miércoles, 1 de octubre de 2025

CHAMBARA SPAGUETTI MANGA COMIC ITALIANO FUMETTI

Roberto Recchioni y Andrea Accardi Chanbara. El camino del samurai
Roberto Recchioni y Andrea Accardi
Chanbara. El camino del samurai
Panini cómic, España, 2018
256 páginas, 20,90 euros


Gabriella Contu y Isabella Mazzanti
Chanbara. El mundo suspendido
Panini cómic, España, 2023
112 páginas, 22 euros


Italia tiene un mercado del cómic muy diferente al nuestro. Lo que se puede deducir respecto a los escasos fumetti que se traducen por aquí es que responden a una tradición más popular, con géneros como el western o el policíaco. Ahora nos llega una nueva fusión italo-japonesa.


En realidad, no resulta tan sorprendente, habida cuenta de la buena salud de los tebeos de vaqueros en Italia. Las historias de samuráis no están tan lejos de las coordenadas que caracterizan al western. Abundan las venganzas y los dilemas morales, en ambas salen caballos y comparten una sensación general de peligro. Son espacios donde sólo los más duros sobreviven. “Chanbara” es esa serie italiana que no deberían perderse. Olviden anteriores experiencias con los euromangas. Generalmente con seguidores de Otomo imitando ciertos rasgos de su estilo, sobre una carcasa claramente europea. Los italianos ensayan otro tipo de aproximación, con una estructura de página americana, de pocas viñetas, y la fuerza del dibujo clásico que es tan común entre ellos. Es un gran entretenimiento, que demuestra un perfecto dominio de los recursos de la narrativa visual. Todo al servicio de unos guiones sólidos, quizás no tremendamente originales. Los argumentos no escapan a la clásica letanía de venganza y honor, pero servidos a través de personajes variados y que encajan bien en el contexto histórico de los episodios. Es un trabajo industrial. 
CHAMBARA SPAGUETTI MANGA COMIC ITALIANO FUMETTI
Dos volúmenes vienen firmados por el escritor Roberto Recchioni y el dibujante Andrea Accardi. Y los otros dos por la guionista Gabriella Contu y los dibujantes Mazzanti y Venturi. Las historias no conectan, pero sí que encontramos personajes recurrentes, que aportan continuidad a la narración. Sobresale el clásico samurái ciego, un viejete que, como suele ser habitual, es mucho más de lo que aparenta. En el terreno de los contenidos la serie es correcta, se deja leer muy bien y, aunque transita todos los tópicos de los relatos de samuráis, lo hace sin ofender a la inteligencia del lector. Pero donde realmente sobresale “Chanbara” es en la puesta en escena, sobre todo en los pasajes de acción. Hacía mucho que no veía peleas tan bien coreografiadas en un cómic. No es sencillo conseguir cierta sensación de movimiento y una adecuada fluidez en el conjunto de viñetas. El lector se mantiene siempre situado y se le permite distinguir las acciones con claridad, en el interior de pasajes que pueden ser visualmente muy confusos. Todas las escenas de lucha son una maravilla, con matanzas prodigiosas, un verdadero festín para el ojo.

Roberto Recchioni y Andrea Accardi Chanbara.

Tres de los volúmenes son en blanco y negro, una característica común entre los tebeos italianos y japoneses. Cuando en el resto de Europa la ausencia de color se consideraba casi un signo de pobreza, desde el mercado italiano nos seguían llegando miserables tebeos en blanco y negro. Hasta que desembarcaron los asiáticos, demostrando que se podía ser moderno sin color. Hoy en día los mangas siguen acostumbrando a los nuevos lectores a que se puede contar en B/N y molar bastante. En el caso de “Chanbara” algunos artistas optan por una amplia presencia de los grises, sobre todo en el onírico “Mundo suspendido”, otros por una combinación más convencional de tramas mecánicas y rayados y finalmente, en “El rayo y el trueno”, por una muy efectiva mezcla de degradados de lápiz y tinta. En “El camino del samurái” la línea viene acompañada por un color donde priman las gamas de análogos, pero el contraste de blanco y negro sigue siendo protagonista. El resultado es muy convincente.

Si son, como yo, fans de “Forjado a fuego”, encontrarán en esta serie numerosos pasajes donde, tras ver cómo las katanas de los héroes rebanan cuerpos de ninjas y otros enemigos, dan ganas de imitar al bueno de Doug Marcaida y decir: “Señor, esta espada... ¡mata!”.