viernes, 27 de septiembre de 2019

MR. MILAGRO de TOM KING y GERADS COMIC

Mr. MIlagro de Tom KIng y Mitch Gerads, un comic de superhéroes
ECC, Barcelona, 2019.
344 páginas, 33,25 euros

EL REY DESNUDO
Si un autor ha sido recibido en los últimos años como la gran esperanza blanca, ese es sin duda Tom King. Muchos calificaron su “Visión” de comic imprescindible, luego escribió sobre la boda de Batman y ahora nos llega este “Mr. Miracle”.


En Internet hay quien define la obra como “el nuevo Watchmen”. Supongo que es un halago. King ha ganado no sé cuántos Premios Eisner y parece el encargado de renovar el polvoriento género de los superhéroes. Desde que libreros y aficionados empezaron a hablarme de él, he probado a leerlo en diversas ocasiones sin demasiada fortuna.
Me acerqué en su momento al primer episodio de “La Visión” y no encontré nada que me invitara a continuar con la lectura. Luego le hinqué el diente a una saga galáctica que había escrito y que tampoco dejó huella en mí. Lee Weeks le acompañó en un episodio de Batman con otros personajes de la Warner. Gran dibujo, guión olvidable. Me asomé a un episodio de la boda de Batman y no le vi la gracia. Así que, cuando este año sacaron el recopilatorio de “Mr. Miracle”, después de que lo llenaran de premios en San Diego, me dije: “esta vez me lo trago entero”. Quería descubrir qué tenía King que fascinaba a todo el mundo. Ha sido un infierno.

Comprendo que la obra pueda gustar a alguien. También “Modern Family” tiene seguidores pero eso no la hace más soportable. Y creo que esa es una buena calificación para el trabajo de King. No es que sea bueno o malo, es que es insufrible. Una buena parte de la crítica babea con él porque intenta darle la vuelta a muchos de los tópicos que definen el género de los superhéroes.

     
Curiosamente, haciendo eso repite lo que Stan Lee se pasó toda la vida afirmando que había aportado a Marvel: una visión más realista. King intenta lo mismo así que ahí tenemos al héroe, con su mujer Big Barda haciendo el amor un episodio sí y otro también. Luego añade el número del parto y las sucesivas aventuras con el bebé ¿Qué es el Ragnarok al lado de un niño sin su biberón?

Mr. MIlagro de Tom KIng y Mitch Gerads, un comic de superhéroes
Tradicionalmente la presencia de elementos cotidianos actuaba como contrapunto de sucesos más heroicos, una pauta que inició Ditko en Spiderman y ha tenido constantes relecturas. Por ejemplo en clave humorística, como La Liga de la Justicia de Maguire y Giffen. O de manera más dramática y seria en el “Batman año I” de Miller y Mazzuchelli. Con King la sensación es “hay una guerra interestelar donde miles de personas son masacradas pero ¿qué importa eso si mi bebé ha dicho sus primeras palabras?”. El guionista intenta ser tan ingenioso e irónico que al final casi nada tiene importancia. A ello se une una puesta en escena terriblemente desafortunada y, lo que es aun peor, muy pelmaza. Gibbons tomó la retícula de 3x3 viñetas que usaron en “Watchmen” de Kurtzman.
Según me comentó hace años, “Intentábamos copiar todos los trucos que podían funcionar”. Otros lo habían usado en la E.C. y muchos lo recuperaron en los ochenta. La pauta favorece una cierta sensación de regularidad y les va bien a ciertos dibujantes. Pero no es el caso. Pronto se produce el “efecto mosaico” y, cada vez que se vuelve a ver la misma estructura de página la sensación es de aburrimiento. Se siente una necesidad casi física de que alguien tenga el sentido común de acabar con esa reiteración. En las escenas bélicas es singularmente irritante. Los bocadillos nos hablan de peleas sangrientas y la estructura visual ni se inmuta. Gran lección de narrativa. Lógicamente el dibujante no es Gibbons y no aporta su riqueza documental en fondos y expresiones. A veces los personajes parecen reír cuando deberían llorar y al revés. Lo llaman realismo. Mi escena irritante favorita es cuando la pareja comenta que la canción que sonaba cuando se conocieron eran los lamentos de los condenados en los pozos infernales. Así que la ponen y, mientras suenan los gritos de los desgraciados, ellos dos se parten de risa. Pues así todo.

No puede haber drama ni épica si no hay una construcción de personajes creíble. King no está en eso. Lo suyo es emplear dos páginas en hablar de Descartes, en ofrecer un plano del bebé desde dentro del útero de su madre y en cualquier cosa que suene a provocativa o moderna. No considero que el legado de Kirby sea inviolable. Si King hubiera cogido a sus personajes y nos hubiera entretenido con ellos dándoles la vuelta, me habría parecido fantástico. Pero tiene muy poco nuevo que ofrecer. Nada que justifique la ingente cantidad de páginas que emplea para contar más bien poca cosa. Su desprecio hacia los aspectos narrativos más elementales convierte la lectura en una verdadera agonía. Un tebeo solo para pedantes con inclinaciones masoquistas..