SOUVENIRS DE PARÍS
Uno de los grandes placeres tras las vacaciones es presumir de esos sitios chulos a los que has podido ir y esperas que los demás no. Este verano París contaba con algunos reclamos casi irresistibles para los aficionados al comic, así que permítanme que me divierta un poco contándoselo.
Para empezar, la muestra dedicada a los superhéroes Marvel en el museo Art Ludique, una enorme infraestructura situada a orillas del Sena, un poco más allá del Botánico y el maravilloso Museo de Historia Natural.
La exposición aprovechaba el tirón mediático de unos personajes que gozan de una segunda juventud gracias al cine. En ella se entremezclaban maquetas y prototipos de las películas para disfrute de los más pequeños, con planchas originales de algunos de los mejores artistas Marvel. Era tal la calidad y variedad que apenas sé por dónde empezar. Los mejores Kirby que se puedan imaginar, los mejores Kane, Romita, Starlin, Zeck, Byrne, grandes planchas de Sale, de Ross, algún Ditko, varios Buscema brutales… Una lista impactante que obligó a la organización a prolongar la muestra hasta este mismo mes de septiembre. Todo estaba cuidadosamente presentado, con una escenografía que cumplía con su función de agrupar material muy diverso, con objetos tridimensionales grandes, diseños a color y cientos de páginas en B/N. El catálogo no era gran cosa pero es la única pega que puedo poner a una expo apabullante y que por sí sola justificaba la escapada a París.
No era la única excusa, había otra exposición que ningún friki debía perderse, la dedicada a StarWars.
Situada algo más lejos del centro, en una suerte de estudios cinematográficos, este proyecto itinerante estaba pensado para no defraudar tanto a los seguidores de la saga como al público en general. Contaba con un gran despliegue de medios que incluía auriculares personalizados para cada visitante, una cuidada iluminación y un recorrido completo por los personajes más populares de la serie galáctica, así como las maquetas originales de muchas de las naves y artefactos que la habitan. Aunque estaba pensada como un gran entretenimiento, con cacharritos interactivos y mucho juego de luces y sombras, intentaba trascender esos niveles, profundizando en uno de los grandes temas de Star Wars, las elecciones personales y por extensión nuestra idea del bien y del mal. Podía más el espectáculo que la filosofía pero al menos conseguían que uno no se sintiera tan idiota disfrutando con los muñequitos.
Aproveché la visita para saludar a mi buen amigo Frederic Manzano, que mantiene su librería muy cerca de Notre Dame y fue uno de los organizadores de la expo Marvel. Dargaud ha establecido contacto con él y en este momento se tramita una edición en francés de nuestro catálogo dedicado a Buscema. Evité por poco la tentación de babear sobre una colección de tiras que acababa de comprar a la hija del recientemente fallecido Alain Resnais. Como es sabido, el cineasta era un gran aficionado al comic. Aunque Frederic no había adquirido todas sus piezas, lo que tenía ya era más que impresionante: tiras de Hamlin, Gray, Caniff, Holdaway, Robbins y otros tantos que no recuerdo. Sólo tuve ojos para varias piezas de Juliet Jones, con esos increíbles trazos de pincel con que Drake dibujaba el pelo de sus chicas. Una verdadera pasada. Comentamos el asunto de la disparidad de los mercados. Hay uno, muy cerrado, para el comic francés, otro para el de superhéroes americanos y otro muy diferente para el de tiras clásicas. Y son mundos estancos, quien está interesado en uno es raro que se acerque al otro. Como no es mi caso, aproveché la estancia en París para conseguir algo más de material de uno mis autores preferidos y que, por cierto, cuenta con un excelente pero no muy conocido Museo en Bruselas. Me refiero a Jijé. Este año hemos podido disfrutar con la traducción de su Jerry Spring editado por Ponent Mon. Pillé en la enorme librería Album, en el centro del Barrio Latino, uno de sus tomitos con Tanguy y Laverdure. Hace mil años Bruguera sacó algo, pero todavía queda mucho inédito por traducir y es más que recomendable. Lógicamente, una vez en la librería no pude evitar darme algún capricho y me llevé también uno de los volúmenes de la colección de libros de viaje que Louis Vuitton está sacando. En concreto el de Taniguchi dedicado a Venecia. Sencillamente delicioso, una verdadera gozada.
Louis Vuitton Venice Travel Book by Jirō Taniguchi from Nadia M on Vimeo.