194 páginas, 29 euros.
INDIO BLANCO, CORAZÓN ROJO
La recuperación de algunas historietas de Frank Frazetta es una gran noticia para los aficionados españoles. Durante años hemos visto pequeñas y esporádicas muestras de su genio como dibujante de comics.
Ahora finalmente se puede disfrutar de un recopilatorio que agrupa una buena colección de páginas creadas por él. En los USA empieza a ser habitual. Se han rescatado sus incursiones en la ciencia ficción, sus colaboraciones con Capp y otras tiras de prensa.
Por supuesto, los libros dedicados a su labor como ilustrador son abundantes. Por aquí, en cambio, si mi memoria no me falla, habíamos admirado sus intervenciones (escasas) en la EC, en Warren… ¡y poco más! Supongo que todos los amantes de la ilustración se habrán hecho con los volúmenes a él dedicados, como Icon, Rough Work o The Definitive Frazetta Reference, entre otros. Y habrán gozado con el largo documental que acompañaba a su película Tigra y que era mucho mejor que aquella fallida traslación de sus mundos al dibujo animado. Cuesta resistirse al innegable encanto que desprenden muchas de sus imágenes, a su fuerza, a la energía apenas refrenada, a su carnal sensualidad…
Había mucha vida en su trabajo. Yo pienso que donde mejor consiguió expresarse fue en el ámbito de las portadas para narrativa, especialmente ilustrando a Rice Burroughs o a Howard. Aunque también me maravillan sus encargos a color para Warren, auténticas obras maestras de la fantasía y el horror.
Frazetta fundió dos tradiciones en una, la vinculada al mundo de la aventura, que aglutinaba géneros como el de piratas o el western, y la tendencia que se alimentaba de la ciencia-ficción, el delirio y el terror.
De forma natural saltaba de uno a otro género ayudado por sus personajes, auténticas personificaciones de un héroe nada convencional, un buscavidas moderno que sólo obedecía a sus propias razones. Los protagonistas de Frazetta son tozudos e independientes, americanos que reniegan de toda tradición y se labran su propio destino. Lo mismo sus arquetipos femeninos, mujeres robustas y llenas de peligro y curvas.
Todo ese mundo, que en sus ilustraciones aflora de forma natural, parece un tanto constreñido en sus comics. Más allá de la evidente influencia de Foster, perceptible en el entintado, los escenarios y gran parte de los secundarios, sus viñetas apenas consiguen contener la desbordante energía de sus personajes, en este caso ese White Indian a quien acompaña el pequeño Tipi. Toda su gestualidad y acciones es excesiva, casi fatigosa, Frazetta no le da tregua, siempre parece actuar (como diría Kirk Douglas) sobre la punta de sus pies.
Más allá de esa extraña relación entre el maduro hombre blanco y el jovencito indio, amigo del alma al que no abandona a pesar de recibir ofertas de rubias muy sexys, el tebeo ofrece todo lo que cabría esperar de una gran serie de aventuras como esta: acción a raudales, buenos sentimientos, violencia desatada, grandes escenarios y un dibujo primoroso con un entintado increíble. Las historias transcurren en esa América a punto de ganar su independencia de Inglaterra, así que salen los habituales indios de peinados exóticos, los malvados franceses, el noble Washington y los despiadados ingleses, entre tantos otros estereotipos sacados de cualquier novela de la frontera. Para redondear el producto se ofrecen algunos relatos más dibujados por Frazetta, westerns, páginas bélicas y, sobre todo, un maravilloso cuento de hadas con un dibujo delicadísimo. Para disfrutar sin reparos.