Pagando por ello
Chester Brown
Ediciones La Cúpula. Barcelona 2011.
280 páginas, 26 euros.
Sébastien Ferran concluye su adaptación de la Odisea al comic con su tercer tomo: Ulises, el duelo de los pretendientes que ha editado Sexto Piso Editorial. Actualiza el relato poniendo el énfasis en los elementos más fantásticos de la historia. Algo que no sorprenderá a un público familiarizado con la obra gracias a sus adaptaciones cinematográficas.
En realidad, como ya comenté cuando se inició la saga, Ferran pone más ganas que talento. Su dibujo tiene muchas carencias que el color digital no consigue ocultar del todo. Así que más allá de la fuerza de los textos originales, que se conserva en cierta medida, poco hay de interés en esta adaptación. Sin embargo cada relectura de Ulises nos demuestra su infinita capacidad de sugerencia, la riqueza y universalidad de los temas que contiene.
Uno de ellos es por supuesto la imaginación. Esos elementos fantásticos que puntúan un relato muy humano me remiten siempre a los mundos de Harryhausen. Nunca llegó a adaptar directamente la Odisea, pero abordó los asuntos griegos en fascinantes películas como Jasón y los argonautas o Lucha de titanes, recientemente masacrada en su revisión digital. Y es que el gran maestro del stop-motion conseguía maravillarnos con técnicas absolutamente rudimentarias. Entendía que la magia era un estado mental, una disposición hacia la fantasía que en él se desbordaba. Sorprende como su obra se mantiene fresca y cercana, con toda su capacidad de fascinación intacta. Mientras, escuchamos a la habitual pandilla de idotas cuestionar a los superhéroes porque “¿quién puede creerse que alguien pueda volar?”. Esto es lo que pasa cuando dejan de darse clases de latín y griego en las escuelas. Nuestra progresiva desconexión con el pasado no es sólo lamentable por la pérdida de “alta cultura”. Es que nos alejamos de un mundo del que la fantasía era una parte muy importante, para emborracharnos de un empobrecedor falso realismo.
La Odisea contiene otro tema eterno, la vuelta a casa. La vida aventurera frente a lo cotidiano, el hogar o el burdel. Ya sabemos cuál es la elección de Ulises, su final feliz con Penélope, que es como Ferran cierra este tercer álbum forzando un sentimentalismo para mi gusto excesivo. Aunque antes de considerar a Ulises como el gran defensor del matrimonio y el hogar cabría recordar todos los líos que tiene por el camino. Al final, la fidelidad suele ser cosa de uno, al menos en el modelo tradicional.
Es innegable que el motor de la acción en este, uno de los libros más importantes del Canon occidental, es la vuelta al hogar, la exaltación del amor entre marido y mujer. Recientemente el canadiense Chester Brown presentaba Pagando por ello, un frío alegato contra el mito del amor romántico. Vaya por delante que Brown tiene mucho talento. Esta es una novela gráfica que hay que comprar y tanto su dibujo minimalista como su distante y muy personal puesta en escena me parecen geniales. Equilibra muy bien los aspectos personales con sus reflexiones, salta con naturalidad de la anécdota a la abstracción y su trabajo es fascinante y embriagador.
También terrible, por lo convincente. Su historia se inicia cuando la novia del autor decide liarse con otro y llevárselo a la casa que comparten. Como el protagonista no es posesivo está de acuerdo con su amiga (¿), lo que le permite escuchar a la nueva pareja desde su habitación cuando hacen el amor o discuten. Todas estas circunstancias le llevan a reflexionar sobre el amor y el sexo, que ya no practicaba con su ex desde mucho antes de su separación. En este retorno al hogar a la inversa vemos como se desconstruyen nuestras ideas habituales sobre el amor romántico y la pasión para toda la vida, hasta alcanzar un punto en que lo más lógico es objetivar el deseo y pagar por un poco de sexo.
A partir de ahí se suceden un montón de encuentros, en su mayor parte muy satisfactorios para el protagonista, que mientras tanto discute con sus amigos sobre la tradición del amor romántico y su falsedad esencial. Sobre todo se esfuerza en separarlo de la idea de felicidad. Como todos cambiamos, argumenta, es muy raro que aquella pareja de la que nos enamoramos nos siga resultando conveniente años después. Pocos se atreven a admitirlo pero la mayoría de los matrimonios, acaben en separación o no, son un fracaso. Ir de putas da menos problemas y es más divertido. Al final, de nuevo, Ulises vuelve a casa. Como el mismo Brown afirma, él no está en contra del amor romántico sino de “la monogamia posesiva”. Así que experimenta con nuevos modelos de convivencia. Largo y tortuoso es el camino de regreso a un hogar que en muchos casos sólo existe en nuestra imaginación. Leer más...