Ayuntamiento de Barcelona / Astiberri
128 páginas, 20 euros.
CUANDO LAS BUENAS INTENCIONES NO BASTAN
Esta es una obra colectiva que cuenta la historia de varios personajes reales a través de los cuales se pretende ofrecer un panorama amplio del problema de los refugiados. O mejor, de los problemas, ya que sus penalidades son muchas y variadas.
Las pretensiones programáticas quedan claras desde el inicio, estamos en el terreno de la agitación y la propaganda. Se desea agitar la conciencia de los lectores, que compartan las vicisitudes de todos esos otros a quienes olvidamos con facilidad.
Y también de hacer propaganda de las instituciones que se mueven para cambiar ese estado de cosas, empezando por Mescladís, una asociación de ayuda al refugiado que está en la génesis del proyecto. También Cáritas, la Cruz Roja y hasta el Ayuntamiento de Barcelona, que supongo es quien pone la pasta para que este libro vea la luz.
Tras entrevistarse con varios refugiados venidos de las más diversas partes del mundo y que conviven en la actualidad en Barcelona, el guionista Gabi Martínez fabrica pequeños relatos con sus historias y los entremezcla en el volumen, con arte de diferentes dibujantes.
Destaca el veterano Miguel Gallardo, que aporta su frescura habitual, aunque aquí lo veo funcionando un poco en automático. Más interés me despierta la participación de Sonia Pulido, que ilustra además una de las narraciones más cautivadoras, la del transexual colombiano Teresa-Camilo. Y es que como pronto deja claro el volumen las razones para huir del propio país son tan desgarradoras como cambiantes. Desde la pura miseria, la persecución religiosa, las deudas con la mafia o lo que se les ocurra.
Asistimos a muchos sueños rotos y a muchos engaños y todo debería de ser enternecedor y emocionante. Pero no es así. En parte lo entiendo cuando leo la historia de Farida. Esta aguerrida chica tiene mucho en común con algunas de las protagonistas de Valerosas, el tebeo de Pénélope Bagieu. Pero mientras la francesa permanece centrada en sus personajes, contándonos sus vidas con chispa y mucho dinamismo, aquí el guión parece que se empeña en practicar la elipsis incómoda y el salto en el vacío.
Si a ello sumamos muchos dibujos que se esfuerzan para que lo que ocurre sea ininteligible, el resultado es que como lector me distancio. Lo leo, reconozco que lo que se explica debe ser interesante pero no entro en ello. Un buen ejemplo de esto son las planchas de los desesperados cruzando el estrecho en una barca de mierda. Todo está contado de una forma tan abstracta que más parece un fragmento de una ópera de Donizetti que una secuencia realmente dramática. Eso sí, bonitos dibujos. La planificación en plan infografía con pictogramas del relato de Raju supongo que también emocionará a los más modernos. Pero a mí me separa completamente de la tragedia humana que se supone me está contando.
En el álbum se mezclan muchas estéticas y me imagino que quienes disfrutan con esos jugueteos gráficos sabrán apreciarlas. Personalmente me quedo con aquellos que se centran en lo que están contando y entre ellos ya he comentado que destaca Sonia Pulido. A pesar de su dibujo simplificado y de colores chirriantes entiende al personaje que le ha tocado y lo explica bien, podemos seguir sus peripecias sin dificultad y al final ella sí que consigue que la complicada trayectoria vital de este Camilo nos alcance y nos conmueva. Con el resto tengo mis dudas.