124 páginas, 22 euros.
PARÍS, 1944
Se han publicado varios productos franco-belgas que no deberían perderse si desean aportar variedad a su dieta tebeística. El primero está ambientado en la ciudad de la luz.
Érase una vez en Francia alcanza el segundo volumen y parece concluir, sin embargo se anuncia un tercer libro que cerraría la historia. Veremos qué más nos ofrecen los autores. Hasta el momento han conseguido engancharnos con una trama compleja, cargada de personajes y dilemas morales. Estamos en París, en el año anterior a la liberación. Joanovici, el gángster judío a quien conocimos en el primer tomo, es ahora muy rico. Su colaboración con los nazis, que han llegado a facilitarle un carnet de la Gestapo, le permite vivir una gran vida. Pero sabe ver más allá de las circunstancias e intenta adelantarse a los acontecimientos, así que decide echar una mano a la resistencia. Empieza entonces un peligroso doble (y hasta triple) juego donde lo único que cuenta es la propia supervivencia.
Quizás en algún momento de la narración nos cuesta situarnos o recordar quién es tal o cual personaje. Pero en ningún caso podemos sustraernos del delicado tablero en el que se dirimen cuestiones de vida o muerte. Para proteger a su familia y a sí mismo el protagonista vende a sus amigos y engaña al propio diablo si es preciso. De fondo, una ciudad de París que al final del volumen es liberada, dando comienzo a nuevas persecuciones. La sombra de la colaboración debe ser eliminada, lo que pone a prueba todas las garantías que el astuto héroe se ha buscado. La ambientación, el color y la puesta en escena son excelentes, como en la primera entrega.
Yves Sente, uno de nuestros guionistas favoritos, permanece al frente de varias series de Van Hamme. En el caso de XIII, muy irritante en su abuso de la premisa inicial, consigue insuflar nueva vida a un conjunto de personajes que parecían acabados en esta entrega de El Cebo, editado por Norma. Cuenta con la complicidad de un dibujante muy dotado, que supera con creces al envarado artista anterior. La ambientación es perfecta y Sente nos sumerge en una superproducción que nos lleva del norte de los USA a Afganistán, una aventura trepidante y llena de misterios, que nos devuelve los mejores momentos de esta saga. Al final del tebeo los héroes son capturados por unos talibanes a sueldo de un misterioso grupo de conspiradores. ¡Ya estamos deseando leer la continuación!
Damos un salto en el tiempo y nos reunimos con Atar Gull. El guionista de Érase una vez en Francia cambia de dibujante y firma con Brüno esta adaptación de una novela de Eugène Sue, autor conocido como uno de los primeros en serializar con éxito su obra en prensa. Algo de ese aire folletinesco permanece aquí en esta obra editada por Dibbuks. Quizás la trama principal sea lo más débil de esta novela gráfica, con esa venganza melodramáticamente estirada en el tiempo. Sin embargo sí funciona muy bien como descripción descarnada de la trata de esclavos. Asistimos a todo el proceso, desde la captura en África, las duras condiciones del viaje, su vida en cautividad, etc. El dibujo es sencillo pero eficaz y lo que más llama la atención es la personalidad de los personajes. A Nury parecen gustarle los héroes complejos y retorcidos, llenos de debilidades y con reacciones que no nos permiten trazar una línea clara entre buenos y malos. El peor tiene algún problema que nos impide juzgarlo y los mejores presentan aristas escandalosas pero históricamente justificadas. A Nury le gustan los grises y eso enriquece sus relatos.
Para acabar con algo más ligero y luminoso, no se pierdan la reedición de la mano de Dolmen de Johan Y Pirluit, una obra de Peyo, el creador de Los Pitufos, ambientada en una edad media fantástica y que encantará a los más pequeños.
Para adolescentes con ganas de productos alternativos y un tanto psicotrópicos, la recuperación del Lone Sloane de Lob y Druillet. Es más bizarro aún de lo que recordaba. Leer más...