Norma Editorial, Barcelona, 2021.
150 páginas, 25 euros.
EL MUNDO AL REVÉS
Conocía a Lafebre por su serie “Los buenos veranos”, escrita por el belga Zidrou. Ahora se presenta como autor completo, de dibujo y texto, con una larga historia de amor.
Mantiene los impecables y elegantes rasgos que le caracterizan. Un dibujo con referencias al mundo de la animación, expresivo y sensible, con especial interés por las emociones y los sentimientos y además un color espectacular que firma en colaboración con Clémence Sapin. En muchos momentos sus mejores gamas nos recuerdan al Pellejero de Dieter Lumpen. Y eso es bueno. Pocas pegas se le pueden poner al grafismo, aunque a mí me empachan los humos que salen de los cuerpos de los personajes, un recurso visual para expresar cambios de humor, enfados o crisis nerviosas.
El guión plantea un desafío bastante impresionante: contar la historia al revés. El primer capítulo nos ofrece el final, en el siguiente descubrimos lo que pasó un poco antes y así sucesivamente. El último capítulo es el primero y además lo cuenta en orden inverso. Para rematar esta peculiar faena, las dos viñetas finales coinciden con las dos iniciales, muchos años después, o antes, según como se mire. No es tan complicado como suena. La estructura está bien resuelta y permite al lector situarse respecto a los hechos que componen el relato. Por ejemplo, asistimos a la construcción de un puente en orden inverso. Primero ya finalizado, luego en obras, más allá cuando se desplaza al último inquilino antes de iniciar los trabajos, etc. La factura de todo lo que hace Lafebre es impecable. Sale bien parado de su desafío temporal y su dibujo y puesta en escena aportan una innegable gracilidad a los personajes y su historia. Todo es encantador y hay páginas de un indudable atractivo. Como la portada, con esa imagen al revés de los protagonistas reflejados en un charco, con sus paraguas fundidos por la distorsión de las ondas conformando un discreto corazón. No es un producto despreciable, más bien al contrario, contienen muchos elementos respetables.
A mí me falla lo esencial: la historia de amor. Se trata de un trío, un asunto abordado por la literatura y el cine en incontables e inolvidables relatos. La versión tradicional es necesariamente dramática. Si alguno de los esposos mira en otra dirección debe sufrir un fin a la altura de tan perverso pecado. Por otro lado, sabemos que los amores más apasionados siempre aparecen al margen del matrimonio. La transgresión y la brevedad suelen ser buenos estímulos para la pasión. En todos los casos el trío se plantea como factor que adereza el conflicto. Escarlata ama al petimetre de Ashley que solo tiene ojos para la sosísima Melania. Así que el problema de la propietaria de Tara es que no le permiten consumar su anhelado triángulo. Rick en “Casablanca” descubría que su gran historia de amor era realmente un trío. Y su oponente un héroe de la resistencia al que no podía odiar y a quien Ingrid Bergman no podía abandonar, en una muy sutil trama de deseos en liza, con el amor y la política (o mejor, los principios) debatiéndose en las cabezas de los protagonistas. Y el sacrificio como gran acto de amor final.
Nuestra moral actual tiende a burlarse de estas menudencias. El matrimonio no es un espacio sagrado sino simplemente un papel que puede romperse, como toda relación, por tanto la aparición de segundas, terceras, cuartas o quintas personas no debería de suponer ningún problema. Y es algo así lo que se propone aquí, con el añadido del platonismo de la distancia. La joven pareja de enamorados tiene un encuentro apasionado pero luego sus destinos los llevan por caminos diferentes. Él se va por ahí de marinero y ella se convierte en la alcaldesa del pueblo. Él tiene una novia en cada puerto y ella se casa. Cada cierto tiempo se llaman y hablan por teléfono. Y al marido de ella le va bien, lo que la haga feliz. Incluido ese amante casi fantasmal.Tanto buen rollo ¿qué consecuencias tiene? Pues que la cosa tenga muy poca garra. Todo es muy mono, ellos son muy simpáticos, pero nada de lo que les ocurre tiene la menor chispa dramática. Léanlo y espero que les guste y que les parezca tierno e inolvidable. Yo no consigo que los personajes me interesen ni una pizca.