viernes, 27 de enero de 2012

¡Háblame de amor! Aline & Crumb

CUANDO DOS SON MULTITUD 

¡Háblame de amor! 
Aline y R. Crumb 
La Cúpula, 2011. 
264 páginas, 35 euros. 

Crumb continúa imparable. Por un lado se han agrupado en un bonito tomo sus portadas para discos y otros productos relacionados con la música. También se han editado sus colaboraciones con su mujer, historietas dibujadas a cuatro manos, un fenómeno único en el mundo.

Debo decir que así como me lancé con entusiasmo sobre su volumen musical me resistí a comprar ese grueso tomo con Aline Kominsky. Ya conocía algunos de esos tebeos, publicados en uno de aquellos célebres cuatro libritos de la editorial Pastanaga, concretamente en R. Crumb Head Comix. Allí salía “Aline’n’Bob go to the Whole Earth Jamboree” y lo recordaba como una broma de mal gusto. La mezcla del encantador y potente dibujo de Crumb con los garabatos de aficionada de su mujer me resultaban directamente intolerables. Así que cuando descubrí en la librería este recopilatorio mi primera reacción fue mantenerme alejado de él y reservar mi dinero para valores seguros, como el último Wormwood de Ennis, que por cierto les recomiendo.

De paso añadir que La Cúpula va camino de convertirse en una de las editoriales que más mima sus productos. Todos sus recopilatorios son pequeñas joyitas de coleccionista. A los deliciosos recopilatorios de Shelton, todos ellos recomendables, se ha sumado recientemente el integral del Peter Punk de Max, editado en las mejores condiciones posibles y con un papel envidiable. Por supuesto cuando se trata de Crumb, uno de sus autores estrella, no se descuidan. Pero no fue esa atención al detalle lo que me llevó a adquirir esta entrega del matrimonio sino una entrevista aparecida en un diario. En ella Aline declaraba con no poco cachondeo que le daba igual que los frikis se quejaran de que sólo la publicaban por ser “la mujer de” y que evitaban sus dibujos para mirar únicamente los de Crumb. Me pareció que tenía el suficiente cachondeo y la ironía necesaria como para darle otra oportunidad. Quizás su torpeza gráfica escondiese un sorprendente talento cómico.

En realidad no es así. Es cierto que ella es la principal crítica de su dibujo. No se hace ilusiones al respecto y algunos de los mejores pasajes del libro se corresponden con su lectura de cartas de aficionados quejándose. Por ejemplo: “Déjala en la cocina y dedícate a dibujar. Quizá folle muy bien, pero mantenla apartada de la puta página”. Hay que tener mucha seguridad en uno mismo para no permitir que semejantes opiniones te afecten. En el caso de la señora de Crumb esa es la sensación que tenemos al concluir la lectura. Tiene un ego enorme que se traduce en toneladas de bocadillos donde duda sobre qué traje ponerse o presume de su perfecto físico, todo bastante banal. Y no es que Crumb aborde temas más profundos, en realidad nos ha acostumbrado a seguirle a los lugares más tontos. En una historieta se dedica a contarnos una de sus mañanas, con su desayuno, sus chapuzas caseras, su visita a correos, etc. Pero él sí tiene talento. Y de alguna manera introduce ritmo, variedad e interés en la narración.


Así que el tomo oscila entre lo divertido, cada vez que Crumb gana protagonismo, y lo irritante, cuando es su mujer la que llena las páginas de cabezas parlanchinas y nos da la paliza con sus disquisiciones. No todos los frutos de esa colaboración son despreciables, por supuesto. A pesar de que no encuentro la gracia en la mezcla de estilos algunas de esas historietas conjuntas se siguen con curiosidad. Descubrimos nuevas facetas de la huída a Francia del matrimonio Crumb, de su vida allí y de lo que opinan de los franceses (y las francesas, a las que no ponen nada bien). También de cómo les afectó el documental de Zwigoff o de cómo le va a la hija de ambos, que también dibuja. Por supuesto, muchos detalles de su activa vida sexual, incluso más de los que nos gustaría conocer, como las habilidades tántricas de Aline. Sueltan opiniones y apoyan a indeseables como Michael Moore, demuestran que una pareja “abierta” puede funcionar y muchas cosas más.
No es el mejor Crumb, pero no hay Crumb malo.