DÍA DE LOS MUERTOS EN TEBEOLANDIA
Richard Corben murió en 2020, Miguel Gallardo en 2022 y a finales de julio nos abandonaba Juillard. Pero, como todos ellos eran grandes dibujantes, nos han dado algunas sorpresas póstumas.
Cuaderno de verano
MultistudioBooks, España, 2023
64 páginas, 14 euros
Gallardo ya había publicado en vida varios cuadernos de dibujo, agrupando algunas de las imágenes que facturaba obsesivamente. Tras su muerte, sus familiares y amigos se enfrentan a una montaña de libretas llenas de dibujos varios, que se han propuesto agrupar. De manera natural, han comenzado por el tema del mar y las piscinas, espacios a los que Miguel era muy aficionado y que visitaba siempre acompañado de libreta y boli. Vaya por delante que la edición es maravillosa, con una reproducción excelente de los originales, así que por momentos tenemos la sensación de estar hojeando un cuaderno de Gallardo “de verdad”. Lo siguiente que llama la atención es, por supuesto, la frescura y la desvergüenza de los dibujos. Completamente centrado en la figura humana y sus múltiples variaciones, el autor subraya algunas peculiaridades y luego sortea los problemas anatómicos con elegancia. Lo que nos lleva a la tercera razón para adquirir esta pequeña joya, como es el humor de Gallardo. No son historietas pero tampoco solo ilustraciones, muchas van acompañadas de pequeños textos, comentarios graciosos que aportan una dimensión suplementaria al conjunto. Se nos permite entrar en un universo apacible de sol y playa, un paraíso encantador donde, como nos recuerda uno de los textos “los directores de banco en bañador parecen igual que el resto de la gente”.
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ECCComics, España, 2024
168 páginas, 28,50 euros
El inédito de Corben no es tan afortunado. Su “Mundo turbio” se publicó primero por episodios en B/N en Dark Horse y a nosotros nos ha llegado completo y en color. Todos los fans ya nos lo hemos comprado y tenemos una nueva muestra del arte del maestro, que brilla como siempre en la representación de las texturas, en pieles, telas o rocas y en el empleo de unos colores sorprendentes, donde ya contaba con la ayuda de su hija Beth. Tiene una escena de terror muy convincente, la protagonizada por la giganta de un solo ojo y yo diría que poco más. En el terreno del dibujo presenta muchas de sus manías de la última etapa. Caras y cuerpos que parecen distorsionados con Photoshop, mujeres de pechos exageradamente caídos, una composición de viñetas decorativa y sin mayor interés narrativo... Obviamente, estos son aspectos menores cuando se cuenta con un grafismo tan poderoso como el de Corben. Pero no lo son tanto cuando el guión es tan irregular como aquí. Más allá de algunas ocurrencias bien construidas, todo parece precipitado, improvisado. Tenemos al personaje en tal situación, lo trasladamos a la siguiente escena y luego ya veremos. Hay una cierta atmósfera pero en un conjunto sin unidad ni fuerza dramática. Corben produciendo en automático. Eso sí: bonitos bocetos.
Y así quedamos a la espera de Juillard. Me imagino que un editor rescatará alguna obra inédita o publicará alguno de sus libros agotados. Como en los casos anteriores, da un poco igual al tratarse de creadores que nos lo han dado ya todo. El dibujante francés partió de un clasicismo inicial para alcanzar una progresiva depuración caracterizada por un dibujo cuidadoso, con una precisa atención al detalle de escenarios y personajes. Era un gran trabajador y una persona sencilla y encantadora, como demostró en su visita a Palma hace dos años, cuando tuve el honor de entrevistarle. Comentamos cómo su trabajo cambiaba al ilustrar los guiones de tal o cual autor. Por supuesto, si van a repasarlo, no se pierdan sus colaboraciones con Yann, Senté o Christin. Nos acompañarán durante muchos años. ¡Descanse en paz!
