viernes, 11 de mayo de 2012

ESCENAS DE UN MATRIMONIO INMINENTE de TOMINE

Escenas de un matrimonio inminente de Adrian Tomine, edita Sin Sentido comic alternativo, boda
Sin sentido. Madrid, 2012.
54 páginas, 10 euros.

RECUERDO DE UNA BODA


Adrian Tomine se dio a conocer a principios de los noventa como una de las promesas indie de la revista Drawn and Quarterly, una de las cabeceras míticas de la vanguardia comiquera.


A España llegaron sus historias cortas de la serie Sonámbulos, publicadas originalmente en Optic Nerve y aquí por La Factoría de Ideas. En 2005 su recopilatorio Rubia de verano, editado por La Cúpula, repetía parte de lo publicado añadiendo una nueva pieza. Su narrativa era tan fría y distante como su dibujo, de aspecto mecánico y aparentemente sin estilo. Sus historias nos hablan de la soledad en la gran ciudad y de la ausencia de verdaderas relaciones personales y sentimientos que animen nuestra triste vida. Estaban pobladas por jóvenes perdedores que expresaban una tremenda angustia vital y un desesperante vacío existencial. Nada nuevo por otra parte, coincide con la visión adolescente y dramática que tantos otros jóvenes valores antes que él han empleado y en algunos casos mantenido a lo largo de toda su carrera. Clowes prácticamente ha jugado siempre con esas cartas y, en una clave mucho más onírica, también Burns.

A favor de Tomine estaba que su frialdad al menos le evitaba comportarse como un llorón quejumbroso. Sus lamentaciones eran casi informes forenses, levantaba acta de situaciones sin salida que no juzgaba, sólo las contemplaba desde fuera, clausurando sus relatos con finales habitualmente abruptos. Su ausencia de sentimentalismo lo emparentaba también con otros talentos como Brown, aunque éste tiene más sentido del humor que Tomine. O eso pensaba hasta ahora.

En su última entrega Tomine abandona a sus estudiantes tristes y currantes de suburbio para hablar de sí mismo. En la medida, claro está, en que muchos de sus cuentos anteriores no escondieran una autobiografía disimulada. Pero el humor, que permanecía casi ausente de su obra, preside este pequeño volumen. En realidad, antes que un comic Escenas de un matrimonio inminente es un souvenir, uno de esos recuerdos que se entregan a los invitados de las bodas. Ya saben a qué me refiero: galletitas, perfumes, licores y demás baratijas que se empaquetan con mejor o peor fortuna y se sellan con alguna tarjeta que recuerda el evento. En el curso de la fiesta se reparten entre los asistentes. Pues bien, Tomine y su señora deciden que en lugar de las habituales chucherías podían regalar un comic. Y eso es lo que hacen.

Escenas de un matrimonio inminente de Adrian Tomine, edita Sin Sentido viñeta pareja bailando

Esta pequeña joyita agrupa las andanzas de la pareja durante sus preparativos nupciales, con un tono casi de comedio romántica que no desentonaría en muchas miniseries televisivas. Los asuntos tratados incluyen el diseño de la tarjeta de invitación, la elección del D.J. o la elaboración de la lista de invitados, entre otros banales temas. Como ven, tanto los contenidos como la narrativa se alejan mucho de las entregas anteriores de Tomine. Quienes busquen la angustia vital y la pesada atmósfera de sus trabajos pasados se sentirá defraudado. Aquí el tono es ligero y agradable y no cabe duda de que su boda le ha sentado bien. No comparto la opinión de que el matrimonio es una aberración contra natura y la familia el origen de todos los males. Tomine tampoco parece creerlo, tal es la bonhomía que transmiten sus páginas.

Si quieren pasar un buen rato, no se lo pierdan.