viernes, 13 de abril de 2018

LA MUJER LEOPARDO de Schwartz y Yann

Comic la mujer leopardo de Yann & Schwartz edita Dibbuks
Dib•Buks, 2018
126 páginas, 22 euros


NAZIS EN LA SELVA
El guionista Yann y el dibujante Olivier Schwartz unen sus fuerzas para insuflar un nuevo aliento al clásico Spirou. No son los primeros que lo intentan.


Aunque el personaje es anterior a Franquin todos lo asociamos con el genial dibujante belga ya que fue él quien dibujó sus mejores aventuras, incorporando secundarios tan maravillosos como el marsupilami. Álbumes como “El refugio de la morena” son auténticas joyas, referentes que permanecerán como clásicos de la historia del comic.

Franquin consiguió siempre un delicado equilibrio entre el humor y la aventura y sus relatos se caracterizaron por un ritmo trepidante y muy difícil de imitar. Obviamente el personaje ha sobrevivido a su “padre adoptivo” y en las últimas décadas ha sido reinterpretado por diversos equipos creativos. Su mejor reinvención fue sin duda el “pequeño Spirou” firmado por Tome y Janry. Entre las últimas aportaciones destaca la de Emile Bravo, aquel “Diario de un Ingenuo”. En ella imaginaba unas primeras aventuras del botones Spirou, justo antes de que Alemania y la URSS se repartieran Polonia.

Yann y Schwartz podría decirse que eligen el momento siguiente, cuando los alemanes ya han ocupado Bélgica. Nos hablan de ese momento histórico, trufándolo de homenajes nada discretos a Hergé y hasta justificando su participación en un periódico “colaboracionista” durante la guerra, algo que casi todo el mundo le ha echado en cara al padre de Tintín.

En esa primera obra, “El botones de verde caqui(publicado originalmente en 2009), abundan las citas a la gráfica de la época y alusiones a todo tipo de referentes culturales. También llaman la atención los personajes femeninos, Úrsula y Glu-Glu, que actualizan el gusto de Franquin por las chicas audaces, añadiéndoles un extra de picardía.


En 2014 se publicaba la primera parte de “La mujer leopardo”, que se completaba en 2017. Ahora han llegado los dos álbumes a nuestro país como un tomo único. Schwartz mantiene las citas a Chaland en su dibujo, que es limpio y atractivo. No olvida los constantes guiños a una época que parece conocer bien.

Este segundo ciclo nos traslada a una posguerra en la que aún pesa mucho la reciente ocupación nazi. Esta aventura es más viajera, en la tradición del Spirou clásico, así que pronto nos trasladamos a París primero y a África después. La parte parisina es especialmente afortunada, con muchos invitados especiales, de Boris Vian a Sartre pasando por Simone de Beauvoir. Algunas de las réplicas de la “salvaje” protagonista al pedante filósofo son brillantes y muy divertidas. Toda esa atmósfera existencialista y al tiempo frívola está perfectamente representada, tanto gráfica como conceptualmente.

Comic la mujer leopardo de Yann & Schwartz edita Dibbuks
Después, cuando la aventura se traslada al continente negro, pierde algo de fuelle. Se mezclan demasiadas tramas y da la sensación de que no acaba de darse con el tono adecuado. Con todo, el nivel es muy alto y el dibujante nunca desfallece. Aunque a veces su narrativa resulta un poco confusa y eso no ayuda a mejorar un ritmo siempre entrecortado. Ese es uno de los grandes misterios del comic. Da igual que la estructura narrativa sea aparentemente impecable, que los dibujos sean buenos y que en teoría todo esté pensado para que el lector salte con suavidad de una viñeta a la siguiente. Esa naturalidad de la transición entre viñetas en ocasiones se produce y en otras no.

Y en estos dos álbumes he tenido muy a menudo la sensación de que me salía de la historia. O bien porque se volvía más enrevesada de lo necesario, porque los diferentes tonos, de la farsa al drama pasando por un cierto erotismo y hasta gotas de crítica política, no estaban bien integrados, o que los malos me resultaban forzados o poco interesantes, o yo qué sé qué. Pero de alguna forma, reconociendo las indudables virtudes del cuidadoso trabajo de Yann y Schwartz, no acabo de entrar, no me arrastran, no me llevan de un lado a otro como estoy convencido de que sí habría logrado Franquin. Con todo, insisto: un intento muy respetable, denle una oportunidad.