148 páginas, 25 euros.
SUEÑOS Y MENTIRAS DE PICASSO
Daniel Torres lleva varios años en estado de gracia. Levantó la colosal historia de La Casa, estuvo especialmente afortunado en la última entrega de su héroe cósmico Rocco Vargas y ahora se atreve con Picasso.
Como siempre, la factura es excelente. Todas las planchas tienen esa laboriosidad que caracteriza al mejor Torres. Aquí además debemos sumar el extra de varios estilos, que se ajustan a los diferentes niveles que componen esta obra.
En cada caso Torres genera un pastiche tan convincente como atractivo. No abandona el blanco y negro aunque en una parte lo acompaña con un sobrio tono verde.
La idea de partida es tan sencilla como brillante. En los años cincuenta un dibujante español exiliado en Francia, un trasunto del propio Torres, recibe un encargo misterioso. Viaja al sur donde se reúne con Picasso. Las planchas del primer encuentro son tronchantes, con el dibujante completamente alucinado con el mito viviente. Luego se concreta el macguffin del álbum: Picasso quiere que Torres dibuje sus (inexistentes) aventuras en la Guerra Civil española.
Así que el dibujante, tras no pocos desencuentros, elabora un álbum en el que se inventa a un Picasso militante, primero en Barcelona y después en el frente, adonde viaja con una imprenta móvil y hace su propia guerra a base de propaganda. La traca final es una reconstrucción en historieta de la famosa serie de grabados Sueño y mentira de Franco. El epílogo nos muestra la reacción de Picasso ante el encargo. Vaya por delante que me parece un trabajo muy atractivo, lleno de aciertos. Toda la relación entre Torres y Picasso es chispeante y creíble.
Consigue construir un personaje auténtico, con sus enfados y depresiones pero también con su volcánica creatividad y sus ocurrencias geniales. Tarea nada fácil. Picasso ha sido sobradamente comentado y visitado y la reciente producción televisiva sobre él no mejoraba las cosas, dada su cuidada documentación y la calidad de sus guiones. Torres sin embargo sale muy bien librado del intento. Nos creemos su Picasso por su humanidad y arrogancia. Y abundan las reflexiones interesantes sobre la creación, las normas, la narración y la pintura.
Respecto al álbum dentro del álbum también está muy bien dibujado. Se adorna la aventura bélica con constantes alusiones a diversos trabajos de Picasso que se hilvanan en la trama con primorosa habilidad. Tanto la visión de la retaguardia como del frente son rigurosas, convincentes y están bien dibujadas. Quizás estas aventuras adolecen de un desarrollo no tan arrollador como la parte con el “verdadero” Picasso y el duelo con Fusil, el alter ego dibujante en el otro bando, no queda bien resuelto.
El escollo principal de esta obra es estructural. Torres construye una pieza dramática excelente. Todo funciona tan bien, los personajes son tan fascinantes que, cuando llega el momento de presentar esa historieta sobre la Guerra Civil, es casi un estorbo. Se disfruta porque tiene una calidad indudable. Pero al mismo tiempo estamos deseando que acabe para saber cuál es la reacción del Picasso “real”. Así que se hace demasiado larga. Cuando llega el maravilloso final la sensación es que hemos tenido que esperar mucho para disfrutarlo. No se me ocurre una solución fácil a este problema. ¿Poner al principio la historieta para leerla sin condicionantes? ¿Y pasar después al encargo, como epílogo? No sé si eso funcionaría. Quizás otros no hayan sentido esa urgencia, esa necesidad de conocer el final como me ha pasado a mí.
La obra contiene elementos de interés más que suficientes y en sus mejores secuencias es muy grande. Otro gran trabajo de Torres.