viernes, 5 de noviembre de 2021

REGRESO A ALDEBARÁN DE LEO COMIC

Regreso a Aldebarán de Leo comic edita ECC ciencia ficció
ECC, España, 2021.
200 páginas, 22 euros.


REGRESO A LEO
Recientemente celebrábamos la reedición en un formato más grande (de luxe) del primer ciclo de Aldebarán. Ahora nos llega un volumen que agrupa nuevas aventuras en el mismo escenario.


Lamentablemente se recupera el formato diminuto de la primera edición, con textos a unos cuerpos al límite de lo legible ¡Jubilados abstenerse! Una pena, cuando a la ya mencionada reedición se había sumado hace poco la publicación de Centaurus, en un tamaño “normal” de álbum europeo. Saga que ya ha concluido y en la que Leo, el autor de Aldebarán, desempeñaba solo la función de guionista, acompañado de su amigo Rodolphe y dejando a Janjetov a cargo del dibujo. El balance era muy positivo, como en casi cualquier producto con el que que se ha relacionado el creador de origen brasileño. Quienes hayan leído otros trabajos suyos ya saben de qué les hablo: grandes caracterizaciones, con personajes femeninos siempre fuertes y decididos, espectaculares ambientaciones, con especial atención a unas faunas alienígenas muy imaginativas, aventuras trepidantes donde los héroes se enfrentan a situaciones donde su vida siempre corre peligro y algunos mueren por el camino, argumentos inteligentes en los que la preocupación ecológica adquiere un evidente protagonismo, etc.

Regreso a Aldebarán comic de Leo edita ECC
Leo
es muy grande en lo que hace y lo peor que podría decirse de este Regreso a Aldebarán es que, de alguna manera, no es tan bueno como sus anteriores entregas, hace ya veintitantos años. ¿Quiere esto decir que tiene alguna debilidad o error? Apenas. Imagina saltos espacio-temporales, se traslada de un planeta a otro con soltura, construye una trama de corrupción política sólida y creíble, recupera a algunos de sus personajes más carismáticos, empezando por la incomparable Kim, todo en el marco de una fantasía perfectamente ideada y desarrollada. Quizás el dibujo es algo más rígido de lo habitual o los escenarios no tan fantasiosos como en anteriores entregas.

Pero diría que sobre todo pesa la calidad de sus obras pasadas, que era tan alta que resultaba difícil de superar. Así que Leo nos brinda un relato muy entretenido, que se lee de un tirón y que no decepcionará a sus seguidores, entre quienes me cuento. No tengo nada que reprocharle, excepto que quizás no emociona tanto como aquellas primeras visitas a Aldebarán o Betelgeuse. Habida cuenta de que lo dibujó pasados los setenta años considero que poco más se le puede pedir. Equilibra muy bien su mensaje de paz y armonía entre especies diferentes y su narrativa se mantiene tan fluida como siempre. Describe los problemas de comunicación entre culturas galácticas con la misma naturalidad y cercanía con la que nos contaría una discusión entre unos turistas y los lugareños de su pueblo. Consigue transmitir su verdad, la sensación de que sus personajes son reales y que podemos identificarnos con ellos, aunque vivan sus vidas en el lugar más alejado del universo. Hay siempre algo profundamente humano y conmovedor en sus historias.

Yo me quito el sombrero ante su innegable talento y quedo a la espera de su siguiente proyecto.