viernes, 30 de diciembre de 2016

PARACUELLOS 7. HOMBRES DEL MAÑANA de GIMÉNEZ

Hombres del mañana de Carlos Giménez. Edita Reservoir Books. Comic huérfanos
Reservoir Books. Barcelona, 2016.
76 páginas, 17,90 euros.

...LLENOS DE FE Y DE ILUSIÓN

Carlos Giménez alcanza el séptimo tomo de Paracuellos, una gran noticia sobre todo tras leer su trabajo anterior, un testamento siniestro, una amarga despedida que parecía anunciar su retirada del medio.


Afortunadamente no ha sido así y ahora recupera una de sus series más populares, aquella que nos hizo seguirlo y admirarlo, que nos emocionó por su contenido y nos impactó por su precisa puesta en escena.

Mucho antes de que nadie hablara de “memoria histórica” Giménez nos desveló la suya, que por personal consiguió ser universal. Y, si había una intención política detrás de aquellos recuerdos, iban por delante los aspectos humanos, dar testimonio del sufrimiento de unas víctimas perfectas, unos niños brutalizados sin razón ni necesidad y cuyo dolor muchos sentimos como propio.

Durante años Giménez contó sus desgracias y las de sus compañeros en una catarsis colectiva a la que como lectores fuimos invitados y que fascinaba por la precisión con que conseguía acercarse a aquellas criaturas con las que resultaba sencillo identificarse. Hubo quien le acusó de sentimental, echándole en cara que su trabajo fuera tan popular. No en vano muchos han preferido siempre la exquisitez de lo minoritario, la diferencia que permite a unos pocos sentirse superiores.

Luego llegó la continuación de aquellas memorias en Barrio, otra gran serie que ha retomado, siempre con fortuna. Su vida como profesional quizás no constituyó un relato tan emotivo ni profundo, pero no estaba exenta de interés. Sumen a todo ello una larga lista de obras maestras como Hom, Sabor a menta, Primer amorGiménez es EL dibujante.

Si hay que seleccionar a un autor que represente lo mejor del comic español, debe citarse su nombre, sin duda. Durante años nadie se le acercaba en el terreno de la narrativa, nadie tenía su sentido de la estructura visual, de la interacción entre imágenes y textos, nadie tampoco su capacidad para crear personajes humanos, creíbles, con los que podíamos empatizar, por los que nos preocupábamos y cuyas vidas eran más reales que las nuestras. Es uno de los grandes y no debemos nunca olvidarlo.

Hombres del mañana de Carlos Giménez. Edita Reservoir Books. Comic huerfanos
Pero, pese a ello, sus últimas obras habían sido muy decepcionantes. Empiezo a contar desde 36-39. Malos tiempos, su tetralogía dedicada a la Guerra Civil.

Alguien que como él siempre había ofrecido una versión muy creíble de la realidad nos sorprendía con un relato de buenos y malos, una aproximación maniquea en la que se daban pelos y señales cuando los verdugos eran fachas mientras que los muertos parecían caer del cielo cuando sus asesinos eran de izquierdas. En alguien que ha convertido Paracuellos en una marca personal sorprende esta doble vara de medir, esta desmemoria por un lado y esa precisión por el otro. Desde entonces todo ha ido de mal en peor. Dedicó cinco álbumes a contarnos la vida de su amigo el dibujante Pepe González. Reconozco que era una crónica muy interesante y vívida de un personaje que sin duda merecía tales esfuerzos. Pero ¡cinco álbumes!
El ritmo, uno de los puntos fuertes del autor, desaparecía devorado por la repetición y la insistencia. Con todo Giménez siempre consigue transmitir la idea de que lo que cuenta es importante y que debemos prestarle atención. Pero llega un momento en que cuesta hacerlo.

Peores son sus otras entregas de estos años. Por un lado la fallida Peste escarlata y por el otro Crisálida, una confesión de un señor de la tercera edad al que ya no le quedan muchas ganas de vivir. Conmueve por su franqueza pero deprime por su insistencia y su (de nuevo) falta de ritmo. Nunca pensamos que acabaría convertido en ese abuelo que nos cuenta batallitas. La afirmación anterior es una crueldad, y el peor Giménez sigue teniendo mucho más interés que casi todo el resto de autores españoles. Pero precisamente por haber sido tan grande, duelen más sus actuales patinazos.

Y así llegamos a Paracuellos 7. Es mejor que sus últimas obras. Creo que no alcanza a sus episodios de hace años, pero no desmerece en el conjunto de la serie y mantiene su capacidad para llevarnos a un mundo de niños, que se comportan como tal y que por eso provocan nuestra compasión. Sus ilusiones, sus esperanzas, sus sueños, son tan infantiles como creíbles y cuando alguien les hace daño también nos lastima a nosotros. Yo creo que en el pasado Giménez no habría dejado pasar algunos diálogos, como el que dedica al padre que vivía en Francia. Pero en general es un gran producto que nos reconcilia con un autor al que siempre hemos admirado y querido.

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viernes, 23 de diciembre de 2016

LA NOVA ONADA, COMIC DE LAS ISLAS

Cartel "La Nova Onada" obra de Sanna

¡A TODA VELA!

En la última edición de las jornadas Comic Nostrum se presentó una exposición que reunía a la nueva generación de talentos de las islas, La Nova Onada. 

Si se la perdieron, pueden disfrutar de ella hasta el 17 de febrero al Ayuntamiento de Calvià.


Todas las historietas debían tocar temas marineros, que luego se agruparon en un volumen con el mismo nombre de la muestra. Mientras, la revista A la Deriva alcanzaba su tercer número.

Repasando ambas publicaciones se puede tener una idea bastante aproximada del futuro inmediato del comic balear. La respuesta de los asistentes al acto en la Misericordia, entre los que se contaban no pocos profesionales, fueron unánimes, expresando su admiración ante muchos de los trabajos allí expuestos. Yo estoy de acuerdo y considero que tenemos unos cuantos aspirantes muy talentosos.

Algunos son ya mucho más que promesas y llevan años peleando por profesionalizarse y vivir (no ir tirando) de un medio que les encanta. El caso más sonado el de Sanna, que firma el cartel de la expo y que sigue con su idilio americano facturando historias para Marvel. Le sigue Marta Massana, ya una veterana en El Jueves. Reconozco que su Mocca Café me había parecido demasiado moñas, uno de esos productos tipo Moderna de pueblo, Cooltureta y similares que no soy capaz de digerir. Pero con sus últimas aportaciones me ha convencido. Cada vez más próxima a mi adorada Rumiko Takahashi y con un humor personal y potente, sus historietas para estas dos revistas locales son incontestablemente cómicas. ¡Sigue así, Marta, tú puedes!
Autores de la Nova Onada - Comic Mallorca

Citaría a continuación a otras dos autoras a las que si no se las puede llamar profesionales es porque nadie les da más trabajo. Pero cada una de sus entregas demuestra su calidad y posibilidades. Ambas firman relatos tan bonitos como deprimentes: Flavia Gargiulo y Marga Vinyes. Gran color, buenas ideas. Flavia aborda el tema de los refugiados con una mirada poética y acertada, ayudada por un delicado guión de Pere Pau Sancho en dos páginas que parecen muchas más, por su profundidad y precisión.

A partir de aquí ya entramos en el terreno de los creadores a los que les gustaría dedicarse a esto pero apenas están empezando a dar sus primeros pasos. El tiempo dirá cuántos de ellos sobreviven al desgaste producido por la falta de oportunidades y el deprimente mercado local. Un único consejo: ¡buscad el trabajo lejos de aquí, no perdáis el tiempo!

Citaré solo a algunos, que no se me enfade nadie pero el espacio me obliga a seleccionar. Empiezo por Gonzalo Aeneas, el verdadero chico de oro de las jornadas de este año. No sólo cuenta con un dibujo prometedor, también con un guionista que sabe lo que se hace. Sigo con JuanFran Mota, que se ha revelado como guionista, ayudando con sus ideas a otros compañeros. Pero es que su arte es tan elegante como exquisito, como demuestra su aportación en La Nova Onada (la última historia) o en A la Deriva, su disparatado relato con dimonis.

Jaume Font comic Mallorca
Por su trazo peculiar y diferenciado debe citarse a Sebastià Cabot y a Pere Salvà. Hay más chicas con grandes cualidades para el dibujo realista como Ihrlie Serra o Loreto Aroca. David Riera está bien en sus páginas marineras y en cambio le ha invadido una insufrible logorrea en su episodio para A la Deriva. En fin, hay muchos más, algunos a los que seguramente debería mencionar. Pero no quiero que se me pase Jaume Font. Tiene un grafismo feísta y a todas luces mejorable. Pero firma una historieta en A la deriva que es descacharrante, una versión de Adivina quién viene a cenar pero con un padre mallorquinarro en lugar de Spencer Tracy y un Mohamed en el puesto de Sidney Poitier. Es de una deliciosa incorrección política y contiene muchos momentos divertidos. Como cuando el esforzado padre acude a Son Gotleu City o cuando Mohamed confiesa su amor a los Países Catalanes, lo que provoca la santa ira del suegro. No se lo pierdan, si tienen sentido del humor se reirán.

¡Ánimo a todos!
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viernes, 16 de diciembre de 2016

NOCHE OSCURA de DINI y RISSO

ECC Ediciones. Barcelona, 2016.
128 páginas, 14,95 euros.

AMIGOS IMAGINARIOS
Paul Dini se dio a conocer como el Robin que acompañaba al talentoso Bruce Timm. Tanto en las series de dibujos animados de Batman como en su posterior salto al cómic.


La combinación de sus guiones con el enfoque fresco y rotundo que aportaba Timm nos brindó algunas pequeñas obras maestras, como el muy reeditado Amor Loco, donde introducían a la psiquiatra chiflada Harley Quinn, la novia del Joker. Dini ha continuado escribiendo historias para otros artistas y ahora presenta un trabajo sorprendentemente personal, ilustrado por el argentino Eduardo Risso. Aunque en la contraportada Mark Hamill, nuestro añorado Luke Skywalker, intenta convencernos de lo maravilloso que es este cómic, calificándolo de profundo y conmovedor, lo cierto es que estamos ante un guión fallido. Aunque eso no supone que carezca totalmente de interés.

Primero, llama la atención como el escritor desvela algunas de sus intimidades, incluyendo la torpeza con el otro sexo y el trauma que genera esta novela gráfica, un robo con agresión que le dejó profundas huellas físicas y psíquicas. Todo el cómic gira en torno a la idea de que los personajes de ficción pueden ayudarnos a superar determinadas penalidades, algo que nos recuerda la clásica teoría del “Fort-Da” freudiano.
A base de jugar con nuestros miedos estos se vuelven más tolerables. Comparto el concepto pero aquí no funciona. Todo el proceso de recuperación se alarga de forma extenuante y el protagonista (el propio Dini) habla en exceso con sus comparsas fantasmagóricos, que además son legión. Entiendo la necesidad del guionista de pasar por una catarsis para recuperarse de sus dolencias, pero la forma en que lo cuenta es demasiado prolija y aburrida.

Curiosamente, la obra fluye mucho mejor en su primer acto, justo hasta el asalto. El relato de su infancia, su doble vida entre la cruda realidad y las fantasías escapistas, cuando finalmente consigue un trabajo en el campo de los dibujos animados, todo eso está contado con garra y sin sentimentalismos.
La misma distancia se emplea en las escenas con la aspirante a actriz, una maciza con la que Dini fantasea pero que sólo se le acerca por interés. Esos momentos en que se representa a sí mismo como un auténtico pringado realmente demuestran su talla como guionista. Pero luego es como que le puede la autoconmiseración, como si escribiera el comic para explicarse cosas a sí mismo. Se pierde, empieza a divagar y, pasada la secuencia del ataque y las reacciones iniciales, todo hace aguas y se hunde lentamente y sin remedio.

Respecto a Risso, hace lo que puede pero también ha tenido días mejores. Él es grande en su clave de alto contraste, cuando emplea su línea desnuda. Aquí combina su estilo habitual con otros registros donde por un lado modula más a los personajes, con grises, y por el otro los mezcla con las fantasías animadas del héroe. Como el texto, salta de una especie de comedia al drama psicológico, no siempre con buenos resultados. En fin, un intento tan irregular como fallido pero llamativo por las cicatrices emocionales que su trama desvela.
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jueves, 8 de diciembre de 2016

NOSOTROS, LOS MUERTOS de MACAN y KORDEY

Nosotros, los muertos de Igor Kordey y Darko Macan, edita ecc
ECC Ediciones. Barcelona, 2016.
224 páginas, 25 euros.

¡EUROPA HA MUERTO!
El talentoso dibujante Igor Kordey vuelve a deslumbrarnos con una fantasía histórica en la que los habitantes del nuevo mundo “descubren” la vieja Europa.


Pero esa inversión de los hechos es solo el principio. Además Europa está llena de zombies. La peste negra ha tenido unas sorprendentes consecuencias así que el orbe cristiano ha presenciado una resurrección de la carne, en el sentido más literal de la palabra.

El guionista Darko Macan, que ya había colaborado con Kordey en Tarzán (Tarzan: Carson of Venus) y Star Wars, y a quien recordamos por su participación en la serie Grendel, inventa un mundo cruel y apasionante, donde los hechos históricos se retuercen y mezclan provocando una sensación de familiaridad distorsionada por esas desviaciones que animan el relato. Incas, aztecas y mayas pelean por el poder, también el emperador con sus hijos, llegando al parricidio.

Las fantasías históricas ya no pueden concebirse en la actualidad sin una buena dosis de sexo y violencia y esta saga no es una excepción. Las princesas saben cómo sobrevivir a los golpes de estado, arrastrando a los militares a la perdición. Kordey representa con contundencia la voluptuosidad de los cuerpos femeninos, ayudado siempre por su dominio de la volumetría y la iluminación. Es uno de los pocos autores que se atreve a seguir los pasos de Corben, adentrándose en los terrenos de las medias tintas, zonas donde otros dibujantes menos avezados se detendrían.
Él construye con precisión sus sombras, luego trama las partes donde la luz puede rebotar y el resultado es de una complejidad y belleza deslumbrantes.

El formato diminuto en que ha sido publicado no le conviene pero de alguna forma sobrevive a la reducción y seguimos disfrutando con sus expresivos rostros, llenos de emociones y matices gestuales. Como es sabido su talento no se concentra solo en los personajes. No se echa atrás ante ningún punto de vista y salpica el relato de atrevidas perspectivas donde puede desparramar un conjunto de figuras que transitan terrenos intermedios entre la reconstrucción histórica y la pura fantasía.
Nosotros, los muertos de Igor Kordey y Darko Macan, edita ecc zombies terror
De la luminosa Sudamérica a la fría Europa, ya sean pirámides o catedrales, Kordey puede con todo y carga sobre sus espaldas con aparente facilidad con el impulso de un relato torrencial y plagado de personajes. Es un verdadero placer zambullirse en las páginas de Nosotros los muertos. Páginas que, por cierto, presentan una tremenda variedad de estructuras, otro de los puntos fuertes del artista, no se conforma con repetir siempre la misma retícula sino que salta constantemente de una a otra, en función de lo narrado.

El impacto de los primeros volúmenes se apaga un tanto en los siguientes. Cuando descubrimos las claves del juego histórico de Macan y se nos presentan los protagonistas, todo fluye con naturalidad y el ritmo es perfecto. No ocurre lo mismo cuando comprobamos que el juego se extiende al resto de países y que su tablero incluye a China, Arabia y otros espacios entre lo real y lo imaginario. No es que el guión flojee ni mucho menos. Y el dibujo de Kordey se disfruta hasta la última página. Pero de alguna forma la ambición por incluir más y más culturas en esta suerte de Juego de trono global, consigue que el relato inicial pierda intensidad y se diluya un poco su fuerza dramática inicial, que era muy grande. Yo les recomiendo que no se lo pierdan porque lo disfrutarán sin reparos.

En este vídeo comenta el storytelling:

igor kordey on the design of comics + the art of storytelling at belgrade design week from designboom on Vimeo.

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viernes, 2 de diciembre de 2016

EL HOMBRE QUE MATÓ A LUCKY LUKE de BONHOMME

El hombre que mató a Lucky Luke de Matthieu Bonhomme
Kraken ediciones. Madrid 2016.
64 páginas, 20 euros.

UN HOMENAJE FALLIDO


Lucky Luke nos acompaña desde hace ya más de medio siglo. Algunos todavía recordamos aquella versión de La Diligencia que apareció por entregas en las páginas de la revista Strong. Ahora un autor que no es Morris, su creador, nos brinda la que podría ser su última aventura.


Este vaquero solitario nunca fue Asterix, que era más redondo, más barroco, más detallado en el dibujo y cargado con más gags. Pero había algo en el despojado grafismo de Morris que provocaba las simpatías del lector. También ayudaban los constantes guiños a algunos de los mejores westerns, que es tanto como decir las mejores películas de la historia del cine. Luke era seco y parco en palabras y su humor sutil e irónico, no tan directo y popular como el del pequeño galo, pero igualmente efectivo y resultón. No en vano el mismo escritor genial participó en ambas series, el incomparable René Goscinny.

Ahora Matthieu Bonhomme retoma al héroe adoptando un tono más realista. Posiblemente uno de los aspectos más logrados de este álbum sea la lucha de Luke contra el tabaco. O más bien para encontrar tabaco. Como es sabido en los tiempos políticamente incorrectos en que se publicó el original, no llamaba la atención que un personaje que era mayoritariamente leído por niños se paseara siempre con un cigarrillo en la comisura de los labios. En esta revisión el protagonista llega sin tabaco a Froggy Town y se pasa el resto del cómic intentando que alguien le deje o le venda unas briznas del preciado vegetal. Pero hasta los indios se han quedado sin picadura para su pipa de la paz. El síndrome de abstinencia pone de los nervios al héroe, lo que le provoca unos indeseados temblores, justo antes de un duelo.

No se fuerza nunca la nota realista. El dibujo transita un estilo simplificado y limpio, a medio camino entre Morris y Mezieres. Solo cabe echarle en cara un color innecesariamente oscuro, tanto que en ocasiones no permite apreciar bien lo que pasa. Pero la vertiente gráfica es lo mejor de un trabajo donde los problemas se sitúan claramente en el guión. Sin llegar nunca al cachondeo que presidía los clásicos relatos de Morris, aquí se mantiene una aproximación algo más seria, con un argumento no muy dado a las bromas.

El hombre que mató a Lucky Luke de Matthieu Bonhomme
La historia acumula algunos tópicos, como todas las aventuras de Luke: el viejo forajido que nos recuerda a Doc Holliday, el asalto a la diligencia, la casi-novia que viene a casarse con otro… Esos lugares comunes podrían haberse articulado en un conjunto coherente y novedoso. Pero no ocurre así.
Luke se pasea entre un montón de personajes, ocurren cosas sin parar y las diferentes tramas se resuelven en un final interminable y muy verboso. Se multiplican las explicaciones de unos y de otros y parece que la secuencia final con el héroe galopando hacia la puesta de sol no llegará nunca, perdida entre interminables bocadillos llenos de texto. Una pena ya que, como digo, el dibujo de Bonhomme es agradable y le habría permitido ofrecer una versión más poética del personaje, según podemos deducir de ciertos paisajes y algunas escenas concretas. Pero la narrativa falla y con ella todo lo demás.
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