200 páginas, 23,50 euros
LEO SE VA AL OESTE
Nueva entrega de Leo, otra vez solo como guionista. Se encarga de dibujar sus fantasías Icar, un autor competente que empieza con cierta timidez pero que en seguida se pone a tono.
Al principio da la sensación de que Leo busca un cambio de registro. En cierta medida, ya que la acción se sitúa en un planeta lejano, que no es la Tierra. Más allá de ese detalle y ciertas sorpresas tecnológicas, todo nos remite al clásico poblado fronterizo característico de tantos westerns. De hecho, es como una revisión de “Rio Bravo” y similares. Los hermanos protagonistas son reclutados para poner orden en el villorrio. Pronto descubrimos que el que corta el bacalao es un cacique local empeñado en comprarle las tierras a unos vecinos poco proclives a abandonar su medio de vida. Los dos nuevos sheriff enseguida se enzarzan en duelos a pistola y peleas, demostrando que pueden ser los más duros del lugar. Al igual que en las venerables películas de Hawks, Leo ensaya una afortunada mezcla de humor y emoción. Todo es muy serio y hay vidas en juego. Pero no se evitan ciertos gags recurrentes como los desafíos del marido maltratador, tan torpe como ineficaz, chistes sobre las tetas de la protagonista y una cierta ligereza general. Esos guiños sazonan un relato que pronto subvierte el western tradicional para incorporar los temas que siempre han interesado al creador de origen brasileño: nuevas especies de animales, mujeres decididas y poderosas pero que pueden equivocarse, respeto hacia los diferentes y contacto con entes de otros universos y las dramáticas consecuencias de esos encuentros.
Todos estos componentes se mezclan de manera muy afortunada, impidiéndonos abandonar la lectura. Icar por su lado es un dibujante competente, más envarado al principio pero pronto consigue que nos olvidemos de que es él y no Leo el que dibuja. Resuelve Leer más...