viernes, 16 de noviembre de 2012

PEPE de C. GIMÉNEZ

Pepe de Carlos Giménez. Edita Panini Comics
Panini Comics. Barcelona, 2012.
96 páginas, 15 euros.

CARLOS Y PEPE

Tras su ciclo sobre la Guerra Civil, Carlos Giménez vuelve con un álbum dedicado al recientemente fallecido Pepe González.
Todos recordamos a González por su labor en Vampirella. Allá por los setenta fue uno de los miembros de la “armada española” que desembarcó en los USA colaborando en las revistas de terror de Warren. 


Salvo excepciones, esa invasión española marcó el principio de la decadencia de aquellas publicaciones. Había autores, como Víctor de la Fuente, que podían codearse con los clásicos de la EC que habían dominado los primeros números de Creepy, Eerie y compañía. Otros, como Beá, ofrecían cierta exótica novedad. Pero en su mayor parte eran ilustradores con muchas pretensiones y una pésima narrativa. Algunos sabían copiar fotos con eficacia, como Luis García, y otros ni eso, como Maroto. Coincido con Larry Hama, quien explicaba toda la operación en términos económicos: no es que los españoles fueran mejores, es que resultaban más baratos. Cuando luego aparecieron los filipinos, cobrando aún menos, sustituyeron rápidamente a aquellos maravillosos artistas europeos.

Pepe de Carlos Giménez. Edita Panini Comics
Dicho lo cual, es de justicia añadir algo más. El carácter más artístico de aquellos dibujantes impresionó a no pocos creadores americanos. Eisner así lo reconocía, también Buscema o Kubert. Su enfoque ayudó a que ciertos autores se sintieran menos artesanos y se preguntaran si había otras formas de encarar y considerar su propio trabajo. Pero cuando revisamos las opiniones de los guionistas que trabajaron con ellos, todos repiten lo mismo. Los españoles sin duda eran muy buenas personas y muy simpáticos, pero a ser posible, mejor que sus historias fueran ilustradas por Corben, Wrightson, Heath y similares.

Pepe González fue uno de los más conocidos de aquel grupo ya que tuvo la fortuna de hacerse cargo de la muy sexy Vampirella, una vampira alien que portaba un imposible y ajustadísimo minivestido rojo.

Tres años después de la muerte de González, su compañero Carlos Giménez firma un sentido álbum homenaje a su memoria que además se anuncia como el primero de una serie de cinco. No es la primera vez que nos habla de su colega, ya lo hizo con anterioridad en Los profesionales, donde el finado protagonizaba algunas divertidas anécdotas, en parte a causa de su condición sexual. En esta primera entrega Giménez parece que va a mantener el tono un poco frívolo que empleó en su descripción de sus compañeros de faena. Pero no es así del todo. Dedica gran parte de las páginas a repetir hasta la saciedad lo que luego ha dicho también en entrevistas. Que González era uno de los mejores dibujantes de este país, que era capaz de dibujar cualquier cosa y que sus mujeres eran las más hermosas que se hayan dibujado nunca. Él debe saberlo ya que sus chicas nunca han escondido la deuda que tienen con las de González.

Pepe de Carlos Giménez. Edita Panini Comics
Pero quien tuvo retuvo y Giménez es capaz de mezclar sus panegíricos y su indudable admiración por el amigo muerto, con la inclusión de escenas no especialmente complacientes. En ese sentido nos confirma algo que como lectores ya sospechábamos. Que la increíble habilidad técnica de González, su indudable destreza, iban acompañadas por una desidia casi absoluta que lo distanciaba de forma casi automática de todo lo que pasaba por sus manos, inyectando una insoportable frialdad en el producto final.

No niego sus méritos. No lo considero un gran narrador, pero su Vampirella es un producto correcto (donde cuenta con la inestimable ayuda de Goodwin). Y cuando sólo realiza chistes, como en su serie Pamela, podía ser muy grande. Agradezco que Giménez no esconda al personaje tras una montaña de halagos y sea capaz de contarnos historias tan fascinantes como la del grupo musical con la que cierra el volumen. Porque al mostrar las flaquezas y no sólo las virtudes de su amigo, construye algo muy verdadero que consigue emocionarnos. Yo ya espero la continuación.