ESPÍAS PARA EL NUEVO SIGLO
Se han publicado dos volúmenes con agentes secretos como protagonistas. Cada uno nos da su versión del viejo mito de James Bond, actualizado con fortuna.
El soldado de invierno de Remender y Boschi.
Panini Comics, 2015.
120 páginas, 11,50 euros.
Por un lado está ese Soldado de invierno que escribe Remender, a quien recuerdo de Fear Agent.
Como en aquel caso, su guión tiene ciertos guiños al pasado, se muestra respetuoso con los lugares comunes en una aventura como la que aborda. Aunque por otro lado prueba su actualidad llevando la acción un paso más allá y en su desconfianza total hacia cualquier tipo de gobierno o poder establecido. Aunque cabría añadir que eso es lo normal en cualquier novela de espías, desde El espía que surgió del frío para acá. Nada es nunca lo que parece.
Se cuenta una larga huida a bordo de uno de los escenarios favoritos entre los agentes secretos, un tren. Allí un agente de S.H.I.E.L.D. debe mantener con vida a una pareja de científicos, que son deseados por los soviéticos y otras organizaciones criminales.
Todo son ambientes y situaciones familiares pero están contadas con mucho brío y en ello tiene un papel muy relevante el veloz dibujante Roland Boschi. Digo veloz porque sus acabados esquivan la saturación que parece fascinar a tantos y se decanta más bien por una sencillez casi abocetada. Compensa esa economía de medios con una narrativa trepidante en la que priman las panorámicas, viñetas horizontales que ocupan todo el ancho de la página sobre las que se deslizan sus personajes, llevando al lector de un lado a otro, sin descanso. Creo que es un autor al que conviene seguir la pista, más que al guionista incluso.
Kingsman de Millar, Gibbons y Vaughn.
Panini Comics, 2015.
168 páginas, 18 euros.
Por otro lado tenemos a una pareja de creadores consagrados, que vienen acompañados por el director de cine Matthew Vaughn.
Este último, tras producir varios filmes de su amigo Guy Ritchie, saltó finalmente a la dirección hace unos años. Cuando adaptó Kick-Ass a la gran pantalla tuvo ocasión de conocer a su guionista Mark Millar y en el rodaje parieron la idea de la que parte este libro, que ya ha sido trasladado al cine por el mismo Vaughn. No he tenido ocasión de ver la película pero tengo entendido que es muy entretenida. No me sorprende, ya que el tebeo es una fiesta.
Firma el dibujo el gran Dave Gibbons, el tipo a la sombra de Moore y de quien siempre he pensado que era lo mejor de Watchmen. Aquí repite su estilo despojado y sencillo y su perfecta narrativa y lo pone al servicio de una clásica historia de Millar. Se centran en la educación de un futuro James Bond.
Es un chaval de barrio que malvive rodeado de una familia desestructurada y unos amigotes indeseables. El guión especula con lo necesario para desempeñar ese papel de superespía, habilidades que van más allá de saber manejar diferentes armas o hablar idiomas. Asistimos al desclasamiento del protagonista, que debe asumir que puede dejar atrás el barrio y mejorar. Lógicamente, conociendo a Millar ya pueden suponer que esos temas de fondo vienen envueltos en una carcasa cómica, con chistes muy violentos y situaciones siempre sorprendentes hasta el explosivo final.
En la primera secuencia sale Mark Hamill, el Luke Skywalker de Star Wars… y no les cuento lo que le pasa. Para no perderse el malo, una especie de Bill Gates cuyas buenas intenciones le llevan a intentar destruir a la humanidad… por su propio bien. Un gran entretenimiento que no deben perderse.