El pasado año 2017 fue pródigo en muestras dedicadas a tebeos. Lo más curioso es que además algunas de ellas tuvieron lugar en ámbitos poco proclives a este tipo de iniciativas, lo cual señala una tendencia interesante y que debería de mantenerse.
Comienzo por la que tengo más fresca, la exposición dedicada a la DC, que tuvo lugar en el museo Art Ludique y que se clausura estos días, tras una larga prórroga. Si no han podido verla tendrán una nueva oportunidad ya que en febrero se traslada a Londres. Y más tarde a Polonia. ¿Alguien se animará a traerla por aquí? Lo dudo.
Y eso que reunía un material realmente excepcional: esas planchas de Neal Adams para Batman en las que todos están pensando, incluyendo la increíble doble en la que Muhamad Alí y Superman se dan la mano, lo mejor de Tim Sale, de Infantino, de Kubert, Miller, Anderson, Bolland, etc.
Cada uno de los icónicos personajes de la casa venía además acompañado por abundante material perteneciente a las diferentes películas a ellos dedicadas, convirtiendo la visita en una experiencia realmente excepcional.
De regreso a Palma llaman la atención dos muestras ubicadas en espacios que no relacionaríamos con el comic.
Por un lado la exposición Apócrifos, que fue, como suele decirse “un gran éxito de público y crítica”, todo el mundo disfrutó con las relecturas que los dibujantes isleños hicieron de algunas de las piezas del Museo Diocesano.
Por otro lado tuvimos la dedicada a Lyonel Feininger en la Juan March. Esta fundación nos tiene acostumbrados a muestras dedicadas a creadores de primer nivel, suelen ser pequeñas pero siempre fascinantes.
En este caso resulta que un afamado creador de vanguardia fue también un reconocido dibujante de comics. Este aspecto no estaba especialmente representado en la expo pero al menos pudimos disfrutar con algunas de sus maquetas de personajes en un montaje realmente encantador.
Lyonel Feininger en la Fundación Juan March (corto) from 93 Metros on Vimeo.
Sigo con museos “serios”. Aquí en Palma, el Baluard volvió a repetir la experiencia de mezclar sus obras con intervenciones de los creadores locales, en el marco de las jornadas Comic Nostrum.
Más sonado ha sido que el Reina Sofía abriera sus puertas a las viñetas dedicando una exposición a Krazy Kat. Tal y como se explicó en algunos medios parecía que debíamos ir de rodillas en procesión a verlo, para agradecer la generosidad de los gestores de tan importante institución, que se dignaban a mancillar sus salas con algo tan miserable como unas páginas de comic.
La verdad es que yo no he ido. Primero porque pienso que la normalidad es que haya exposiciones de comic en los museos, no lo contrario. Y segundo porque la gata loca nunca me ha gustado. No solo por su estructura de página, que me marea. También por la premisa argumental. Una gata está chiflada por un ratón, que le demuestra su cariño a base de ladrillazos. Cuanto más fuerte el golpe más enamorada está ella. ¿Dónde está el ministerio de asuntos sociales cuando se le necesita?
Quiero mencionar también el esfuerzo realizado en Porreres para incluir (por segundo año consecutivo) una muestra de comic en su TastArt (nit de l’Art). Este año con una excelente exposición dedicada a Pau.
Tan interesante como las que tradicionalmente acompañan al Comic Nostrum. Por un lado las dedicadas a los autores invitados y por el otro la monográfica de comic y periodismo. En esta última nos encontramos con algunos autores muy populares entre los aficionados. Si me dan a elegir, me quedo con la plancha de Crandall, a quien cuento entre mis dibujantes favoritos y sobre quien este año se publicó una densa monografía.
También en relación con la prensa el Palau Solleric ofrecía recientemente una muestra dedicada al humor gráfico en las Baleares, donde se repasaban todos los autores que en algún momento han dedicado su talento a la prensa diaria. Un proyecto pedagógico y bien planteado.
El mismo Solleric había abierto el año con la expo de Ditko, que nos llevó a las puertas del Eisner. No pudo ser. Pero quizás sí lo consigamos con nuestro próximo proyecto. ¡Y que siga la fiesta!