120 páginas, 16 euros
BA-DA-BOOM!
El dibujante mallorquín Pau, que durante años ha publicado sus obras en Francia y otros países como Polonia o Inglaterra, da ahora un triple salto mortal: presenta una nueva obra, se convierte en editor y prepara otros lanzamientos, entre los que se cuenta el manual “Cómo dibujar coches dinámicos”.
Calificar “Baboon!” de “nueva obra” resulta irónico ya que su autor lleva más de una década rumiando este proyecto. En tiempos de “cómics Instagram”, en afortunada expresión de mi amigo Javier Cuervo, un tebeo popular como el de Pau corre el riesgo de ser ignorado o menospreciado.
La moda de la novela gráfica ha favorecido la aparición de comics narcisistas, terapéuticos, donde lo único que cuenta es la experiencia personal, el dolor o la diferencia, sin importar la imaginación ni la estructura dramática. Se ha dado la razón a los defensores de un realismo ramplón, enfrentado a toda fantasía, a toda forma de creatividad desprejuiciada. Pau construye un relato clásico que se inicia con la emotiva historia de la madre adoptiva, que remite directamente al “Libro de la selva”. Luego deriva hacia “Kárate Kid” o cualquier peli de Jackie Chan. Su fórmula narrativa le aproxima al famoso “Gon”, aquel dinosaurio pequeñito y encabronado que también carecía de bocadillos y que, como “Baboon!”, encontraba su expresividad a través de las imágenes, en un silencio solo roto aquí por unas onomatopeyas perfectas. “Gon”, era el primo que defendía a los pequeños del abusón. Aquí se trata de entrenamiento y superación. El bueno primero es derrotado pero con mucho tesón se sobrepone y vence. Que es un poco la historia del propio Pau. Lleva años luchando por publicar su obra en condiciones dignas y con un sueldo decente. Cosa imposible en nuestro país, razón por la cual se vio obligado a exportar su trabajo. Además se empeñó en desarrollar sus propias historias, sin más guionista que él mismo. Es esa pelea por alcanzar una autonomía artística, creativa y también económica la que le ha llevado a dar este último paso: convertirse en editor de sus obras, una manera de evitar intermediarios. Ahora está debatiéndose con distribuidores y libreros. Que Dios le ayude.
“Baboon!” evita toda pretenciosidad y se concentra en una narrativa veloz, vigorosa y casi perfecta. Se trata de “golpizas y batacazos” sí, pero en algunos pasajes consigue ir mucho más allá. Sobre todo la
secuencia inicial es enternecedora y su visualización vuela a gran altura. Pau ha asimilado las lecciones de los mejores, de Corben a Tezuka y eso se nota en su dibujo sólido y comunicativo.
Da toda una lección de anatomía animal aunque en la segunda parte, donde dominan los babuinos, tiene menos oportunidades para lucirse. En algunos momentos el color transita las gamas más saturadas a las que nos había acostumbrado en “Atlas y Axis”, pero en general aquí se ajusta a los escenarios africanos y se modera. Por poner alguna pega a mí me chirría la aparición de las vendas para sugerir las heridas, en un comic que se mantiene en general en un registro realista, dentro de lo que cabe. Otro de sus recursos simbólicos es más afortunado, la aparición de calaveras personalizadas para indicar la muerte. También me cuesta diferenciar a los babuinos, en ocasiones no sé si veo a la princesa mona o a los amigos del malo. Pero son minucias en un trabajo tan vigoroso y formidable como este. Toda la secuencia inicial es sugerente y emotiva y yo espero que el Pau guionista siga en esa línea en el futuro. La segunda parte tiene mucho humor y no poca fuerza. Y coreografiar las peleas exige lo mejor de un dibujante. No es fácil distribuir figuras y encuadres durante tantas páginas sin resultar aburrido. No todo el mundo puede crear esas impactantes viñetas a página completa ni sus espectaculares escorzos.
En fin, si están tan hartos de tebeos con gente quejándose como yo, si quieren pasarse un buen rato con una historia de pérdidas, dolor pero también triunfo y para todos los públicos, no dejen escapar a “Baboon!”. Mírenlo con sus hijos, que se lo agradecerán.