200 páginas, 9,95 euros.
ESTO NO HA HECHO MÁS QUE EMPEZAR
Finalmente ha llegado el día. La reedición de Ken Parker ha superado los números publicados por Zinco en los ochenta y ya han llegado a las librerías los primeros episodios inéditos en España.
Ya saben que el guionista estaba muy acompañado en esta aventura. Para satisfacer las necesidades de los lectores no bastaba con un único dibujante, nadie habría sido capaz de facturar la enorme cantidad de páginas que saltaban a las prensas cada mes. Así que esa labor se repartía entre varios artistas, algunos tan prestigiosos como Alessandrini, que firma algunos de los capítulos ya publicados en este relanzamiento. Otros, como Marraffa, Trevisan o Calegari, sin alcanzar el nivel del citado, son sólidos artesanos de estilo realista y acabados cargados de tramas y detalles.
Y todos ilustrando a Berardi, que asegura siempre la calidad del producto. Será más o menos bueno, pero sabemos que tendrá interés y que no ofenderá nuestra inteligencia como lectores. Esto son historias clásicas del oeste, con situaciones que hemos visto muchas veces en el cine: el preso al que el populacho intenta linchar, la venganza del mestizo, el planeadísimo asalto al banco, el desalmado que vende armas a los indios, etc. Relatos con el sabor de lo conocido a los que el guionista aporta nuevos matices, con personajes convincentes y vivos, comentarios sociales y críticos y una genuina preocupación por la vida y las penurias de la gente corriente.
Berardi es un creador original, aunque trabaje sobre material muy trillado. Eso se aprecia en todos sus argumentos y resulta mucho más evidente cuando le acompaña su cómplice y amigo Ivo Milazzo. Este fabuloso dibujante firma “Un hombre inútil”, un enternecedor capítulo sobre un militar que se jubila. Si ya el tema nos recuerda la clásica “La legión invencible” (“She wore a yellow ribbon”) de Ford, los parecidos se evidencian cuando vemos al viejo soldado acercarse al cementerio para visitar por última vez la tumba de su mujer.
Pero como ya he dicho Berardi hace mucho más que citar a los maestros. Una vez que ha establecido el asunto le da la vuelta y convierte una narración nostálgica, elegíaca, en una afirmación vital. El recién jubilado, forzado por las circunstancias, se ve obligado a reconocer que aún le queda cuerda para rato. El final es tan positivo como emocionante, una afirmación de la vida que se abre paso, pese a lo duras que resultan algunas circunstancias.
Por el camino además se nos presenta a algunos personajes pintorescos, como esa familia que engaña al héroe y juega con fuego en el poblado indio. O la mujer del comandante, que inicia el viaje muy embarazada y luego desafía todos los peligros hasta conseguir que su retoño nazca sano y salvo. Y todo, dibujado con el maravilloso pincel de Milazzo. Es un genuino heredero de los grandes maestros de la mancha, de Sickles a Toth pasando por Caniff.
Al final, su grado de simplificación fue tan extremo que Berardi se acabó “divorciando” de él, cuando creyó que su dibujo ya no servía para contar bien las historias. En Ken Parker podemos disfrutar y maravillarnos ante su evolución. Había más rayas en los primeros episodios y ahora ya empiezan a desaparecer, todo se sacrifica en el altar de un contraste absoluto de blanco y negro. Como él mismo explicaba, “lo dibujo todo y luego borro y borro”. Maravillosos sus paisajes y las expresiones de sus personajes. No pueden perdérselo.