Bernie Wrightson
Planeta DeAgostini
100 páginas, 9’95 €
EL JOVEN WRIGHTSON
Hace dos semanas comentaba el boom de los tebeos de crímenes y terror que se había producido en Estados Unidos a principios de los cincuenta. Sin duda los productos más interesantes venían de la EC, pero fueron muchos quienes intentaron sacar provecho de aquella moda. También las grandes editoriales como DC, más conocida por personajes tan populares como Batman o Superman.
A finales de 1951 lanzan The House of Mistery, a la que luego seguirá The House of Secrets. Allí se acumula un material diverso, pequeños relatos que van del terror más clásico a la fantasía moralizante, explorando las diferentes caras del miedo. Lo cierto es que estas revistas, de muy larga vida, siempre resultaron irregulares, con mucho material de relleno entre el que destacaba algún episodio dibujado por alguien con talento. Mucho más tarde, con la invasión inglesa de los ochenta, algunos de sus personajes fueron reutilizados por creadores como Moore o Gaiman que, estos sí, consiguieron asustarnos.
Ahora Planeta ha tenido la afortunada idea de agrupar en un bonito tomo las historietas dibujadas por un creador que se dio a conocer en aquellas publicaciones, pero que maduraría en los productos Warren, ya citados aquí. Todos recordamos algunas de sus historietas para esa editorial, como la grandiosa Jennifer, con guión de Bruce Jones, o aquella otra sobre el monstruo del lago, o su adaptación del Gato Negro de Poe, o de relatos de Lovecraft... Claro que para la DC también facturaría su clásica Cosa del Pantano, con guiones de Len Wein, una obra digna de ser recordada.
Bernie Wrightson demostró que su dibujo podía compararse con el de los más grandes ilustradores clásicos. Alcanzó sus cotas de mayor virtuosismo con sus ilustraciones para Frankenstein, un verdadero tour de force en el que sus rallados se entregaban a auténticos paroxismos gráficos. Por eso, cuando más tarde se puso a dibujar superhéroes, de Spiderman a Batman, con unos acabados menos detallados que aquellos a los que nos había acostumbrado, muchos aficionados se sintieron decepcionados.
Es cierto que tuvo que reinventarse a sí mismo, pero no deben olvidar que dibujó muchos guiones escritos por Starlin, otro talento habitualmente menospreciado. Les sugiero que revisen su Punisher P.O.V., es mucho mejor de lo que suponen. Volviendo al tomito que motiva estas líneas, resulta un poco decepcionante. Por supuesto, todos los completistas lo agradecemos.
Pero si exceptuamos el espléndido conjunto de portadas, las historietas son todavía demasiado primitivas, de formación. El problema es que además, cuando Wrightson se puso de moda en los setenta, ya tuvimos ocasión de contemplar muchas de sus primeras obras y éste es un material similar, pero todavía más crudo.
No me malinterpreten: el peor Wrightson es bueno y sólo sacaría de esa ecuación su Feria de Monstruos, un trabajo al que le tengo especial paquete. Estos episodios para The House of Mistery tienen un interés arqueológico, resulta curioso ver como el autor emplea soluciones que luego refinará, sobre todo en las posturas, la iluminación y la puesta en escena o la composición de las páginas. Pero no nos quejaremos.