viernes, 25 de enero de 2019

BENJAMÍN Y BENJAMINA de GOSCINNY y UDERZO

Salvat, 2018.
224 páginas, 23,65 euros


SIEMPRE GOSCINY
Recientemente se publicaban dos obras relacionadas con el gran Goscinny, una recopilación de artículos breves y el Integral con las aventuras de Benjamín y Benjamina.



rené Goscinny del panteón a Buenos Aires - crónicas ilustradas creador Asterix
“Del Panteón a Buenos Aires” editado por Libros del Zorzal reúne textos que el guionista escribió para algunas de las muchas revistas con que colaboró.

Les acompañan ilustraciones realizadas para esta edición por dibujantes franceses tan conocidos como Boucq, Druillet, Mezieres o Lauzier.

A pesar de su triste portada, el libro es chispeante, gracioso y sin una sola pizca de pretenciosidad. Recomiendo especialmente el artículo titulado “Soy un comprendido”, donde el autor se queja con mucha ironía de su éxito. Es una agradable sorpresa que demuestra otra faceta del talento del creador de Asterix.

Benjamin y Benjamina fue otra de sus colaboraciones con Uderzo, antes de que ambos dieran a luz al famoso galo y su poción mágica. Más allá de su valor arqueológico, como una pieza que ayuda a entender el recorrido creativo que los llevó hasta Asterix, tiene no pocos valores autónomos. Por supuesto está el dibujo de Uderzo, que ya era prodigioso. Atención a algunos de sus encuadres, con puntos de vista inusuales en un comic de humor y que demuestran que al dibujante no se le resistía nada. Tampoco pasarán desapercibidos sus vehículos, que delatan la influencia que el gran Franquin ejerció sobre él. Como al belga, a Uderzo le gustaba dibujar coches, cuanto más modernos y deportivos mejor.

Benjamín y Benjamina de Goscinny y Uderzo, edita Salvat comic francés
En cuanto a las historias, el volumen aglutina cuatro álbumes, a cual más divertido. Empieza con una parodia de dictadura bananera, con los presidentes lanzándose bombas y sobreviviendo a un atentado tras otro. Le sigue la clásica aventura con profesor chiflado que ha descubierto un método para hacer volar los objetos.

Después viene la más loca, “El gran Buduchú”, una tremenda farsa sobre dos culturas orientales enfrentadas.

Finalmente mi preferida, “Vaqueros”. En ella Goscinny adelanta futuros trabajos, como su paso por Chick Bill o Lucky Luke, dando rienda suelta a su amor por el western y la cultura americana en general.

Son todos ellos relatos que han envejecido muy bien, perfectamente construidos, repletos de gags y con un humor tan blanco como efectivo.

Para rematar tan satisfactoria lectura, nada mejor que leer cuidadosamente la introducción, donde se explica con detalle el contexto en que se creó la serie, con la pareja de dibujante y guionista cogiendo todo trabajo que se les ofrecía y con un pie en el mundo de la publicidad y otro en el editorial.


También se buscan en esta obra primeriza los recursos que luego emplearían en Asterix. Por si todo esto no fuera suficiente, se incluyen al final del volumen las planchas que dibujaron con otros personajes de esta etapa: Nené y chucho. Como su título indica a las claras, narraban las aventuras de un bebé muy travieso y su perro. Básicamente daban vueltas al clásico del niño que se escapa de la cuna, es perseguido por su mascota para que no le pase nada y al final es el animal el que se la carga o padece alguna desgracia, mientras el muchachuelo sale siempre indemne de sus tropelías. Esa estructura tan sencilla resulta viva y emocionante gracias al enorme talento de Uderzo, que dibuja unos animales maravillosos y dota de gran expresividad al bebé. Es un trabajo que se caracteriza por la casi completa ausencia de diálogos y su carácter eminentemente visual. Una pequeña obra maestra. Y el libro todavía nos reserva alguna sorpresa más. Imprescindible.
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viernes, 18 de enero de 2019

X9 AGENTE SECRETO CORRIGAN COMIC

X-9 AGENTE SECRETO CORRIGAN de Archie Goodwin y Al Williamson, edita Dolmen
Archie Goodwin y Al Williamson
Dolmen, 2018.
194 páginas, 29,90 euros

ELEGANCIA EXTREMA
La editorial Dolmen se ha puesto a la cabeza de la política de reediciones de material clásico americano. Tras clásicos imprescindibles como The Phantom o Prince Valiant, nos llega ahora el X-9 de Williamson y Goodwin.


Quizás algunos puristas consideren mejor la etapa de Raymond, con Hammet al guión. Yo no. Goodwin apenas necesita presentación. Con Warren, recuperó a la plana mayor de dibujantes de la mítica EC. Los juntó en publicaciones que intentaban alcanzar la calidad interrumpida por la aplicación del Comics Code.

A veces fracasaba comercialmente, como en su revista bélica Blazing Combat, en otras ocasiones conseguía grandes éxitos, como con sus revistas de miedo Creepy y Eerie. Goodwin no solo eligió a los mejores autores, también escribió para ellos intensos relatos de intriga y terror. Luego se marchó a dirigir Marvel y más tarde sentó las bases de muchos comics actuales en publicaciones pioneras como Epic. Sus credenciales son sólidas y amplias. Como director, editor o guionista, Goodwin es sinónimo de entretenimiento y buenas historias. Más cuando, como en este caso, le acompaña un gigante como Williamson. El sonriente artista inició su carrera muy joven, ayudando a Burne Hogarth con las entregas de Tarzán.

Wally Wood comentó cómo le envidiaban él y sus compañeros de clase en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York, cuando Al se dejaba caer para pasarle los bocetos de las tiras a un Hogarth más atento a su escuela que a sus propios dibujos. Más tarde Williamson y su grupo de amigos, Torres, Krenkel o Frazetta entre otros, participaron en la sección de fantasía de la E.C.

Comic X9 agente secreto de Archie Goodwin y Al Williamson, edita Dolmen
Luego saltó a Warren, Marvel y lo que le ofrecieran. Fue de los primeros en apreciar el valor de los originales de comic y es muy conocida la anécdota que protagonizó. En cierta ocasión le dieron para envolver un bocadillo la mítica plancha del puente de Prince Valiant. No sabemos si el bocadillo llegó a su destino pero durante años la página adornó el despacho de Al. Siempre se aseguró de recuperar su obra y coleccionó con avidez el trabajo de sus colegas.


Se encargó con toda justicia del agente del FBI que ya había pasado por las manos de Raymond. Pocos como él podían competir con la elegancia del trazo original del dibujante de Rip Kirby. Williamson demuestra que es uno de los grandes en esa escuela realista, aportando una dinamicidad extra a sus figuras, un toque más cinematográfico a sus encuadres y una sensualidad más moderna a sus mujeres. Fue un gran seductor y un eterno aficionado al cine. Y esas pasiones se trasladaron a sus dibujos.

El volumen se devora con facilidad y cada viñeta es una lección de entintado, composición y buen gusto. ¡Qué bien dibuja las arrugas de los trajes! ¡Cómo distribuye las masas negras en sus viñetas! Se notan las referencias y deudas con Raymond y la presencia de un ayudante que nunca pasa desapercibido, Neal Adams. Los guiones son correctos y nos pasean por los tradicionales escenarios de serie negra y espías, con una generosa ración de estrafalarios villanos, depravadas malvadas y exóticas protagonistas.

Goodwin y Williamson se mantuvieron durante una década en la tira así que todavía nos quedan muchas horas de sano entretenimiento y diversión. ¡Guau!
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viernes, 11 de enero de 2019

MILES MORALES EL NUEVO SPIDERMAN de BENDIS, SAMNEE

Miles Morales el nuevo Spiderman de Bendis, Samnee, Pichelli y Marquez comic superheroes marvel
Bendis, Pichelli, Samnee y Marquez
Panini, 2018.
288 páginas, 27,50 euros

ARAÑAS Y GRAFITIS
Aprovechando el tirón de la película de Spiderman, se reeditan en un bonito tomo las aventuras de Miles Morales, el adolescente que encarna al héroe en el siglo XXI.


Publicadas originalmente en 2011 respondían a una ola de corrección política que sacudió Marvel y que propició esas noticas que aparentemente encantan a los periodistas pero que los lectores… Perdón, corrijo, que YO odio.

No dispongo de datos para saber cual fue la respuesta de los aficionados en cada caso. Pero tengo la sensación de que cada vez que oímos hablar de un héroe gay, gorda, con pañuelo en la cabeza o lo que se les ocurra, las razones son siempre más comerciales que artísticas. Habrá quien aplauda cómo todo esto ayuda a la normalización, la visibilización, la sensibilización y todos los “ciones” que se les ocurran. Yo no. Y el padre de Spiderman, el fallecido Ditko, tampoco. Recuerdo sus burlas cuando Stan Lee sugirió que detrás de la máscara del héroe podía esconderse cualquiera, sin importar su etnia o credo.

Ya en aquel momento Ditko vio la corrección política que latía bajo aquella afirmación, cuando él había diseñado originalmente la máscara completa para esconder al adolescente Peter Parker, por razones prácticas, no para facilitar la “identificación” de nadie. Entendía que el lector debía asumir los principios morales subyacentes (abraza el bien, combate el mal), independientemente de sus preferencias u orígenes étnicos o religiosos.

Miles Morales el nuevo Spiderman de Bendis, Samnee, Pichelli y Marquez comic superheroes marvel
El caso es que años después alguien decide llevar esa idea hasta sus últimas consecuencias y convierte a un preadolescente chicano en el nuevo Spiderman. Pues muy bien. Bendis firma el guión, lo cual suele ser una garantía. No decepciona, plantea un inteligente juego de opuestos entre las dos figuras paternas del protagonista, el tío enrollado pero malvado, y el padre aburrido pero bueno. Asumiendo que nos vamos a enfrentar a una variante del relato original, el guionista sale bastante bien parado. Tan solo se me ocurre una pega. Hace unas semanas tuve ocasión de repasar algunos de los westerns clásicos de Anthony Mann, con James Stewart de protagonista. Son narraciones muy puras y despojadas, donde graves dilemas morales se presentan bajo la forma de entretenidísimas aventuras. Uno de los aspectos que más llama la atención es el escaso peso de los diálogos, la presentación visual de conflictos y personajes, siempre a través de las acciones. Aunque en este Spiderman no faltan largas secuencias con golpisas y batacazos, los diálogos del joven protagonista con sus familiares lastran más de lo debido el desarrollo dramático. Aparte de eso, los grafismos van de un extremo a otro. Por un lado tenemos la fría perfección fotográfica de Sara Pichelli, narrativamente bastante plana. Y por el otro la simplicidad con toques cartoon de Chris Samme, al que cuento entre mis dibujantes actuales preferidos. Qué pena que no dibuje más episodios dentro del recopilatorio.

En fin, si esta nueva aproximación al héroe clásico les gusta, no duden en ir a ver la película de animación que ha inspirado. Y si no, vayan igualmente. Hablamos de un producto para adolescentes. El guión no ofende a la inteligencia y tiene pasajes muy divertidos. Aunque el verdadero festín viene con la parte visual. Consiguen un arrollador equilibrio de texturas, de los puntos de la cuatricromía barata propia de los comic-book, a las saturadas gamas de color de los grafitis, pasando por referencias a los más variados mundos animados y otras citas visuales, todo ello integrado en un todo convincente y embriagador. Hasta los créditos son una divertida locura.

El libro de arte sobre la película  El cómic

Hay varios aspectos que no me encajan con la memoria de Ditko.
El primero se refiere a los grafitis, que como he dicho inspiran una buena parte de la estética del film. Ditko opinaba que los grafiteros eran destructores, tipos que arruinaban el trabajo de otros, frente a los creadores, los que generaban material original.
Miles Morales el nuevo Spiderman de Bendis, Samnee, Pichelli y Marquez comic superheroes marvel
Dos, la figura del Spiderman en B/N, una clara referencia a los mundos pulp, pero también a la filosofía de Ditko. Como saben, abogaba por una razón sin grises, las cosas son o buenas o malas, no hay término medio. Ese Spiderman que se viste con la gabardina de otro de sus personajes, Question, es motivo de burla en el film. Le dan un cubo de Rubik y flipa ¡qué tonto! Obviamente delata la posición de los guionistas respecto a una filosofía personal que nunca intentaron comprender. Lo que les lleva al error conceptual más grave. Esa afirmación de que “todos podemos ser héroes”, si consiguiéramos los poderes de araña como le pasa al joven Miles Morales. En realidad eso contradice otra opinión muy difundida entre los actuales guionistas de cómic: la de que todo gran poder conlleva una gran corrupción. De nuevo, creo más a Ditko y su fe en los individuos. Algunos habrían usado bien esos poderes. Otros no. Es una decisión individual, nunca colectiva, universal.

Menudencias aparte, la peli de Spiderman es fascinante. Es uno de los productos visuales más excitantes que he visto en mucho tiempo. Y además con componente mallorquín. Martín Campos, que lleva años abriéndose camino en el difícil mundo de la animación, ha participado en esta producción. Puede sentirse bien orgulloso de su trabajo.

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viernes, 4 de enero de 2019

KILL OR BE KILLED de BRUBAKER y PHILLIPS

Panini, 2018.
128 páginas, 16 euros

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

De repente las librerías se han llenado con las obras completas del guionista Ed Brubaker y el dibujante Sean Phillips. Lujosos tomos llenos de impactantes dibujos y un sugerente color.



Todo tiene buen aspecto. El dibujo es sólido, lleno de sombras y con una apariencia casi fotográfica, muy noir. A mí el trabajo de Phillips me recuerda a Williamson (de quien se acaba de reeditar su imprescindible Agente X-9), con algo de Gray Morrow y del Bruce Jones dibujante, que también era muy deudor de las referencias fotográficas.

Notamos una narrativa de aire clásico y contenido, con una estructura de página que no evita ciertos atrevimientos compositivos. Y sus coloristas siempre son buenos y climáticos, redondean unos productos que dan ganar de comprar. Sin embargo, me resistí a adquirir los dos gruesos recopilatorios de Fatale. Recordaba haber leído algo de estos creadores, pero permanecía muy desdibujado en mi memoria. Y eso no suele ser una buena señal.



Finalmente me decidí por dos de los últimos tomos que les han publicado: Incógnito y Kill or be killed. Y entonces lo comprendí todo.

No supongan que estos dos autores son unos negados. Más bien todo lo contrario, se nota cómo se esfuerzan por ofrecer un producto de calidad.

En el caso del dibujo, Phillips es muy grande con las ambientaciones y la iluminación. Su escuela es tradicional y no conoce atajos, dibuja hasta la última sombra y la más pequeña arruga. El problema es que no supedita esos juegos lumínicos a la narración.

En Incógnito se acaba el comic sin que tengamos muy claro qué aspecto tiene el protagonista ya que el dibujo se empeña en representarlo siempre con sombras cruzándole la cara. Esto resulta muy irritante. Lleva el peso del relato y nos cuesta seguir a un tipo cuya apariencia no tenemos clara. En Kill or be killed pasa algo parecido. Phillips es impresionante en el entorno de los personajes, pero frío en las actuaciones de sus héroes, lo que como lector me saca de lo narrado.

Sumen a ello los guiones de Brubaker. Como en la parte gráfica, no puede decirse que sean malos. Al contrario, plantean situaciones interesantes, hay juegos con los tiempos, profundas reflexiones sobre la naturaleza del bien y el mal, relaciones adultas entre hombres y mujeres… Todo es tan clásico y bien construido como el dibujo. Deberíamos sentirnos como si paseáramos de la mano de Humphrey Bogart o James Cagney. Pero no es así.

En Incógnito se nota más. Se nota la tesis, la voluntad de establecer un discurso sobre los grises, contra la idea de la pureza del bien o del mal, la misma murga que muchos guionistas (sobre todo ingleses) nos llevan dando desde Watchmen. Lo siento, pero ya me lo sé. Los buenos no son tan buenos como aparentan, tampoco los malos, etc. En Kill or be killed creo que consigue diluir su cháchara en una aventura más interesante, también con un dibujo mejor y una estructura de plancha llamativa. Con todo, vuelvo a tener la misma sensación que con el dibujo: noto el esfuerzo, la voluntad de hacerlo bien para que tenga buen aspecto. Nada que objetar, esa debería de ser la voluntad de todo artista. Pero, como añadiría Degas, “lo más importante es que luego esa dificultad no se note”.

En resumen, los productos de la pareja Brubaker-Phillips me parecen dignos y bien fabricados. Pero yo tardaré bastante en comprarme otro de sus libros. Me resultan previsibles y sin ritmo, faltos de énfasis y con personajes poco humanos, construcciones intelectuales carentes de emoción y vida.




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