164 páginas, 32 euros
DESDE RUSIA CON HUMOR
Tras el integral con las aventuras completas de Jules ahora se recupera otra saga dibujada por el talentoso Émile Bravo. En esta ocasión es Régnaud quien escribe las andanzas del joven ruso Aleksis Strogonov.
Se comenta mucho la relación de Bravo con la tradición. Si otros compañeros de su generación han marcado una clara ruptura con el modelo señalado por Hergé, Bravo parece decantarse por modular ese paradigma, ajustándolo a la actualidad. Ya lo he dicho con anterioridad, Bravo es un narrador nato, cuenta bien y su dibujo no pierde el tiempo con detalles innecesarios, sus personajes derrochan expresividad y simpatía, vitalidad. Eso le permite renovar un área como es la del tebeo juvenil, casi desaparecida en nuestro país.
Los relatos que ilustra pueden alcanzar un público amplio, aunque no evita abordar asuntos que en los tebeos clásicos se dejaban al margen de la mirada infantil. Aquí sobre todo debemos referirnos a la violencia política y a las relaciones sentimentales. En Jules Bravo no vacilaba a la hora de plantear aspectos religiosos con una mirada muy crítica y, en cuanto a la sexualidad, chapoteaba alegremente en las turbulentas aguas que su premisa de los clones con crecimiento acelerado le facilitaba. El pobre protagonista apenas había superado sus complejos porque su novia crecía a mucha más velocidad que él, cuando ya aparecía la hermana pequeña a complicar aún más las cosas.
No parece Bravo alguien preocupado por abandonar determinadas zonas de confort. Él más bien se siente cómodo transitando territorios pantanosos y conflictivos. En ese sentido el guionista le brinda un auténtico festival de temas peliagudos. Empezando por el primer álbum, donde la relación con Tintín se hace explícita. Como sabrán el primer ciclo de aventuras de Tintín nunca se revisó, Hergé no hizo una versión oficial de un álbum del que prefería no hablar y que finalmente apareció en edición facsímil, acentuando su carácter de locura de juventud. El gran pecado de Las aventuras de Tintín en el país de los soviets fue acercarse demasiado a la verdad. Hergé apenas se documentó para realizarlo, confiando en un libro de referencia que le pasaron en la redacción del periódico católico donde colaboraba. Pero su descripción del infierno soviético resultó bastante ajustada, como tantos testimonios posteriores han demostrado. Pero los compañeros de viaje en occidente no podían consentir que tales verdades fueran reveladas y por eso hicieron todo lo posible para que Hergé se avergonzara de ese trabajo. La revisión de Régnaud y Bravo no sólo confirma ese primer acercamiento sino que lo contextualiza con inteligencia y humor. No faltan las críticas a la aristocracia y a la brutalidad de los poderosos. Pero también asistimos a muchas matanzas gratuitas por parte de los camaradas revolucionarios y el panorama que pintan es adecuadamente desolador.
A partir de ahí seguimos los pasos del joven protagonista ruso por toda Europa, en lo que parece un ajuste de cuentas con algunos de los mayores males que la asolaron en el siglo XX y que tan cercanos nos parecen hoy. Del comunismo saltamos al nacional-socialismo alemán, en una aventura donde entre bromas y veras se describen de forma muy precisa algunos de los rasgos del Berlín de entreguerras. Nos paseamos por los estudios de la UFA, vemos cómo se organizan unos descerebrados grupúsculos ultraderechistas y sentimos la frustración alemana ante las condiciones establecidas por el Tratado de Versalles. Por si todo esto fuera poco, los autores rematan la obra con un tercer álbum dedicado a los conflictos nacionalistas en los Balcanes. Aquí la localización se vuelve algo más etérea pero es igualmente eficaz. Al final los abrumadores problemas identitarios se reducen a peleas entre vecinos y discusiones entre los habitantes de Villarriba y Villabajo. Una auténtica farsa en la que lamentablemente muere gente de verdad. Como si Régnaud y Bravo fueran incapaces de tomárselo en serio, presentan a una líder realmente psicótica, de sexualidad ambigua y gatillo fácil.
En fin, hay muchos detalles en los tres álbumes que justifican su lectura. Los guiones son inteligentes, los personajes chispeantes y el dibujo muy agradable. Y su paseo por las diversas formas del totalitarismo europeo constituye una lección de historia tan precisa como dramáticamente divertida. Con un humor muy negro los autores abordan asuntos trágicos convirtiéndolos en farsa, sin banalizarlos. No es tan fácil.
Aleksis Strogonov - Intégrale - tome 1 - Aleksis Strogonov - Intégrale T1 (vol 1+2+3)