A estas alturas del año ya hemos leído algunos de los mejores comics de 2016. Pero todavía quedan algunas rarezas sueltas, piezas de difícil clasificación que no deberían de pasar desapercibidas.
TEBEOS NO TAN NUEVOS NI TAN VIEJOS
Que no, que no me muero de María Hernández Martí y Javi de Castro
Una impecable reflexión sobre el cáncer servida a través de un dibujo de narrativa minimalista en la onda de Chris Ware. No es la primera vez que se nos ofrece una versión de primera mano de los destructivos efectos de la enfermedad, ni la primera en clave de humor. Pero, pese al tema, es un tebeo bonito y de agradable lectura.
Democracia de Alecos Papadatos, Abraham Kawa y Annie Di Donna.
Los autores de Logicomix buscan refuerzos para contarnos el nacimiento de la democracia. El dibujo tiene garra y el tema es extremadamente interesante. Pero de alguna forma se pierden en el desarrollo y, aunque cuentan con un gran final, supone un verdadero esfuerzo llegar hasta él.
Aquí vivió de Isaac Rosa y Christina Bueno.
Era inevitable que en un momento en que los desahucios impulsan carreras políticas y copan minutos de televisión alguien los emplease como tema para un comic. Lástima que a las buenas intenciones no les hayan sumado algo de talento.
Fenix de Osamu Tezuka.
No podía dejar que la tremenda saga del maestro Tezuka concluyese sin al menos señalarlo. Con el Tomo doce desborda la frontera de las tres mil páginas dedicadas a un trabajo desmedido e irregular pero lleno de grandeza. Cualquier cosa podía pasar en las páginas de Fénix y en cualquier momento. El Disney japonés es imprevisible y torrencial y su lectura siempre recomendable.
¡Socorro! ¡¡Mi madre tiene Facebook!! de Carles Ponsí.
Simpático y sin pretensiones. La madre del autor emplea un lanzallamas para encender el ordenador y dice Yusuf en lugar de YouTube. Resulta fácil identificarse con esa señora incapaz de estar tecnológicamente actualizada pero que sin embargo emplea con entusiasmo todos los nuevos juguetes que el hijo pone a su alcance. ¿Mi chiste favorito? Cuando la madre le manda un mensaje al móvil de su hijo… para explicarle que se lo ha dejado en su casa.
Hellblazer de Jamie Delano.
Alan Moore había creado al personaje de John Constantine, un detective de lo sobrenatural con los rasgos de Sting que hacía de maestro jedi para la Cosa del Pantano. Alguien pensó que tenía posibilidades y lo lanzaron en una serie propia. Los primeros números los escribió Jamie Delano y fueron dibujados por John Ridgway. Las enloquecidas ocurrencias del guionista alcanzaron tal nivel de depravación que el ilustrador acabó abandonando la serie, ausencia que se acusó de forma notable. Este recopilatorio permite disfrutar de aquella primera etapa, con episodios realmente antológicos y dos extras muy jugosos: el excepcional “Santo maldito”, con dibujo de Talbot, y los números de The Horrorist, con arte de David Lloyd.
Flash Back en negro de Manel Gimeno.
Los tebeos de Cordelia, la editorial que firma esta recuperación, ha establecido varias líneas de trabajo muy diferentes. Por un lado reeditando clásicos imprescindibles, como es el caso de los volúmenes que ha dedicado a McCay o a Herriman, por el otro apostando por autores jóvenes, como en el tebeo sobre Joselito firmado por Jose Pablo García, y finalmente rescatando del olvido a creadores raros o no muy populares, como hicieron con Javier de Juan y ahora con Gimeno. El tomo agrupa las historias de un detective en la onda de Blade Runner, una serie de negra con toques de ciencia-ficción muy típica de los ochenta y que cuenta con el interés añadido de que Mique Beltrán firmaba algunos de los guiones. Una verdadera rareza.
Paria de Kirkman y Azaceta.
El talento de Kirkman sigue deslumbrándonos desde las páginas de The Walking Dead y sus nuevas líneas argumentales no han decepcionado a sus seguidores, entre quienes me cuento. Quizás empiezo a notar algo más de cansancio en Invencible, otra de sus series en marcha. Paria llega a su segunda entrega y, aunque el color sigue siendo muy agradable, al dibujo le falta cierta fuerza narrativa. Con todo tiene sus momentos y si necesitan una dosis extra de Kirkman aquí pueden conseguirla.
Macanudo 11 deLiniers.
Es habitual olvidarse de series que llevan años en marcha como ésta. E injusto. Si aplaudí en su momento la aparición de este humorista argentino ahora debo rendirme ante su capacidad para renovarse y mantenerse fresco después de tanto tiempo. Siempre incluye algún chiste realmente bueno. Como el de Han… Solo.