Richard Corben ha publicado en facebook una foto suya hojeando el catálogo de Angulema 2019.
Va acompañada por un texto donde agradece el trabajo de Fred (Manzano) y el resto del equipo. Entre los comentarios que aplauden tanto el catálogo como la exposición encontramos algunos nombres muy conocidos, como el de Mignola. Pues eso: "Good job!"
DINOSAURIOS EN LUGAR DE CADILLACS Gracias a un dibujo arrollador, esta serie consigue transportarnos a un mundo en el que los humanos galopan sobre dinosaurios, luchan por el agua y se amontonan en ciudades imposibles y visualmente embriagadoras.
Se lee de un tirón. Son doscientas páginas sin descansos que no pueden apartarse a un lado para proseguir la lectura en otro momento. Perriot dibujó otros tebeos anteriores y trabajó en el mundo de la animación.
Al parecer este proyecto fue apadrinado por el colorista de Moebius, que también se hace cargo del color en Negalyod. Algunos se han apresurado a relacionar el dibujo de Perriot con el del maestro Giraud. Y él le hace algún homenaje como el gorro que encuentran en la nave, que nos remite inevitablemente a Arzach. Los dos son grandes dibujantes, más lírico Moebius y más dinámico Perriot. Debo insistir en esto último porque durante la lectura del cómic se tiene insistentemente la sensación de asistir a una superproducción. No le cuesta dibujar lo que sea. Y aquí y allá se marca planchas y dobles páginas espectaculares. Vistas de ciudades imposibles, ejércitos a la carga, dinosaurios muertos por centenares… Cualquier cosa que se les ocurra él la imagina y la dibuja con precisión.
Así que todo el álbum es un disfrute absoluto, el ojo queda más que satisfecho exhausto ante tal despliegue visual. Está bien contado, pasan cosas constantemente y los planos más arriesgados y difíciles de ejecutar desfilan ante nuestros asombrados ojos, sin descanso.
Además el argumento, una mezcla de distopía, guerra de clases, dinosaurios y Mad Max con gotas de Nausicaa y alguna cosa más, propicia la aparición de escenas alucinantes y sobrecogedoras. Y todas están bien resueltas y mejor dibujadas. Norma nos lo presenta en un formato grande que permite disfrutar del grafismo así que por ese lado no se puede pedir más.
Todos los peros se sitúan en el terreno argumental. Según lo leía recordaba el Aldebarán de Leo. Y pensaba: “estos franceses han sido capaces de crear dos de los mejores tebeos de ciencia ficción que he leído en la última década”. Al acabar la lectura mi opinión había cambiado.
Si Leo no tiene igual en la creación de mundos, a la hora de imaginar fauna y flora exóticas y cacharrería tecnológicamente deslumbrante, Perriot no se queda atrás y además su dibujo tiene un extra de dinamismo del que Leo en general carece. Pero Leo es un buen guionista y Perriot no tanto.
A mi sus deudas argumentales me dan igual. Una historia puede recordarnos mil planteamientos similares y aun así interesarnos. Pero no es el caso. Tiene un problema grave con los personajes. Apenas escapan de su condición de clichés: el héroe, el líder de los rebeldes, la hija del líder de los rebeldes… A ese escaso desarrollo de la personalidad de los personajes se suman algunos errores más, como que no hay un villano definido (el malo al que amamos odiar) o, más grave aún, que no se entienda el final. ¿Ganan los buenos? ¿O pierden? La red de la zona alta ¿era mala o buena? Es como que cuesta decidirse y eso diluye mucho el clímax de la obra.
Obra que está llena de energía y sobrada de vigor narrativo. Creo que Perriot tiene mucho que aportar y ya espero por su siguiente entrega. Pero debería de mimar más el desarrollo de sus historias. Cuando el Perriot guionista alcance la calidad del Perriot dibujante va a ser la bomba.
Frank Miller, Azzarello, Kubert, Janson, Risso y Romita Jr. ECC, 2019 386 páginas. 35,95 euros
JUBILADOS Y ASPIRANTES Una nueva secuela de la obra de 1986. A principios del siglo XXI Miller ya había vuelto a su Batman más oscuro, en una continuación que a muchos nos pilló un poco cansados.
Miller se inició en el medio muy joven. Larry Hama contaba cómo iba al estudio de Neal Adams a enseñarle sus muestras cuando era apenas un adolescente. Adams lo machacaba sin piedad pero eso no desanimó al joven creador. Hasta que un año el veterano miró el material, no dijo nada y descolgó el teléfono. Se puso en contacto con un editor de Marvel para recomendarle al joven dibujante que tenía a su lado.
Allí empezó la leyenda de Miller que muy poco después protagonizó en Daredevil una de las etapas más afortunadas del personaje. Para Mazzucchelli escribió dos historias que se mantienen como clásicos absolutos: Daredevil Born Again y Batman, año I.
Como creador completo a veces Miller patinaba, como en Ronin, un desbarre con ínfulas europeas muy indigesto. También podía acertar, como demostró en su Batman Dark Knight returns. Allí imaginaba a un héroe que volvía de su retiro para enfrentarse a un mal absoluto y que había llegado a corromper a toda la sociedad. Por supuesto salía Reagan y se presentaba a Superman como un perro fiel del sistema. Luego creo que el éxito lo despistó un poco.
Durante años dibujó historias de Sin City, una propuesta gráficamente estimulante pero con muy poca chicha detrás. Miller empezaba a convertirse en un cliché. Pero el público se mantuvo fiel y también le acompañó en su siguiente obra: 300. Todos recordamos los pectorales de Gerard Butler en la adaptación cinematográfica de Snyder. Aunque en la versión original los espartanos iban con todo al aire. En fin, tampoco era un gran tebeo ni conseguía que nos olvidáramos de la versión de Breccia. Cuando Miller presentó su secuela de Batman, muchos ya habíamos perdido la fe en su trabajo. Aunque no se había desvanecido la admiración por el personaje, conocido por las constantes críticas que recibe por sus posicionamientos políticos.
La verdad, no esperaba gran cosa de este nuevo acercamiento a Batman. Menos cuando aparece Azzarello en los créditos.
Los dibujos corren a cargo de varios talentosos autores: Andy Kubert, Janson, Risso y Romita Jr. Miller firma algunos episodios cortos pero su dibujo ha mutado de tal manera que casi se agradece que su participación sea mínima.
Era muy difícil facturar algo que devolviera cierta dignidad al personaje. Ya saben, después de los tostones de Nolan cada vez que se oye “yo soy Batman” es casi imposible no escuchar la voz engolada de Bale y caer en la parodia.
Pero de alguna forma Miller supera los prejuicios iniciales y construye un relato con unos tonos épicos que podemos aceptar. Que hasta emocionan y convencen.
El argumento contiene un buen puñado de ideas originales, algo complicado cuando tratamos con personajes tan conocidos.
Lo de Kandor, que desata el drama inicial, es un buen concepto. También lo de los poderes de Linterna Verde. Su enfrentamiento con las tres esposas es aterrador. La relación entre la hija de Superman y sus padres está bien. Etc.
Al principio parece que se van a repetir los formalismos de su entrega de los ochenta, como lo de las teles. Pero enseguida se da cuenta de que no funciona y apenas vuelven a salir, cosa que mis ojos agradecen. Es simplemente una historia de superhéroes bien contada. Y eso, en los tiempos que corren, ya es mucho decir. Pueden darle una oportunidad.
Mientras Batman vuelve a abandonar (otra vez) su retiro, otros luchan para conseguir entrar en el mundo con el que sueñan. Como saben, vivir como dibujante o guionista de comic no es fácil. A finales de mayo se abrirá una puerta para algunos creadores de las islas. Joaquín García, un agente acostumbrado a lidiar con los editores de Marvel y DC pasará por Palma para revisar porfolios, a la busca del próximo Frank Miller. Algunos ya llevan semanas sudando sobre las seis páginas que deben presentar en la prueba. El agente también ofrecerá una charla sobre los interiores del mercado el viernes 24 de mayo en Can Oleo. El IEB patrocina esta actividad ¡Mucha suerte a todos!
Si necesitan más información o quieren los guiones para participar, pueden escribir a fflorez@escoladisseny.com
Dos formas muy diferentes de entender el humor. Una nos llega desde los USA y la otra desde Islandia. Contar historias humorísticas de superhéroes no es nuevo.
Los primeros Mad, allá por los cincuenta, ya contenían parodias de personajes tan populares como Batman o Superman. En los noventa Giffen, con la ayuda del muy expresivo dibujo de Kevin Maguire, revisó la Liga de la Justicia en clave de humor. Una aproximación exitosa, reeditado recientemente y cuya influencia se percibe en productos como las Lego películas y similares.
La relectura, el desmontaje irónico de géneros muy conocidos, es algo característico de la ficción, no ya en las últimas décadas sino casi en los últimos siglos, si me apuran. Como recordaba el muy añorado Octavio Paz, el único mito válido en el siglo XX es el de la crítica. Y no parece que eso vaya a cambiar en el XXI.
En realidad, toda la revisión que Marvel hace en los sesenta de los héroes con capas se apoyaba en un innegable cachondeo. Cuanto más realista la aproximación, más pitorreo provocaban determinados elementos heredados, como las capas o los esquijamas. La autoparodia ha sido una necesaria y saludable constante en el género.
Los enemigos superiors de Spider-Man Panini Comics, 2019 386 páginas. 35,95 euros
Lo que hace ahora Nick Spencer es actualizar su enfoque, empleando clichés de cierto cine descerebrado para adolescentes y universitarios, lugares comunes tomados de las ficciones televisivas y otros préstamos de los videojuegos y demás gráficas modernas.
Le ayuda Steve Lieber, un dibujante competente que hace lo que puede. Pero no es suficiente. Se nos cuenta la historia de un grupo de malosos, tan inútiles como desalmados. Ya saben, si no se juega con la idea de que la frontera entre el bien y el mal es muy difusa no estamos en la onda.
Así que Spencer se empeña en confundirnos, llevando a sus personajes hacia límites morales que se traspasan una y otra vez con un entusiasmo poco contagioso. Algunos gags y ocurrencias son buenos.
Lo del retrato de Muerte tiene gracia y hasta lo de la cabeza del jefe de la mafia. Pero en general falla al permitir que el humor resida más en los diálogos que en la imagen. Leemos kilómetros de frases ingeniosas que al final nos conducen más al bostezo que a la carcajada. Pienso que el humor necesita cierto ritmo, cierta brevedad, que este guionista evita. Lo suyo es más bien la charlatanería a lo Club de la Comedia, ignorando la más mínima contención verbal. En fin, que hay mucho que leer y en general el esfuerzo no merece la pena.
CON TODOS USTEDES DAGSSON Anagrama, 2019 144 páginas. 14,90 euros
En cambio, si algo caracteriza el humor del islandés Hugleikur Dagssones su inmediatez. Si lo puede decir con una frase no lo dirá con dos. Es tan bruto como rápido.
En tiempos de insufrible corrección política, volver a leer chistes bestias, que no evitan el humor negro con mujeres, niños suegras o gays, es un verdadero placer, la verdad. Tiene chistes absurdos y chistes malos. Otros son geniales y abundan los muy salvajes. Sobre todo me admira su sencillez. Eso que Johnson llamaba “el número”. Ese material que todo cómico sabe que va a provocar las carcajadas del público y que ensaya y repite y mejora hasta la perfección. Dagsson busca eso: que nos riamos. En algunos casos a carcajadas. Yo me lo he pasado bomba y se lo recomiendo. Mojigatos, monjas y puritanos de cualquier clase y condición, abstenerse.
Batman viaja hasta la Revolución francesa de la mano del mejor dibujante del mundo: Jose Luis García –López. Escribe el guión Mike W. “Camelot 3000” Barr.
Este Otros Mundos se publicó originalmente en 1999 y, si mi memoria no me falla, no se había traducido con anterioridad. Espero equivocarme porque el tebeo tiene tanta calidad que resultaría casi inexplicable que no se haya editarlo antes en España. Como sea, finalmente está en nuestras manos y es extraordinario.
Con este ya son dos de los titanes de la DC que visitan otras realidades históricas con dibujos de García-López. Me refiero al encantador Superman- Kalque mandaron a la Edad Media, con guión de Dave Gibbons. Un comic maravilloso, perfectamente dibujado. Y con este Batman ocurre lo mismo.
Primero, felicitar al guionista, que muestra sin reparos una buena parte de la crueldad que caracterizó aquel reinado del terror revolucionario. Como ya hicieron otros ilustres precedentes, como Dickens.
Aunque algunos totalitarios todavía se reconocen en las atrocidades perpetradas por unos cabecillas sin escrúpulos y una turba completamente desatada que nunca llegó a colmar del todo su sed de sangre, lo cierto es que hay poca cosa buena que decir de ese periodo histórico. Se deshicieron de una clase realmente impresentable pero, como en el caso del sueño soviético, tan solo para sustituirla por algo sino peor, sí tan malo.
Mientras Inglaterra demostraba que una sociedad podía transformarse y cambiar sin necesidad de cortarle la cabeza a una buena parte de la población, la pesadilla francesa tan solo ha servido de inspiración para los peores excesos del siglo XX. Barr lo tiene claro y su guión se detiene ante el espectáculo despreciable de la guillotina y la crueldad innecesaria de Danton, Robespierre y demás iluminados. Citas históricas aparte, el cómic sobre todo busca recrear fantasías aventureras al estilo de “La Pimpinela Escarlata”. Al fin y al cabo Batman siempre ha estado muy cerca de El Zorro, así que encaja con naturalidad en este petimetre que por el día exhibe sus amaneramientos y por la noche se dedica a desfacer entuertos.
El argumento busca entretener el lector, al tiempo que Barr se las apaña para dejar muy clara su visión crítica de la Revolución. Hasta ahí todo correcto. Pero entonces llega García-López y eleva el producto hasta la siguiente categoría. Ya en las primeras secuencias prueba su enorme talento. Vean ese plano imposible en que Wayne, a lomos de su caballo, muestra sus documentos a los policías, mientras a un lado uno de ellos detiene a la chiquilla que le ha pedido auxilio. El dibujante levanta el punto de visto hasta la altura del héroe, que contempla (y con él el lector), el drama que se despliega a su alrededor.
Dos páginas más allá se marca la increíble viñeta de la llegada a la plaza, del héroe por un lado y de los condenados a la guillotina por el otro.
Esos planos generales son especialmente difíciles de componer. García-López lo resuelve con aparente facilidad y con una apabullante profundidad de campo. Todo está detallado y todos los elementos nos informan de algo. Al tiempo, su composición es perfecta así que no hay confusión posible y nuestra mirada puede desplazarse con naturalidad de uno a otro centro de atención.
El resto se lo pueden imaginar: mujeres bellísimas, héroes apuestos, trajes con unas arrugas maravillosas, expresiva iluminación, cuidada ambientación, ingeniosas estructuras de página, impactantes angulaciones laterales… Cada página es la lección de un maestro capaz de dibujarlo todo y todo bien.