viernes, 4 de enero de 2019

KILL OR BE KILLED de BRUBAKER y PHILLIPS

Panini, 2018.
128 páginas, 16 euros

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

De repente las librerías se han llenado con las obras completas del guionista Ed Brubaker y el dibujante Sean Phillips. Lujosos tomos llenos de impactantes dibujos y un sugerente color.



Todo tiene buen aspecto. El dibujo es sólido, lleno de sombras y con una apariencia casi fotográfica, muy noir. A mí el trabajo de Phillips me recuerda a Williamson (de quien se acaba de reeditar su imprescindible Agente X-9), con algo de Gray Morrow y del Bruce Jones dibujante, que también era muy deudor de las referencias fotográficas.

Notamos una narrativa de aire clásico y contenido, con una estructura de página que no evita ciertos atrevimientos compositivos. Y sus coloristas siempre son buenos y climáticos, redondean unos productos que dan ganar de comprar. Sin embargo, me resistí a adquirir los dos gruesos recopilatorios de Fatale. Recordaba haber leído algo de estos creadores, pero permanecía muy desdibujado en mi memoria. Y eso no suele ser una buena señal.



Finalmente me decidí por dos de los últimos tomos que les han publicado: Incógnito y Kill or be killed. Y entonces lo comprendí todo.

No supongan que estos dos autores son unos negados. Más bien todo lo contrario, se nota cómo se esfuerzan por ofrecer un producto de calidad.

En el caso del dibujo, Phillips es muy grande con las ambientaciones y la iluminación. Su escuela es tradicional y no conoce atajos, dibuja hasta la última sombra y la más pequeña arruga. El problema es que no supedita esos juegos lumínicos a la narración.

En Incógnito se acaba el comic sin que tengamos muy claro qué aspecto tiene el protagonista ya que el dibujo se empeña en representarlo siempre con sombras cruzándole la cara. Esto resulta muy irritante. Lleva el peso del relato y nos cuesta seguir a un tipo cuya apariencia no tenemos clara. En Kill or be killed pasa algo parecido. Phillips es impresionante en el entorno de los personajes, pero frío en las actuaciones de sus héroes, lo que como lector me saca de lo narrado.

Sumen a ello los guiones de Brubaker. Como en la parte gráfica, no puede decirse que sean malos. Al contrario, plantean situaciones interesantes, hay juegos con los tiempos, profundas reflexiones sobre la naturaleza del bien y el mal, relaciones adultas entre hombres y mujeres… Todo es tan clásico y bien construido como el dibujo. Deberíamos sentirnos como si paseáramos de la mano de Humphrey Bogart o James Cagney. Pero no es así.

En Incógnito se nota más. Se nota la tesis, la voluntad de establecer un discurso sobre los grises, contra la idea de la pureza del bien o del mal, la misma murga que muchos guionistas (sobre todo ingleses) nos llevan dando desde Watchmen. Lo siento, pero ya me lo sé. Los buenos no son tan buenos como aparentan, tampoco los malos, etc. En Kill or be killed creo que consigue diluir su cháchara en una aventura más interesante, también con un dibujo mejor y una estructura de plancha llamativa. Con todo, vuelvo a tener la misma sensación que con el dibujo: noto el esfuerzo, la voluntad de hacerlo bien para que tenga buen aspecto. Nada que objetar, esa debería de ser la voluntad de todo artista. Pero, como añadiría Degas, “lo más importante es que luego esa dificultad no se note”.

En resumen, los productos de la pareja Brubaker-Phillips me parecen dignos y bien fabricados. Pero yo tardaré bastante en comprarme otro de sus libros. Me resultan previsibles y sin ritmo, faltos de énfasis y con personajes poco humanos, construcciones intelectuales carentes de emoción y vida.