jueves, 17 de julio de 2014

LA CANCIÓN DE APOLO de TEZUKA, UNA REFLEXIÓN SOBRE EL SEXO

Portada de "La canción de Apolo" de Osam Tezuka, edita ECC comic, reflexión sobre el sexo y el amor
ECC, 2014.
544 pág. 25 €

SEXO CON MÁQUINAS


El legado de Tezuka es sobrecogedor. No sólo por su volumen, por la ingente cantidad de páginas que firmó. También por su calidad y atrevimiento.


Mientras la publicación de Fénix sigue en marcha, ya hemos disfrutado con la lectura de muchas de sus largas sagas como Buda, Adolf o Black Jack. También con sus relatos cortos, aquellos que sólo cuentan con cientos de planchas, en lugar de miles. Su abrumadora capacidad de trabajo sólo puede compararse con su desbordante imaginación, como esta nueva entrega vuelve a demostrar. En el epílogo el propio autor nos explica que la trama se deriva de un tema de moda en los sesenta, la educación sexual de los niños. A ello unió un contexto social marcado por la violencia estudiantil y sus propios problemas personales. Según explica esa acumulación provocó que el ambiente del manga fuese más oscuro del que tenía pensado inicialmente.

No creo que los seguidores de Tezuka noten grandes diferencias respecto a otras obras suyas. Como en el pasado, vuelve a mezclar lo humorístico con lo dramático, la desesperanza absoluta con los mayores cantos a la vida y demuestra (¡otra vez!) que puede contarnos como nuevo cualquier asunto, por manido que sea. Para muestra la primera secuencia, que tal parece sacada de una vieja y popular película de Allen. Pero en manos del maestro esa carrera de los bichitos con cola para conseguir alcanzar a la reina antes que los demás adquiere un giro dramático que marca el tono de la obra. Aunque ya saben que con el japonés nada acaba de ser del todo blanco o negro. La canción de Apolo es una gran reflexión sobre el sexo, que es tanto como decir sobre el amor y la vida. Para empezar, parte de su opuesto, ese impulso de muerte que domina las pulsiones del protagonista, empeñado en cargarse a todo bicho viviente al que pilla pensando en echar un polvete. Castigado por la diosa del amor, ese desdichado se ve obligado a pasar por una rueda de reencarnaciones a través de la cual debe descubrir el amor. Una excusa perfecta para que Tezuka encadene historias de romances a cual más imposible. En todas ellas las pasiones son explosivas y la desaparición siempre acecha y amenaza con desmoronar los escasos momentos de sosiego del dudoso héroe.


Portada de "La canción de Apolo" de Osam Tezuka, edita ECC comic, reflexión sobre el sexo y el amor
El autor alterna secuencias aparentemente oníricas con pasajes en un psiquiátrico donde se recupera el protagonista. Aunque pronto nos damos cuenta de que en este universo la diferencia entre lo real y lo imaginario es quebradiza. Hay dos relatos más largos, el del entrenamiento para la maratón y el del mundo robot. Astro Boy es posiblemente la creación de Tezuka más popular, un niño-robot que se enraíza en la larga tradición de seres sintéticos de Japón. Hasta hoy mismo han reflexionado sobre las extrañas relaciones entre lo natural y lo artificial, y todas sus posibles y bizarras combinaciones. Aquí se nos habla de una reina robot que siente curiosidad por la reproducción humana. Así que ni corta ni perezosa se pone a practicarla con su esclavo. Uno de los problemas es que ella no tiene genitales. Otro que él debe matarla para devolver el poder a los de su especie. Así que la liquida sistemáticamente… una y otra vez. Desafortunadamente, las máquinas se encargan de clonar a su reina e incluso le añaden las partes que le faltaban. Por si todo esto no les parece lo bastante disparatado les aseguro que hay mucho más.

Tezuka suele mantener posiciones muy científicas, muy objetivas, en su mirada hacia la humanidad. Somos parte de la naturaleza y nos comportamos como otros animales más, lo que incluye nuestro deseo de reproducirnos a cualquier precio. Pero curiosamente es capaz de conciliar esa visión con enfoques tremendamente románticos, donde los amantes siempre encuentran la forma de unirse, incluso a costa de su propia destrucción. Es terrible, es maravilloso.