refieren a sus vacaciones en la vecina Francia. Hoy en día ya casi nadie lo recuerda pero hubo un momento en que los galos nos servían como referente cultural, se imitaban sus películas y forma de escribir y comportarse. Francia representaba el placer y la libertad, ideales que hoy se confía alcanzar copiando a los nativos del Bronx. Creo que en gran medida los franceses, sobre todo su élite intelectual, se ganaron a pulso ese distanciamiento pero incluso un apóstata de lo francés como yo puede emocionarse ante las sentidas ensoñaciones de Montesol. Además, elige bien sus modelos, de Tati a Dufy, una imagen del país vecino que todos podemos admirar. Y por supuesto mucho Tintín, que era belga.

Montesol vuelve con su estilo de siempre, quizás algo más veloz y expresivo si cabe. No hay tiempo para el arrepentimiento o la corrección y el protagonismo se lo lleva un pincel enérgico que circula frenético hasta quedarse seco. Es un gran trabajo de dibujo donde todo detalle queda eliminado, reduciendo el trazo a lo esencial. El mayor problema se deriva de una estructura argumental quizás ambiciosa en exceso. Es como si el autor quisiera ajustar cuentas con demasiados frentes, lo que provoca cierta dispersión. Barcelona, Madrid, Francia… el paseo y los rodeos que da la historia acaban pesando mucho desinflando la trama inicial protagonizada por la ausencia del hijo.

En fin, no es una vuelta tan atropellada como la de Ramón de España, pero tampoco es redonda. Contiene pasajes muy intensos y como ya he dicho realmente conmovedores, al lado de secuencias quizás menos creíbles. Esperamos nuevas obras de Montesol porque en todo caso ha demostrado que sigue en forma.
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