viernes, 1 de noviembre de 2013

SUPERCROOKS. EL ATRACO de M. MILLAR & L. YU

Supercrooks. El atraco de Mark Millar y Leinil Yu, edita Panini comicsPanini, 2013.

128 páginas, 15 euros

TEMAS DE MODA


Nos llegan dos obras firmadas por guionistas de reconocido prestigio. Sofisticado uno y más populachero el otro, pero casi siempre interesantes.


De Moore hace ya años que aprendimos a desconfiar. Aunque es un personaje impredecible y todavía puede darnos sorpresas tan agradables como su Neonomicón, un morboso y perturbador homenaje a Lovecraft. En este caso no está tan acertado. Fashion Beast es el clásico proyecto fallido, hijo de mil leches, todas ellas aparentemente cortadas.

Fashion Beast de Allan Moore, edita Panini Comics Según se nos explica en la contra, el concepto original fue del conocido agitador musical Malcolm McLaren. Pretendía convertirlo en película y encargó a Moore el guión para un film que nunca llegó a realizarse. Ahora se recupera ese argumento en formato cómic. La historia transcurre en una de esas realidades alternativas pero cercanas que tanto le gustan al viejo barbudo. Una sociedad miserable y llena de desigualdades sobre la que construye una retorcida metáfora ambientada en el mundo de la moda. Eso le permite jugar con los contrastes extremos. Por un lado el lujo absoluto de la alta costura, por el otro la miseria y degradación de las calles. El héroe es un arribista que supera todas las dificultades para alcanzar una cima desde la que contemplar, en la distancia, la podredumbre de la que intenta huir. Por el camino hay citas al Fantasma de la ópera y hasta a la Bella y la bestia. Contiene algunas secuencias imaginativas aunque en general se estira innecesariamente y el dibujante no acaba de estar a la altura. Moore juega con la ambigüedad sexual de sus protagonistas, con una modelo cuyo aspecto masculino nunca sabemos del todo si obedece a exigencias del guión o a la torpeza del artista. Esa poco convincente traducción visual resulta extraña y entorpece la narración. Se lee con tanta facilidad como se olvida.


En cuanto a la versión de Mark Millar de Ocean’s eleven con supertipos, tiene un primer y evidente problema: su grafismo. Leinil Yu dibuja poses chulas, supongo que no es mal dibujante, pero sí que resulta inadecuado para esta historia, no es buen narrador y sus acabados son de un feísmo que nos aleja del aire frívolo y molón de la peli de Clooney. La acción transcurre en una España aparentemente poco documentada y nos cuenta el típico robo imposible, respetando todas las normas del género. Se recluta al equipo, se presenta al malo malísimo, se enfatizan los aspectos débiles que pueden arruinar el plan y se revelan partes de la estrategia ocultando otras para sorpresa del lector. Millar es lo bastante hábil como para no cometer errores graves aunque al relato le falta fuerza y no abundan las ideas originales. Sí que encontramos el humor y la violencia salvajes que caracterizan al guionista. Sobre todo en las escenas que protagonizan los hermanos irlandeses indestructibles. Pero no pasa de ser un divertimento sin mucha chispa.

Viñeta de Supercrooks de Mark Millar y Leinil Yu, Edita Panini Comics
En ambos casos el color digital tiene una presencia excesiva, con predominio de tonos grises y una oscuridad que roza lo siniestro. Creo que la aparente voluntad de muchos coloristas de forzar un naturalismo tan volumétrico como atmosférico no ayuda a dirigir la mirada del lector, que se queda atascado entre brillos, sombras y difuminados. Alguien debería de recordarles lo de que menos es más. Al menos de vez en cuando.