146 páginas. 19,90 euros
NO CONVIENE TENER MIEDO
Ignoro cómo el dibujante Asaf Hanuka llegó a juntarse con Roberto Saviano o porqué este último decidió poner en marcha una novela gráfica, en lugar de un ensayo o un documental.
Hace una década se publicó “KO en Tel Aviv”, un recopilatorio con historias cortas de Asaf Hanuka. Allí demostraba su talento con un dibujo realista que a mí me recordaba al de Kevin Nowlan. Al mismo tiempo, exhibía una tendencia surrealista que le llevaba al borde del delirio gráfico, distorsionando su estilo para adaptarlo a sus ocurrencias visuales. Sin duda era la persona ideal para este proyecto. La cuestión es que han unido sus fuerzas para crear un volumen donde el italiano explica cómo ha sido su vida desde que se le ocurriera denunciar las actividades de la mafia en la famosa “Gomorra”. Hace una declaración al principio que define muy bien la obra. Hay dos tipos de historias: aquellas en las que el héroe vence y aquellas en las que el héroe muere. Y esta no pertenece a ninguna de las dos categorías. En ese limbo entre la victoria moral y la muerte lleva instalado Saviano desde hace quince años. Y no parece una situación cómoda ni fácil de asimilar.
Hanuka es el perfecto compañero para este primer viaje por el fumetti del narrador italiano. El dibujante encuentra siempre la forma más visual posible para explicar los diferentes planos de la realidad que se describen. A veces a través de entrevistas o reconstrucciones de los hechos, otras con metáforas visuales, aquí con viñetas, allá con imágenes a toda página. Siempre con un color muy funcional y reducido, que va cambiando de capítulo a capítulo y que ayuda de forma narrativa a transmitir las ideas del texto. El mejor ejemplo lo encontramos en esa fundacional escena del crimen, cuando el joven Saviano contempla su primer asesinato. El sicario descubre a su víctima, escondida bajo un coche, por el reguero de orina que lo delata. A ese primer líquido amarillo le sigue otro rojo, cuando el asesino lo liquida. La conclusión del niño Saviano es tremenda. Murió porque se meó de miedo, por tanto no conviene tener miedo.
El resto es historia. Una historia terrible, de soledad y desprecio. No solo la lógica inquina de la mafia que le condena por sus denuncias. Sino de todos los demás, los que miran hacia otros lados, los que prefieren seguir con sus vidas y que les dejen en paz… Es un documento desolador y deprimente, nos habla de zonas de guerra en países que suponemos democráticos y civilizados. Pero solo en apariencia. También del vacío que las amenazas tejen alrededor del protagonista. Escalofriante el relato de cómo su hermano tuvo que irse a vivir lejos de su casa, o la imposibilidad del autor de mantener una relación romántica estable, ya que no puede fiarse de nadie.
En algunos momentos el ritmo de la obra puede fallar pero da lo mismo. Es tal su carga moral, es tan fuerte el peso de la denuncia de Saviano que nada se le puede echar en cara. Se sabe parte de ese pequeño ejército de muertos en vida, al que también pertenece Salman Rushdie, un autor al que cita: “No nos creerán si no nos matan”. Héroes civiles que no se resignan a la ley de la fuerza. Les debemos mucho, no conviene olvidarlo.