viernes, 26 de febrero de 2016

NECRÓPOLIS de MARCOS PRIOR

Necrópolis, retrato de grupo con ciudad, de Marcos Prior edita Astiberri
Astiberri, 2016.
118 páginas, 16 euros.

Marcos Prior subtitula su obra como “Retrato de grupo con ciudad”. Considero que apenas presta atención a los personajes, de hecho cierra su trabajo con una serie de instantáneas de zonas despobladas que felizmente parecen haberse librado de la molesta presencia humana.


No parece haber entendido nada de la prestigiosa serie True Detective, a la que cita en el arranque, indicándonos por dónde van a ir los tiros. Su comic está compuesto por un patético conjunto de situaciones donde intenta demostrar su ingenio, su modernez y lo sesudas que son sus lecturas, con citas a Vonegut y a Foster Wallace entre muchos otros. Todo ello salpimentado con referencias a Internet y sus fenómenos colaterales, mucho mensaje entrecortado y mezcla de diversos niveles comunicativos.

Todo completamente superficial, no busquen más allá de la frívola apariencia porque no encontrarán nada. Además, ni siquiera es realmente moderno. Cualquier lector reconocerá enseguida ciertas manías visuales de los ochenta, cuando Chaykin, Miller y compañía pusieron de moda las ventanitas. Ahora todo el mundo recuerda las televisiones de Batman: the Darknight returns pero en aquel momento eran muchos los que practicaban aquella estética de la fragmentación y la viñeta pequeña. Intentaban expresar ese ruido de fondo de los medios de masas, multiplicado hoy por mil gracias a las redes sociales y los dispositivos móviles. Es lógico que alguien quiera representar ese zumbido constante porque forma parte de nuestro universo comunicativo. Pero no tanto cuando con ese collage lo único que se hace es aumentar la confusión. Porque ¿de qué nos habla el sr. Prior? No tengo ni idea. Aparentemente nos brinda un fresco, una visión múltiple y compleja de los diversos fenómenos que componen una urbe a la que llama “New Poole”. Pero su mirada nunca profundiza, no llega a los pobres ciudadanos. No voy a recordar aquí aproximaciones realmente complejas como las de Eisner en La Avenida Dropsie, porque sería cruel.

Necrópolis, retrato de grupo con ciudad, de Marcos Prior edita Astiberri
Pero sin necesidad de llegar tan lejos, sí que se podía haber centrado en alguno de los habitantes de la ciudad. En lugar de eso va saltando de un grupo humano al siguiente, deteniéndose apenas en los políticos que luchan por la alcaldía, con una suerte de Trump a un lado y una beatífica Ada Colau chicana al otro, peleando por el poder. O en el tipo que pierde los nervios y liquida a unos delincuentes en el metro. ¡Qué malvado! Por el camino va introduciendo ocurrencias, ya que cuanto menos lineal sea un relato ya saben que mejor. La estructura dramática, ¡qué antigualla! Así que de golpe y porrazo nos encontramos con unas splash dedicadas al casting alternativo de The Warriors o una entrevista con un tal Franz K. Müller, donde tal parece que el autor se dedica a un particular ajuste de cuentas con el dibujante a quien más recuerda su trabajo, Frank Miller. Como si quisiera dejar claro que le copia las formas pero discrepa del fondo. Y ¿cuál es su fondo? Ya pueden suponerlo. Toda crisis como la que él imagina para su New Pool, es aprovechada por las élites para despachar a los más débiles. De repente se producen asesinatos en los barrios más pobres mientras los ricos se atrincheran en sus casoplones. ¡Huy, qué malos! Añadan a todos estos sinsentidos un disparate más, la información que va desgranando la voz en off se deriva de su “profesora de innovación cibernética”, su “profesor de periodismo científico y ambiental” o a su “terapeuta multidisciplinar”. En fin, comprendo que la ciencia-ficción (o la política-ficción) facilite los desbarres filosófico-imaginativos, pero no disculpo las evidentes pedanterías de alguien que se ha pasado de listo.