ECC Ediciones. Barcelona, 2022
184 páginas, 9,95 euros
EL ÚLTIMO YANA
No sé qué tebeos se han comprado en lo que llevamos de año. Pero sí cual no deberían perderse: el nº 47 de la serie Ken Parker, uno de los mejores guiones que he leído en mi vida.
No es la primera vez que la serie aborda el problema indio. Si la colonización española se caracterizó por el mestizaje y la integración de los indígenas en la corona, en el norte la norma fue el exterminio. Esa tragedia se ha visto reflejada en muchas películas y ficciones. En la propia saga de
Ken Parker ya se ha mostrado en incontables ocasiones la relación del héroe con los nativos, más compasiva que la de otros congéneres blancos. Los creadores italianos
Berardi y Milazzo vuelven sobre el asunto para ofrecernos una nueva mirada sobre un tema que ya resulta cansino. Antes de que nadie se me escandalice debo recordar que hablo en términos dramáticos. Cuando una tragedia real se repite mucho en la ficción, acaba perdiendo su eficacia narrativa. ¿Quiere eso decir que ya no nos preocupamos por las repercusiones históricas de los hechos originales? En absoluto, pero debemos de ser conscientes de qué funciona y qué no, en una narración. En el ejemplo que nos ocupa, lo más trillado, lo menos emocionante de la historia, son precisamente los pasajes en que malvados blancos atacan poblados de indefensos indios, con sangrientas masacres de ancianos, mujeres y niños. Porque desde “Soldado azul” para acá ya lo hemos visto muchas veces. En cambio el tebeo acierta a lo grande cuando explora otros territorios menos conocidos.
Comienza con un prólogo: durante una exploración por tierras desconocidas Parker tropieza con los restos de una tribu casi prehistórica. Un patético conjunto de famélicos nativos, a punto de perecer por falta de alimentos. Les permiten quedarse con la pieza que habían cazado y, a cambio, los desgraciados les regalan unas humildes cestas. El episodio no explica nada más pero crea el clima emocional que luego presidirá todo el relato.
En el primer acto se produce el reencuentro de
Ishi, uno de aquellos indios, con Parker en un pueblo donde el nativo buscaba comida. El sheriff, un claro homenaje a
John Wayne que hasta se llama
Duke, le salva de la multitud que intenta lincharle. El sheriff y su encantadora hija lo cuidan e intentan comunicarse con él. Otro indígena le habla pero
Ishi solo reconoce el dialecto de su tribu. Se dan cuenta de los años que puede haber pasado en soledad y de que probablemente
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