viernes, 13 de enero de 2023

COMICS CORTO MALTES PARACUELLOS

VIEJOS PERSONAJES
Los autores envejecen como todo el mundo. Sus personajes, en ocasiones, no. Giménez se despide de otra de sus series mientras Pellejero nos presenta una nueva aventura de Corto Maltés.


Paracuellos Carlos Giménez Comic Un hogar no es una casa Reservoir Books
Carlos Giménez
Paracuellos. Un “Hogar” no es una casa
Reservoir Books. Barcelona, 2022
140 páginas, 19,90 euros


Ya lo he dicho con anterioridad. Giménez permanecerá como uno de los autores de historietas más brillantes de todos los tiempos. No solo de este país. Creo que no somos conscientes de su grandeza. Es cierto también que en sus últimas obras ya se nota el peso de los años. Pero su trabajo siempre es respetable porque es mucho lo que le debemos. Cuento Hom, Paracuellos, Barrio o Romances de andar por casa entre lo mejorcito del cómic mundial. 
Últimamente al autor le ha dado por despedirse. Presentó la última aventura de Gringo y de Dani Futuro, que ya comenté en su día. Y ahora dice adiós a su serie estrella, Paracuellos, con la que nos impactó en los ochenta y con la que lleva emocionándonos desde entonces. A menos que le dé un parraque, dudo que ésta sea su última incursión en una saga que es mucho más que una historieta. Giménez nos cuenta su infancia, a veces con rabia, otra con nostalgia, siempre con ternura. Y de paso es un gran ajuste de cuentas con un sistema que le maltrató haciéndole pasar múltiples penurias. Para los lectores volver a Paracuellos es regresar a un terreno conocido, casi familiar. Ya hemos leído muchas de sus historias en una saga que se acerca a los diez volúmenes y que encontró una natural prolongación en otra obra tan estimable como Barrio. En este tomo 9 quizás el dibujo acusa cierta debilidad, absolutamente normal en un señor que pasa de los ochenta años. Aparte de eso se sigue leyendo con la facilidad y frescura del Giménez de siempre. No hay innovaciones ni se esperan. Nos reencontramos con esa enternecedora amistad entre iguales y esa denuncia de los abusos de gente despreciable. Se suponía que debían cuidar de unos niños a los que en realidad martirizaban. Yo no pido más.




Corto Maltés Nocturno Berlinés comic Díaz Canales Pellejero
Díaz Canales y Pellejero
Corto Maltés. Nocturno berlinés
Norma Editorial. Barcelona, 2022
88 páginas, 22 euros

Si Giménez parece plantear que sus creaciones van a morir con él, otros personajes han conseguido seguir vivos tras la desaparición de sus autores. Uno de los casos más recientes es Corto Maltés, reinterpretado por el dibujante Rubén Pellejero. Se le ha echado en cara que oculte su propio estilo y se pliegue en exceso a la réplica del original, duplicando las formas de Hugo Pratt. Su respuesta es que en su momento él ya dio su versión más personal de Corto, que se llamó Dieter Lumpen, el personaje con el que inició una carrera internacional. Y es cierto que quien desee conocer al Pellejero más auténtico no tiene más que repasar los álbumes de Lumpen. Sin embargo su presencia se hace cada vez más evidente en Corto, para disfrute de los aficionados. Sigue empleando muchos recursos de Pratt, de la estructura de página a esa planificación llena de frontales, laterales y viñetas apaisadas. Y los guiones de Díaz Canales duplican la forma laberíntica de las historias de Pratt, con gran variedad de personajes y escenarios. Nos llevan de acá para allá y por el camino se advierte de los fascismos que vienen y se salpimenta con algunas briznas de esoterismo. Creo que ambos autores se esfuerzan por convertir a Corto en un auténtico personaje, no el hierático arquetipo que conocemos. Pero se resiste. Así que en este “Nocturno berlinés” lo bueno, otra vez, está en la parte gráfica. Pellejero permite que su dibujo aflore un poco más, algo que se aprecia con claridad en los fondos, en algunas caras y en la dinámica de los personajes. Mención aparte para su absoluto dominio de las manchas negras y su interesante uso del color. Berlín en los años treinta le ofrece excusas de sobra para disparar con unos tonos saturados (rojos, verdes, naranjas, muchos violetas...) que contrastan con la pálida contención habitual del minimalista Corto. El resultado es gratificante y muy disfrutable.