viernes, 3 de noviembre de 2017

LLEGÓ LA PRIMAVERA de KOIKE Y KOJIMA

Llegó la primavera de Kazuo Koike y Kojima, manga samurais japon
ECC, 2016.
416 páginas, 14,95 euros.

UNA PRIMAVERA ETERNA


¡Una vez más! La pareja formada por el guionista Kazuo Koike y el dibujante Goseki Kojima vuelven a dar en el clavo con una serie fresca, al tiempo divertida y dramática, sensual y sorprendentemente despreocupada. Tiene su mérito si se recuerda que el artista falleció hace diecisiete años y que la serie original se publicó hace más de cuarenta.


Pero el tiempo parece detenerse cuando se trata de esta pareja de creadores. Kojima nació el mismo día que Tezuka. Este último bebió de la estética cartoon derivada de Disney y hoy sus trabajos tienen un aire encantadoramente anticuado. Entramos en ellos porque su narrativa es impecable pero su aspecto gráfico dista mucho de resultar actual.
Curiosamente Kojima, cuyas fuentes son anteriores, se mantiene más vivo, al menos en el terreno visual. Sus imágenes remiten siempre a una antigua sabiduría de plumilla y pincel, con un brío que ya no se encuentra. Se salta las normas respecto a la limpieza del entintado y factura unos personajes vivos y expresivos. Todo en su trazo resulta satisfactorio, cada una de sus viñetas es una incomparable lección de dibujo.

Ahora sumen a esa energía el inagotable caudal de ideas que parecen aflorar de la cabeza de Koike, vivo y supongo que en activo. Como saben, siempre que se recupera una de sus colaboraciones procuro comentarla aquí, ya que suelen merecer la pena. Nos han permitido vivir como samuráis y verdugos, ninjas y fulanas y ahora se imaginan a una especie de Quijote y Sancho a la japonesa. Al menos por el aspecto, desgarbado, anciano y altivo uno, bajito, rechoncho y algo más joven el otro. Pero ahí acaba el parecido. En lo psicológico, este “Sancho” tiende a ser más idealista y soñador que su mentor, ese “Quijote” desencantado pero todavía firme y dispuesto a vivir con dignidad sus últimos días.

Llegó la primavera de Kazuo Koike y Kojima, manga samurais
Como me hacía ver Javier Cuervo cuando comentamos esta obra, tiene un extraño planteamiento anti-japonés. Si los mismos Koike y Kojima nos habían contado en el pasado las andanzas de personajes dominados por la idea del deber, responsabilidad que les llevaba a cometer los actos más impresionantes que se puedan imaginar, aquí se parte de la premisa opuesta. Un ninja de mediana edad concluye su misión, que consistía en vigilar a la viuda de su señor, y se da cuenta de que su tarea no tenía ningún sentido y que ha malgastado su vida. Un policía de barrio comprende que sus superiores no son dignos de sus desvelos y decide dejarlo todo. Son dos perdedores que buscan darle un nuevo rumbo a unas trayectorias vitales que parecían inamovibles. Pero, al contrario, descubren que aun les queda mucho por vivir.

¿Creen que con estas premisas Koike ha escrito un relato tremendo cargado de profundas preguntas sobre el sentido de la existencia? Por un lado sí, están en lo cierto. Pero también ha construido una comedia irresistible, que se lee entre risas y que deja con ganas de más. A ese entramado de personajes que sobreviven en un mundo de pícaros, entre el arroyo y los inesperados golpes de los poderosos, los autores suman una muy sentida celebración del placer, como ya no se encuentra en los comics occidentales. El pequeñajo ninja protagonista, que es el que está más salido, devora con los ojos a unas mujeres con las que apenas ha tenido contacto a lo largo de su sacrificada existencia. Así que una buena parte de las secuencias se refieren a ese ponerse al día del infortunado doncel. El último episodio, donde se da una clase de cómo contener la eyaculación precoz practicando con las meadas, es tronchante. De nuevo lo cómico, la más pura farsa, y lo dramático se entremezclan, con increíbles consecuencias emocionales. Para no olvidar el personaje de la viuda insatisfecha, espiada primero y “seducida” después por su diminuto admirador secreto.

Este es un tebeo que se disfruta de cabo a rabo, bien escrito y mejor dibujado, una demostración de lo que el comic es capaz cuando está en las manos adecuadas. Por lo que más quieran, no se lo pierdan.