112 páginas, 18 euros.
¡TODOS RANCIOS!
Pedro Vera, un humorista de prolongada trayectoria, presenta la segunda parte de su serie “Ranciofacts”, agrupando numerosos episodios de su sección de la revista El Jueves. El volumen está dedicado a ese personaje tan entrañable, el “cuñao”.
En la secuencia inicial de Stardust Memories Woody Allen se representaba dentro de un vagón de tren cargado de pasajeros deprimentes, feos y de aspecto enfermizo. A través de la ventanilla y al otro lado de las vías en otro vehículo podía verse a un grupo de personajes sofisticados, unas sonrientes y hermosas mujeres en traje de fiesta, un tipo vestido de capitán de barco y lo que parecía una encantadora fiesta en marcha. Inútilmente Allen intentaba razonar con el revisor para que lo cambiaran de vagón y lo pasaran al “bueno”. Mientras trataba de escapar de lo que parecía una pesadilla expresionista propia de Fritz Lang, sus compañeros de viaje lo miraban con suspicacia, lo que aún volvía más deprimente el entorno. De una maleta comenzaba a caer arena…
Creo que todos entendemos perfectamente la escena porque todos en algún momento hemos tenido la sensación de viajar en el tren equivocado. Los de enfrente parecen divertirse más y ser más guapos. Además, esas situaciones tienden a ser contagiosas. ¿Cuántas veces, en un autobús nocturno, nos hemos preguntado si tendríamos el mismo aspecto cansado y triste de quienes nos rodeaban? Muchas, es algo inevitable. Las ocasiones para sentirnos cool y en la onda no abundan. Por eso no nos cuesta identificarnos con la innumerable colección de “ranciofacts” de Vera. Básicamente, su trabajo es el de un antropólogo. Con suma paciencia va recogiendo frases hechas, lugares comunes, vulgaridades… ¡que todos hemos pronunciado alguna vez! Incluso algunas a menudo.
Así que la sensación cuando se lee este volumen es agridulce. Por un lado causan risa esos restos de una España antigua y ordinaria que parece no hay manera de dejar atrás. Pero por otro no se puede negar que el balance general tiene mucho de espejo, de retrato distorsionado y cómico de una realidad descrita con precisión y en la que nos sentimos reflejados e incluidos.
Por eso mismo la lectura resulta un tanto agotadora. Yo recomiendo un consumo en pequeñas dosis. La fórmula es siempre la misma. El dibujante propone un tema y a continuación ofrece una recopilación de frasecitas casposas acompañadas por sus ingeniosos comentarios.
El mensaje siempre destila un divertido hartazgo hacia esas manidas y repetitivas expresiones. Como cuando anota la frase “chicas en edad de merecer” y la réplica es “¿de merecer un pollazo?”. Ya podrán suponer (más si conocen anteriores trabajos de Pedro Vera) que no es muy dado a las sutilezas, ni amigo de contemporizar. Tampoco parece preocuparle la corrección política así que encontramos chistes de gordos, de viejos y de lo que se les ocurra. Impagables las páginas en que acumula las típicas muletillas sobre los gays y describe el día del orgullo heterosexual: el domingo, día cuñadil por excelencia.
En fin, si no son muy escrupulosos y les apetece reencontrarse con su lado más soez y populachero, Pedro Vera es su hombre. Les aseguro que algo aprenderán.