jueves, 1 de julio de 2010

EL FIN DE LA AVENTURA

RIP Frazzetta Williamson

Recientemente se producía la muerte de dos gigantes del dibujo realista, dos titanes del tebeo que marcaron toda una época en el género de aventuras. Intentaron reproducir el tipo de material que les había fascinado de críos, las grandes películas de los años treinta, incluyendo los seriales, y dos referencias en el campo del cómic, que ayudan a explicar sus respectivos estilos: por un lado el Foster de Tarzan y Prince Valiant y, por el otro, el Raymond de Flash Gordon.


Tanto Frank Frazetta como Al Williamson fueron talentos precoces, trabajaron como profesionales casi desde su adolescencia. Williamson se puso a colaborar en las tiras del Tarzan de Hogarth mientras algunos futuros compañeros todavía asistían a sus clases en la ahora conocida como School of Visual Arts, en NY.

Pronto formaron un grupito, el Fleagle Gang, donde compartían trabajo, aficiones y diversión. Sus integrantes se cuentan entre lo más distinguido del dibujo clásico de aventuras: Frazetta y Williamson, por supuesto, pero también Roy Krenkel, Angelo Torres, Nick Meglin y George Woodbridge. El independiente Wood era considerado un miembro honorífico.


A lo largo de los 50 se forjaron una reputación, con historietas donde se esforzaban por conseguir un realismo de base fotográfica, sazonado con un movimiento barroco y extremo en el caso de Frazetta y un clasicismo muy elegante en el de Williamson. Los dos recorrieron el camino de las historias cortas de temas variopintos en esos difíciles años y luego sus carreras se separaron. 


Frazetta languideció haciendo de negro para Al Capp en Lil Abner para más tarde abandonar prácticamente los tebeos y dedicarse a la ilustración. Con todo, sus portadas para las revistas de Warren o para las novelas de Conan han supuesto una gran influencia en posteriores artistas de comics. Consiguió cierto reconocimiento artístico que le llegó desde Hollywood, con actores como Eastwood encargándole trabajo y coleccionando su obra. Se montó su propio museo en casa y en sus últimos años se dedicó a arruinar trabajos anteriores, retocándolos hasta la exasperación kistch. Para conocerlo mejor, les recomiendo que revisen el documental que acompaña la película que perpetró Bashki, inspirándose en sus mundos. Tigra (Fire and Ice) no vale nada, pero el corto biográfico de Frazetta está muy bien.

Williamson permaneció fiel a los comics, aunque en su carrera también saltó de un lado a otro. Realizó innumerables tiras de prensa, entre las que destaca Agente Secreto X-9, con guiones de Goodwin. Podemos citar su contribución a Star Wars. No soló adaptó algunas de las primeras películas, también se hizo cargo de la tira de prensa por un tiempo. Pero sin duda su héroe favorito fue Flash Gordon. Aunque en su momento no pensaron en él y cayó en manos de Dan Barry, pudo resarcirse en innumerables ocasiones de este desaire profesional. Recientemente se editaba un libro que agrupa su contribución al personaje, con momentos tan destacados como la miniserie que realizó con guiones de Schultz, otro de sus seguidores y amigo.


Al contrario que Frazetta, Williamson podía resultar un poco estático. Pero siempre era elegante y su entintado tenía la grandeza de los clásicos. Quizás por eso en los últimos años trabajó sobre todo sobre los lápices de otros. En realidad no necesitaba el dinero. Pronto comprendió el valor de las obras que le rodeaban y empezó a coleccionarlas. Siendo casi un crío en la editorial le dieron una hoja para envolver un bocadillo, tuvo la curiosidad de guardar aquel papel antes de que acabara en la basura, como era habitual. Muchos años después, todavía colgaba en las paredes de su casa. Era la famosa plancha del Príncipe Valiente en la que el héroe hace frente a un ejército de enemigos sobre un puente de piedra, un auténtico icono de la historia del comic.

Al principio a Williamson no le gustaba su propio entintado y procuraba que algunos de sus colegas, como Frazetta o Wood se hiciesen cargo de él. Cuando Wood, mucho más limitado en el campo del dibujo, reconocía sus carencias, decía que nunca sería “un dibujante de verdad, como Al Williamson”.