viernes, 28 de junio de 2019

WESTERN ADAH KEN PARKER BERARDI MILAZZO

ken parker de ivo milazzo y Berardi la mujer de cochito - adah comic western
ECC, 2019
200 páginas, 9,95 euros


UNA POBRE NIÑA NEGRA
Me había prometido a mí mismo no volver a escribir sobre Ken Parker. Pero el último episodio publicado es un trabajo de tal envergadura que sería un pecado no comentarlo.


La historia de “Adah” se publicó originariamente en 1982. Han tenido que pasar casi cuatro décadas para que un editor español reconociera la calidad de este episodio ¡Demasiados años!

Cuando he comentado con otros lectores las virtudes de Ken Parker observo que es un producto que tiende a ser menospreciado. Al fin y al cabo es un western. Agua pasada, una cosa rancia. Reconozco que mi entusiasmo disminuye cuando Milazzo no se encarga de los lápices (y los “penninos”, como decía él). Pero en esta última entrega hay dos capítulos que no deberían perderse.

En el primero Berardi escribe una intensa historia sobre un indio medio blanco que huye con su amor para vivir una dramática aventura, enfrentado a blancos y rojos. Se titula “La mujer de Cochito” y la dibuja Carlo Ambrosini, que se esfuerza de forma muy meritoria por parecerse a Milazzo. Está muy bien.

Y luego tenemos “Adah”, que es uno de los diez mejores tebeos que yo he leído en mi vida. ¿He dicho diez? Dejémoslo en cinco. A mí “Adah” me vuelve loco. Conocí la versión italiana a color en cartoné. Supongo que antes se publicó en grises en la serie regular, como en la edición española. Pero lo cierto es que muchos de los matices de esa versión a color, con el salto de los tonos planos a viñetas con lavados de acuarela, se pierden en un formato que iguala en exceso los diversos niveles del relato. Y que directamente oculta aspectos importantes, como en la escena de la regla. Adah acaba de tener su primera menstruación y se despierta sobresaltada en medio de la noche. Obviamente la mancha colorada que luego ensucia sus manos en la viñeta siguiente se esfuma en la versión en B/N. Hasta aquí las quejas. El resto es puro disfrute.

ken parker de ivo milazzo y Berardi la mujer de cochito - adah comic esclavitud usa mujer negra
Si usted es de los que compra un cómic por su tema aquí tiene excusas de sobra para adquirirlo.

Se nos cuenta la historia de una esclava, de una mujer que pasa por múltiples peripecias que incluyen la explotación laboral y sexual, violaciones y violencias varias, su paso de niña a mujer, su relación con su madre y su abuela, el padre ausente o inalcanzable…

Por supuesto Berardi aprovecha para escribir el mejor comic sobre la esclavitud que yo recuerde. Y sus seguidores ya pueden suponer que no solo aborda la violencia contra la mujer, también el desamparo de la infancia y los abusos a los que cualquier niño puede ser sometido. En muchos casos sin tener siquiera la oportunidad de quejarse o denunciarlo. Pero todo esto no es más que la superficie. Lo verdaderamente profundo, lo bueno, está por debajo de estas excusas argumentales.

Con Milazzo en su mejor momento dibujando personajes tremendamente expresivos, con una narrativa contenida pero al mismo tiempo magistral en cuanto al empleo de masas negras. Ayudado por ese dibujo prodigioso Berardi da vida a unos personajes a los que pronto aprendemos a amar, con reacciones individuales ante unos sucesos históricos que casi se los llevan por delante y complejas relaciones entre todos ellos. “Adah” es el gran tebeo sobre la esclavitud en Norteamérica, justo al inicio de la Guerra Civil.

Nos describe a la perfección las complejas interacciones que se daban entre amos y esclavos. También se apunta a la situación tras la guerra, más mísera y enrarizada de lo deseable. Berardi encadena flash-backs a toda velocidad, cada secuencia mejor que la anterior, con la seca brevedad de los clásicos.

Todo lo que se cuenta es importante y juega un papel en este fenomenal drama. “Adah” es el apasionado retrato de una mujer desde su infancia hasta su madurez, explicando el duro trayecto necesario para conseguir su libertad. Una libertad que no es solo social o económica, también mental y emocional. Es un tour de forcé donde caben todos los matices del universo femenino, con sus fortalezas y debilidades. Háganme un favor: dejen de leer esto y corran a comprar el volumen 23 de la serie Ken Parker.
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viernes, 21 de junio de 2019

COMIC CIENCIA FICCIÓN MADE IN SPAIN

TAN CERCA, TAN LEJOS
En un mercado donde abundan las memorias históricas y personales resulta muy saludable respirar de vez en cuando los aires de realidades alternativas y de galaxias no tan lejanas como suponíamos.


De entrada aplaudo toda propuesta imaginativa, que nos aproxime a los géneros que nos llevaron a amar este medio. Estamos huérfanos de fantasía. Recientemente he leído dos tebeos españoles de ciencia-ficción, quizás no redondos pero sin duda interesantes.


La Auditora  de Jon Bilbao y Javier Peinado  Astiberri, comic ciencia ficción
La Auditora  de Jon Bilbao y Javier Peinado
Astiberri, 2019
146 páginas, 16 euros

En “La auditora” se nos sitúa en un pueblo costero dedicado aparentemente en su totalidad a la fabricación de un misterioso producto. Todo el lugar parece dominado por una familia, compuesta por una dominante madre y varios hermanos muy distintos entre sí.

En las primeras planchas comprobamos cómo supervisan la producción y cómo se comportan los diversos miembros de la familia. Luego aparece el primer conflicto: un robot que vive camuflado entre los trabajadores. Para descubrirlo deciden recurrir a la ayuda de esa auditora que da título a la obra. Es la ayudante de una inteligencia artificial y se dedica a comprobar que la industria se gestiona con eficacia. Al mismo tiempo, intenta localizar al robot perdido. Esta novela gráfica cuenta con un dibujo correcto y un argumento entretenido. A veces el ritmo es irregular, como el dibujo. Pero en general se nota esa voluntad de construir una narración amena, con sorpresas y personajes poco habituales. Considero que tiene un problema estructural.



En la presentación parece que estamos ante una obra coral, vamos a ver cómo evoluciona ese microcosmos, cómo maduran y cambian sus componentes. Pero en realidad no es así. Hay un pasaje especialmente fallido, cuando la mujer del cazador cuenta su truculenta historia de automutilación, que señala el desplazamiento de la narración. Pasa de atender al colectivo a fijar su atención en una única persona. Con lo que nos quedamos esperando más novedades del “fondo”. Lamentablemente, ese contexto que se ha desplegado con tanto cuidado al inicio, prácticamente se abandona en la segunda parte, centrando el relato en el clásico tema del robot que no sabe que lo es y se siente humano. Está bien, pero acaba sabiendo a poco.

¡Universo! de Albert Monteys  Astiberri, comic ciencia ficcion
¡Universo! de Albert Monteys
Astiberri, 2018
196 páginas, 18 euros

En “¡Universo!Monteys sí que da lo que promete. Construye mundos y los derrumba con insolente facilidad. No le basta con abordar los clásicos temas de la ciencia-ficción, alternativas existenciales que podríamos vivir o aventuras en lejanas galaxias donde los héroes se enfrentan a desafíos que sentimos muy próximos.

No, él mezcla crítica social, mucha ironía, una narrativa que nunca se conforma con la solución más simple y todas las capas de significados posibles. Acumula referencias mientras nos guiña el ojo para indicarnos que esto de la fantasía no es serio pero le sirve como vehículo para sus conceptos.

El envoltorio es sin duda agradable y el color muy bonito. Ganas no le faltan. Pero me pregunto si los resultados son tan convincentes como algunos afirman. La primera historia nos cuenta cómo un empleado viaja, por orden de su empresa, al principio del universo. La idea es poner el logo de su compañía en las primeras células para que toda la existencia se convierta en propiedad de su jefe. Como siempre ocurre en los viajes en el tiempo algo sale mal. La narración no se detiene ante nada y asistimos al complejo y dificultoso regreso de ese protagonista que comprueba que nada es tan fácil como le habían prometido.

¿Lo mejor? El chiste con el imperio de las hormigas, una burla a la evolución que el héroe se permite.

¿Lo peor? Un final demasiado atropellado teniendo en cuenta el despliegue sicodélico del inicio.

A partir de ahí esa es un poco la tónica. Buenas ideas con desarrollos erráticos. En mi opinión el mejor episodio es el último, ese desplazamiento temporal que asegura una premisa fácil de entender y que se cuenta bien, hasta el final. Pero esa sencillez narrativa es más la excepción que la norma. Con todo, un trabajo valioso y bien intencionado.
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viernes, 14 de junio de 2019

BLANCO, LA ÚLTIMA SONRISA DEL TBO

El pasado mes de mayo moría en Barcelona el último dibujante del TBO clásico, Josep Maria Blanco Ibarz. Tenía 92 años y con él se desvanece una de las etapas más gloriosas de la historieta española.


En 2011 tuve el honor de organizarle una exposición acompañada por un voluminoso catálogo en el Casal Solleric de Palma. Sus vínculos con Mallorca eran conocidos, dos de sus hijos residen en la isla y él solía acercarse en verano.

Repasé con él la lista de caídos del TBO. Entonces todavía seguía en pié Muntanyola, que moriría en 2012. Pero Blanco, con la crudeza del superviviente, me apostilló: “Él era más bien un colaborador. De plantilla solo quedo yo”. Y ahora ya nos hemos quedado definitivamente sin testigos de aquella época.

Otro comentario que solía repetir era la atención que los medios prestaban a Bruguera, en detrimento del TBO. No conviene olvidar que, antes de que Mortadelo y Filemón, Anacleto o Zipi y Zape existieran, el TBO era la revista de historietas más vendida y leída de este país, con tiradas que hoy resultan casi imposibles de imaginar.

Descanse en paz Josep Maria Blanco TBO


Habitualmente se valoran más los aspectos de crítica social y retrato distorsionado de la realidad que aparecen en las publicaciones de Bruguera, frente a los mundos felices que encontrábamos en el TBO. Lo cual nos remite a una premisa que cierta crítica ha convertido en dogma, como es la visión del arte como herramienta política. Recientemente leía una revisión de “Cantando bajo la lluvia” en clave feminista. Aparentemente el film es un elogio del heteropatriarcado y Debbie Reynolds una sumisa y un mal ejemplo para toda mujer. Estas aproximaciones delirantes olvidan que las formas artísticas exigen ser leídas según sus propias normas. Esto es, no puedo juzgar un musical sin prestar atención a sus movimientos, su ritmo, su plástica interna. Y lo mismo ocurre con toda forma de arte, incluidas las historietas. Disfruto con el TBO por la misma razón que amo a Matisse (o “Cantando bajo la lluvia”). Porque me trasladan a un espacio de felicidad ideal. Los marxistas rococós me acusarán de conformista pero más reaccionario me parece aplicar una mirada unidimensional a toda obra de arte, despojándola de sus componentes más salvajes y personales y convirtiéndola en proclama, siempre con la misma denuncia en la boca. A veces admiramos la crítica y el señalamiento de los problemas sociales más acuciantes. Pero en otras ocasiones simplemente nos queremos reír, queremos disfrutar con un trabajo limpio, bien hecho, queremos emocionarnos e imaginar que un mundo más educado, más ordenado y amable es posible.

Esos eran los universos a los que nos trasladaba Blanco. Con su dibujo más esquemático pero terriblemente encantador en sus inicios, con su grafismo clásico después, cuando sustituyó a Benejam en “La familia Ulises” o cuando se embarcó a dibujar a las multitudes que ya inundaban Barcelona en los noventa. Recientemente sus traviesas vistas de la ciudad han vuelto a reeditarse en lo que supongo ha sido su última publicación.



Tras la noticia de su muerte no puedo dejar de pensar en las tarjetas de navidad que él mismo pintaba a mano y repartía al llegar el fin de año, siempre con sus mujeres grandotas y sus pequeños y tímidos hombrecitos. Y que ya no recibiré. También pienso en una de las curiosidades que incluimos en su catálogo: una servilleta de papel sobre la que había dibujado en el hospital, a falta de otro soporte. A su edad, ya había tenido que pasar por centros médicos en diversas ocasiones. Él endulzaba aquellos agrios momentos ideando chistes protagonizados por enfermeras sexys y amables médicos. Y él mismo, que aparecía en algunos gags como el de la depilación. Para una de sus operaciones habían tenido que rasurarlo completamente. Semejante afrenta a su intimidad no era algo a lo que un hombre de su edad estuviera acostumbrado. Dibujó la escena y me lo comentó en una entrevista, entre sonrisas y guiños: “¡Todo! ¡Me lo rasuraron todo!”,

En fin, Josep Maria Blanco era un encanto de hombre, un peleón, un trabajador incansable que supo compatibilizar su labor en una entidad bancaria con su oficio de historietista. Nunca descansó, siempre tuvo una sonrisa para todos y sus creaciones permanecerán. Ya lo echamos de menos.


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viernes, 7 de junio de 2019

CÓMO TRATÉ DE SER UNA BUENA PERSONA de ULLI LUST

Cómo traté de ser una buena persona de Ulli Lust Comic novela gráfica La Cúpula
La Cúpula, 2019
370 páginas. 31 euros

GEORG Y KIM
Una novela gráfica excepcional que aborda un tema clásico de forma novedosa. ¿Puede una mujer amar a dos hombres a la vez y conseguir que esa relación funcione?


En realidad el trabajo de Ulli Lust es mucho más, una reflexión de largo alcance sobre las relaciones interpersonales en la modernidad. Pero también puede resumirse como una actualización de “Jules et Jim”. Cansados de la pareja y la familia tradicionales oímos constantes voces que proclaman las virtudes de los nuevos modelos de convivencia. Sin discutir su posibilidad tan solo esperamos que la dureza crítica con que se juzgan los defectos de los paradigmas clásicos se aplique también a las nuevas fórmulas. Lust lo hace.

Primero debo indicar que cuenta con un buen dibujo y una narrativa muy efectivas. Conoce el medio y utiliza bien sus humildes herramientas. Su labor como ilustradora salta a un primer plano con esas imágenes que salpican el libro, apuntes del natural que anclan el relato en esa realidad que se desea describir. En teoría nos encontramos frente a un relato autobiográfico y desde luego lo parece. Emplea muy bien la segunda tinta y nada hay que reprochar a los aspectos formales del producto, con unos acabados que en ocasiones me recuerdan lo mejor del primer Crumb.


El argumento no solo es sólido, también interesante, instructivo y emocionante.
Lo primero que descubrimos es que el hijo de la protagonista vive con sus padres, los abuelos del niño.
Lo segundo que no hay padre y que ella convive con un actor mientras prepara las pruebas para acceder a los estudios de Bellas Artes.
Lo tercero que su novio actual es un poco especial y tras una etapa de pasión inicial no siente ya interés sexual alguno por la heroína. Así que ella decide, de común acuerdo con su compañero, buscarse un amante que la satisfaga en el plano físico, ya que el espiritual lo tiene cubierto.
Así es como entra en contacto con Kim, un africano que sabrá cómo complacerla.

Viñeta Cómo traté de ser una buena persona de Ulli Lust Comic novela gráfica La Cúpula
Hasta aquí todo normal. Si un español hubiera escrito este guión nos explicaría lo felices que vivirían los tres juntos y hasta es posible que Kim y Georg llegaran a entenderse para rematar el éxtasis amoroso y las posibilidades combinatorias de los tres humanos, ahora más allá de los géneros.

Afortunadamente Ulli Lust es austriaca y lo que nos cuenta es algo más complejo.

Primero describe muy bien la culpabilidad que siente la madre frente al niño que se cría con sus padres- Ella ha tomado la decisión de seguir con su vida, ya que tuvo al hijo muy joven, pero eso no deja de atormentarla. No todo el rato ya que a menudo es despreocupada y persigue su propio placer olvidando los sentimientos del crío. Todo eso se explica de forma matizada y resulta muy interesante. Lo mismo los papeles que atribuye a los dos novios. El enrollado actor no puede evitar ciertos celos cuando la ve con el atractivo y joven africano. Al mismo tiempo, con todas sus neuras, no deja de querer a la protagonista y de preocuparse por ella y lleva lo de la “pareja abierta” con mucha dignidad. El novio africano es sin duda el mejor construido. Cuando descubre que ella lo comparte con otro se desencaja en una serie de maravillosas viñetas: “¡Es alucinante!”. Se cuenta muy bien cómo se esfuerza por adaptarse a las nuevas costumbres y su lucha interior, cómo se debate entre imitar los comportamientos de sus compañeros africanos y lo que él siente que debe hacer. Enternecedoras las viñetas en que le pide a ella que no deje al otro novio, al que ha conocido y considera encantador.

El verdadero clímax del relato se alcanza en un final perfecto, cuando las contradicciones del joven negro estallan de forma violenta. Ella va a verle a la cárcel y ahí nos encontramos con una escena impresionante y que yo recomendaría a cualquiera que desee entender el fenómeno de la violencia familiar. Un policía le explica a ella que no permiten que las parejas vean a sus maltratadores ya que después suelen retirar la denuncia. Cuando él termina de hablar ella emite un lacónico “Quiero retirar mi denuncia”. En unas pocas páginas asistimos al drama del amor que lleva de la pasión a los celos en una espiral sin posible solución. Luego la vida sigue, con suerte. Una gran novela gráfica que no deberían perderse.



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