304 páginas, 22 euros.
¡HAZ REÍR!
Paul Johnson nos sorprende con un volumen dedicado a los genios del humor, entre los que sobresalen varios creadores gráficos.
Los que ya hayan leído sus otros volúmenes (Intelectuales, Creadores o Héroes) sin duda se habrán precipitado a comprar este nuevo libro. Como en los anteriores el conocido periodista repasa las vidas de un conjunto de personajes que considera representativos para ilustrar el concepto que emplea como título. Intelectuales es uno de mis libros de referencia y creo que deberían recomendarlo en los Institutos. Héroes es igualmente bueno y Creadores contiene capítulos realmente antológicos, como el que dedica a Picasso y Disney, unas imposibles vidas paralelas que no obstante Johnson articula con una habilidad pasmosa. En todos ellos demuestra su dominio de la información y su capacidad para emplear enfoques nuevos en asuntos aparentemente muy trillados.
En fin, a mi Johnson me vuelve loco así que cuando Humoristas llegó a las librerías no tardé en hacerme con un ejemplar, que he conseguido devorar estas Navidades. Su apartado sobre Chaplin es tan bueno que luego tuve que zamparme una autobiografía de Sennet que hacía años rondaba por casa, para permanecer un poco más en los mundos explorados por el maestro. Tanto en la versión de Johnson como en la de Sennet sorprende el énfasis en la precisión. Podríamos fácilmente suponer que el humor es cosa de tipos brillantes que improvisan con gracia y aparente facilidad. Y que los ensayos y la disciplina son terrenos ajenos al humor. Pero no es esa la idea que transmiten los expertos. Al contrario, se insiste en “el número” y en cómo Chaplin, Langdon, Keaton y compañía practicaban “su número”. Una y otra vez, hasta que les salía perfecto.
Johnson repasa clásicos del humor que proceden de ámbitos tan diversos como la literatura, el cine o la pintura. De antología su capítulo dedicado a Dickens, o el de Chesterton. Y su definición del humor, que adelanta en la introducción y desarrolla a lo largo del libro. Por supuesto, a los amantes del humor gráfico la obra les depara no pocas sorpresas. Eran de esperar capítulos dedicados a dibujantes tan dotados como Hogarth, Rowlandson o Lautrec. No son tan habituales las reseñas sobre los dos primeros, auténticos creadores del moderno lenguaje secuencial y a quienes algunos dibujantes actuales como Talbot ya han rendido un merecido tributo. Son biografías que se disfrutan de cabo a rabo, por la densidad de los datos y la habilidad de Johnson para engarzarlos en un discurso tan sugerente como entretenido.
Más sorprendentes son los capítulos finales. Mientras nos cuenta la vida de algunos cómicos americanos e ingleses, el autor nos permite echar un vistazo a la historia de dos revistas tan míticas como el New Yorker y el Punch. No sólo eso, por el camino menciona a algunos de sus directores artísticos, como el gran Rea Irvin, o se detiene en los gags de sus creadores más conocidos, como el genial y atrevido Arno, en mi opinión el mejor dibujante humorístico de todos los tiempos. El libro aumenta nuestra comprensión del fenómeno de la prensa humorística en Inglaterra y ofrece no pocas pistas sobre algunos de sus autores.
Por supuesto también se cita a los hermanos Marx, a Wodehouse o a Waugh, todo ello salpicado con las habituales anotaciones de Johnson: “Cuando le conocí…”. ¡No deberían perdérselo!