viernes, 23 de octubre de 2020

CREDO. ROSE WILDER LANE FEMINISTA LIBERTARIA de PETER BAGGE

Credo Rose Wilder Lane feminista libertaria de Beter Bagge edita La Cupula

La Cúpula. Barcelona, 2019.
124 páginas, 17 euros.



MUJERES LIBRES
Desde que abandonara “Odio”, la serie con la que se hizo popular en los noventa, Peter Bagge se ha dedicado a narrar las vidas de algunas mujeres realmente interesantes.


Y no demasiado conocidas. O, al menos, no son las mismas que aparecen repetidamente en esos libros para niñas empoderadas que colonizan las librerías infantiles. Cierto es que algunas de esas biografías están bien. Sobre todo las de la brillante Pénélope Bagieu, que recientemente presentó California Dreamin”. Da la sensación de que preparaba una de sus breves historietas para “Valerosas” sobre Mama Cash, una de las cantantes de The Mamas & the Papas. Y que se enamoró del material y lo dejó crecer hasta que se convirtió en una novela gráfica. Su dibujo mantiene la fuerza habitual y, como siempre, narra con fluidez y desparpajo. Si acaso, toda la parte de psicodelia y adicciones varias resulta un poco cansina, pero en general es muy recomendable.

Volviendo a Bagge, es justo reconocer sus esfuerzos documentando personajes controvertidos y que requieren de una laboriosa investigación. En algunos casos ese trabajo se concreta en obras tan redondas como su cómic sobre Margaret Sanger. En cambio sus aproximaciones a Zora Neale Hurston o a Rose Wilder Lane son más irregulares, pero no perderán el tiempo si las leen. Al contrario, están llenas de información sorprendente y amena. Lo que ocurre es que en ocasiones es tal la cantidad de personajes y hechos que se incluyen que la narración se resiente.

Credo Rose Wilder Lane feminista libertaria de Beter Bagge edita La Cupula comic viñeta

En el caso de Rose Wilder Lane la sensación es agridulce. Por un lado abruma el caudal de referencias históricas, con hechos como la hambruna soviética o la masacre armenia despachados en pocas viñetas. Por otro, esa misma velocidad acaba desequilibrando una obra que transmite cierta sensación de urgencia. Bagge tiene mucho que contar pero no dispone del espacio suficiente. Los pasajes más cotidianos, con la protagonista discutiendo con su madre, sus novios o sus amigas, están entre lo mejor de un torrente vital que las viñetas apenas consiguen contener. Por cierto, la protagonista es la hija de Laura Ingells. Ese nombre evoca inmediatamente la serie que en los setenta rellenó no pocas tardes de domingo: “La casa de la pradera”. Un culebrón que primero fue novela para transformarse mucho más tarde en ficción televisiva. En el apartado de notas se incluye una foto del padre real de Laura y el de la tele, el peludo Michael Landon. Como suele decirse, cualquiera parecido con la realidad es mera coincidencia. Bagge explora muy bien la relación de la heroína con su madre, que le pasó sus novelas autobiográficas donde contaba su infancia en la durísima frontera americana. Rose corregía los manuscritos y los convertía en piezas aceptables para los editores. Durante años se ha discutido sobre quién era la verdadera autora de esa “Pequeña casa”. Si nos quedamos con la versión de Bagge, madre e hija deberían de firmar los libros.

Más allá de los conflictos familiares y sentimentales, “Credo” explica a la perfección algunas de las ideas políticas de Rose Wilder Lane. Que se basan en una desconfianza radical hacia el estado, “lo público”. Vivió de cerca los desastres de la planificación centralizada soviética. Y mantuvo siempre la idea de que cuanta menos presencia gubernamental mejor. Esa creencia la llevó a cultivar sus propios alimentos, para no depender de nadie. Y a mantenerse en el límite de la pobreza, para no pagar impuestos. El hombre libre en el que creía se veía obligado a trabajar duro para defender esa libertad. Ella lo hizo. 


Claire Bretecher RIP Los frustrados comic feminista

Hablando de mujeres interesantes quiero recordar que Claire Bretécher murió el pasado 10 de febrero. No llegó a cumplir los ochenta años. Su carrera fue larga, desde que Goscinny confiara en ella como dibujante de una de sus series. 

En España la conocimos primero en las páginas de Totem en los ochenta y luego en álbumes que agrupaban su serie más popular, “Los frustrados”. Su revisión nos permite comprobar la eficacia cómica de sus personajes, como su actualización de Santa Teresa. Y también cierto abuso de los textos, una verborrea que cansa. En mi memoria permanece una historieta en la que una tímida estudiante visitaba a un sesudo intelectual al que admira. Contenía la escena de cama más ridícula y patética que se pueda imaginar. Bretécher nos hacía reír y, como todos los grandes cómicos, también pensar. Descanse en paz.