viernes, 31 de enero de 2020

JAVI RODRÍGUEZ DIBUJO COMIC AMERICANO

Página dibujada por Javi Rodríguez comic americano

EN LA CIMA DEL MUNDO

Las últimas aportaciones al mercado americano del asturiano Javi Rodríguez certifican lo mucho que ha mejorado su arte. Página tras página demuestra su sabiduría narrativa con estructuras tan eficaces como innovadoras.


Cuando empezó creo que nadie habría apostado por la carrera que ha conseguido desarrollar. Compañero de Germán García, Javi era quien tenía un dibujo con menos posibilidades. Así, aunque ambos comenzaron compartiendo esfuerzos en el ingrato campo de la autoedición, García enseguida consiguió introducirse en el mercado americano, dibujando “X-Men” primero y “Superman” después. Luego desapareció, pero esa es otra historia. Mientras, Javi se había atrincherado en “El Víbora” donde firmaba series costumbristas como “Paraíso”. Su dibujo, muy limitado y lleno de carencias, no le presagiaba un gran futuro. Pero consiguió meter la patita en los U.S.A. trabajando como colorista. Así nos lo encontramos en el “Daredevil” de Samnee y Waid, donde también dibujó algunos episodios. Yo debo reconocer que no lo vi. Estaba cegado por el brillante estilo de Samnee, sintético y elegante y sin duda uno de los mejores artistas de comic en la actualidad. Pero es que la labor de Rodríguez ya estaba bien. Sus estructuras habían mejorado y su color se diferenciaba rotundamente de lo habitual. Amante de las gamas ácidas, sus tonos siempre van cargados de sorpresas. Sus cromatismos son tan expresivos como narrativos, su color nunca es decorativo.

SpiderWoman cambio de marcha panini dibujado por Javi ROdríguez
Desde entonces no ha parado y sus últimos encargos se merecen una revisión. Creo que todavía no le han emparejado con un guionista a la altura de sus capacidades pero en gran medida no importa. Con sus aportaciones consigue que las historias que ilustra parezcan mejores. Eso le pasó con su fascinante recorrido por “Spider-Woman”, donde los episodios del embarazo y el parto de la superheroína son impagables. Y la calidad no baja en los capítulos que siguen. Dennis Hopeless firmó los argumentos. Conviene recordar que el propio Rodríguez se encarga de colorear muchos de sus entregas. Y que se agradece y mucho la presencia de Álvaro López a las tintas. Cuando cede los trastos de entintar a otros autores la calidad se resiente. Pero el equipo López-Rodríguez es perfecto.

Recientemente volvían a demostrarlo en “Exiliados”, colección de la que han aparecido dos volúmenes (sin contar los de anteriores equipos creativos). El guionista es Saladin Ahmed, aunque en algunos episodios comparte el crédito de la escritura con el dibujante. Así que vayan sumando: dibujante a lápiz, colorista, guionista ¡y también un portadista más que decente! La cosa va de viajes en el tiempo, un asunto que siempre se presta a la acción desenfrenada y a una cierta sensación de todo-es-posible-ya-con-otro-salto-temporal-lo-arreglamos. Los continuos saltos de escenario aseguran el lucimiento del dibujante. La trama presta cierta atención a los personajes y consigue ser bastante entretenida.



Mark Waid historia del luniverso Marvel dibujado por Javi Rodríguez
Dejo para el final lo que me parece su trabajo más llamativo, su participación en la “Historia del Universo Marvel”. Otra vez de la mano de Mark Waid, su guionista en “Daredevil”. Rodríguez acepta un desafío que en el pasado habría quedado en manos de bestias como George Perez o Jose Luis García López. Páginas y páginas en las que se amontonan héroes de diferentes épocas y donde se nos explica la intrincada historia del cosmos marvelita. En mi caso me ha permitido ponerme al día respecto a las últimas incorporaciones y movimientos dentro de una maraña de personajes que no deja de crecer. Me sitúo fácilmente en algunos pasajes mientras que en otros intento asimilar los cambios. Afortunadamente se acompañan estas historietas con una pequeña guía que define a cada protagonista, explicando su origen y fecha de aparición, algo realmente útil. Lógicamente, la tarea de un dibujante en un producto de este tipo es descomunal y especialmente compleja. No solo porque debe representar centenares de héroes que han de identificarse a la primera. También porque apenas hay una acción propiamente dicha y las planchas corren el riesgo de quedar reducidas a bellas ilustraciones sin continuidad ni coherencia. El artista se las apaña para conseguir unas imágenes muy dinámicas y trasladar la sensación de que “pasan cosas”, de que estamos ante una verdadera narración y no una acumulación de bonitos cromos.

Javi Rodríguez comic arte
Así es cómo llegamos al meollo de la cuestión. El dibujo de Rodríguez ha mejorado, de eso no cabe duda. Se acerca al modelo Kirby, un estilo no del todo realista ni del todo caricaturesco, con caras y cuerpos en ocasiones arquetípicos pero funcionales. Ya no tiene nada de qué avergonzarse, ha ganado mucho en movilidad y en las actuaciones de sus protagonistas. Pero ese no es el terreno donde realmente marca la diferencia. No, el motivo por el que voy a prestar atención a partir de ahora a todo lo que publique es su increíble puesta en escena. Cada página es una lección de narrativa. Algunos dibujantes lo intentan aquí y allá. Rodríguez no, vemos cómo de una manera constante y sostenida busca fórmulas que le permitan animar sus planchas. Conocemos a los padres y abuelos de esos recursos. El tatarabuelo es por supuesto MacCay. Pero no hace falta recordar al pequeño Nemo. Yo mencionaría en primer lugar a Steranko, a quien se nota ha analizado en profundidad. También a Gulacy, Luca Gianni, Ware o Aja. Y lo ha hecho bien. Considero que algunos de los últimos experimentos narrativos fallan por un motivo: se imponen al relato. Se mantienen como un artificio que sobrevuela la historia, desconectados del alma de la narración. Como lectores se nos impone un recurso que es aparentemente muy ingenioso pero que en la práctica resulta inútil al cargarse el ritmo. Es difícil definir cuándo ocurre esto y cuándo no. Si pienso en una comparación cinematográfica podría mencionar la actitud de Hitchcok, que dirige la mirada del espectador guiándole de forma absolutamente seductora. Pero también ha habido una enorme cantidad de autores pretenciosos que han intentado imponernos sus formalismos y solo han conseguido aburrirnos.

SpiderWoman cambio de marcha panini dibujado por Javi ROdríguezEn fin, el caso es que Javier Rodríguez se ha lanzado a la construcción de estratagemas visuales que consiguen llevar sus planchas a otro nivel. Cuando creíamos que lo habíamos visto todo él nos demuestra que quedan muchos recursos por explorar y que algunos son tremendamente entretenidos. Seguro que muchos les sonarán de la paleta de trucos de otros autores. Pero a mí me cuesta recordar quienes son los que los están empleando con la naturalidad y frescura que él demuestra.

Los ejemplos son muy numerosos pero voy a citar unos pocos. Al final de “Exiliados” acumula una serie de splashs presididas por las siluetas de los héroes. En su interior distribuye pequeñas viñetas que cuentan historias. En el episodio oriental de la misma serie encontramos un formalismo que emplea a menudo: la repetición de un personaje que se desplaza por un fondo que ocupa la página, señalando diferentes tiempos. Incluye una versión muy sofisticada de ese procedimiento en el episodio de los piratas.

En una apabullante doble página el malo atraviesa un barco mientras los héroes intentan detenerlo. Rodríguez distribuye los bocadillos de forma que guían al lector de la esquina inferior izquierda a la derecha, sazonados con pequeñas viñetas insertadas y otras ocurrencias muy ingeniosas. En “Spiderwoman” la plancha en que intenta evitar que los huéspedes de un restaurante coman carne humana es antológica. También la doble en que se fuga de la gasolinera. Son planchas inteligentes, chulas, muy visuales y en absoluto pretenciosas. ¡Toda una novedad!



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viernes, 24 de enero de 2020

LA VIEJA GUARDIA. LIBRO 1 de RUCKA Y FERNÁNDEZ

 cómic LA VIEJA GUARDIA LIBRO 1  de Greg Rucka y Alejandro Fernández
Norma Editorial, España, 2019.
184 páginas, 19 euros

INMORTALES CON MUCHA MARCHA
Greg Rucka firma un guión trepidante que el argentino Leandro Fernández eleva a un nivel superior. A partir de una excusa argumental aparentemente simple levantan un trepidante y arrollador espectáculo visual.


Esta es una de esas obras que obligan al lector a preguntarse: ¿qué habían hecho antes estos dos tíos? Yo nunca le había prestado demasiada atención al guionista, pero prometo revisar sus trabajos anteriores. El dibujante había colaborado con Ennis en varios episodios de Punisher y allí ya demostró su talento, aunque con un estilo diferente, no tan simplificado, y una puesta en escena más contenida donde primaban las omnipresentes viñetas horizontales.

La cuestión es que aquí firman una obra que encuentra en la sencillez su mayor virtud. No quiero decir que el argumento carezca de profundidad. Al contrario, parte de una premisa que Rucka no intenta explicar, un auténtico McGuffin que funciona a la perfección. Se trata de un grupo de inmortales que se van encontrando a lo largo de los siglos, sobreviviendo al fallecimiento de todos sus familiares y amigos. Al final, viven juntos como grupo y se las apañan para cargar con una experiencia vital que les lleva en muchos casos a desear un descanso que nunca llega.

Al contrario que en la inefable película de Christopher Lambert, estos inmortales no intentan matarse entre sí sino que se comportan como una auténtica familia, cuidando en todo momento unos de otros. A partir de esa idea el guionista se las apaña para introducir algunas reflexiones sobre el sentido de la vida o nuestra relación con los seres queridos, entre otros asuntos no menores. Pero no es eso lo que percibe el lector. Al contrario, la estructura dramática se construye sobre una cacería, con un villano que desea descubrir el secreto de los protagonistas y los acosa. La heroína, una auténtica hembra alfa con miles de años a sus espaldas y bastante aburrida de la vida, da la bienvenida al grupo a una nueva recluta, mientras intenta sobrevivir a una persecución sanguinaria y brutal.

 cómic LA VIEJA GUARDIA LIBRO 1  de Greg Rucka y Alejandro Fernández
El que consigue aportar la dosis extra de rock&roll es Leandro Fernández. Desde la página uno se encarga de demostrar que ha asimilado bien las lecciones que aprendió con su maestro Risso y que está dispuesto a llevarlas un paso más allá. Acompañado por un color plano muy ajustado a su labor, su estilo se simplifica al máximo, buscando ese contraste extremo que nos devuelve a la clásica línea Toth-Steranko-Mignola-Milazzo-Pellejero y pocos más. Pero no se queda solo en un trazo elegante y unas manchas dramáticas. Es que además su puesta en escena no descansa nunca. Se plantea estructuras de disposición de viñetas innovadoras y variadas. Ese tipo de experimentos se saldan en ocasiones con dolores de cabeza para el lector, mareado por jueguecitos con los que artistas sin talento intentan distraernos para que no nos fijemos en sus debilidades. No es el caso. Fernández narra bien, se ajusta a la historia, los personajes son expresivos y actúan con claridad y todo fluye con naturalidad y un dinamismo embriagador.

Como ha ocurrido con otras grandes obras en el pasado, aquí los autores concilian muy bien entretenimiento y sofisticación. Hay una verdadera reflexión sobre las ganas de vivir, la amistad o el sentido de la muerte, pero no se nos da la chapa al respecto. Al contrario, disfrutamos siguiendo a unos personajes interesantes a los que no dejan de pasarles cosas. Y queremos saber más sobre ellos. No se lo pierdan.




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domingo, 19 de enero de 2020

PRIMERAS IMÁGENES WOOD ANGOULEME

Primeras imágenes de la exposición dedicada a Wally Wood en Angulema.

10 años después de "Woodwork", la muestra organizada en Palma, volvemos a revisar el trabajo de este genial creador americano. Más info en la web de Festival BD Angoulemeen EXPOS

exposición de Wally Wood en Festival del cómic BD Angouleme 2020



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viernes, 17 de enero de 2020

POMO! COMICS de VÍCTOR & ED

Pomo! Comics Humor en tiras de Victor y Ed Bang ediciones
Bang Ediciones, España, 2019.
360 páginas, 15 euros

LASAÑAS EN LOS OJOS
Con prólogo de Liniers y elogio en la contraportada a cargo de Flavita Banana, es casi imposible resistirse a esta obra fabricada a cuatro manos por dos humoristas nacidos en Buenos Aires.


Lo primero que llama la atención es el aire rematadamente moderno de sus grafismos, que saltan con naturalidad de un estilo a otro, alternando los planos de color saturado con el protagonismo de la línea, el collage o lo que se les ocurra. Todo tiene un aire como de dibujo de vanguardia de principios del siglo pasado, ese cubismo simpático de “La Codorniz” mezclado con las mil variaciones bastardas facilitadas por el caótico descontrol de Internet. En lo visual el volumen es muy satisfactorio y entretenido, nunca se sabe qué sorpresa aguarda en la página siguiente, aunque en algunos casos los protagonistas de los gags se repiten lo que provoca también el uso de estilos parecidos. Pero en general la variedad está garantizada y sin merma de calidad. El hecho de que sean dos dibujantes quienes confeccionan estas tiras explica en parte esa diversidad, pero no del todo, tal es la amalgama de formas que despliegan.


Luego está lo que realmente define un producto como éste: los contenidos. Los chistes ¿son divertidos o no? La respuesta es afirmativa, sin duda. Por supuesto, cuando se ponen en escena más de cien ocurrencias es casi imposible no equivocarse. Algunas están más cerca de la parida o de la proclama política que de la verdadera comedia. Pero en general el nivel es alto y el humor absurdo y efectivo. Pomo! Comicstiene gracia y no poca.

Como ya he comentado, en ocasiones se repiten una serie de personajes o situaciones, como la de las chicas que se van al baño y dejan a sus novios “para que hablen”. O la del cazador perdido en la selva que pasea con su presa al hombro, o la de los snobs, el náufrago, los monos y algunas otras. Para mi gusto en esa categoría la peor es la de “demasiado adorable”, pero seguro que a muchos les vuelve loco esa historia.

Pomo! Comics Humor en tiras de Victor y Ed Bang ediciones
En su mayor parte se trata de situaciones únicas, ocurrencias que pueden llegar a ser descacharrantes. Como la del imposible chiste en el bosque. O la muy divertida del pastor rodeado de llamas. A veces se acercan al delirio poético a la manera de Liniers, pero no es lo común. En esa línea podría citarse la triste historia del escritor fantasma. Confieso que en algunos casos me cuesta entender dónde está la gracia, pero seguro que la culpa es mía.

Algunos gags son sofisticados y sutiles, como el del interruptor de gatos. Otros son directos y tronchantes como el del tío al que en la oficina llaman “el gordo” o el de Eugenio el impresentable. Incluso algunas de las bromas políticas están bien planteadas, como aquella que explica las elecciones en clave Star Wars o cuando habla de las luchas de las mujeres.

En fin, el libro asegura un buen rato de lectura agradable con cachondeo garantizado. Nadie puede resistirse a las historias del disléxico o a gags como “Soñares”, “Box Office”, “El genio” o “Jeremías, El autocorrector”. Se reirán, sin duda, y eso es bueno.

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viernes, 3 de enero de 2020

MI AMIGO LUIS DE CARLOS GIMÉNEZ

Mi amigo Luis comic de Carlos Giménez Reservoir Books
Reservoir Books. Barcelona, 2019
80 páginas, 17,80 euros.

ALTO, GUAPO... ¡Y MALO!
¿Qué mejor manera de empezar 2020 que leyendo un tebeo de Carlos Giménez? El autor vuelve a territorios conocidos para ofrecernos nuevas y emocionantes historias.



Sobresale la que cuenta con un argumento de Josep Mª Beà y que da título al álbum, “Mi amigo Luis”. En todos los episodios el autor vuelve sobre personajes que ya había presentado en anteriores álbumes, aportándoles nuevos matices. Como la novia de la juventud que recupera en “Crepúsculo”. Si en la primera versión se nos contaba el arco completo de la protagonista, de su gloriosa juventud a su terrible decadencia, en esta ocasión se le da una nueva vuelta de tuerca, mostrando que aun se puede caer más bajo. Esa mujer vapuleada por la vida confiesa que su mejor etapa fue cuando se dedicó a la prostitución en Portugal. El dibujante lleva años transmitiendo la desesperación del que está al final de un camino ya demasiado largo. Así que sus personajes más desgarradores acaban siendo los más creíbles. Ese encuentro entre la mujer acabada de hoy y su novio del pasado, que la recuerda como en la foto que se intercambian, con la lozanía de su espléndida juventud, resulta tan emotivo como desolador.




Mucho más ligeros son los otros dos capítulos, dedicados a las andanzas del joven dibujante. Giménez ha dedicado muchas páginas a sus compañeros artistas, “Los profesionales”. En general son un conjunto de anécdotas entretenidas y que describen muy bien cual era el ambiente y las costumbres cuando se inició en el oficio. Estas se ajustan a la norma, están bien contadas y poco más.

Pero la primera es algo diferente. Como el propio autor comenta en la introducción él acostumbra a desarrollar historietas que sus amigos le cuentan. En el caso de Beà, también dibujante, no solo le explica el relato con todo lujo de detalles, también le aporta documentación y le facilita bastante la tarea. Con ese material Giménez se lanza a lo que mejor sabe hacer: duplicar la mirada de un niño. Lo demostró con brillantez en “Paracuellos”, también en “Barrio”. Ahora quizás se toma más tiempo que entonces y su narrativa es en general más pausada, pero aun mantiene la magia con la que siempre nos conmueve. Se describe la relación entre un niño y un mozo de almacén, un tipo alto y fuerte al que el chaval adora. Estamos casi ante el reverso de aquel otro episodio que incluyó en uno de los últimos volúmenes de “Paracuellos” y que tuve ocasión de comentar en las Navidades de 2017. Allí aparecía un jardinero que se portaba bien con unos niños acostumbrados a ser maltratados por sus mayores. Aquí a esa amistad entre niño y adulto se le da un giro tenebroso. El asunto tiene miga tratándose de Giménez, uno de los autores más comprometidos de este país. Sus diferentes obras siempre reflejan su ideología y su preocupación por los débiles, por los que trabajan y son explotados, por los que padecen humillaciones que no se merecen. Si alguien ha idealizado a la clase trabajadora ese es Giménez. Pero además lo ha hecho desde dentro. Ahora muchos autores parecen hijos de papá que vienen a perdonarnos la vida y a redimir las culpas de sus progenitores ayudando a los necesitados, o eso nos dicen. Nunca fue así en el caso de Giménez, él nunca jugó a ser pobre. Nos contó las miserias de su infancia y su ascenso social, pero cuando hablaba de la construcción de una chabola en una noche lo hacía desde dentro, desde la verdad. Sus héroes eran perdedores con dignidad y orgullo. Por eso sorprende más lo que ocurre en “Mi amigo Luis”. Cuando la amistad entre el niño y ese “primo de Zumosol” alto y rubio, ese trabajador capaz y honrado queda establecida, se dispone la siguiente pieza del drama: en el almacén donde trabaja empiezan a producirse robos. Él colabora en su resolución. O eso parece.

Ya he contado demasiado. Solo Giménez se atreve a día de hoy a firmar unas páginas como las que cierran esta historia. Ya mayor el niño de ayer vuelve a encontrarse con su viejo amigo el gigante rubio. El cruce de emociones que se describe a continuación será calificado por muchos como sensiblero y hasta empalagoso. Yo creo simplemente que el autor vuelve a demostrarnos que no teme expresar sentimientos y que sigue siendo el más grande.

Entrevista con Carlos Giménez
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jueves, 2 de enero de 2020

LOS AUTORES QUE NOS HAN DEJADO EN 2019

CADA DÍA PESA MÁS
Concluye 2019. Es el momento de soñar con nuevos proyectos y recordar a quienes ya no nos acompañan. Aunque algunos se resisten a abandonarnos.


José María Blanco RIP 2019 TBO
Es el caso de José María Blanco, el clásico dibujante del TBO. Hace pocos días recibía una carta con la felicitación que él enviaba cada año a sus conocidos. Al dorso una sucinta explicación de su viuda aclaraba que su marido, fallecido en mayo, ya tenía dibujadas sus últimas tarjetas navideñas.

De manera conmovedoramente premonitoria uno de sus típicos personajillos carga con un rótulo con la enorme fecha “2020” mientras proclama que “Eso cada día pesa más”. Finalmente Blanco puede descansar en paz, tras décadas en las que compatibilizó su trabajo en un banco con su labor como dibujante humorístico.

Otra sentida pérdida de 2019 fue Purita Campos, la gran dama del cómic español. La conocí en Gijón donde le otorgamos un merecido “Premio Haxtur al Autor que amamos”. Después se produjo una recuperación de su obra que confío endulzara sus últimos años. Ella se mostraba muy agradecida por abandonar un retiro que no deseaba y poder reencontrarse con un público que la adoraba. Sus fans no eran como el resto de aficionados. En un momento en que las redes sociales estaban en pañales se habían organizado grupos de seguidores de su trabajo, dispuestos a seguirla a donde fuera necesario. Cualquiera que haya estado en una convención de cómic sabe que la higiene y las buenas maneras no son lo habitual, más bien al contrario. Los fans hacen lo que sea por la firma y el dibujito y lo de la ducha diaria no acaba de entrar en muchas cabezas. Los seguidores de Purita eran justo lo contrario. Supereducados, vestidos con cuidado, hacían preguntas inteligentes y pedían permiso para formar una cola. Era una bendición tenerlos por allí. Esos fans facilitaron un renacer de la autora, propiciando proyectos donde ella puedo volver a dibujar a sus personajes más populares, como Ester. El dibujo de Campos transmitía elegancia y belleza y, atendiendo al contexto en que se produjo, era decididamente moderno. A pesar de ser casi la única chica en un mundo de hombres, aclaraba que había estado muy a gusto en Bruguera, que nunca había tenido ningún problema con sus compañeros. Al contrario, siempre la habían tratado bien. Su relación con Paco Ortega, su marido y antes también su guionista, era conmovedora. Cuando los conocí él estaba medio ciego y dependía de ella para todo. Por muy ocupada que estuviera Purita con sus firmas o atendiendo a la prensa, se aseguraba de que Paco no necesitara nada. Él sonreía y la complicidad entre ambos era evidente y entrañable, constituían una pareja encantadora.

A estas muertes se sumó la de Mordillo, habitual residente en Palmanova y uno de los referentes del humor gráfico mundial. Él se lamentaba de no encontrar una sede permanente donde alojar su obra, un museo donde sus lectores pudieran contemplar sus originales. Citaba a Tomi Ungerer, otro conocido dibujante de humor, que sí había conseguido tal reconocimiento. Al final, los dos han muerto en 2019. Sin abandonar el terreno del humor, también nos ha dejado Gahan Wilson, un colaborador de Playboy, no muy conocido por aquí. Más popular era Philip Tome, uno de los creadores del divertido “Pequeño Spirou”.

En su momento ya mencioné la muerte de Kazuo Koike, posiblemente uno de los mejores guionistas de todos los tiempos, un auténtico gigante del cómic. En 2019 perdimos a Ernie Colon, colaborador de Warren y que dibujó una académica versión de la caída de las Torres Gemelas, Batton Lash, uno de esos autores americanos apenas traducidos, Howard Cruise, dibujante centrado en la temática gay, Denis Sire, autor francés de trazo clásico y delicado, a quien quizás recuerden los lectores de Metal Hurlant, Everett Raymond Kinstler, dibujante de comics en los inicios de su carrera y luego más conocido por sus retratos de presidentes y otras celebridades, moría en mayo con más de noventa años.

Longarón RIP 2019 Comic
El español Jorge Longarón, como el anterior, se inició en los comics y terminó en la pintura, en su caso el paisaje. Era un dibujante poderoso que, como muchos otros compañeros de generación, se vio obligado a emigrar. Su trazo expresivo y su estilo realista le permitieron entrar en el exclusivo mercado de las tiras de prensa norteamericanas. Durante años dibujó la serie “Friday Foster”, con guiones de Jim Lawrence. La revista Mad, tras medio siglo de andadura, parece cerrar sus puertas de forma casi definitiva. Se habla de mantener una política de reediciones y números especiales. Su influencia ha sido muy grande así que pienso dedicar un futuro artículo a su larga e interesante trayectoria.

Exposition Angouleme Wallace Wood comic
En enero el festival de Angulema señala el inicio del curso comiquero. Si en 2019 tuve el honor de participar en la expo Corben, en esta ocasión reeditamos la muestra dedicada a Wood "Les Mondes de Wallace Wood" que ya pudo verse en el Solleric hace una década.

Hemos preparado un nuevo catálogo para la ocasión y ya estamos planificando el siguiente proyecto.

Aunque personalmente la aventura más emocionante que me espera en este 2020 a punto de empezar es la implantación de un nuevo Ciclo Superior dedicado al Cómic. Si su hijo tiene aptitudes para el dibujo y le interesa la narrativa gráfica, puede inscribirse en la primera promoción de este ciclo que la Escuela Superior de Arte y Diseño de las Islas Baleares pondrá en marcha el próximo curso 2020-2021. ¡Les esperamos!
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