COMIC EL CANTAR DE RENART DE MATHIS Y MARTIN

Nuevo Nueve. Madrid, 2022
96 páginas, 20 euros

¡QUE VIENE EL ZORRO!
Renart es un personaje de la literatura medieval francesa, un zorro cuyas aventuras han saltado al cómic en diferentes ocasiones.

Hablamos de fábulas, universos donde los animales hablan y ofrecen un reflejo paródico de sus primos humanos. Algo muy común en el cine de animación y también en viñetas. Posiblemente el Renart de cómic más conocido nunca llegó a existir del todo. Cuando a Goscinny y a Uderzo se les planteó crear un personaje para la revista Pilote, la única premisa era que debía relacionarse con algún aspecto de la cultura francesa. Renart se contaba entre los básicos de los estudiantes franceses. Así que dibujaron una página de prueba con el pequeño zorrito. Después descubrieron que otro dibujante se les había adelantado y tuvieron que reunirse de urgencia para pensar una alternativa. Y allí nació Asterix. Nada de animalitos, un galo bigotudo.

Más allá de aquel proyecto frustrado, Sfar también probó suerte con el personaje, publicando dos tomos que permanecen inéditos por aquí. Y ahora nos llega esta encantadora nueva versión. Primero debo advertirles que la monería, los detalles entrañables y cuquis, se limitan a la visualización. Cuando se lee, se comprueba el origen medieval de la historia y que no se han limado aquellos asuntos que hoy se consideran inapropiados para niños. 

El prota engaña a los bichitos más adorables, se acuesta con las señoras de sus rivales, miente, trampea y comete mil tropelías demostrando una y otra vez su mucha astucia y escasa virtud. Antes de que el cómic llegue a las manos de sus niños, asegúrense de que nada de lo que contiene les escandaliza, no vayan a causar un trauma con alguno de estos relatos tan incorrectos. Esas salidas de tono resultan refrescantes por lo desacostumbradas. El héroe es un indeseable, un timador y un egoísta y sus enemigos son todos los animalitos del bosque que le rodean. A las hembras, en cambio, ese perfecto chico malo parece que las pone. En realidad, conecta con una tradición muy española como es la del pícaro, el buscavidas que hace lo que debe para sentirse un poco mejor.

Si el texto se caracteriza por esa crudeza tradicional, de cuento antiguo, las imágenes de Thierry Martin exploran territorios más amables. La puesta en escena es muy atractiva, tanto en cuanto al color, la estructura de página y hasta la precisa y nerviosa línea que contornea las figuras y los paisajes. Gráficamente el álbum es entrañable, muy cuidado, con una apuesta por cierta distancia que reduce las figuras, relacionándolas siempre con unos entornos naturales deliciosos. Todo es pequeño, tierno y encantador, así que cuando de repente se desata la brutalidad parece todavía más chocante. Consigue un efecto narrativo por contraste, la amable carcasa no nos prepara para algunas de las bestialidades que nos esperan. Tampoco piensen que se trata de Tarantino, todo se presenta con cierta contención y se evitan las escenas más explícitas, no se muestra tanto como se sugiere. En resumen un producto no innovador pero sí bien trabajado y respetuoso con los textos que adapta, que nos traslada a unos tiempos en los que los cuentos para niños eran otra cosa.