Lleonard Muntaner. Palma, 2021
128 páginas, 13 euros
EL EJE FRANCO-ESPAÑOL
Un excelente estudio sobre la publicación del material franco-belga en las revistas de Bruguera, a cargo del erudito local Antoni Marimon.
No es su primer libro sobre asuntos relacionados con el cómic. En todos ellos concilia a la perfección su pasión por las viñetas con su rigor como historiador. De éste destacaría la humildad de la propuesta, que le permite acotar y redondear muy bien su investigación. Pero también deja al lector con ganas de más. Si sienten curiosidad respecto a cómo se produjo la infiltración de esos productos franco-belgas en la España de los sesenta, aquí encontrarán todas las respuestas, incluyendo un índice detallando las series y las revistas en que aparecieron. Por el camino Marimon aprovecha para darnos mucho más, como una breve pero muy precisa historia de los productos galos. Y es que otra de sus características, una que hace muy agradable la lectura, es que sazona los datos con ajustados comentarios estéticos, separando el grano de la paja aunque éste no sea un libro centrado en las valoraciones. Pero haberlas haylas y en general muy acertadas.
En ese recorrido contextual no solo se nos habla de los productos y la competencia entre Francia y Bélgica, también de la censura, de sus parecidos y diferencias con la que imperaba en España. Por supuesto, encuentra espacio para una panorámica del sector editorial español en el momento en que se produce la invasión de productos franceses, sus tiradas y sus características estructurales. Esa conquista de espacio en las revistas nacionales provoca no pocos momentos a lo “magdalena de Proust”. Como la cita de la revista Bravo, una publicación que yo había desterrado a los rincones más oscuros de mi memoria. Volver a recordarla ha sido una extraña experiencia y no la única que ha propiciado este delicioso trabajo. El niño de diez años que queda en mí comparte las quejas de Marimon sobre el maltrato que algunas de las historietas recibían, reduciendo el color original a horrorosos bitonos o intercalando páginas en color con otras editadas de cualquier manera. También permite recordar el impacto que muchos de aquellos tebeos tuvieron en jóvenes lectores, poco preparados para el vigor de Giraud en Blueberry o el humor de Uderzo y Goscinny en Asterix. De paso, se explica porqué vimos las aventuras del pequeño galo en un orden diferente al de su publicación original. Primero el gladiador y luego la versión más primitiva de “Asterix el galo”, su primera historia que aquí no lo fue.
Un trabajo irreprochable al que solo puedo echar en cara la ausencia de lo que queda fuera de sus límites, me refiero a los productos que no fueron editados por Bruguera. Menciona de pasada algunos álbumes, el caso Cavall Fort y poca cosa más. Me habría gustado saber más sobre los competidores de Bruguera en ese terreno. Lo de Strong, una propuesta realmente marciana en su momento, las páginas franco-belgas que salieron en Gaceta Junior (recuerdo al piloto de carreras Michel Vaillant) y alguna otra publicación que está a punto de desaparecer de mi cerebro.
En fin, un libro muy disfrutable y académicamente impecable. Supongo que no apto para todas las edades pero los viejales (como yo) no pueden dejarlo escapar.