Todo Luc Júnior. Salvat, 2020
236 páginas, 25 euros
ASTÉRIX. NOSTALGIA DEL HOGAR
Hace 60 años se publicó el primer “Astérix”. Me refiero al álbum, ya que el personaje había aparecido en la revista Pilote en 1959. En la última década otras creaciones de Uderzo y Goscinny han protagonizado un interesante rosario de publicaciones.
TODOS LOS CAMINOS LLEVA A ASTÉRIX
Con motivo del aniversario, la delegación de la UNED en Palma organizó en febrero un ciclo de conferencias: “Astérix, el mundo romano visto desde los tebeos”. Coordinaban Francesc Mesperuza Rotger y la profesora Antònia Soler Nicolau, con la colaboración de Nívola Uyà. Tuve ocasión de presentar una ponencia y así contar con una excusa para releer todos los Astérix. El talento de sus creadores va mucho más allá del pequeño galo.
Varios libros permiten reconstruir el camino que les llevó hasta él. Como la biografía René Goscinny los primeros pasos de un guionista genial (Norma, 2007). Hijo de judíos polacos, solo pasó dos años en Francia antes de emigrar a Buenos Aires, donde transcurrió su infancia, una etapa de su vida absolutamente feliz. La tranquilidad se interrumpió con la llegada de la guerra y las primeras noticias sobre familiares desaparecidos. Uderzo era hijo de padres italianos y no obtuvo la ciudadanía francesa hasta los siete años. Durante la ocupación se refugió en Bretaña, huyendo de los nazis. En 1943 Stanislas Goscinny murió repentinamente de un infarto cerebral y el joven René se puso a buscar trabajo. Luego se trasladó con su madre a Nueva York, donde residía un familiar. Para mantener su ciudadanía francesa tuvo que volver a Francia para hacer el servicio militar. Regresó a Nueva York con la intención de ganarse la vida como ilustrador. En 1948 conoció a varios autores muy influyentes en su forma de entender el humor: Kurtzman, Severin, Elder... No conseguía encargos y malvivió en uno de los peores barrios de la ciudad. Uderzo, mucho más dotado para el dibujo, picoteaba en diferentes series, con personajes como el forzudo “Belloy”.
En 1949 la suerte de Goscinny cambió. Se encontró con Jijé, uno de los grandes maestros del cómic franco-belga, de vacaciones en USA. El dibujante le presentó a Morris, con quien más tarde colaboraría en Lucky Luke. También entró en contacto con Georges Troisfontaines, un vividor al que le gustaba irse de farra con tipos divertidos como Goscinny. “Si pasa usted por Bélgica, venga a saludarme que le daré trabajo”. Dicho y hecho, allá se plantó René, para espanto del editor. Finalmente lo mandó a dirigir su sucursal en París, donde coincidió con Uderzo. Conectaron de inmediato, unidos por un mutuo amor a “Popeye” y las películas del cine cómico mudo. Albert se había pasado una temporada en Bruselas, trabajando para la agencia International Press de Yvan Chéron, que compartía oficinas con la World’s Presse, dirigida por su cuñado, Troisfontaines.
En 1949 la suerte de Goscinny cambió. Se encontró con Jijé, uno de los grandes maestros del cómic franco-belga, de vacaciones en USA. El dibujante le presentó a Morris, con quien más tarde colaboraría en Lucky Luke. También entró en contacto con Georges Troisfontaines, un vividor al que le gustaba irse de farra con tipos divertidos como Goscinny. “Si pasa usted por Bélgica, venga a saludarme que le daré trabajo”. Dicho y hecho, allá se plantó René, para espanto del editor. Finalmente lo mandó a dirigir su sucursal en París, donde coincidió con Uderzo. Conectaron de inmediato, unidos por un mutuo amor a “Popeye” y las películas del cine cómico mudo. Albert se había pasado una temporada en Bruselas, trabajando para la agencia International Press de Yvan Chéron, que compartía oficinas con la World’s Presse, dirigida por su cuñado, Troisfontaines.